Presentación

Presentada en la olimpiada XCI, en el año 415 A.C., la tragedia griega de Eurípides (488-406 A.C.), Las Troyanas, aborda la guerra y sus nefastas consecuencias. Dícese que originalmente formaba parte de una tetralogía estructurada con las tragedias Alejandro, Palámedes y la comedia Sísifo, de las cuales, por desgracia, tan sólo se conocen algunos párrafos en la actualidad.

Taltibio, el correo heleno, informa tanto a la exreina troyana, madre de Héctor y París, Hécuba, como a la viuda de Héctor, Andrómaca y también a Casandra, sobre el triste destino que les espera, como cautivas y amantes forzosas de los victoriosos helenos.

Las trágicas consecuencias de la conflagración entre helenos y troyanos llegan a su máximo cuando, por temor, los vencedores ordenan la ejecución del hijo de Héctor, Astianacte, quien era un niño, obligándolo a precipitarse al vacio desde una torre ante la aterrorizada mirada de su madre, Andrómaca.

¿Y qué decir de la suerte de Helena, forzada a marchar con Melenao para ir a pagar su osadía en tierras lejanas, además de tener que soportar los señalamientos, odios y maldiciones de Hécuba, Andrómaca y Casandra, quienes le señalan como la responsable de lo ocurrido?

En fin, esta obra tiene mucha tela de donde cortar para interrogarse acerca de las guerras en general. Sin lugar a dudas, invita a la reflexión y al análisis tanto de lo pavoroso que es un conflicto armado, como de las desdichas, sufrimientos y sin sabores que trae como consecuencia no sólo para los perdedores, sino también, para quienes hayan triunfado. En pocas palabras, cuando hay guerra, todos, absolutamente todos, pierden.

Chantal López y Omar Cortés