Índice de Fausto de J. W. GoetheActo quinto de la SEGUNDA PARTEBiblioteca Virtual Antorcha

FAUSTO

TERCERA PARTE


PARALIPÓMENOS
El gabinete de estudio de Fausto

MEFISTÓFELES.- Con tal de que brilles exteriormente, todo irá de maravilla; el joven que no tenga sus dosis de vanidad, vale más que se ahogue. Es así, es mi opinión, que debe uno presentarse a la gente; con atuendo lujoso, si quiere arrastrar todos los corazones; si río, todos reirán conmigo. Sigue mi ejemplo y pronto podrás convencerte de que es buena forma de comprobar la fortuna; porque las mujeres casi siempre perdonan que no se les respete, con tal que se usen algunas fórmulas. Fuera varitas encantadas y mandrágoras, ya que siempre ha sido el buen humor la mejor de las magias; y si estamos de acuerdo, no sé quién pueda tomarlo a mal.


CONFERENCIA
La mitad del coro: la otra mitad
Grupo de estudiantes expresando las circunstancias
Prisa, tumulto, flujo y reflujo de espectadores

WAGNER, opositor, hace una reverencia; voces separadas. El rector al bedel; mandan los bedeles guardar silencio.
Se adelanta el estudiante viajero; critica la asamblea. Voces de los estudiantes, parciales y a coro. El coro se burla del contrincante y lo hace desistir
.

FAUSTO, toma la palabra y lo ataca por su arrogancia y le pide que discuta.

MEFISTÓFELES, lo hace, pero después se envuelve en el panegírico de la vagancia y de la experiencia que de ella resulta.

Coro parcial

FAUSTO.- Triste es la descripción del vago.

Coro parcial

MEFISTÓFELES.- Conocimientos de los que carecen los sabios de la escuela.

FAUSTO.- Reta a su adversario a que objete sobre la experiencia, encargándose él de contestar.

MEFISTÓFELES.- Los montes de hielo; el fuego de Bolonia; fatal Morgana; el animal, el hombre.

FAUSTO, que contesta con viveza.- ¿Dónde está el espejo creador?

MEFISTÓFELES, hace una reverencia.- La respuesta para otra ocasión.

(Fausto suspende la sesión y despide a los asistentes)

CORO.- Mayoría y minoría de espectadores.

WAGNER.- En su solicitud, le ocupa sin cesar una idea. Bien podrían los espíritus revelar lo que el hombre sólo cree decirse a sí propio.


AUDITORIO
Conferencia

ESTUDIANTES, desde el interior.- Déjanos salir, pues todavía no comemos. El que habla olvida comer y beber, pero el que debe atender acaba por extenuarse.

ESTUDIANTES, desde el exterior.- Déjanos entrar, pues ya hemos comido, la comunidad nos ha saciado y queremos digerir aquí; además nos falta el vino y aquí está el espíritu.

EL ESTUDIANTE VIAJERO.- ¡Siempre la misma bulla para entrar y salir! ¿Por qué se apiñan de ese modo en la puerta? Despejen los de fuera para que salgan los que están adentro y luego ustedes tomarán la sala cuando esté vacía.

ESTUDIANTES.- Ése es de la especie vagabunda; grita como energúmeno, pero en el fondo está en lo correcto.

MEFISTÓFELES.- Que el que está hablando acerca de la duda alce la voz para oírlo. Cuando se quiere dudar, no se enseña: cuando se quiere enseñar, debe concederse algo. De una vez por todas aprovéchate de este aforismo, el más cierto de todos: No hay secreto para ti en lo general, pero hay uno muy grande en lo particular.


CALLE

MEFISTÓFELES.- En verdad no es muy fácil dirigir al joven dueño, pero como montero con experiencia, debe conservarse la caza. De mí puedo decir que ya nada me conmueve; doy rienda suelta a su capricho, con tal que pueda salirme con la mía. Grito mucho y le dejo hacer; si realiza alguna extravagancia, logro prudente resolver sus problemas; pero mientras se repara el mal, da uno paso a nuevas locuras.


NOCHE DE WALPURGIS
Montes de Hartz

FAUSTO.- A medida que se avanza al norte, se encuentra más hollín y más brujas.

