Índice de Relaciones entre la Iglesia y el Estado y otros artículos de Ponciano ArriagaAnteriorBiblioteca Virtual Antorcha

RELACIONES ENTRE LA IGLESIA Y EL ESTADO
y otros artículos

Ponciano Arriaga

Selección de Chantal López y Omar Cortés

LA RELIGIÓN Y LOS ENEMIGOS DE LOS LIBERALES



Cansada la Nacion mexicana de vivir en la esclavitud por más de trescientos años, apareció un Genio benéfico en Dolores proclamando independencia, y el pueblo todo correspondió a tan dulce y sonoro eco; se movieron los resortes del Gobierno que existia para apagar aquella sagrada llama, haciendo uso de la fuerza hasta derramar a torrentes la inocente sangre mexicana, y en apoyo de estos exesos llamaron al clero, que atropellando la Religión como ha tenido de costumbre el Español, profanó la cátedra de la verdad, prevaricó en los confesonarios faltando al sigilo, y puso sello a sus maldades prodigando es comuniones contra los defensores de la libertad; por otra parte el Caudillo de la Libertad apellidó religión, enarboló en sus estandartes la portentosa imagen de Guadalupe, y los partidos se combatian con un mismo lema, y con opuestos principios: ninguno de ellos tenia por objeto la religión, y era lo que menos los ocupaba.

Los Venegas, los Trujillos, los Callejas, los Conchas, y sus sectarios sostenían el imperío de la conquista; los Hidalgos, los Allendes, los Matamoros, los Guerreros y otros mil héroes luchaban por la Independencia y Libertad; trono el cañón, se empapó en sangre la lanza, y como la religión era pretexto, y estos no pueden subsistir por mucho tiempo, se olvidó muy pronto y continuó la guerra por el motivo que se habia suscitado, es decir, por el de la Independencia Nacional.

Aquellos aciagos dias tratan de renovar los restos no acabados del pérfido Gobierno Español, y en sus impuros labios invocan el nombre de religion para engañar a los idiotas, y hacerlos que sacrifiquen sus vidas a merced de la impostura y al abrigo de la ignorancia. ¿Qué conseguirán? El que se encienda una guerra desastrosa en sus principios, y a poco de muchas matanzas conozca el pueblo, que nada de religión se disputa, que su santidad no se ofende por los Federalistas, y que como todos los impostores y tiranos, la tomaron por pretexto para oprimir, y volver a uncir la nacion al yugo opresor en que habia vivido, y en este entonces toda la ira popular descargará sus terribles efectos contra esos miserables embusteros que anegaron en sangre el Pais que los alimenta; nada se hablará de religión, y los textos serán: Despotismo Libertad.

Es muy grosera la trama de sublevar los Pueblos al efugio de religión que nadie ataca, y que con hechos diarios acreditan los Gobiernos de los Estados cuanto la respetan y veneran, dejando al Pueblo en sus prácticas y devociones, pugnen o no con la esencia de ella misma: esto lo ven todos, y son actos continuos ¿Cómo persuadir lo contrario? No estamos en el siglo de creer que la paloma le hablaba al oido a Mahoma.

En algunos momentos de seducción, bien podrán alucinar a los muy estúpidos, con que la religión se pierde, no siendo ricos los Frailes, y que esta subsiste a expensas del dinero que ellos poseen; que es preciso para que se conserve vendan los Curas los Sacramentos; que los Obispos tengan un gran Consejo de Canónigos que no sirven ni para rezar, y pagan a Clerigos pobres por que rezen por ellos; que los Curas deben vestir mango o sotana; que al que no pague el diezmo se encarcele o embargue sus bienes; que el Clero penda de un Señor de aquel lado de los Pirineos, sin saber si existe o no; que este señor quo llamamos Papa, es hombre frágil, y tan frágil que ya más de sesenta años han vivido los cristianos sin saber si era Papa legitimo el que vivia en Roma, o el que vivia en Aviñón de Francia, dividiéndose las iglesias de Italia en reconocer por Pontifice al Obispo de Roma, y las de España, Francia y Portugal al de Aviñón, que uno al otro se maldecian y la religión subsistia lo mismo que con Juan XXII a quien acusaban de hechicero, y Alejandro VI que vivió haciendo hijos, envenenando cardenales, y murió también envenenado. La religión es obra del hombre Dios, está asegurada en el evangelio, y ella prevalecera siempre que los hombres no se hagan indignos de su beneficio con los crimenes de sostenerla con la guerra y el exterminio.

La Francia se anegó en sangre por los esfuerzos del Clero contra la revolución de las luces; este la hizo degenerar, y Robespierre quizo reestablecer el culto al ser Supremo para mejor degollar. Napoleón abrió los templos para hacerse Emperador. Los Carlos y Felipes de España cuando se hicieron protectores de la religión Romana, dieron poder a Lutero y perdieron los católicos lo mas de la Europa separándola de la comunión romana.

Esto deben tener presente los cristianos de buena fe que es para quienes escribimos, y el Pueblo inocente. La religión no necesita que la sostenga la espada, esto toca a los que siguen a Mahoma, y el que con ella se llame su protector, es un impio que aspira a esclavizar con su manto al Pueblo crédulo.

(De El Yunque de la Libertad, San Luis Potosí, Núm. 117, del 4 de junio de 1834)

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