Índice de Carranza contra los trabajadores (Artículos políticos 1915) de Ricardo Flores MagónAnteriorSiguienteBiblioteca Virtual Antorcha

ARTÍCULOS POLÍTICOS 1915
CARRANZA CONTRA LOS TRABAJADORES
RICARDO FLORES MAGÓN

¡Despechados!


Ha circulado una hojita en que se me ataca por haberme rehusado a tomar parte en una farsa a la que sus autores dan el pomposo nombre de debate.

En ese debate tendrían que tomar parte unos individuos llamados Fernando Velarde, Armando Ojeda y Juan Francisco Moncaleano, tristemente célebres en el movimiento revolucionario de la ciudad de Los Angeles y otros lugares.

Para los que no conozcan a esos individuos, se les hará extraño que me haya rehusado a figurar en la farsa, no así, para los que están al corriente de sus trabajillos.

Ojeda es un burgués que tiene propiedad raíz, lo mismo que Velarde. Además, estos dos sujetos desbarataron, por medio de la intriga, una flamante organización proletaria, en Phoenix, Arizona, que era sucursal de la organización conocida con el nombre de Trabajadores Industriales del Mundo, (Industrial Workers of the World). Dondequiera, estos individuos no han servido para otra cosa que para dividir a los trabajadores, calumniando a los que desinteresadamente se han sacrificado y se sacrifican por la emancipación económica, política y social de la clase trabajadora. Su labor, por otra parte, no ha dado más que un resultado, y es el desprestigio suyo, pues, los trabajadores inteligentes les vuelven la espalda y no los escuchan. El blanco de sus ataques ha sido el Partido Liberal Mexicano, lo que les ha acarreado la mala voluntad de todos los trabajadores que están al corriente de los sacrificios, la lealtad y la constancia de los miembros de este partido proletario. Ojeda fue aquél que en plena Corte, y para alcanzar una pena leve, por su participación en el motín del día de navidad de 1913, con voz compungida y arrodillándose casi ante el juez, dijo que él respetaba la ley y el orden burgués. El mismo es el esbirro que, para conseguir perdón, se entregó a la tarea de delatar a sus compañeros de prisión, por lo que sufrió indecibles torturas y sigue sufriéndolas, ese mártir de la causa del trabajo, ese anarquista de verdad que se llama Pedro Castorena.

Juan Francisco Moncaleano es muy conocido en La Habana, donde manoseaba a las tiernas niñas que iban a su escuela. Aquí es igualmente conocido por su afición a estuprar jovencitas, abusando de la confianza que en él depositaban los padres de familia. El mismo es uno de los peores enemigos del Partido Liberal Mexicano, y tanto por su comportamiento con las niñas de corta edad, como por sus ataques injustos al Partido Liberal Mexicano, se ha atraído el desprecio de la clase trabajadora.

Estos individuos y otros pocos más, se han confabulado para fundar una Confederación de grupos revolucionarios en la ciudad de Los Angeles. Se nos invitó a que ingresáramos a su confederación. No aceptamos y están despechados.

No aceptamos, porque no podemos celebrar pacto alguno con los traidores a los intereses de la clase trabajadora. Ellos, lo que quieren, es aprovecharse del prestigio del Partido Liberal Mexicano para poder salir a flote del cenegal en que se hayan sumergidos. El proletariado los desprecia y quieren hacerse escuchar a la sombra del Partido Liberal Mexicano.

Por lo demás, es risible que Moncaleano, Ojeda y Velarde den el nombre de grupos a los dos o tres idiotas que les siguen como perros falderos.

¿Qué recibí con grosería a los dos badulaques que vinieron a hacerme la invltación para la farsa del debate? ¡Satisfechos deberían sentirse de que no los hubiera corrido a puntapiés!

El pueblo trabajador de Los Angeles hace bien en despreciar a los farsantes que no buscan otra cosa que acaparar, para fines personales, la agitación que los verdaderos revolucionarios llevan a cabo para la educación del proletariado.

(De Regeneración, del 6 de marzo de 1915, N° 205).

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