Índice de Crónicas y debates de la Soberana Convención Revolucionaria Recopilación de Florencio Barrera FuentesSegunda parte de la sesión del 18 de febrero de 1915 Segunda parte de la sesión del 19 de febrero de 1915Biblioteca Virtual Antorcha

CRÓNICAS Y DEBATES
DE LAS SESIONES DE LA
SOBERANA CONVENCIÓN REVOLUCIONARIA

Compilador: Florencio Barrera Fuentes

SESIÓN DEL 19 DE FEBRERO DE 1915 CELEBRADA EN CUERNAVACA, MORELOS
Primera parte

Presidencia del C. Delegado Otilio Montaño


SUMARIO

Acta de la sesión anterior.- Oficios del C. Presidente de la S. Convención Revolucionaria, Encargado del Poder Ejecutivo, en los que manifiesta haber mandado publicar varios decretos.- Se mandaron pasar a la Comisión de Peticiones las proposiciones de los delegados Pérez Taylor, Treviño y Juan Berrera Ponce.- Oficio del C. Lic. Rodrigo Gómez, Ministro de Justicia, adjuntando un Proyecto de Reformas.- Continúa la discusión en lo particular, del Reglamento Interior de la Soberana Convención.- Se aprueban los artículos 20°, 21°, 22°, 23°, 24° y 26°.- Dictamen de la Comisión de Guerra, que consulta se acceda a la solicitud de la señora Elena Plancarte, viuda de Escalante.- Orden del Día.

Lista pasada por el ciudadano Lecona.
Presidente: Ciudadano Montaño.
Secretario: Ciudadano Lecona.

El ciudadano secretario dio cuenta con los oficios siguientes:

Un sello con el escudo de la Nación, que dice:
Presidente Provisional de los Estados Unidos Mexicanos.

Con esta fecha mando publicar en los términos indicados por la Soberana Convención Revolucionaria, el decreto relativo a los militares en servicio y disponibilidad, pertenecientes al Ejército Convencionista, y residentes en la ciudad de México, en los días de la desocupación de esta plaza por el Gobierno de la Convención, que no se hayan puesto a las órdenes de dicho Gobierno, sin estar físicamente imposibilitados para hacerlo, y relativo también a los generales, jefes y oficiales que después de la desocupación de la ciudad de México por las fuerzas convencionistas, pasaron a prestar sus servicios en las filas disidentes.

Hoy solicito de la Secretaría de Guerra y Marina los nombres de los militares que perteneciendo al Gobierno Convencionista, no se han presentado hasta la fecha, con el objeto de publicarlos en la Orden General de la Plaza, a su debido tiempo, con lo que quedará cumplido en todas sus partes el decreto a que vengo refiriéndome.

Una vez más, protesto a ustedes las seguridades de mi más atenta consideración.

Constitución y Reformas.
Cuernavaca, Morelos, febrero 19 de 1915.
El Presidente de la S. Convención Encargado del Poder Ejecutivo.
R. González Garza (rúbrica).

A los CC. secretarios de la Soberana Convención Revolucionaria.
Presentes.

A su expediente.

Un sello con el escudo de la Nación, que dice:
Presidente Provisional de los Estados Unidos Mexicanos.

En ejercicio de las facultades extraordinarias concedidas en el Ramo de Guerra al Ejecutivo de mi cargo, por la Soberana Convención Revolucionaria, con anterioridad a su acuerdo libró órdenes a todos los jefes que se encuentran en la línea de fuego, para que los prisioneros yaquis que llegaran a hacerse, fueran tratados con toda consideración, en vista de que han venido a la lucha engañados por los carrancistas.

Esto no obstante, en cumplimiento del acuerdo de esa H. Asamblea, se ratificarán las órdenes expedidas a los expresados jefes, y se hace la inmediata promulgación del decreto a que se refiere el atento oficio de esa S. Convención, fecha 18 del actual.

Protesto a ustedes mi más atenta y distinguida consideración.

Constitución y Reformas.
Cuernavaca, Mor., febrero 19, 1915.
El Presidente de la S. Convención, Encargado del Poder Ejecutivo.
R. González Garza (rúbrica).

A los CC. secretarios de la Soberana Convención Revolucionaria.
Presentes.

A su expediente.

Un sello con el escudo de la Nación, que dice:
Presidente Provisional de los Estados Unidos Mexicanos.

