Índice de La Eneida de VirgilioLibro PrimeroLibro SegundoBiblioteca Virtual Antorcha

LA ENEIDA

VIRGILIO



PRESENTACIÓN

Dicen los que de esto saben, que todo el rollo que podríamos denominar la leyenda de Eneas, Virgilio (70 a.C - 19 a.C) lo escribió por encargo del emperador romano Augusto, quien pretendía dar lustre a su gobierno, marcando una línea divisoria entre sus inclinaciones imperiales de cara a la ya derrotada República.

Habida cuenta de que Virgilio acostumbrado estaba a rentar su pluma -recordemos que tiempos aquellos eran los de Mecenas y demás amantes del arte, la filosofía y la política, cuya función era la de costear manutensión, gastos y diversiones de personas talentosas en actividades intelectuales, con el fin de, proveyéndoles de lo necesario, permitirles el desarrollo óptimo de sus intrínsecas cualidades. Por supuesto que tales actitudes no eran, como se hizo creer, manteniéndose tal creencia hasta la actualidad, nada más porque sí. De hecho tras de aquellas actitudes aparentemente altruistas, escondíase una lógica y entendible idea de inversión; invertir en las cualidades de esas personas traería, a no dudarlo, enormes beneficios al imperio romano. Y una muestra de esto la encontramos, ni más ni menos, que en la obra que aquí presentamos: La Eneida.

Existe la generalizada opinión de que esta obra, escrita durante el transcurso de once años, buscaba la exaltación de lo romano a través de la epopeya de su inicio y desarrollo. Por principio de cuentas, Virgilio -al que apodaban el virginal porque dícese que fuchi les hacia a las mujeres y nada afecto era a asuntos sexuales-, se avienta la puntada de colocar como origen de lo romano precisamente al pueblo troyano. Los romanos devienen, según el poeta, de Troya, siendo, por ende, enemigos naturales de los griegos. Todo su alegato transcurre en el proceso de reubicación de los restos del pueblo troyano para asentarse, consolidándose, en una tierra prometida por las divinidades, las cuales, en el mismísimo Olimpo, se desgreñan y compiten para favorecer o entorpecer los objetivos fijados a los errantes troyanos. Los dioses luchan entre sí, unos a favor y otros en contra de esa población en busca de su destino.

También los que de esto saben señalan que al tal Virgilio simple y sencillamente no le gustó lo que tardó once años en escribir, por lo que, antes de morir, señaló, como parte de su voluntad última -léase, testamento-, que destruyeran el por él considerado horrible bodrio, y si tal voluntad su albacea no pudo cumplir, fue debido a la intervención de emperador Octavio quien, haciendo sonar sus chicharrones, dijo nones, y he aquí que La Eneida subsistiria a la muerte de su autor alcanzando las alturas de la inmortalidad.

Realmente resulta increible el hecho de que esta obra, por no pocos considerada una obra cumbre de la literatura latina, haya sido despreciada por su propio autor al grado de haber ordenado su destrucción. O una de dos, el tal Virgilio se habia deschavetado o, los críticos literarios que tienen en tan alta estima La Eneida, simple y sencillamente son unos papanatas. Aunque, y justo es señalarlo, a lo mejor hay otra perspectiva para abordar este cómico asunto.

Aventuras fantásticas, combates sangrientos, héroes y antihéroes conforman el ambiente y la misma temática de esta singular obra. Divertida de principio a fin, La Eneida puede gozarse si se le deslinda de inútiles y absurdas obligaciones escolares, y se le aborda simple y sencillamente como una obra de aventuras que invita a echar volar la imaginación. Hacer a un lado toda la argumentación proclive a verla como obra inmortal, poniéndola como ejemplo de no sé cuantas tonterias, garantizará, de seguro, el placer de hundirnos en sus páginas.

Finalmente cabe el señalar que esta obra fue escrita en verso, por lo que la versión en prosa que aqui colocó no se apega estrictamente a la versión original. La razón por la que decidí tomar una versión en prosa para incluirla en los estantes de nuestra Biblioteca Virtual Antorcha, no es otra que la de buscar agilizar su lectura, a sabiendas de que una obra en verso del tamaño de La Eneida muy dificilmente será leida por alguien. Nunca se debe olvidar que uno de los objetivos de la Biblioteca Virtual Antorcha, es la de promover la lectura bajo el criterio del placer de leer, no de la obligación de hacerlo, además, aquí, en la Red de Redes, el o la interesada en abordar esta obra en su versión original en verso, puede acceder a ella acudiendo a otras bibliotecas, lo que en si resuelve el asunto.

Omar Cortés
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