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RELACIONES ENTRE LA IGLESIA Y EL ESTADO
y otros artículos

Ponciano Arriaga

Selección de Chantal López y Omar Cortés

RELACIONES IGLESIA - ESTADO
Décimo segundo artículo



Nuestro Clero alto mexicano, de un modo que no admite duda, ha declarádose contra la Independencia de la Nación, y con hechos acredita que vive entre nosotros, y no reconoce como de origen legítimo otras leyes en materia eclesiástica temporal, que las dimanadas de los Reyes de España; todo lo que estos disponian era católico, apostólico, romano, y lo del Gobierno actual que nos rige, es ilegal, y por lo tanto niegan la obediencia como ha sucedido con la ley de provisión de Curatos, y sucederá con la de bienes de manos muertas, si acaso llegare a darse.

No se contentan con aquella repulsa pasiva que podria llamarse de conciencia, sino con la turbulenta y sediciosa animando a la clase ignorante para que conspire contra las autoridades establecidas bajo el pretexto que se ataca la religión que desconocen con sus actos los corifeos y sus secuases. Es verdad que estos hombres de oposición se reducen a las clases que siguen. Ambiciosos sin cálculo, ni conocimiento de las luces del dia, que emprenden los proyectos de los Monarcas tiranos de la Europa, que se unieron con el Clero para esclavizar los pueblos, y no dejarlos repirar por el extrago de la cuchilla siempre levantada sobre sus cabezas, y por la condenación del anatema que aprisionaba el espiritu. Zánganos de la colmena que viven del trabajo de la laboriosa abeja. Ilusos supersticiosos que jamás han visto el Evangelio por el forro ni conocen de la religión otra cosa que las exterioridades que burlan su divinidad, y tienen los resabios del paganismo en sus tiempos rudos. Inmorales, y sin costumbres decorosas, que viven anegados en la ebriedad, prostitución y robos. Estos son los enemigos del sistema federal y los escrupulosos en materia de arreglos de cosas eclesiásticas que no tocan el dogma ni la disciplina interior de la Iglesia para enseñarlo y practicarlo.

Bastará para probar su mala fé el copiar, como lo harémos al fin de éste artículo, el auto acordado de Felipe IV en 4 de Junio de 1636, prohibiendo la adquisición de bienes a los eclesiásticos por compra y donación, y el real decreto de Carlos IV de 5 de Septiembre de 1799 por el que mandó que los Obispos reasumieran las facultades que tienen de derecho apostólico, que cortaran relaciones con Roma, y no obedecieran al Pontifice, que debia succeder a Pio VI sin expresa orden del monarca. Todos los Arzobispos, Obispos y Prelados de la Iglesia Española reconocieron en el principe temporal esta facultad, y nada dijeron contra ella los de la Iglesia Méxicana que formaban un cuerpo con la española. ¿Por qué tanta oposición en la ley de provisión de curatos? El Rey español quitó al Papa facultades que tenia de siglos atrás confirmadas por varios concilios, y últimamente por el de Trento. El decreto mexicano hace todo lo contrario, declara por vigentes las leyes de indias sobre provisión de curatos, y en cuanto a los de los religiosos usa de la autoridad que ejercieron los monarcas españoles desde los Felipes hasta los últimos Carlos. Esta autoridad fue anexa a su soberania, y el negarlo a la Nación Méxicana, es no reconocer su independencia y con tosco manto cubrir las opiniones de obediencia al usurpador Español.

Felipe IV desde el año de 1636 prohibió a las Iglesias y Clero la adquisicion de bienes raices, como dejamos dicho y se verá en su auto, por compra, donación o capellanias, y de consiguiente aunque hubiese duda en el poder del soberano temporal para disponer de los bienes de manos muertas, que no la hay, todo lo adquirido desde la fecha del auto de que hemos hecho mención, tiene el vacio de ser contra ley expresa, no está garantizado legalmente y puede ocuparse sin temor de atacar propiedad que tan sólo dá la ley.

Pueblo Mexicano, abrid los ojos y no os dejeis conducir como obeja al degüello, sabed, que la religión de Jesucristo consiste en tener buenas costumbres, buscar la paz y vivir en caridad dándose mutuos SOcorros. El dogma es invariable, y el culto público preciso. El que un cura sea propietario o interino, tenga corona o cerquilo, vista negro, blanco, o azul, en nada toca al dogma, lo que importa es que los ministros del altar, tengan buena moral, enseñen la doctrina de Jesucristo, asistan al pobre sin extipendio, y partan con él los sobrantes de su subsistencia, sin atesorar caudales ganados por su ejercicio, es conforme al Evangelio y a las instituciones religiosas el no poseer bienes inmensos, ni vivir en medio de la riqueza; profesan pobreza, castidad y obediencia, y por esto en el acto de profesión se tienden como muertos, deben morir para el mundo, y el dinero es la vida de los mundanos.

Los bienes de manos muertas de la República, producen tal vez dos millones de pesos anuales, despues de sacados todos los gastos, que es decir aumento de caudal por año ¿dónde están tan enormes sumas? En España y Roma para comprar empleos, y sacar privilegios; el que trata de remediar estos males, de que esos caudales sirvan para mantener millares de brazos mexicanos, es hereje, y ataca la religión, que quiere consista en vivir con impunidad atesorando para mandar fuera de la República a los que aspiran a la reconquista.

(De El Yunque de la Libertad, San Luis Potosí, Núm. 114, del 24 de mayo de 1834)

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