En respuesta al atento oficio de esa H. Convención Revolucionaria, que reitera el acuerdo de ordenar la reparación del acueducto de Xochimilco, que surte de agua a la capital de la República, para restablecer permanentemente ese importante servicio; tengo el honor de informar que su primer acuerdo a este respecto, fecha 2 del corriente, fue comunicado inmediatamente a los jefes y autoridades de Xochimilco para su debido cumplimiento sin haber obtenido hasta la fecha respuesta o informe alguno sobre el particular.

Para que lo ordenado por esa respetable Asamblea tenga esta vez su exacto cumplimiento, procedo a nombrar una Comisión Técnica que esté capacitada para realizar la obra; pero en atención a que los peritos que se requieren sólo pueden ser designados de entre los miembros de la H. Asamblea, anticipo la petición de que ella conceda los permisos respectivos para utilizar los servicios de esos técnicos.

Me es grato protestar a ustedes las seguridades de mi consideración más atenta.

Constitución y Reformas.
Cuernavaca, Mor., febrero 19, 1915.
El Presidente de la S. Convención, Encargado del Poder Ejecutivo.
R. González Garza (rúbrica).

A los CC. secretarios de la Soberana Convención Revolucionaria.
Presentes.

De enterado, y procédase a la elección de peritos.

El C. Ramírez Wiella

Creo que el trámite no corresponde a lo solicitado por el señor Presidente, porque el Encargado del Poder Ejecutivo solicita permiso para nombrar la Comisión Técnica y, por consiguiente, el acuerdo debe ser tendente a que se le dé permiso para nombrar la Comisión.

El C. secretario Velázquez

La Mesa, por conducto de la Secretaría, hace notar respetuosamente a la H. Asamblea, que el Ejecutivo, en la parte última de su comunicación, dice: Pero en atención a que los peritos que se requieren, sólo pueden ser designados de entre los miembros de la H. Asamblea, anticipo la petición de que ella conceda los permisos respectivos, para utilizar los servicios de esos técnicos, etc., etc. ... De modo que de lo que se trata aquí es que esta H. Asamblea conceda permiso a los que resulten nombrados por el presidente de la Soberana Convención, encargado del Poder Ejecutivo.

El C. Nieto

En consecuencia, no está de acuerdo con lo que acaba de decir el señor secretario.

El C. secretario

Tiene usted razón, lo mismo que el señor Wiella, lo que hay que hacer es conceder el permiso; de modo que se consulta a la H. Asamblea si se concede el permiso.

Los que estén por la negativa, sírvanse ponerse de pie.

Concedido.

A continuación, se mandó pasar a la Comisión de Peticiones la proposición subscrita por los ciudadanos delegados Carlos Treviño y Rafael Pérez Taylor, a fin de que las sesiones de la Soberana Convención, erigida en Gran Jurado, tengan verificativo en las mañanas, para no interrumpir así las sesiones ordinarias.

Igualmente se mandó pasar a la misma Comisión la proposición formulada por el ciudadano Juan Herrera Ponce, en la que pide se excite a los delegados, para que concurran a la hora reglamentaria a las sesiones de esta Convención.

En seguida, el ciudadano secretario dio cuenta con lo siguiente:

Secretaría de Estado y del Despacho de Justicia.

Al hacerme cargo de la Secretaría de Estado y del Despacho de Justicia, que se sirvió confiarme el Ejecutivo, tuve en consideración que mis funciones no deberían ser las rutinarias que hasta hoy habían observado tales funcionarios, concretados a una mecánica de oficiná y a atender solamente a los eternos acaparadores de los favores públicos; sino que hoy, más que antes, los secretarios de Estado debemos coadyuvar a la realización de los problemas revolucionarios, llevando al terreno de la legalidad aquellas cuestiones sociales que persiguen las tendencias revolucionarias aceptadas por el país y que no han pasado de meras teorías o promesas.

Consecuente con ese mi modo de pensar, formé el proyecto de reformas legales que someto a la consideración de esa H. Asamblea, para que interiorizada de los principios que en él expreso y de las ideas que habrán de informar a las leyes respectivas, se sirva, si a bien lo tiene, acordar al Ejecutivo Federal la autorización que solicito, para la expedición de las disposiciones debidas; bajo el concepto de que, si esa misma H. Asamblea desea conocer desde luego cuáles son las reformas y leyes que proyecto, el subscrito atenderá respetuoso tal decisión, pasando a informar debidamente.

Protesto a ustedes mi atenta consideración.

