León Felipe

Versos y oraciones
del caminante

Primera edición cibernética, junio del 2012

Captura y diseño, Chantal López y Omar Cortés

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INDICE


Presentación de Chantal López y Omar Cortés.

LIBRO PRIMERO
Madrid, 1920

Introducción.

¡Qué lástima!.

Romero solo.

Como tú.

Vencidos.

Como aquella nube blanca.

Que día tan largo.

Ahora de pueblo en pueblo.

Corazón mío.

Ven con nosotros.

¡Qué sólo estoy, señor!

¡Qué pena!

Poemas menores.

LIBRO SEGUNDO
Nueva York, 1929

Pie para el niño de Vallecas de Velázquez.

Doña muerte y don amor.

Sabemos.

La ascensión.

La máquina.

¿Y la luna?

Revolución.

Más sencilla.

Oración.

Cristo.

Drop a star.

Elegía..

APÉNDICE
¡Qué lástima!, poema declamado por Joaquín de la Buelga.
Como tú, poema declamado por León Felipe y cantado por Paco Ibañez.
Vencidos, poema cantado por Joan Manuel Serrat.
Qué pena, poema declamado por León Felipe.






PRESENTACIÓN


Hemos decidido incluir en nuestra Biblioteca Virtual Antorcha, los dos primeros libros de poemas del gran literato hispano León Felipe (1884-1968), contenidos en la obra Versos y oraciones del caminante, que fueron escritos y publicados, el primero, en Madrid en 1920, y el segundo, en Nueva York nueve años más tarde.

Curiosamente Leon Felipe pasó una gran parte de su vida en México, país al que arribó por primera vez en la década de 1920, y en el que terminaría radicando a partir de 1938. Su obra artística prácticamente la desarrollaría en México, lugar en el que fallecería el 18 de septiembre de 1968.

Algunos de sus poemas adquirirán fama al ser musicalizados e interpretados por cantantes de talla internacional, como Joan Manuel Serrat con su interpretación de Vencidos, y Paco Ibañez con su canción Como tú.

Con anterioridad ya habíamos incluido poemas de este autor dedicados a Mollie Steimer (Haz click aquí, si deseas leerlos). Éstos están publicados en nuestra edición de 1981, y de la que colocamos una digitalización en la Red de Redes (Véase, Haciendo click aquí, Steimer, Mollie, Toda una vida de lucha, México, Biblioteca Virtual Antorcha, primera edición cibernética, marzo del 2011, recopilación y notas de Chantal López y Omar Cortés).

Definitivamente la poesía de León Felipe toca nuestras fibras sensibles, por la claridad de sus versos, nadie puede quedar indiferente a sus imágenes, a sus sonoridades. Por eso pensamos es uno de los más populares poetas del siglo XX. Los críticos del quehacer literario pueden llegar a analisis técnicos, precisando y diferenciando escuelas y estilos, pero como resulta que, para bien o para mal, no somos personas versadas en las lides literarias, quédanos tan sólo el guiarnos por nuestros sentimientos y sensaciones y tratar de compartir los textos que nos motivan e inspiran como estos poemas de León Felipe.

Un apéndice, conteniendo cuatro videos, redondean la presente edición cibernética.

Chantal López y Omar Cortés

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LIBRO PRIMERO
Madrid, 1920

INTRODUCCIÓN


I

Nadie fue ayer,
ni va hoy,
ni irá mañana
hacia Dios
por este mismo camino
que yo voy.
Para cada hombre guarda
un rayo nuevo de luz el sol ...
y un camino virgen
Dios.

II

Deshaced ese verso.
Quitadle los caireles de la rima,
el metro, la cadencia
y hasta la idea misma.
Aventad las palabras,
y si después queda algo todavía,
eso
será la poesía.

III

Poesía,
tristeza honda y ambición del alma,
¡cuándo te darás a todos ... a todos,
al príncipe y al paria,
a todos ...
sin ritmo y sin palabras.

IV

Sistema, poeta, sistema.
Empieza por contar las piedras,
luego contarás las estrellas.

V

Poeta,
ni de tu corazón,
ni de tu pensamiento,
ni del horno divino de Vulcano
han salido tus alas.
Entre todos los hombres las labraron
y entre todos los hombres en los huesos
de tus costillas las hincaron.
La mano más humilde
te ha clavado
un ensueño ...
una pluma de amor en el costado.

VI

No andes errante ...
y busca tu camino.
-Dejadme-.
Ya vendrá un viento fuerte
que me lleve a mi sitio.

