Presentación

Manuel Crescencio Rejón nació en el poblado de Bolonchenticul, perteneciente a la Capitanía de Yucatán, en 1799. Hijo de Manuel García Rejón y Bernarda de Alcala, este hoy celebre personaje yucateco, estudiaría filosofía.

Su accionar en pro de la independencia nacional generó que fuese elegido como diputado al Congreso Constituyente convocado por Agustín de Iturbide.

Con el objeto de cumplir la encomienda para la que fue elegido, Manuel Crescencio Rejón se traslada a la ciudad de México en el año de 1822, uniéndose de inmediato a la corriente llamada populista que en el seno del Congreso ácremente polemizaba tanto con la corriente proborbónica, al igual que con la iturbidista.

El momentáneo triunfo del iturbidismo, no le hace apartar de su credo republicano, el cual vuélvese más férreo e intransigente ante la franca payasada de Don Agustín al proclamarse emperador, combatiendo denodadamente el imperio y la cursilería de la idea imperial.

Una vez finiquitado el incipiente trágico-cómico proceso imperial, vuelve nuevamente a su curul de diputado en el Congreso Constituyente, participando en la Comisión encargada de presentar el proyecto de Constitución de 1824.

Cabeza visible del partido republicano federalista, Manuel Crescencio Rejón combatirá la corriente republicana centralista tanto en la tribuna como en la prensa. Su radical postura trajéronle como consecuencia persecusiones, palizas y encarcelamientos cada vez que la tendencia republicana centralista se hacía del poder.

Paralelamente a su lucha con las corrientes propias de la política nacional, hubo también de enfrentar las, para él, siempre claras intenciones de los vecinos del norte por despojar territorialmente a la República. En este terreno primero enfrentó la actividad diplomática realizada por Poinsett, la cual pretendía, precisamente, sacar adelante el despojo territorial de la República mexicana; posteriormente tocóle, ocupando el cargo de Ministro de Relaciones Exteriores, encarar al diplomático norteamericano Wilson Shannon en su misión en pro de similar objetivo.

El ensayo que aquí publicamos, Observaciones sobre los Tratados de Guadalupe, constituye un fervoroso alegato por el que intentó frenar una de las más grandes tragedias que hubo de enfrentar México ya como nación independiente: el descarado despojo de más de la mitad de su territorio por su vecino del norte. Su propuesta de rechazo a los Tratados de Guadalupe la presentó al Congreso, siendo derrotada por 38 votos contra 33.

Manuel Crescencio Rejón moriría el 7 de octubre de 1849 en la ciudad de México.

Esperamos que este alegato en pro de la defensa territorial de la República mexicana, documento poco conocido en el México actual, sirva a quien lo lea para aumentar su acervo de conocimientos y paralelamente acercarse al gran personaje que fue Manuel Crescencio Rejón.

Chantal López y Omar Cortés.