Presentación

La novela que aquí digitalizamos, Los plateados de tierra caliente, apareció en 1891 firmada bajo el pseudónimo de Perroblillos, mismo que más adelante se descubriría, era él de Pedro Robles.

Los plateados de tierra caliente adquiriría notoriedad porque el tema central es muy similar al que abordó Ignacio Manuel Altamirano en su novela El zarco, publicada después de la muerte de su autor, en 1901.

No obstante la contemporaneidad de ambas novelas, muy dificilmente puede llegarse a sospechar que alguno de los dos escritores plagió al otro. En efecto, parécenos que en este caso nos encontramos con una mera casualidad; esto es, que a los dos autores se les ocurrió abordar un tema similar en una misma época. Para comprobar esto, te invitamos a que leas la novela El zarco, que puedes encontrar en los anaqueles de nuestra Biblioteca Virtual Antorcha, y así podrás constatar las abismales diferencias entre ambas novelas.

El tema de Los plateados de tierra caliente, tiene como marco histórico el México convulso de la Revolución de Ayutla, un país desarticulado en el que las gavillas de asaltantes y fascinerosos hacían y deshacían prácticamente a su antojo, sobre todo en ciertas regiones, ante el vacío de organización institucional en el que México se encontraba; existiendo tan sólo, como alternativa de freno a la rapaz y depredadora acción de las bandas de malhechores, la espontánea auto-organización defensiva de los pobladores.

Pedro Robles utiliza en su novela algunos datos históricos al mencionar determinadas gavillas de plateados, e incluso los nombres de algunos de sus miembros. La región geográfica en la que Robles desarrolla su novela se sitúa en partes de los Estados de México, Morelos y Guerrero, lugares que incluso describe con pelos y señas, llegando a utilizar ensayos de descripción turística, como en el caso de las grutas de Cacahuamilpa, en donde textualmente cita un artículo reproducido en una Gaceta del Estado de Morelos, el 18 de marzo de 1881.

Literariamente, en nuestra opinión son de destacar los capítulos XVIII (Fallo inapelable) y XIX (Salvajismo); sobre todo este último, en el que aludiendo a la bestialidad propia de Los plateados, describe las tácticas a que recurrían, plagiando, y a veces, incluso, inventando plagios, para hacerse de dinero, siendo particularmente admirable el relato del plagio del muchacho mudo.

En el terreno político, Pedro Robles reivindica plenamente el ideario liberal, fustigando a los conservadores y, muy particularmente al clero, mismo que caricaturiza a través de las nefastas actitudes de Fray Narciso.

No nos cabe la menor duda de que quien se adentre en la lectura de Los plateados de tierra caliente, pasara momentos sumamente agradables, de la misma manera que nosotros los pasamos cuando capturamos y diseñamos la presente edición virtual.

Chantal López y Omar Cortés