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AUTORRETRATO
¡QUÉ LÁSTIMA!

¡Qué lástima
que yo no pueda cantar a la usanza
de este tiempo lo mismo que los poetas de hoy cantan!
¡Qué lástima
que yo no pueda entonar con una voz engolada
esas brillantes romanzas
a las glorias de la patria!
¡Qué lástima
que yo no tenga una patria!
Sé que la historia es la misma, la misma siempre,
que pasa
desde una tierra a otra tierra, desde una raza
a otra raza,
como pasan
esas tormentas de estío desde ésta a aquella comarca.
¡Qué lástima
que yo no tenga comarca,
patria chica, tierra provinciana!
Debí nacer en la entraña
de la estepa castellana
y fui a nacer en un pueblo del que no recuerdo nada;
pasé los días azules de mi infancia en Salamanca,
y mi juventud, una juventud sombría, en la Montaña.
Después ... ya no he vuelto a echar el ancla,
y ninguna de estas tierras me levanta
ni me exalta
para poder cantar siempre en la misma tonada
al mismo río que pasa
rodando las mismas aguas,
al mismo cielo, al mismo campo y en la misma casa.
¡Qué lástima
que yo no tenga una casa!,
una casa solariega y blasonada,
una casa
en que guardara,
a más de otras cosas raras,
un sillón viejo de cuero, una mesa apolillada
y el retrato de un mi abuelo que ganara
una batalla.
¡Qué lástima
que yo no tenga un abuelo que ganara
una batalla,
retratado con una mano cruzada
en el pecho, y la otra mano en el puño de la espada!
Y, ¡qué lástima
que yo no tenga siquiera una espada!
Porque ... ¿qué voy a cantar si no tengo ni una patria,
ni una tierra provinciana,
ni una casa
solariega y blasonada,
ni el retrato de un mi abuelo que ganara
una batalla,
ni un sillón viejo de cuero, ni una mesa, ni una espada?
¡Qué voy a cantar si soy un paria
que apenas tiene una capa!
Sin embargo ...
en esta tierra de España
y en un pueblo de la Alcarria
hay una casa
en la que estoy de posada
y donde tengo, prestadas,
una mesa de pino y una silla de paja.
Un libro tengo también. Y todo mi ajuar se halla
en una sala
muy amplia
y muy blanca
que está en la parte más baja
y más fresca de la casa.
Tiene una luz muy clara
esta sala
tan amplia
y tan blanca ...
Una luz muy clara
que entra por una ventana
que da a una calle muy ancha.
Y a la luz de esta ventana
vengo todas las mañanas.
Aquí me siento sobre mi silla de paja
y venzo las horas largas
leyendo en mi libro y viendo cómo pasa
la gente al través de la ventana.
Cosas de poca importancia
parecen un libro V el cristal de una ventana
en un pueblo de la Alcarria,
y, sin embargo, le basta
para sentir todo el ritmo de la vida a mi alma.
Que todo el ritmo del mundo por estos cristales pasa
cuando pasan
ese pastor que va detrás de las cabras
con una enorme cayada,
esa mujer agobiada
con una carga
de leña en la espalda,
esos mendigos que vienen arrastrando sus miserias,
de Pastrana,
y esa niña que va a la escuela de tan mala gana.
¡Oh, esa niña! Hace un alto en mi ventana
siempre y se queda a los cristales pegada
como si fuera una estampa.
¡Qué gracia
tiene su cara
en el cristal aplastada
con la barbilla sumida y la naricilla chata!
Yo me río mucho mirándola
y la digo que es una niña muy guapa ...
Ella, entonces, me llama ¡tonto!, y se marcha.
¡Pobre niña! Ya no pasa
por esta calle tan ancha
caminando hacia la escuela de muy maja gana,
ni se para
en mi ventana,
ni se queda a los cristales pegada
como si fuera una estampa.
Que un día se puso mala,
muy mala,
y otro día doblaron por ella a muerto las campanas.

Y en una tarde muy clara,
por esta calle tan ancha,
al través de la ventana,
vi cómo se la llevaban
en una caja
muy blanca ...
En una caja
muy blanca
que tenía un cristalito en la tapa.
Por aquel cristal se la veía la cara
lo mismo que cuando estaba
pegadita al cristal de mi ventana ...
Al cristal de esta ventana
que ahora me recuerda siempre el cristalito de aquella caja
tan blanca.
Todo el ritmo de la vida pasa
por este cristal de mi ventana ...
¡Y la muerte también pasa!

