Las locuras de los señores de la guerra

La noticia de que finalmente todo el borlote de lo de las armas de destrucción masiva en Irak, que en su momento fue esgrimido como justificante para llevar a cabo el peor latrocinio de que en los tiempos contemporáneos se tenga memoria, haya sido una rotunda mentira, ha dejado no sólo a los países responsables y cómplices del desquiciamiento total del derecho internacional, sino a la humanidad toda ante un gran dilema.

Existen millones de seres humanos que hubieron de soportar toneladas de bombas cayendo sobre sus casas, sus hospitales, sus escuelas; destruyendo todo lo que durante muchísimos años habían construido. Todos fuimos testigos, gracias al macabro reality show montado por las compañias televisivas, de esa barbaridad.

Dias y noches, en muchos canales de televisión, se estuvieron trasmitiendo las escenas dantescas de los bombardeos, ¿que acaso ya no lo recordamos?

Y toda aquella locura basaba su justificación en un discurso que alertaba acerca de la peligrosidad del régimen iraki para el mundo debido, se afirmaba, al arsenal de armas de destrucción masiva que tenía en su poder.

Los señores de la guerra se frotaban las garras y lamían sus afilados colmillos babeando, en espera de la orden del amo para que hiciesen de las suyas.

Durante meses el mundo entero estuvo al pendiente de la decisión del amo, y cuando finalmente éste dió la orden para desatar a la jauría, nada ni nadie pudo detenerlo.

No son hechos esos que hayan transcurrido hace mucho tiempo, como para que no recordemos aquél patético ultimatum de que o el régimen iraki se deshacía de ese supuesto arsenal de armas de destrucción masiva, o se atacaría.

¡¡¡Hasta las misma ONU cayó víctima del engaño puesto que, aunque con un tono muchísimo más mesurado, repetía esos mismos argumentos!!!

De nada sirvieron las multitudinarias movilizaciones realizadas en todo el mundo por millones de personas que nos oponíamos, nos oponemos y siempre nos opondremos al uso de la fuerza para resolver las diferencias entre las naciones.

Pero los señores de la guerra finalmente se salieron con la suya, destruyendo las humanas esperanzas de un futuro de paz, de concordia y de entendimiento, llevando a cabo su locura.

Ahora, cuando enfrentan una situación que simple y sencillamente se les escapa de control, terminan aceptando que todo fue mentira. Pero el mal que han hecho por desgracia no se resuelve con simples mea culpas, ya que la desestabilización que su locura ha generado en la zona del conflicto, ahora si que se ha constituído en un gravísimo peligro.

La situación es más grave de lo que a simple vista pareciera y mucho nos tememos que en un futuro comiencen a manifestarse sus nefastas consecuencias.

Chantal López y Omar Cortés


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