MEFISTÓFELES.- ¡Venga una música, aunque no sea más que una gaita! Somos como muchos compadres, a quienes sobra hambre y falta paladar. ¡Hola, querido artista de Hamelin, mi antiguo amigo, excelente cazador de ratones! ¿Cómo te va?

EL CAZADOR DE RATONES DE HAMELIN.- Muy bien y dispuesto a atenderte siempre; aquí tienes a un hombre que posee todo lo que desea, huésped de 12 vírgenes filantrópicas y ...


MONTE DEL HARTZ. REGIÓN SUPERIOR
Después del intermedio; soledad, vacío. Rayos y truenos en la cumbre. Un volcán arrojando una peña inmensa, hUmo horrible. Hay a su alrededor un pueblo enorme; obstáculo; medio de abrirse paso entre la multitud. Peligro, gritos, cantos. Están en el círculo más próximo. Apenas alguien puede resistir el calor. Quién es el que está más cerca del círculo. Discursos de Satán. Presentación; investiduras. Medianoche. Desaparición de la fantasmagoría. Vulcano. Rumor y tumulto inauditos. La tempestad explota.


EN EL PINÁCULO DEL BROCHEN
SATÁN, en su trono. Pueblo inmenso alrededor. FAUSTO y MEFISTÓFELES en el círculo más cercano

SATÁN, desde lo alto.- Pónganse los cabrones a la derecha y a la izquierda las cabras, por más que no puedan estar estas últimas sin ellos.

CORO.- Honren al Señor con unción honda, ya que tan dulcemente instruye al mundo todo; escuchen con atención su voz, si quieren iniciarse en todos los misterios de la naturaleza y de la vida, y gozar de la eterna dicha.

SATÁN, hacia la derecha.- Dos cosas grandes, espléndidas, infinitas, les son repartidas por igual; doble y preciosa riqueza es el oro sonoro y el oro brillante ... La una le proporciona y la otra le quita. ¡Dichoso el que puede tener ambas!

UNA VOZ.- ¿Qué es lo que dice nuestro augusto amo? Estoy lejos y no he podido comprender bien su magnífico discurso; como no han llegado hasta mí sus palabras, estoy en la misma ignorancia acerca de la vida y los misterios de la profunda naturaleza.

SATÁN, hacia la izquierda.- Son dos cosas las que hay para ustedes grandes y exquisitas; dos cosas invaluables: el oro que brilla y ... sepan todos saciar de oro a sus damas ...

CORO.- Postrados estamos y ocultando el rostro a los pies del ídolo sublime. ¡Dichoso el que puede estar cerca y oír sus palabras!

UNA VOZ.- Por mi mal, estoy lejos, y por más que atienda se me van sus maravillas. ¿Quién podrá repetirme lo que ha dicho y aclarar mis dudas acerca de la vida eterna y los misterios de esa naturaleza tan fecunda y diversa?

MEFISTÓFELES, a una joven.- ¿Por qué lloras, mi dulce tesoro? De nada sirve en este lugar. ¿No ves que te empujan, te agitan y te aplastan?

LA JOVEN.- ¡Por piedad! Hablaba el amo con tal maravilla acerca de oro y de ... ¡Era aquello tan tierno y dulce...! Pero sólo los grandes pueden entender todo.

MEFISTÓFELES.- Hija mía, no llores así. Si quieres saber lo que el diablo entiende por ...

SATÁN, de cara.- Están aquí hijas mías, en el centro del mundo. Salud a ustedes que en sus escobas vienen de tan lejos a formar el círculo. Gracias a la hermosura que gozan de día, podrán cumplir su misión como es debido.


AUDIENCIAS PARTICULARES
EL MAESTRO DE CEREMONIAS

X.- Y si como lo he pedido, puedo reinar sin traba alguna, aunque demócrata de pura raza, en mi reconocimiento besaré tus garras, ¡odioso tirano!

EL MAESTRO DE CEREMONIAS.- ¡Las garras! Por una vez puede hacerse, pero aún es necesario decidirse a más.

X.- ¿Qué es, pues, lo que pide el ritual?

EL MAESTRO DE CEREMONIAS.- ¿Te obligas, amigo mío, a besar...?

