Índice de Diálogos de los muertos de Luciano de SamosataCapítulo XVCapítulo XVIIBiblioteca Virtual Antorcha

CAPÍTULO XVI

Diógenes y Heracles

DIÓGENES.- ¿No es éste Heracles? Desde luego, no es otro, por Heracles (35): el arco, la porra, la piel de león, la estatura; es él. Y, ¿ha muerto?, siendo hijo de Zeus. Dime, glorioso campeón, ¿estás muerto? Te lo pregunto porque yo en vida hacia siempre sacrificios en tu honor, creyendo que eras un dios (36).

HERACLES.- Hacias bien, pues el auténtico Heracles se encuentra en el cielo con los demás dioses, y Hebe, la de los pies hermosos, es su esposa. Yo sólo soy su espectro.

DIÓGENES.- ¿Qué? ¿Un fantasma del dios? ¿Puede ser que alguien sea mitad dios y mitad mortal?

HERACLES.- Perfectamente, pues él no ha muerto, sólo yo, su espectro.

DIÓGENES.- Comprendo: te entregó a Plutón como sustituto suyo, y por eso tú has muerto en su lugar.

HERACLES.- Más o menos.

DIÓGENES.- ¿Y cómo una persona tan minuciosa como Eaco (37), no advirtió que tú no eras aquél, y admitió a un falso Heracles?

HERACLES.- Porque éramos idénticos.

DIÓGENES.- Es verdad, te pareces tanto que puedes ser él mismo. Ten cuidado, pues, no sea al revés, y tú seas Heracles mientras que tu fantasma está casado con Hebe en la morada de los dioses.

HERACLES.- Eres osado y charlatán, y si no paras de burlarte de mi, pronto sabrás de qué dios soy el fantasma.

DIÓGENES.- Tu arco está preparado y a mano; pero, ahora que estás muerto, ¿por qué iba a tener miedo de ti? Y ahora, dime, por tu Heracles: cuando aquél vivía, ¿también le acompañabas tú como espectro? ¿O erais el mismo durante la vida terrena y, al morir, os separasteis, para volar él junto a los dioses y tú, su espectro, al Hades, como era normal?

HERACLES.- No debería responder a un discurso tan socarrón. No obstante, sólo te diré que todo cuanto de Anfitrión había en Heracles, ha muerto, y eso es lo que soy yo, y lo que había de Zeus está en el cielo junto a los dioses.

DlÓGENES.- Ahora lo veo claro: según tú, Alcmena trajo al mundo dos Heracles a la vez, uno de Anfitrión y otro de Zeus, así que, en secreto, erais gemelos nacidos por parte de madre, y yo sin saberlo.

HERACLES.- No has entendido nada, ambos éramos la misma persona.

DlÓGENES.- Es difícil aceptar la idea de la existencia de dos Heracles fundidos en uno sólo, a no ser que los dos, hombre y dios, ya al nacer fuerais íntimamente soldados como una especie de centauro.

HERACLES.- ¿No te parece normal que todos estén compuestos de dos elementos, alma y cuerpo? Por lo tanto, ¿qué podía impedir que el alma, procedente de Zeus, fuera al cielo, y el cuerpo, o sea yo, se encuentre entre los muertos?

DlÓGENES.- Pero, ¡oh, hijo de Anfitrión!, esto sería lógico si fueras un cuerpo. Pero precisamente eres un espectro sin cuerpo. Así que, me da la impresión de que ahora ya le haces triple (38).

HERACLES.- ¿Cómo triple?

DlÓGENES.- Mira: el primero está en el cielo; tú, simulacro de aquél, aquí junto a nosotros, y si además hay un cuerpo, que quedó libre y convertido después en polvo, suman tres, creo. Y ahora, ¿qué padre vas a inventar para el cuerpo?

HERACLES.- Atrevido y sofista eres. ¿Cómo te llamas?

DlÓGENES.- Soy el fantasma de Diógenes de Sínope, pero también soy el auténtico. Sin embargo, por Zeus, no estoy con los dioses inmortales, sino con la flor y nata de los muertos, así puedo reírme de Homero y de sus necias teorías.

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