Justicia, Constitución y Reformas.
Cuernavaca, a 17 de febrero de 1915.
Rodrigo Gómez (rúbrica).

A los ciudadanos secretarios de la Soberana Convención Revolucionaria.
Presentes.

Pasa a la Comisión de Justicia, e imprímase.

Estando presente el señor firmante de este memorial, y teniendo aquí su proyecto, al cual desea hacer algunas reformas, algunas adiciones y enmendaduras, se pregunta a la Asamblea si se le da permiso para que lo lea.

El C. Piña

¿Qué trámite se le dio?

El C. secretario

El trámite es que pasa a la Comisión de Justicia, e imprímase.

El C. Samper

Para reclamar el trámite: Me voy a fundar en un hecho para reclamar ese trámÍte, injustificadamente dado por la Mesa, porque, de cualquier manera, por una u otra causa, la ley del parlamentarismo no está aún vigente, y un secretario del Despacho, para presentarse ante esta Asamblea, no tiene facultades, si no es por acuerdo del Ejecutivo. La iniciativa que se nos presenta no está en forma, y no puede dársele trámite alguno si previamente no es hecha suya por alguno de los ciudadanos delegados.

El C. Fierro

Creo que tiene razón el ciudadano Samper, y para que se pueda dar ese trámite, hago mía la proposición del ciudadano secretario, Rodrigo Gómez.

El C.Palacios Moreno

Noto que no basta que un delegado haga suya la proposición, porque el señor licenciado Rodrigo Gómez solicita que se le concedan facultades extraordinarias para expedir leyes, y al señor secretario de Estado y del Despacho de Justicia no se le pueden dar facultades extraordinarias si no las pide el Presidente de la República. En consecuencia, ni haciendo suya la proposición el ciudadano delegado, puede tomarse en consideración; se necesita que venga autorizada pOr el Presidente de la República para que se le dé cualquier trámite, porque no la propone un simple particular, la propone un secretario de Estado.

El C. Rodrigo Gómez

Al presentar este proyecto, señores delegados ... (Voces: Para una moción de orden. No puede hablar el señor)

El C. Cervantes

Pido la palabra, para una moción de orden.

El C. Rodrigo Gómez

Los señores ministros tienen voz y tienen voto ...

El C. secretario

La Mesa, por conducto de la Secretaria, suplica respetuosamente a esta H. Asamblea, se sirva manifestar si da permiso para que tome la palabra el ciudadano ministro de Justicia.

Los que estén por la negativa, sírvanse ponerse de pie.

El C. Piña

Para una moción de orden.

Es costumbre parlamentaria que para que un señor ministro o secretario de Estado pueda venir al recinto de la Convención o del Congreso de la Unión, en su caso, sea llamado el Ejecutivo, y para que éste pueda hacer uso de la palabra en tal o cual sentido, es indispensable que sea llamado por el Congreso, o, en este caso, por la Asamblea.

Como no tengo yo noticias de que el señor secretario de Justicia haya sido invitado por esta Asamblea para que venga a informar o a hacer tales o cuales declaraciones, o a dar lectura a este documento, creo que es inconducente e imprudente que el señor ministro, sin esas facultades previas, haga uso de la palabra. Por lo tanto, yo suplico al señor presidente que se sujete, en este caso particular, a las prácticas que venimos observando.

El C. secretario

El señor presidente, por conducto de la Secretaría, manifiesta que, en virtud de que hasta ahora no tiene reglamento al cual sujetarse, y respetuoso de las decisiones de esta H. Asamblea, se ha permitido pedir permiso para que el ciudadano ministro de Justicia haga uso de la palabra, con el fin de informar; si la Asamblea está conforme, le suplica que lo manifieste.

El C. presidente

Como acaba de manifestarlo el secretario, la Mesa tiene el deber de sujetarse a las decisiones de esta H. Asamblea; en consecuencia, puesto que este asunto no está previsto en el reglamento, que está trunco, en este caso se ve en la imperiosa necesidad de sujetarlo a la decisión de la H. Asamblea. La Mesa cumple con su deber desde el momento en que sujeta a la decisión de la Asamblea este asunto, que, como dije, no está previsto por el reglamento.

