Índice del Epistolario revolucionario e íntimo de Ricardo Flores MagónCarta anteriorCarta siguienteBiblioteca Virtual Antorcha

Penitenciaría Federal de los Estados Unidos.

Leavenworth, Kansas.

Noviembre 24 de 1920.

Nicolás T. Bernal

Oakland, Calif.

Querido Nicolás:

Son espléndidas tus noticias sobre la buena expectativa que hay de obtener ayuda de nuestros compañeros de México. Si abrigo alguna esperanza de salir de la prisión, ésto se efectuará solamente por medio de la fuerza económica del trabajador mexicano, rehusándose a trabajar para empresas norteamericanas, y paralizando la carga que vaya y venga de los Estados Unidos. No creo haya otro medio, y la solución está en las manos del trabajador mexicano.

Cada vez veo menos, la niebla a través de la cual veo, va poniéndose más densa a medida que el tiempo transcurre.

Ha habido a causa de mi enfermedad algún movimiento en favor de mi excarcelamiento; pero nada se ha conseguido aún. ¡Tengo tan pocos amigos! La actitud que he asumido en la lucha de clases me ha atraído enemigos, pero no amigos.¿Por qué? No lo sé. He sacrificado todo: riquezas, poder, fama, honores, por seguir un camino que lo creo, sinceramente, es el único que se puede conquistar para las sufridas masas víctimas de la justicia social, de la que tienen hambre y sed; he perjudicado mi salud y expuesto mi libertad para elevar al infelíz esclavo a la dignidad de hombre, y, sin embargo, solamente tengo unos cuantos amigos. pero no lo lamento. Tal vez no tengo amigos porque las masas no comprenden la finalidad de mi esfuerzo, aunque siempre me he afanado en escribir sencilla y claramente para que me entiendan. Sin embargo, espero que algún día comprenderán, y que después de haber experimentado este sistema u otro, finalmente seguirán el camino que conduce a la libertad.

Entretanto, espero y observo. Aunque lentamente, el mundo marcha; y ésto llena mi corazón con esperanzas y mi mente con sueños.

Hay cierta agitación entre la masa obscura del oprimido, que presagia un amenazante despertamiento; el aire está cargado con posibilidades; el momento es de expectativa e incertidumbre, como el que precede al nacimiento de un nuevo ser, o la muerte de un organismo decrépito del cual la vida se despide. Tal vez sean ambos fenómenos un nacimiento y una muerte: el nacimiento de una forma nueva de organización social y la muerte de la vieja. Que la vieja se está muriendo, es demasiado evidente; hasta mi calabozo puedo percibir el rechinido de su muerte, y puedo ver la tristeza reflejada en la cara de aquellos que se beneficiaron de su existencia, mientras en el semblante de aquellos que han sufrido por miles de años, brilla un rayo de esperanza ... Mi corazón se regocija a la proximidad del prodigio y un suspiro de consuelo sale de lo hondo de mi ser, como si fuera la condensación de la amargura, la tristeza y las lágrimas del infortunado de todas las edades y de todos los pueblos.

Recibe un fuerte abrazo de tu hermano.

Ricardo Flores Magón


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