¡Que lástima
que no pudiendo cantar otras hazañas,
porque no tengo una patria,
ni una tierra provinciana,
ni una casa
solariega y blasonada,
ni el retrato de un mi abuelo que ganara
una batalla,
ni un sillón viejo de cuero, ni una mesa, ni una espada,
y soy un paria
que apenas tiene una capa ...
venga, forzado, a cantar cosas de poca importancia!

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ROMERO SOLO

Ser en la vida romero,
romero solo que cruza siempre por caminos nuevos.
Ser en la vida romero,
sin más oficio, sin otro nombre y sin pueblo.
Ser en la vida romero ... sólo romero.
Que no hagan callo las cosas ni en el alma ni en el cuerpo,
pasar por todo una vez, una vez solo y ligero,
ligero, siempre ligero.

Que no se acostumbre el pie a pisar el mismo suelo,
ni el tablado de la farsa, ni la losa de los templos
para que nunca recemos
como el sacristán los rezos,
ni como el cómico viejo
digamos los versos.
La mano ociosa es quien tiene más fino el tacto en los dedos
decía el príncipe Hamlet, viendo
cómo cavaba una fosa y cantaba al mismo tiempo
un sepulturero.
No sabiendo los oficios los haremos con respeto.
Para enterrar a los muertos
como debemos
cualquiera sirve, cualquiera ... menos un sepulturero.

Un día todos sabemos
hacer justicia. Tan bien como el Rey hebreo
la hizo Sancho el escudero
y el villano Pedro Crespo.
Que no hagan callo las cosas ni en el alma ni en el cuerpo.
Pasar por todo una vez, una vez solo y ligero,
ligero, siempre ligero.
Sensibles a todo viento
y bajo todos los cielos,
poetas, nunca cantemos
la vida de un mismo pueblo
ni la flor de un solo huerto.
Que sean todos los pueblos
y todos los huertos nuestros.

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COMO TÚ ...

Así es mi vida,
piedra,
como tú. Como tú,
piedra pequeña;
como tú,
piedra ligera;
como tú,
canto que ruedas
por las calzadas
y por las veredas;
como tú,
guijarro humilde de las carreteras;
como tú,
que en días de tormenta
te hundes
en el cieno de la tierra
y luego
centelleas
bajo los cascos
y bajo las ruedas;
como tú, que no has servido
para ser ni piedra
de una lonja,
ni piedra de una audiencia,
ni piedra de un palacio,
ni piedra de una iglesia ...
como tú, piedra aventurera ...
como tú,
que tal vez estás hecha
sólo para una honda ...
piedra pequeña
y
ligera ...

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VENCIDOS

Por la manchega llanura
se vuelve a ver la figura
de Don Quijote pasar.
Y ahora ociosa y abollada va en el rucio la armadura,
y va ocioso el caballero sin peto y sin espaldar,
va cargado de amargura,
que allá encontró sepultura
su amoroso batallar.
Va cargado de amargura,
que allá quedó su ventura
en la playa de Barcino, frente al mar.

Por la manchega llanura
se vuelve a ver la figura
de Don Quijote pasar.
Va cargado de amargura,
va, vencido, el caballero de retorno a su lugar.
¡Cuántas veces, Don Quijote, por esa misma llanura
en horas de desaliento así te miro pasar!
¡Y cuántas veces te grito: Hazme un sitio en tu montura
y llévame a tu lugar;
hazme un sitio en tu montura,
caballero derrotado,
hazme un sitio en tu montura,
que yo también voy cargado
de amargura
y no puedo batallar!

Ponme a la grupa contigo,
caballero del honor,
ponme a la grupa contigo
y llévame a ser contigo pastor.

Por la manchega llanura
se vuelve a ver la figura
de Don Quijote pasar ...

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COMO AQUELLA NUBE BLANCA

Ayer estaba mi amor
como aquella nube blanca
que va tan sola en el cielo
y tan alta,
como aquella
que ahora pasa
junto a la luna
de plata.

Nube
blanca,
que vas tan sola en el cielo
y tan alta,
junto a la luna
de plata,
vendrás a parar
mañana,
igual que mi amor,
en agua,
en agua del mar
amarga.

Mi amor tiene el ritornelo
del agua, que sin cesar,
en nubes sube hasta el cielo
y en lluvia baja hasta el mar.

