EL MOMENTO HA LLEGADO

Como bien señala el dicho: a cada iglesita se le llega su fiestecita, y es hora ya de que la tan anunciada alza en las tasas de interés de los Estados Unidos de Norteamérica, esté muy próxima a llevarse a cabo. Ahora si que ¡¡¡agárrense de las manos!!!, porque lo que durante tantos meses fue letania cotidiana de las autoridades financieras mexicanas, está a punto de manifestar sus efectos, mismos que, si tomamos como referencia la acelerada depreciación de la moneda mexicana de cara al dolar estadunidense, van a ser de pronóstico reservado, sobre todo en relación con las empresas mexicanas super endeudadas en dólares, las que, para nuestra desgracia, no son pocas.

Ahora que si a esto agregamos el virtual derrumbe internacional de los precios del petróleo, al igual que el de no pocas materias primas, pues ... ¡que nos agarren confesados! ...

Y por si todo lo anterior fuera poca cosa, resulta que las autoridades financieras, no acaban por entender que calladitos se ven más bonitos, porque les ha dado por hacer un tipo de declaraciones, además de inoportunas, por completo negativas, que en nada abonan para, por lo menos, tranquilizar a la ya de por sí excitada población que no sabe ni tras qué santo protegerse.

Es comprensible que los señores representantes de la autoridad financiera, estén bajo una presión que los coloca muy cerca del infarto, máxime ahora que habrán de tomar decisiones muy comprometidas.

Se acerca, sí, la hora de la verdad, el momento en que la población verá si realmente estas personas tienen la capacidad, intuición, oportunidad y agallas suficientes para determinar el qué hacer de cara al acontecimiento del siglo.

Ahora es cuando chile verde debes dar sabor al caldo, reza un conocido refrán mexicano. En fin, ya veremos y sobre todo, sufriremos o gozaremos, las decisiones que esas autoridades habrán, forzosamente, de tomar.

El asunto es de una seriedad tal que, de ser desacertadas las acciones que se implementen, de seguro traerán consecuencias sumamente graves, que incluso pueden ocasionar el derrumbe del regimen político actual.

¡Sí! Estoy refiriéndome a la posibilidad, nada remota por cierto, de renuncias a niveles de muy, pero muy alto nivel. Asi pues, la sociedad en su conjunto debemos de comenzar a reflexionar qué es lo que haríamos en caso de que esto sucediera.

De ese tamaño es este asunto. No se trata, pues, de andar grillando a diestra y siniestra, sino invitar a reflexionar muy seriamente sobre el qué hacer ante esta hipotética situación.

No es broma, mucho menos grilla, es una probabilidad que puede convertirse en realidad, y que, aunque la mayoría ni de chiste lo suponga, es muy factible que pueda llegar a suceder.

La limitación presupuestaria para el ejercicio presupuestal de la federación tendrá, quiérase o no, sus efectos; y para desgracia de todas y todos, serán bastante negativos, por lo que debemos de estar muy concientes de la situación que habremos de enfrentar.

Por otro lado, México, en cuanto potencia exportadora de vehículos, es posible que sufra un descalabro, después de lo que ha ocurrido con una prestigiadísima marca automotríz europea, la cual ha sido pillada con las manos en la masa, al descubrirse que trampeaba para burlar los controles de contaminación. El caso es que en México esa empresa arma y exporta automóviles trampeados, lo que de seguro va a ocasionar la suspensión de pedidos por parte de los países importadores, acción que, por supuesto, repercutirá en los negocios de esa empresa y, de pasadita, en el México exportador.

En fin, es de esperar, para bien de todos, que la referida empresa se ponga las pilas y vea, desde ya, cómo entrarle al toro, y no tan sólo busque la protección del gobierno mexicano, haciendose como que la virgen le hablara. Clarificar este asunto, de cara al consumidor nacional, es lo mínimo que puede hacer, y lo que resulta extraño es que pasan los días y ... nada ... ninguna explicación, ningún comentario, el silencio más absurdo y nefasto. Realmente es incomprensible tal manera de actuar pero ... alguna o algunas razones han de existir para ello.

Octubre de 2015
Omar Cortés