Índice del Homenaje póstumo. En recuerdo de Agustín Cortés de autores variosAnterior documentoBiblioteca Virtual Antorcha

Dos

Agustín Cortés


Mataron a Federico

cuando la luz asomaba.

El pelotón de verdugos

no osó mirarle la cara.


Antonio Machado


I


Estás solo como yo. En mitad de un camino en el que quién sabe quién nos puso

y las sombras apenas se distinguen y el dolor continúa ...

El rostro indefinido

se proyecta y exige

las siluetas todavía están ahí.

Las siluetas nos llaman

¿recuerdas?

Su canto era plácido y sonoro

como deberá ser el eco del infierno ...

estamos solos

las risas no nos duelen

¿Qué pueden saber ellos

las siluetas?

Desde el fondo sonreímos, Creen que nos conocen y hablan del negro

sin saber que es blanco y del bermellón que ya se perdió

en un azuloso atardecer

y de que ya todo se ha vuelto nada,

cuando es la nada la que nos da la fuerza

para poder sostenerlo todo.

Tú lo entiendes

desde ahí

en el fondo del cristal quebradizo

por donde mis dedos

nerviosos

corren sin sendero

y la música se despedaza

invirtiendo el ritmo de nuestra vida frustrada.


II


Siempre el camino

y luego allá

la brma

el dolor de caer desde lejos

desde adentro

para acabar sentado en la banqueta

rumiando dolores

como si el sol se hubiera puesto para siempre

y ese siempre sea el ayer olvidado

y el camino no acaba

y la bruma nos ciega

y el dolor permanece

y la banqueta espera

con el sol por encima

y las manos que buscan

mientras se cae

se cae hacia lo hondo

y duele la caída

sin saber hacia dónde

y la bruma nos cubre

por dentro y hacia adentro

y el dolor que se rumia

y el sol que no se pone

aunque no lo veamos

y la banqueta larga

que se pierde a lo lejos

y la caída lenta

que nos va deshaciendo

hasta no quedar nada

sino el sol inclemente

la banqueta vacía

y la larga caída.


III


Como las rocas

secas

doradas por el sol

sin poder decir nada

y muertos ya

queriendo decir todo

la sangre entre las manos

derramada

soportada a pie firme

y el alma sostenida con la palabra viva

viva aunque el cuerpo se derrumbe

y los ojos se cierren

para que otro venga a levantarla

así quedaron ellos

los que no pudieron

o supieron

o quisieron

quitar el cuerpo a tiempo

y nosotros acá

del otro lado

pegando las narices al cristal sin entender aquello

aquel monstruoso juego que nos había quitado las palabras

y nos dejaba huérfanos

desnudos

extraviados

sin encontrar dónde poner los ojos

y la pluma

y lo que es más terrible

dónde poner la vida

así quedamos

ellos

y nosotros.


IV


Ya nos dejaron sin nada

nos saquearon la vida

nos rompieron los ojos

nos atascaron las orejas con palabras

nos cortaron la lengua

y nos dejaron solos a mitad del camino

nos partieron la madre compañeros

y sin embargo

no todo está perdido

nos dejaron las manos

y eso es mucho

para sostener la pluma y apretar el gatillo

la tierra es nuestra

esta tierra partida por el alma

esta América marcada por la espada y la sangre

es nuestra

como son nuestros

los dedos de las manos

la rabia

y la desesperanza de sentirse impotentes

nos partieron la madre compañeros

pero no nos doblaron.


V


Ya el camino se detuvo

qué nos queda

sino el sabor salobre del triunfo silencioso

el que no se goza

el que duele

el que nos deja solos.


2 octubre/68-72



De la revista Manatí, Revista de la confederación de escritores iberoamericanos Año 1, Nº 1, Segundo trimestre de 1974.


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