Y el agua, aquel ritornelo
de mi amor, que, sin cesar,
en sueños sube hasta el cielo
y en llanto baja hasta el mar.

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QUÉ DÍA TAN LARGO

¡Qué día tan largo
y qué camino tan áspero,
qué largo es todo, qué largo,
qué largo es todo y qué áspero!
En el cielo está clavado
el sol iracundo y alto.
La tierra es toda llanura, llanura, toda llanura, y en la
llanura ... ni un árbol.

Voy tan cansado
que pienso en una sombra ~ualquiera. Quiero descanso,
descanso, sólo descanso.
¡Dormir! Y lo mismo me da ya bajo un ciprés que bajo
un álamo.

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AHORA DE PUEBLO EN PUEBLO

Ahora de pueblo en pueblo
errando por la vida,
luego de mundo en mundo errando por el cielo
lo mismo que esa estrella fugitiva.
¿Después? ... Después ...
ya lo dirá esa estrella misma,
esa estrella romera
que es la mía,
esa estrella que corre por el cielo sin albergue
como yo por la vida.

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CORAZÓN MíO

Corazón mío ...
¡Qué abandonado te encuentro!
Corazón mío,
estás lo mismo que aquellos
palacios deshabitados
y llenos de misteriosos silencios.
Corazón mío,
palacio viejo,
palacio desmantelado,
palacio desierto,
palacio mudo
y lleno de misteriosos silencios ...
Ni una golondrina ya
llega a buscar tus aleros ...
y hacen su cobijo sólo
en tus huecos los murciélagos.

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VEN CON NOSOTROS ...

Cuando me han visto solo y recostado
al borde del camino,
unos hombres
con trazas de mendigos
que cruzaban rebeldes y afanosos
me han dicho:
- Ven con nosotros,
peregrino.
Y otros hombres
con portes de patricios
que llevaban sus galas
intranquilos,
me han hablado
lo mismo:
- Ven con nosotros, peregrino.
Yo a todos los he visto
perderse allá a lo lejos del camino ...
y me he quedado solo, sin despegar los labios, en mi sitio.

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¡QUÉ SOLO ESTOY, SEÑOR!

¡Qué solo estoy, Señor!
¡Qué solo y qué rendido
de andar a la ventura
buscando mi destino!
En todos los mesones
he dormido,
en mesones de amor
y en mesones malditos,
sin encontrar jamás
mi albergue decisivo,
y ahora estoy aquí, solo ...
rendido
de andar a la ventura
por todos los caminos.
Ahora estoy aquí, solo,
en este pueblo de Avila escondido
pensando
que no está aquí mi sitio,
que no está aquí tampoco
mi albergue decisivo.

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¡QUÉ PENA!

¡Qué pena si este camino fuera de muchísimas leguas
y siempre se repitieran
los mismos pueblos, las mismas ventas,
los mismos rebaños, las mismas recuas!

¡Qué pena si esta vida tuviera
-esta vida nuestra-
mil años de existencia!
¿Quién la haría hasta el fin llevadera?
¿Quién la soportaría toda sin protesta?
¿Quién lee diez siglos en la Historia y no la cierra
al ver las mismas cosas siempre con distinta fecha?
Los mismos hombres, las mismas guerras,
los mismos tiranos, las mismas cadenas,
los mismos farsantes, las mismas sectas
¡y los mismos, los mismos poetas!

¡Qué pena,
que sea así todo siempre, siempre de la misma manera!

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POEMAS MENORES

I

No es lo que me trae cansado
este camino de ahora.
No cansa
una vuelta sola.
Cansa el estar todo un día,
hora tras hora,
y día tras día un año
y año tras año una vida
dando vueltas a la noria.

II

Que se quede así ya
-desnudo y vacío- el corazón.
¿A qué vestirle de nuevo,
a qué otra vez colmarle de amor
si otra vez, al fin, ha de venir el tiempo
a llevárselo todo como un ladrón?

III

Huyen. Se ve que huyen
vueltas de espaldas a la tierra.
Nosotros no hemos visto todavía
los ojos de una estrella.
Para buscar lo que buscamos
(¿dónde está mi sortija?) una cerilla es buena,
y la luz del gas,
y la maravillosa luz eléctrica ...
Nosotros no hemos visto todavía
los ojos de una estrella.

IV

¿Qué más da ser rey
que ir de puerta en puerta?
¿Qué va
de miseria a miseria?

V

¿Qué me importa que se borren
los caminos de la tierra
con el agua
que ha traído esa tormenta?
Mi pena es porque esas nubes tan negras
han borrado las estrellas.