El C. Cervantes

Está muy bien que la Presidencia tenga el deseo de sujetar toda clase de asuntos a la decisión de la Asamblea; pero en lo que no estoy de acuerdo es en que se conceda el uso de la palabra al señor secretario Gómez, porque no veo a qué viene el que se le conceda el uso de la palabra; si ni siquiera hemos admitido el oficio, ¿cómo vamos a admitir que hable en el seno de la Asamblea? Esto sería tanto como autorizar que todo empleado, que, por otra parte, puede ser tan respetable como el señor Gómez, viniera al seno de esta Asamblea y, por la cortesía del señor presidente, se preguntara si hablaba o no.

Yo aceptaré con muchísimo gusto que cuando tomemos en consideración el oficio o la proposición, o cuando digamos que se acepta la proposición, que se llame al señor Gómez y se le escuche; pero en este caso, el señor presidente obra mal, y estoy seguro de que la Asamblea negará el permiso que se solicita.

El C. presidente

Tiene la palabra, para una rectificación, el licenciado Soto y Gama.

El C. Soto y Gama

Para rectificar un hecho relativo al debate, he pedido la palabra; porque he estado escuchando a los oradores y me ha sorprendido su mala, su pésima memoria.

El C. Casta

Para una moción de orden.

El C. Soto y Gama

Tengo derecho de rectificar hechos; hablan todos los del contra, y cuando habla uno del pro se asustan. Es muy triste esto; nadie puede interrumpir a un orador, según artículo aprobado, sino cuando está violando un artículo del Reglamento o está profiriendo injurias contra un orador; ni violo un artículo del Reglamento, ni estoy profiriendo injurias contra un orador, y tan sólo, quizá, tiene usted obligación, conforme al Reglamento, de pasar a la Mesa y hacer que el presidente me llame al orden, no usted. (Voces: Bueno, qué hable Soto y Gama)

Han hablado todos, han dicho lo que han querido, y apenas habla uno del contra, los del pro, con un criterio verdaderamente chiquito, mezquino, se asustan ... (Voces: ¡Qué nos vamos a asustar!)

Si se ve luego. Digo yo que me asombra la mala memoria, la pésima memoria de los señores delegados, porque estamos hablando aquí, como si no estuviera vigente el parlamentarismo, y tan está vigente, que está rechazada, por una mayoría de cuarenta y cinco votos contra cuarenta votos, la proposición que hacía el señor Palacios Moreno, a nombre de la Comisión de Gobernación, para que se derogara el artículo transitorio, y ese artículo transitorio no está derogado, está vigente ... (Voces: No)

Pido a la Secretaría que informe si está o no vigente el artículo transitorio.

El C. presidente

La Secretaría va a informar acerca de ese asunto, porque tiene el deber de hacerlo.

El C. secretario Palacios Moreno

La Secretaría informa que la ley respecto del parlamentarismo ...

El C. Soto y Gama (interrumpiendo)

El señor es miembro de la Comisión de Gobernación, y no debe informar. (Voces: Es secretario)

El C. Piña (dirigiéndose al ciudadano Soto y Gama)

No se asuste, hombre.

El C. Palacios Moreno

La ley del parlamentarismo no está vigente, porque no la ha promulgado el Ejecutivo.

El C. Casta, para una moción de orden

Aun cuando el señor Soto y Gama ha expuesto lo que ha expuesto, y el señor presidente dice que no hay reglamento, hay una orden del día, y en esa orden no está incluido este punto; por tal concepto, debemos respetar nuestros acuerdos.

El C. presidente

Precisamente está en la lectura de documentos en cartera.

El C. Soto y Gama

Cuando la Presidencia dio permiso a la Secretaría para que informara, el señor Palacios Moreno no tuvo el derecho para declararse presidente, haciendo uso de la palabra; es parcial, porque es el autor del proyecto desechado, y le pudo mucho la derrota; así es que en el debate es parte interesada, y quiso aparecer como parte neutral, hablando como secretario. Hago constar hasta qué punto les asusta el parlamentarismo, y suplico a la Presidencia que informe si dio permiso al señor Palacios Moreno o al señor secretario Lecona, para que contestara mi interpelación.

El C. presidente

La Mesa manifiesta, con toda honorabilidad, que le dio la palabra al señor secretario Lecona, pero el señor Palacios Moreno se adelantó, y por una cortesía no se le hizo notar. En esta virtud, y en obvio de mayores dificultades, vuelvo a repetir al señor Lecona que cumpla con las órdenes de esta Mesa.

El C. Palacios Moreno

Pido la palabra, para contestar un cargo indebido e injusto que me ha hecho la Mesa.

