LAS BONDADES DEL GAS SHALE


A finales del mes de octubre 2011, se publicaron notas en varios periódicos sobre el descubrimiento de enormes yacimientos de gas en el Norte de la República. Éstos, localizados en la región de Sabinas y Burgos, entre Coahuila, Nuevo León y Tamaulipas, permitirían impulsar el crecimiento del país, al generar más empleos. En términos ambientales, cancelarían la utilización de combustóleo en plantas de energía eléctrica. Y no sólo eso, sino que se dejaría de importar gas pudiendo además iniciar dos o tres plantas petroquímicas.

Pemex indicó también que entre Nuevo Laredo y Piedras Negras se tiene identificado un potencial de extracción para 2015 de 1700 millones de pies cúbicos de ese gas natural -llamado shale por los geólogos canadienses principalmente-, cuando en la Cuenca de Burgos la producción diaria es de 1350 millones de pies cúbicos. Se plantearía la construcción de 15 o 20 pozos por hectárea.

Ahora bien, en estas notas no se presenta al lector ningún análisis, sólo un informe de conclusiones emitidas por la Secretaría. ¿Qué debemos entender por análisis? Plantear cuáles serían las consecuencias de estas extracciones para el medio ambiente y la población en general, es decir exponer qué acción o acciones determinadas generarán, o podrán generar, consecuencias, ¿positivas?, ¿negativas? y cómo y en qué medida éstas afectarían las condiciones ambientales, económicas y sociales existentes en la región, en ese momento.

Según lo que hemos podido consultar en la red, la extracción a partir de la roca llamada de esquisto, se efectúa hasta 4 kilómetros bajo tierra y obliga a recurrir a una fracturación hidráulica para poder extraer el gas albergado en ésta.

Una fracturación hidráulica implica la utilización de agua -en grandes cantidades-, de arena y de más de quinientos productos químicos que provocan fisuras en el subsuelo. A estas profundidades, es prácticamente inevitable que estos productos químicos y el gas expulsado no permeen los mantos freáticos y no contaminen el subsuelo.

En Estados Unidos, país en donde se inició la explotación de ese gas en 2008, existen testimonios que denuncian lo peligroso de esta técnica de extracción ya que el agua de los mantos freáticos deja de ser apta para el consumo de todos los animales, incluyendo el hombre. Además provoca serias alteraciones en la salud de las personas que viven cerca de los pozos de extracción.

Josh Fox, un norteamericano de Milanville en el Condado de Wayne, ha filmado un documental bastante ilustrativo, intitulado Gasland (1) -visible en la red-. Para su realización recorrió distintas regiones en busca de testimonios de personas afectadas por estas fracturaciones hidráulicas, y... uno no puede quedar indiferente ante las imágenes y los relatos vividos.

Claro está, cuando intereses económicos están en juego, las empresas involucradas niegan toda peligrosidad a esta técnica de extracción del gas. Según está anunciado, en 2012, la Agencia de Protección Ambiental (Environmental Protection Agency de los Estados Unidos) emitirá un informe al respecto… ¡Faltaría que en las tierras de nuestro vecino del Norte, prohíban la fracturación hidráulica sabiendo a ciencia cierta que la podrán realizar con toda confianza en territorio mexica!

Tomando en cuenta que, a raíz de estos descubrimientos, la Secretaría de Energía de México está ya modificando el reglamento de gas natural, pensamos que sería muy importante que se den a conocer los avances de este nuevo reglamento, a las comunidades afectadas y a toda la población, quienes, al fin y al cabo, resultaríamos afectados por las decisiones que se tomen sobre el particular.

Sabiendo que estamos en tiempo pre-electoral, convendría que los candidatos a representaciones populares den a conocer su política relativa a la explotación de ese gas shale. Pero, independientemente de ese momento electoral, corresponde a la sociedad en general: exigir a las comisiones en el Congreso los avances de su trabajo al respecto, claro está, si lo han iniciado ya; crear espacios de reflexión abiertos en donde se presenten estudios sobre la explotación de ese gas y todo lo que implica para el entorno, con la participación de geólogos, biólogos, ingenieros, agricultores, especialistas en derecho ambiental, en fin académicos de todas las especializaciones involucradas así como los usufructuarios y propietarios de los territorios ricos en esquistos.

Para terminar, diremos que no deja de sorprendernos lo siguiente:

1.- por un lado, se nos bombardea desde hace años de que no hay agua suficiente, de que tenemos en puerta una guerra por el agua… y por la otra, nos plantean una extracción por fracturación hidráulica, que implica un consumo elevadísimo de agua... que no se recuperará;

2.- si el consumo del vital líquido proveniente de los pozos de agua resulta imposible para el ser humano, para el riego de sus cultivos y para los animales, ¿los pobladores circundantes deberán tomar agua embotellada?

3.- ¿qué sucederá entonces en el subsuelo? ¿Estaríamos de facto, ante un ecocidio?

4.- surge otra pregunta: ¿quien se beneficiaría con esta explotación del gas shale además de Halliburton, Gas Natural Fenosa, GDF Suez-Maxigas y Sempra Energy México (SEM), agua Ciel, Bonafont, etc.. entre otras empresas? Responden: los consumidores de las grandes ciudades como Monterrey, México D.F. y Guadalajara. Pero ¿en qué beneficiaría a las personas que viven sobre tierras perforadas con 15 o 20 pozos por hectárea?

5.- Es un hecho que Pemex quema gas. México está incluso entre los veinte países con mayor volumen de quema de gas, dicho de otro modo lo desperdicia enviándolo a la atmósfera como medida de seguridad. Considerando este factor ¿no sería más juicioso, invertir en equipos que permitan el uso de ese gas desperdiciado, recurriendo a tecnologías de punta y haciendo todo lo necesario para aprovecharlo en lugar de arriesgar la seguridad del subsuelo que pertenece también a las futuras generaciones de mexicanos?

Omar Cortés y Chantal Lopez

Diciembre 2011



Nota

(1)






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