VI

Para mí el bordón sólo.
A vosotros os dejo
la vara justiciera,
el caduceo,
el báculo
y el cetro.
Para mí el bordón sólo del romero ...
Yo quiero el camino blanco y sin término.

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LIBRO SEGUNDO
Nueva York, 1929



PIE PARA EL NIÑO DE VALLEGAS DE VELÁZQUEZ

Bacía, Yelmo ... Halo ...,
éste es el orden, Sancho
.

De aquí no se va nadie.
Mientras esta cabeza rota
del Niño de Vallecas exista,
de aquí no se va nadie. Nadie.
Ni el místico ni el suicida.

Antes hay que deshacer este entuerto,
antes hay que resolver este enigma.
Y hay que resolverlo entre todos,
y hay que resolverlo sin cobardía,
sin huir
con unas alas de percalina
o haciendo un agujero
en la tarima.
De aquí no se va nadie. Nadie.
Ni el místico ni el suicida.

Y es inútil,
inútil toda huida
(ni por abajo
ni por arriba).

Se vuelve siempre. Siempre.
Hasta que un día (¡un buen día!)
el yelmo de Mambrino
-halo ya, no yelmo ni bacía-
se acomode a las sienes de Sancho
y a las tuyas y a las mías
como pintiparado,
como hecho a la medida.
Entonces nos iremos todos
por las bambalinas.
Tú, y yo, y Sancho, y el Niño de Vallecas,
y el místico, y el suicida.

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DOÑA MUERTE Y DON AMOR

Doña Muerte y Don Amor,
hacer es bien lo del diablo
que trocó ya los arreos
medievales de los autos.
Un overall de Mahón
es hoy el traje adecuado
de los que, como vosotros,
llevan un duro trabajo.
Y no queráis asustarme
con el dalle y con el arco,
que éste es un viejo negocio
solidario de los cuatro:
Doña Muerte y Don Amor,
vosotros dos. Yo y el Diablo
tenemos que llevar hacia el Sol
este carro.

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SABEMOS

Sabemos que no hay tierra
ni estrellas prometidas.
Lo sabemos, Señor, lo sabemos
y seguimos contigo trabajando.
Sabemos que mil veces y mil veces
pararemos de nuevo nuestro carro
y que mil y mil veces en la tierra
alzaremos de nuevo
nuestro viejo tinglado.
Sabemos que por ello no tendremos
ni ración ni salario.
Lo sabemos, Señor, lo sabemos
y seguimos contigo trabajando.

Y sabemos
que sobre este tinglado
liemos de hacer mil veces y mil veces todavía
el mismo viejo truco bufo-trágico
sin elogios
ni aplausos.
Lo sabemos, Señor, lo sabemos
y seguimos contigo trabajando ...

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LA ASCENSIÓN

Y dexas, Pastor santo,
tu grey en este valle hondo, escuro ...
FRAY LUIS DE LEÓN

Aquí vino
y se fue.
Vino ..., nos marcó nuestra tarea
y se fue.
Tal vez detrás de aquella nube
hay alguien que trabaja
lo mismo que nosotros,
y tal vez las estrellas
no son más que ventanas encendidas
de una fábrica
donde Dios tiene que repartir
una labor también.

Aquí vino
y se fue.
Vino ..., llenó nuestra caja de caudales
con millones de siglos y de siglos,
nos dejó unas herramientas ...
y se fue.

El, que lo sabe todo,
sabe que estando solos,
sin dioses que nos miren,
trabajamos mejor.

Detrás de ti no hay nadie. Nadie.
Ni un maestro, ni un amo, ni un patrón.
Pero tuyo es el tiempo.
El tiempo y esa gubia
con que Dios comenzó la creación.

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LA MAQUINA

(The Labour-saving Machinery)

Ni es un dragón
ni es un juguete, Marta.
Es un regalo religioso,
el último regalo del Señor.

Para que no te pierdas demasiado
en el trajín de la casa;
para que no digas ya más,
primero es la obligación que la devoción.
Y para que no te distraigas en el templo
pensando en el horno, en la rueca
y en el esclavo perezoso.

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¿Y LA LUNA?

En el pozo la guardaron.
Para que no la robasen
en el pozo la guardaron
-como una onza en un bolso-
aquellos fieros románticos.

Y estuvieron dos cipreses
la noche entera velando.
La noche entera de un siglo
los dos cipreses velaron.