El C. Borrego

Para una moción de orden.

El C. Palacios Moreno

Pido la palabra, señor presidente.

El C. presidente

Después la tendrá usted.

El C. Piña

Que informe la Secretaría.

El C. secretario Lecona

La Mesa, por conducto de la Secretaría, informa a esta H. Asamblea que, efectivamente, el artículo transitorio ha sido aprobado; que se haya puesto en vigor por quien corresponda, no le consta; pero sí ha sido aprobado en el seno de la Asamblea.

El C. Piña

Pido la palabra, para una aclaración.

El C. Palacios Moreno

En primer lugar, el señor Montaño sí me autorizó para informar; el señor Montaño no ha estado a la altura de su papel de presidente, desdiciéndose; él me autorizó, y por eso informé; pero debo decirle a la Asamblea que debe tomar los argumentos de la misma fuente del señor Soto y Gama, para desechar de plano la iniciativa del ministro de Justicia.

El señor Soto y Gama dice: ¿Con qué derecho el secretario atropella a la Presidencia, se declara presidente de la Convención y rinde un informe o toma la palabra? ¿Con qué derecho el secretario de Estado atropella al Presidente de la República y viene a presentarnos un informe, una iniciativa?

En consecuencia, señores delegados, la ley parlamentaria no está vigente.

Me llama la atención que un abogado de la respetabilidad del señor Soto y Gama, venga con una verdadera chicana, diciendo que está vigente, no estando ni promulgada. (Aplausos)

La impudicia del señor Soto y Gama en los debates de la Convención es ya verdaderamente alarmante. El señor Soto y Gama se atreve ya a decir que son ciertos hechos que no lo son, y que en la conciencia de la Asamblea está que no se han verificado.

Yo le ruego a la delegación del Sur que reaccione, que no se deje ya más arrastrar por el señor Soto y Gama, que ha tenido la desvergüenza de sostener en esta Asamblea que está vigente una ley que precisamente el Ejecutivo tiene empacho para promulgar, por determinados motivos.

¿Cómo es posible que la delegación del Sur tenga por jefe al señor Soto y Gama, que dice que está vigente una ley parlamentaria cuando ni siquiera se ha promulgado?

Yo le ruego a la delegación del Sur que, obrando con absoluta honradez, no excite las pasiones, que tenga el suficiente criterio para emanciparse de la tiranía del señor Soto y Gama ...

El C. Cruz

Pido la palabra, para protestar contra lo que está diciendo el delegado Palacios Moreno.

El C. Palacios Moreno (continuando)

En este caso, señores delegados, se trata de producir el desbarajuste del Ejecutivo, autorizando a sus empleados para que hablen aquí, porque ellos no son ministros todavía, y la Ley Parlamentaria exige la firma del Ejecutivo en todos los acuerdos para que sean válidos todos sus actos, y hay que tener en cuenta que no es ni siquiera el nuestro, porque es poder independiente, y no debe admitirse la iniciativa del señor secretario de Justicia, si no viene autorizada con la firma del Presidente, porque ni él ni ninguno otro de los secretarios puede hacerlo.

Yo no he pasado por encima de la Presidencia y, aunque yo no pedí la palabra, he pedido autorización del señor presidente Montaño para hablar, y aun cuando no me la hubiera concedido, hubiera hablado, porque tenía perfecto derecho de hacerlo, como en la conciencia de los delegados está eso, y en la del señor Soto y Gama también.

El C. presidente

A la Asamblea le consta que el cargo de la Secretaría se lo han dejado al señor Lecona, y los otros secretarios han abandonado por completo a la Mesa, a pesar de haber sido llamados, y he aquí el punto en cuestión; el señor está en funciones de secretario, y el señor Soto y Gama acaba de acudir a esta Mesa para contestar una alusión.

El C. Piña

Pido la palabra, para una interpelación a la Mesa.

El C. Soto y Gama

Para contestar la alusión, pido la palabra.

El C. Samper

Antes del señor Soto y Gama me inscribí yo.

El C. presidente

El señor Soto y Gama tiene el derecho, porque el Reglamento dice que se conceda la palabra para contestar alusiones personales.

El C. Castellanos

No dice eso.

El C. Soto y Gama

Que se lea el artículo.

El C. Piña

Para una interpelación a la Mesa.

El C. presidente

Se debe mantener mucha serenidad ...

El C. Piña

Para interpelar a usted, pido la palabra.

