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ARTÍCULOS POLÍTICOS 1914

Ricardo Flores Magón

Selección de Chantal López y Omar Cortés

HACIA LA MUERTE



Parece que está para confirmarse lo que temíamos: ¡La muerte de REGENERACION!

Hoy pudo salir a luz en pequeñas dimensiones, ¿pero quién podrá asegurar que salga la semana próxima?

Nuestros amigos podrán imaginarse el estado de ánimo en que nos encontramos al ver la penosa existencia de este periódico al que amamos como si fuera un hijo nuestro. Por él hemos sufrido tormentos indescriptibles en los calabozos del Nerón Porfirio Díaz; por sostenerlo con vida han apuntado a nuestro pecho los fusiles de la tiranía en México; por publicarlo perdimos bienes materiales, rompimos con lazos de familia, quebramos relaciones amistosas y firmes en la lucha, habitamos por largo tiempo aquellos negros pozos de podredumbre, de enfermedad y de miseria que se llaman bartolinas de Belem y, cuando se borraron de una plumada para nosotros las garantías constitucionales y tuvimos que emigrar a los Estados Unidos en San Antonio, Texas, el puñal del sicario porfirista buscó nuestro corazón y los calabozos abrieron de nuevo sus negras bocas ahí y en San Louis, Missouri y los sicarios nos persiguieron hasta el Canadá, y nos siguieron la pista en nuestro regreso a territorio americano, empujándonos de un lugar a otro, sin descanso, sin reposo, sin tregua, sin cuartel, tendiéndonos celadas aquí y acullá y en todas partes, encarcelándonos en Los Angeles, en Tuckson, en Tombston, en Yuma, en Florence, y otra vez en Los Angeles hasta terminar la última condena en la Isla de McNeil. En toda esta triste odisea de tantos años, hemos dejado nuestra juventud, hemos dejado sepultada muy hondo nuestra tranquilidad, nuestras cabelleras blanquean y nos debilitan las enfermedades contraidas en el presidio, en la aridez de los desiertos, en el trabajo asalariado bajo la vigilancia de los patronos, o por dormir a la intemperie bajo temperaturas insoportables, sin abrigos, ni fuego para no denunciar nuestra presencia al enemigo, sufriendo hamtre, sed y fatiga. Volúmenes gruesos serían necesarios para describir nuestras aventuras, nuestros dolores, nuestras angustias; pero ninguna tortura, ningún dolor es para nosotros tan grande como el de ver a REGENERACION, nuestro hijo, el querido periódico que ha logrado salir victorioso de todas las tempestades; que ha logrado surcar los mares más embravecidos; ningún dolor es tan grande para nosotros, como el de ver a REGENERACION luchando penosamente entre la vida y la muerte, cuando todavía tiene bastante savia en su cuerpo, cuando todavía es joven a pesar de los años, cuando se encuentra en plena salud y vigor, cuando todavía puede ser ariete y bomba y metralla para demoler las trincheras del enemigo.

Este periódico que no hace mucho aún marchaba en medio del aplauso de todos los corazones buenos, está para morir, ¡está para morir ahogado en un mar de indiferencia y de hielo, como una florecilla arrojada por el viento contra las nieves del Polo!

¿La causa de su agonía?: ¡La falta de dinero!

¿Quién vendrá a rescatar de la muerte esta vida fecunda? ¿Cuál será la mano que se abra generosa para venir en su auxilio? ¿Será la mano sedosa del burgués? ¿O será acaso, la del fraile? ¿Será la del representante de la autoridad? No, porque estos son los enemigos de REGENERACION, y éstos desean su muerte.

¿Cuál será entonces la mano robusta que detenga el cuerpo al borde de la tumba?

Todas las excitativas que hacemos para que se ayude a REGENERACION han resultado hasta aquí ser solamente palabras dichas en el desierto. Pues, bien, resultará lo que nos temíamos: que REGENERACION moriría mejor por la indiferencia, la apatía y el egoísmo de los pobres que por la persecución de la tiranía burguesa.

La muerte de REGENERACION sería una vergüenza para el proletariado, una vergüenza más unida a la ya grande y amarga vergüenza de ser esclavo en este siglo en que luce esplendente esta verdad: todo ser humano tiene derecho a vivir, y ésta otra: nadie tiene derecho a mandar o explotar a otro.

Trabajadores: a cumplir con vuestro deber sosteniendo dignamente, sin tacañerías ni egoísmos al periódico que os defiende y os educa. Si no lo hacéis, merecéis vuestras cadenas.

(De Regeneración, N° 179 del 7 de marzo de 1914)

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