Índice de Carranza contra los trabajadores (Artículos políticos 1915) de Ricardo Flores MagónPresentación de Chantal López y Omar CortésSiguienteBiblioteca Virtual Antorcha

ARTÍCULOS POLÍTICOS 1915
CARRANZA CONTRA LOS TRABAJADORES
RICARDO FLORES MAGÓN

Nota editorial


En el año de 1915 se consolida, en la revolución mexicana, el triunfo de una de las facciones beligerantes: la del carrancismo. En efecto, la derrota de las fuerzas villistas por el ejército comandado por Alvaro Obregón en los célebres combates de Celaya (abril de 1915) y de León (junio de 1915), marcó el inicio del triunfo carrancista. Derrotado Francisco Villa, el carrancismo tenía casi el campo abierto, en lo que a fuerza militar se refiere, ya que el único reducto que aún se le oponía era el zapatismo; un movimiento revolucionario muy fuerte en el campo ideológico por las justas aspiraciones que contenía, pero, en el campo estrictamente militar no eran más que guerrillas que poco podían hacer para resistir los futuros embates del ejército carrancista.

Ricardo Flores Magón comprendió claramente que el triunfo de Venustiano Carranza estaba próximo, y que en poco tiempo éste ocuparía la presidencia de la República con el reconocimiento oficial de otros gobiernos. Fiel a su concepción anarquista-comunista, recalca, una y otra vez, con gran insistencia el proceso de lucha de clases que se desarrollaba en el seno mismo de la revolución.

Lós miopes -escribií-, no ven otra cosa en esta terrible contienda que las actitudes vergonzosas de los caudillos trepando por las patas de la silla presidencial; pero no alcanzan a ver el gesto heróico del desarrapado que clava el marrazo de su fusil en la tierra que hace suya y de sus hermanos de miserias; no alcanzan a comprender el alcance del acto de los trabajadores que, no pudiendo defender la expropiación, incendian la fábrica, desploman la mina, hacen añicos los palacios de los burgueses, y, conscientes de que el clero de cualquiera religión es cómplice de los crímenes de los tiranos y de los ricos, derrumban las iglesias y los conventos y ejecutan a los frailes; y así, mientras los ciegos alcanzan a distinguir solamente a Carranza y a Villa y a Gutierrez y González Garza sentados sobre los cuartos traceros en actitud de arrojarse como hienas hambrientas los unos sobre los otros, los observadores y los estudiosos llegan al fondo de la tragedia y ven con claridad la lucha, la lucha del pobre contra sus verdugos; los generales, los caudillos, con todos sus cintajos, cruces y medallas, no son, en medio del torbellino revolucionario, sino briznas de paja que tan pronto parecen que vuelan camino al sol, como quedan sepultadas en el fango ...

Claro en los objetivos a lograr, a Ricardo Flores Magón poco le importaba quién resultase presidente de México. Lo único que como anarquista objetaba era la consolidación de un gobierno fuerte, que de seguro se conformaría en un formidable obstáculo para el triunfo del proletariado.

Gobierno -sentenció-, es lo mismo que tiranía; gobernante es lo mismo que opresor. Un gobierno, cualquiera que sea su forma, ya sea republicano o monárquico, no es otra cosa que una institución creada para defender las personas y los intereses de la clase rica, contra las posibles agresiones de la clase pobre a esas personas y a esos intereses. Quien crea que el gobierno es una institución creada para proteger al débil, está en un error, pues ni la historia, ni los hechos actuales demuestran que el gobierno sea un ángel tutelar de los desheredados.

La hábil actividad desarrollada por los carrancistas para la instauración de reformas con las que a toda costa buscaban atraerse las simpattas del trabajador mexicano, tanto rural como urbano, hizo que Ricardo Flores Magón réflexionara y llegase a una conclusión poco ortodoxa mas sin embargo acertada: que el carrancismo se había apropiado, había hecho suyo el viejo programa expedido por la Junta Organizadora del Partido Liberal Mexicano el 1° de julio de 1906 (1).

Cuando en 1906 -relata-, expedimos en St. Louis, Mo., nuestro programa de reformas, los sensatos, los serios, los cabezas frías, así como los timoratos, los pusilánimes, los cortos de espíritu, se retorcían los brazos y exclamaban: ¡Qué audacia! ¡Qué atrevimiento! ¡El pueblo mexicano -gritaban- es muy ignorante para pueda aprovechar esas reformas!

(...) Carranza, por ejemplo; está repartiendo tierras; suprimiendo tiendas de raya, suprimiendo jefaturas políticas, aboliendo las deudas de los peones, esbozando leyes protectoras del trabajador, una palabra, está poniendo en práctica el programa del Partido Liberal Mexicano expedido el 1° de julio de 1906.

En las filas carrancistas, había individuos proclives al ideal anarquista y Ricardo Flores Magón no pasó por alto este hecho, de ahí que escribiera lo siguiente:

En ninguna parte del mundo se registra el hecho de que el gobierno no solamente tolere sino que, en cierto modo, dé el mismo impulso a la propaganda del ideal anarquista, como sucede en México, y este notable fenómeno no se debe indudablemente al deseo que los gobernantes tengan de acabar con el sistema que hace posible que estén ellos sobre los demás, sino que se debe a la necesidad que tienen de hacer frente por medio de tácticas especiales, a circunstancias especiales del ambiente político, económico, social y religioso, dentro del cual actúan.

Ahora bien, 1915 fue un año difícil para Regeneración, ya que debido a problemas económicos muy serios, debió suspenderse su publicación durante un tiempo considerable. Afortunadamente, el grupo editor logra, gracias a la cooperación de militantes y simpatizantes del Partido Liberal Mexicano, comprar una imprenta; adquisición que les permite continuar su labor de análisis y difusión.

Un relevante suceso, poco conocido. que ocurrió en aquel año de 1915 fue el levantamiento armado de un importante sector de la población mexicana residente en el Estado de Texas. Cansados de los abusos que cotidianamente sufrían de parte de algunos sectores de la población blanca texana, decidieron tomar las armas, provocando una serie de escaramuzas con las fuerzas armadas estadounidenses. La represión que se ejerció en contra de los sublevados fue bestial y despiadada.

A la sazón, mucho se habló de un supuesto Plan de San Diego, que, se decía, servía de bandera a los alzados. Los puntos básicos de este fantasmagórico y mítico plan eran dos:

1.- Recuperar el territorio que Estados Unidos arrebató a México en 1847 e integrarlo a la República mexicana y;

2.- Apoderarse de otra parte del territorio norteamericano que sirviese de basamento para la conformación de un nuevo país, que sirviese de colchon para amortiguar las posibles presiones que Estados Unidos pudiese ejercer, en el futuro sobre México.

De la existencia de este Plan de San Diego no nos ha sido posible encontrar la menor prueba. Todo parece indicar que fue fabricado, quiza por consigna proveniente de altas jerarquías políticas norteamericanas, por algún o algunos periodistas norteámericanos para exacerbar el chauvinismo local y presentar a la población mexicana residente en los Estados Unidos como agresores potenciales.

Sobre este tema hemos incluido un apéndice conteniendo los artículos de Ricardo Flores Magón al respecto.

Chantal López y Omar Cortés




Notas

(1) Véase, López, Chantal y Cortés, Omar, El programa del Partido Liberal Mexicano de 1906 y sus antecedentes.

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