El C. presidente

No puedo concederle a usted la palabra; van a dar lectura al artículo solicitado.

El C. secretario

Artículo 8° Cuando algún delegado sea objeto de alusiones personales, podrá hacer uso de la palabra, para contestar, al terminar de hablar el orador, y deberá hacerlo en términos breves.

El C. presidente

Ya lo oyen ustedes, señores delegados.

El C. Piña

Señor presidente, es que desde antes de que el señor Soto y Gama solicitara hablar, en el sentido en que desea hacerlo, yo había pedido la palabra para una aclaración, que ya hizo el señor Palacios Moreno, y ahora me propongo hacer una interpelación a usted, en virtud de la declaración que ha hecho usted, de que todos los secretarios lo han abandonado.

El C. presidente

He dicho que no han cumplido con su deber, y la Mesa dio cuenta, según debió hacerlo. En cuanto a los oradores, dije que pasaran a inscribirse, y repito que no han cumplido con el Reglamento, porque no han pasado a hacerlo.

Tiene la palabra el licenciado Soto y Gama, y ruego de nuevo a los señores oradores que pasen a inscribirse, ya sea en el pro, o ya en el contra.

El C. Piña

Yo me inscribo en contra del trámite dictado por la Mesa.

El C. Soto y Gama

Señores delegados:

Se me ha aludido en forma injuriosa, pero yo desprecio la injuria, porque sé el móvil que la inspira, y el móvil que la inspira es traer contra mí el odio de la Asamblea; sobre todo en esta vez, dando un golpe teatral, sumamente chistoso, sumamente gracioso, que no honra de ninguna manera al señor Palacios Moreno. Quiere, en una forma de inocente, de chiquito, de criatura, que la delegación del Sur, que me conoce bien, que sabe que estoy en lo justo, que sabe que no es injusticia ni desvergüenza recordar un hecho que es cierto -porque es cierto a pesar del señor Palacios Moreno-, a pesar de la gran vergüenza que tiene el señor Palacios Moreno, no crea que es cierto.

El hecho es éste, y lo sabe la delegación del Sur, y lo sabe toda la Asamblea: existe un artículo transitorio que dice que el parlamentarismo se aplicará también al Poder Ejecutivo actual, y ese artículo no ha sido derogado; de manera que está vigente; de manera que decir eso, no es desvergüenza, ni es impudicia. La delegación del Sur me conoce, y crea el señor Palacios Moreno que esos aplausos arrancados a la pasión de un grupo, no me quitan el prestigio en el grupo del Sur.

En cuanto a los delegados del Norte que sean honrados, les suplico acudan al archivo de la Secretaría para que vean si está o no vigente el artículo transitorio, y cuando se hayan convencido de que está vigente, entonces es cuando se puede decir si estamos o no en lo justo.

Como los del Sur somos más amantes del orden y de la seriedad que muchos señores del Norte, no seremos nosotros los que provoquemos que se altere la orden del día, no poniendo a discusión en esta sesión el parlamentarismo; porque es indiscutible que el parlamentarismo está vigente, y los señores delegados se convencerán con sólo consultar a su memoria; ni seremos nosotros los que propongamos por gusto o por golpe teatral una escisión entre el Ejecutivo y el ministro de Justicia o entre el Ejecutivo y el Sur; de manera que no se alarmen los señores alarmistas; pero no tengan tampoco la candidez o la ingenuidad de aplaudir a un hombre, como el señor Palacios Moreno, que no hace más que hacerse eco del despecho de la derrota del otro día -de los cuarenta y cinco contra cuarenta-. Eso es lo que tengo que decir. (Aplausos)

El C. Borrego

Para un hecho, señor presidente, pido la palabra.

Se puede cortar la discusión del trámite que ha dado usted. Sé que la iniciativa del señor secretario de Justicia está subscrita por el Ejecutivo.

El C. secretario

Iba yo a leer.

El C. presidente

Pero no dejan hacerlo; ya ve usted las dificultades de la Mesa; si no se les concede la palabra, se enojan. Lea usted, señor secretario.

El C. secretario

Era lo que iba a hacer. (Leyó la iniciativa) (Voces: ¿Dónde está la firma?)

Es un borradorcito; no trae ninguna firma. (Murmullos)

El C. Rodrigo Gómez

Protesto que el señor Presidente de la República me ha autorizado.

El C. Soto y Gama

Para una moción de orden. Pido a la Presidencia dé por terminado el incidente.