X.- No creas que tu proposición va a desconcertarme. ¿Qué más puedo hacer?

SATÁN.- Vasallo, ya te he puesto a prueba; desde ahora te conferimos ilimitadas facultades sobre un millón de almas; al que ha sabido de tal modo adular al diablo no pueden faltar nunca palabras que halaguen.


OTRA PARTE DEL BROCHEN. REGIÓN INFERIOR
Fantasmagoría práctica
Multitud. Trepan un árbol, planes del pueblo. Suelo ardiente. Espectro desnudo con las manos atrás

SATÁN.- En todo lugar que corra la sangre humana auxilia su tibio aliento a la magia, por alcanzar sus cofrades por medio de ella una nueva vida que les anima a grandes empresas. Todo lo que huele a sangre atrae a nuestra raza y somos siempre partidarios del que la derrama; hagan que el fuego y la sangre rodeen este sitio: porque donde hay fuego debe la sangre correr. Mira la joven con lánguidos ojos, mientras que el ebrio continúa con ardor su obra, lo que indica que no faltará sangre, porque nada hay que como el amor y el vino exalte tanto el ánimo; así que no tardará en brillar el puñal y marchará lo demás sin ayuda. Pronto llegarán los males a su colmo y el torrente se arrastrará devastando todo. ¡Fausto, aprende!

(Ruedan las cabezas por el suelo; corre la sangre hasta el punto de apagar el fuego. Noche espantosa: retumbos largos)

FAUSTO, MEFISTÓFELES.- Vayamos al sur para librarnos del hollín de las brujas; en cambio no te faltarán ahí escorpiones. ¡Dulce céfiro, no nos quites tu aliento, ya que nunca nos abandonaste en los caminos de la juventud!


GRAN VÍA
Hay una cruz junto al camino; a mano derecha un antiguo palacio en la cumbre de una colina y se descubre a lo lejos una humilde cabaña

FAUSTO.- Muy listo vas: ¿Qué hay de nuevo? ¿Por qué inclinas la vista ante la cruz?

MEFISTÓFELES.- Sé muy bien que es una preocupación y en verdad te confieso que esto me aburre; pero nadie debe penetrar mi conciencia, sobre todo cuando me avergüenzo de mi raza. Cuando dijeron diablo, pensaron decir algo digno.


EN LA CORTE DEL EMPERADOR. TEATRO
El actor que hace de rey luce rendido

MEFISTÓFELES. - Bravo, viejo Fortimbras, viejo mochuelo; al verte con tan poca disposición para desempeñar tu papel, te compadezco en alto grado. Vamos, ánimo; dos palabras nada más, ya que no volveremos tan fácilmente a oír hablar a un rey.

EL CANCILLER.- Pues aquí tenemos la dicha de oír a menudo las sabias palabras de su majestad el emperador.

MEFISTÓFELES.- Es muy diferente: su excelencia, con sólo aparentar que protesta ...; al paso que lo que decimos los hechiceros no tiene importancia.

FAUSTO.- Silencio, pues empieza a reaccionar.

EL ACTOR.- Antiguo cisne, bendito seas por tu canto supremo y por todo lo bueno que has dicho, pues el mal que debiste hacer no es importante.

EL MARISCAL.- No hablen tan alto, porque el emperador duerme. Me parece que su majestad no debe estar bien.

MEFISTÓFELES.- A su majestad corresponde disponer que paremos, pues los espíritus nada más tienen qué decir.

FAUSTO.- ¿Porqué mueves los ojos de un lugar a otro?

MEFISTÓFELES.- Para ver dónde se habrán metido aquellos hombres monos que aún charlan. Es como decía hace poco un ...

EL OBISPO.- Son ideas paganas, ideas como las que he oído de Marco Aurelio. Son paganas virtudes.

MEFISTÓFELES.- Vicios fastuosos, de lo que deduzco que es justo que todo preso pague su culpa.

EL EMPERADOR.- Esto me parece duro, obispo. ¿Comparte usted mi opinión?

EL OBISPO.- Sin ánimo de eludir la sentencia de nuestra Iglesia infalible, creo que ...

