Índice de Por qué hay que afiliarse al Partido Antirreeleccionista y otros ensayos de Federico González Garza¡Sursum, corda!¡Pobre juventud!Biblioteca Virtual Antorcha

Por qué hay que afiliarse al Partido Antirreeleccionista
y
otros escritos

Cómo procuran los corralistas la felicidad de la patria
Corral, Pineda y Valle sobre Coahuila (1)

A nuestras manos acaba de llegar de Torreón un enorme cartelón de grandes letras azules en el que, el Club Reeleccionista de aquella ciudad, convoca al pueblo para postular al Lic. Jesús de Valle para Gobernador del Estado de Coahuila en el próximo cuatrienio constitucional.

Para los que somos coahuilenses, esa postulación, si naciese verdaderamente del pueblo, sería algo tan incomprensible como inaudito.

Cuando hace algunos días vino a herir de nuevo nuestro oído el fatídico nombre de Jesús de Valle, después de quince años en que creíamos bien ajusticiado todo el galanismo, juzgamos una terrible broma el verle figurar como candidato para el Gobierno de Coahuila.

Mas ahora que nos convencemos de que nada es más cierto, por desgracia, que esa candidatura, un escalofrío de horror estremece nuestro cuerpo con sólo evocar las sangrientas y trágicas figuras de Garza Galán, Jesús de Valle y Menchaca, tres salientes personalidades de una administración maldita que acabó en 1903 en medio de las execraciones de todo un pueblo en plena desesperación por las arbitrariedades de sus gobernantes.

Y al recordar aquella época de terror en Coahuila, experimentamos, sin poderlo dominar, un sentimiento semejante a la ansiedad angustiosa del que es presa de una macabra pesadilla.

Nuestra adolescencia, llena de impulsos generosos, y como toda juventud en sus albores, perpetua enamorada de los más bellos ideales de libertad y de justicia, fue bárbaramente mancillada por el odioso espectáculo de una tiranía sin ejemplo en la historia de Coahuila; despotismo que no respetaba honras, vidas ni haciendas; que todo lo profanaba y todo lo escarnecía.

El déspota (impuesto naturalmente por el Gran Dispensador de todas las bienaventuranzas de esta Arcadia feliz en que vivimos), se llamó Garza Galán, y uno de los fieles instrumentos para todos sus desmanes, fue su Jefe Político, Jesús de Valle, que como hombre sin remordimientos y además usurero de buena cepa, tiene corazón de Scarpia con las entrañas de un Shylock.

Aquel Nemrod falsificado que llegó a tener en su corte grotescos bufones que lo divirtiesen en sus cinegéticas correrías y bardos serviles que ensalzaran en blandas peteneras los arrestos de sus galgos, al enfrentarse con lo bravos jabalíes; aquel funesto gobernante no pudo ser soportado más tiempo por el pueblo; éste se levantó en armas, derrocó al tirano, arrastrando en su caída a todos sus cómplices, entre ellos el Lic. Jesús de Valle.

¿Puede ser posible que los ciudadanos coahuilenses que arriesgaron su vida en aquel levantamiento, producto inevitable de una espantosa opresión, hayan perdido todas sus virtudes cívicas retrogradando en su vida democrática hasta el punto de creer, de la noche a la mañana, que un émulo de aquel déspota repugnante los podrá dirigir hacia su bienestar social por el carril inflexible de las leyes y por los rectos senderos de la democracia?

¿A virtud de qué vientos de insensatez, de qué huracanes de demencia, que hayan soplado sobre esos espíritus heroicos, pueden éstos rebajar su dignidad hasta buscar el apoyo de la misma mano cruel que ha hecho silbar sobre sus espaldas el flagelo de los sátrapas?

¿En qué alma perversa puede caber que un pueblo digno bese el grillete que macera sus carnes y convierta en guirnalda el dogal que se enrosca en su cuello?

¡No! El pueblo de Coahuila permanece el mismo: viril y patriota, ama la democracia y desprecia a los tiranos.

El mal no está allí; la marea corruptora procede del Corralismo. ¡Quienes quieren labrar la ruina de Coahuila y uncir a su pueblo al carro del cesarismo, son los que ahora están haciendo méritos para conquistarse los sufragios de la República!

¡Bonito y eficaz sistema de atraerse las voluntades, pretendiendo imponer gobernadores que simbolizan un ataque perpetuo contra todos los derechos, un perenne atentado contra todas las libertades!

¿Pues qué, se imaginan los señores Corral, Pineda y socios que a mayor desprecio por la soberanía de un Estado, han de encontrar mayor sumisión y servilismo?

La paciencia de un pueblo. óiganlo bien, tiene sus límites, y el de Coahuila, cuando menos sabrá corresponder con el odio profundo que se merecen todos los que aspirando a convertirse en conductores de una nación para realizar sus ideales de paz y democracia, comienzan por sembrar gérmenes de hondo descontento, hiriendo el sentimiento popular que rechaza indignado todo lo que le recuerda cadenas ya rotas, con mayor razón ahora que está laborando por quebrantar para siempre las que aun arrastra para mengua del pueblo mexicano y baldón eterno de sus opresores.

(Publicado en el Anti-Reeleccionista, Organo del Centro Anti-Reelecclonista de México, de fecha 4 de septiembre de 1909).

Federico González Garza




Notas

(1) Igualmente me agradó mucho el último articulo de Federico González Garza sobre la cuestión de Coahuila. Quise escribirle para felicitarlo, pero no me alcanzó el tiempo y le suplico hacerlo en mi nombre. Carta de Madero al Ing. F. Fulgencio Palavicini, de fecha 9 de septiembre de 1909.

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