Pero fue en vano, fue en vano,
toda la vela fue en vano.
Al llegar la madrugada
el Sol levantó los brazos
y asomó sobre la sierra
su rostro congestionado
de risa,
que gritaba:
¡la han robado, la han robado, la han robado!...

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REVOLUCIÓN

Siempre habrá nieve altanera
que vista al monte de armiño
y agua humilde que trabaje
en la presa del molino.
Y siempre habcl un sol también
-un sol verdugo y amigo-
que trueque en llanto la nieve
y en nube el agua del río.

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MÁS SENCILLA

Más sencilla, más sencilla.
Sin barroquismo,
sin añadidos ni ornamentos,
que se vean desnudos
los maderos,
desnudos
y decididamente rectos.
Los brazos en abrazo hacia la Tierra,
el ástil disparándose a los cielos
.

Que no haya un solo adorno
que distraiga este gesto,
este equilibrio humano
de los dos mandamientos.
Más sencilla, más sencilla;
haz una cruz sencilla, carpintero.

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ORACIÓN

Señor, yo te amo Frque juegas limpio;
sin trampas -sin milagros-;
porque dejas que salga,
paso a paso,
sin trucos -sin utopías-,
carta a carta, sin cambiazos,
tu formidable
solitario.

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CRISTO

Viniste a glorificar las lágrimas ...
no a enjugarlas ...
Viniste a abrir las heridas ...
no a cerrarlas.
Viniste a encender las hogueras ...
no a apagarlas ...
Viniste a decir:
¡Que corran el llanto,
la sangre
y el fuego ...
como el agua!

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DROP A STAR

¿Dónde está la estrella de los nacimientos?
La tierra, encabritada, se ha parado en el viento.
Y no ven los ojos de los marineros.
Aquel pez -¡seguidle!-
se lleva, danzando,
la estrella polar.

El mundo es una slot-machine,
con una ranura en la frente del cielo,
sobre la cabecera del mar.
(Se ha parado la máquina,
se ha acabado la cuerda).
El mundo es algo que funciona
como el piano mecánico de un bar.
(Se ha acabado la cuerda,
se ha parado la máquina) ...
Marinero,
tú tienes una estrella en el bolsillo ...
Drop a star!
Enciende con tu mano la nueva música del mundo,
la canción marinera de mañana,
el himno venidero de los hombres ...
Drop a star!
Echa a andar otra vez este barco varado, marinero.
Tú tienes una estrella en el bolsillo ...
una estrella nueva de paladio, de fósforo y de imán.

1929

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ELEGÍA

A la memoria de Héctor Marqués, capitán de
la Marina mercante española, que murió en alta
mar y lo enterraron en Nueva York.


... tierra extranjera
cayó sobre su carne aventurera.
José del Río Sáenz

Marineros,
¿por qué le dais a la tierra lo que no es suyo
y se lo quitáis al mar?
¿Por qué le habéis enterrado, marineros,
si era un soldado del mar?
Su frente encendida, un faro;
ojos azules, carne de yodo y de sal.
Murió allá arriba, en el puente,
con la rosa de los vientos en la mano,
deshojando la estrella de navegar.
¿Por qué le habéis enterrado, marineros?
¡Y en una tierra sin conchas! ¡ En la playa negra! ...
¡Allá,
en la ribera siniestra
del otro mar!
¡Nueva York!
-piedra, cemento y hierro en tempestad-.
Donde el ojo ciclópeo del gran faro
que busca a los ahogados no puede llel!ar,
donde se acaban las torres y los puentes,
donde no se ve ya
la espuma altiva de los rascacielos,
en los escombros de las calles sórdidas
que rompe en el último arrabal,
donde se vuelve la culebra sombrla de los elevados
a meterse otra vez en la ciudad ...
Allí, la arcilla opaca de los cementerios, marineros ...
¡allí habéis enterrado al capitán!
¿Por qué le habéis enterrado, marineros,
por qué le habéis enterrado,
si murió como el mejor capitán
y su alma -viento, espuma y cabrilleo-
está ahí, entre la noche y el mar? ...

A bordo del Cristóbal Colón, 1932

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APÉNDICE


IMPORTANTE

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POEMA ¡QUÉ LÁSTIMA!, declamado por Joaquín de la Buelga


COMO TÚ, poema declamado por León Felipe y cantado por Paco Ibañez


VENCIDOS, poema cantado por Joan Manuel Serrat

QUÉ PENA, poema declamado por León Felipe


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