MEFISTÓFELES.- ¡Perdonar! ¡Virtudes paganas! Pues yo con gusto las hubiera castigado; pero ya que es así, perdonemos. Tú, que quedas ya absuelto, vuelve a gozar de tus derechos.

(Desaparecen sin hedor)

EL MARISCAL.- ¿Percibes el mal olor?

EL OBISPO.- No.

MEFISTÓFELES.- Señores, esta clase de espíritus no huele mal.


EN LA CORTE DEL EMPERADOR

MEFISTÓFELES.- Un médico de la corte debe servir para todo: empezamos por las estrellas y acabamos por los ojos de perdiz. Sólo existe, por desgracia, esa elegante raza cortesana; si por casualidad hay algún pobre diablo que llegue a estar en lo correcto, se puede tener la certeza de que no lo sabrá el soberano.


NOCHE CLÁSICA DE WALPURGIS

FAUSTO.- Aguza tu vista, ya que tus ojos son débiles en estas llanuras, pues no se trata aquí de diablos y sí tan sólo de dioses.

MEFISTÓFELES.- El ojo exige sus derechos. ¿Qué sentido tienen todos esos paganos desnudos? Después de tanto amar, no me molesta ver algo en completa desnudez. Si la prudencia pudiera conciliarse con la juventud, si pueden existir Repúblicas sin virtud alguna, ¡qué pronto vería el mundo cumplido su alto destino! Baldón para quien, como tú, se consume después de tanta fama; sólo un charlatán puede estar sujeto a tales necesidades. ¿Consiste el uso de tus facultades en hacerte altivo ante los hombres? Luego de apagada la voz de la fama, yacen el héroe y el palurdo envueltos en el mismo olvido; cierra los ojos el primer monarca de la tierra y va el último de los perros a parar también en su hoyo. ¿No tuvo Semiramis la balanza de la paz y la guerra, y controló los destinos de la mitad del mundo, siendo tan grande en sus últimos instantes como el primer día de su dominio? Pues apenas sucumbió ante los duros golpes de la muerte, cubrieron su cadáver miles de insectos. La verdadera inteligencia consiste en saber conseguir una modesta corona, que es siempre la más perdurable; al paso que de aquí a un siglo no habrá hombre que admire tu gloria. Y cuando te exaltas, cuando dices que me porto tan mal con ustedes ... Es porque el que les dice hoy una verdad difícil la dice por miles de años. Ve a probar fortuna y no vuelvas hasta haberte arrastrado por el fango de la adulación y la bajeza. Como por lo regular el hombre apenas llega a comprender lo que le halaga, habla a los devotos de las recompensas de la virtud; habla a Ixión de las nubes; a los reyes, de la majestad de la gente; y a los pueblos, de igualdad y libertad.

FAUSTO.- Tampoco ahora me asusta tu rostro feroz y tu cólera por destruir todo. Tiene la humanidad fino el oído; una palabra pura inspira grandes acciones; sabe bien el hombre lo que le falta y acepta o sigue con placer los consejos serios. Así me separo de ti y no tardaré en volver triunfante.

MEFISTÓFELES.- ¡Sí, gracias a tus hermosas cualidades! Me complazco en ver a un loco atormentarse por otros locos. Ninguno hay que no se crea ser cuerdo en su totalidad; mucho más pronto notan la falta de dinero. Generalmente es insípida lo que más preocupa y gusta, nuestro pan habitual, por ejemplo, no es lo que hay más delicado, así como tampoco puede haber nada más vulgar y carente de sabor que la muerte.


FRENTE AL PALACIO

MEFISTÓFELES.- Siempre te quejas más de la vida que tan rápido pasa y, sin embargo, a]l verse la cosas a luz del gran día, se ve que su duración al fin te es suficiente. Descansa en tu lugar, mientras consagran ellos su cama de respeto, y antes de que el alma se exhale y vaya a buscar otro cuerpo, anunciaré a las altas regiones que he ganado mi apuesta. Voy a gozar ahora en la gran celebración que el Señor ha preparado a su modo. No, no se trata ya de diferir ni de quedarse, El Gran Vicario truena desde lo alto y no puede eludir que él y los suyos saben cazarme, como sé yo cazar a los ratones.

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