El C. Nieto

Pido la palabra para alusión personal.

El C. presidente

No vale contestar alusiones personales.

El C. Nieto

Con el mismo derecho con que las contestó el señor Soto y Gama, pido la palabra para contestar alusiones.

El C. secretario

¿Quién aludió a usted?

El C. Nieto

Lo voy a explicar.

El C. presidente

¿Su nombre de usted, señor?

El C. Nieto

José G. Nieto.

El C. secretario

El presidente le interpela a usted si se ha mencionado su nombre.

El C. Nieto

Mi nombre, no; pero la alusión se ha hecho, y voy a demostrarla.

El señor licenciado Soto y Gama ha dicho que el señor licenciado Palacios Moreno no era más que el eco del despecho de los derrotados del otro día, y como yo fui uno de los derrotados, vengo a decirle al señor licenciado Soto y Gama, que falta absolutamente a la verdad, y con el criterio personalista con que él juzga todas las cosas, me juzga a mí despechado, cuando en realidad no le doy importancia a lo que ha pasado.

Dice que nos han derrotado; sí, señor, es cierto; pero no ha sido con razones. Conste.

El C. Soto y Gama

Declaro terminantemente que no aludí a usted, sino al señor Palacios Moreno; no tuve la gana de aludir a usted.

El C. Cervantes

Para una moción de orden: El precepto del Reglamento para conceder la palabra para alusiones, es muy justiciero, pero no pOr gusto vamos a convertir a la Asamblea, interpretando mal ese artículo, en un palenque. El señor Soto y Gama hizo uso de la palabra, y no debía habérsele concedido. Está bien que se acerque a la Presidencia para solicitar la palabra con el objeto de contestar alusiones, pero no para contrarrespuestas, porque así no vamos a acabar nunca.

El C. presidente

La Mesa manifiesta respetuosamente al señor Cervantes, que el Reglamento no habla absolutamente nada en este sentido, y es natural que le concediera la palabra si la había pedido para ese fin. Como aquí se está tratando de algo que se relaciona con la Mesa, ésta se reserva también el derecho de hablar. Le suplico al señor Soto y Gama pase a ocupar la Presidencia, porque voy a hacer uso de la palabra.

El C. presidente Soto y Gama

La Presidencia declara, aun cuando no haya necesidad de hacerlo, que no estando en la orden del día, a discusión, la vigencia o no del parlamentarismo, no concederá la palabra a ninguno sobre este asunto, sino que se sujetará a la orden del día. Continúa la discusión de los artículos del Reglamento.

El C. secretario

Artículo 20° ...

El C. Piña (interrumpiendo)

Pido la palabra, para una moción de orden. La Mesa ha dictado un trámite, con el cual no estoy conforme; yo protesto contra el presidente, que pasa sobre la Asamblea y que pasa sobre el Reglamento, y pido que conste mi protesta en el acta.

El C. presidente

Llamo al orden otra vez al señor delegado. Está a discusión lo que la orden del día señala, que dice:

ORDEN DEL DIA

Febrero 19 de 1915.

I. Lectura del acta de la sesión anterior.
II. Lectura de documentos en cartera.
III. Discusión de los artículos pendientes del proyecto del capítulo de debates del Reglamento interior.
IV. Discusión de los dictámenes pendientes de la Comisión de Guerra.

El C. Piña

La Mesa ha dictado un trámite, y contra ese trámite quiero hacer uso de la palabra, porque no estoy conforme con él; tengo derecho para impugnarlo, y usted indebidamente no me concede la palabra.

El C. presidente

No le concedo a usted la palabra.

El ciudadano presidente siguió dando lectura a la orden del día.

V. Discusión del dictamen de la Comisión de Gobernación sobre supresión de las Secretarías de Estado.
VI. Dictamen de la Comisión de Hacienda, sobre nombramiento de un pagador de la Convención.
VII. Dictamen de la Comisión de Justicia, consultando pase al Gran Jurado el asunto del ciudadano Zamora, sometido al estudio de aquella Comisión.
VIII. Dictámenes de la Comisión de Peticiones.

El C. Piña

Pido la palabra.

El C. presidente

No cabe discusión ninguna en la lectura de la orden del día; a ésta se le da lectura hoy y en otra sesión se discuten los dictámenes; de manera que me permito suplicar al señor Piña que sea en lo sucesivo más respetuoso con la Presidencia.

El C. Piña

Y yo le suplico que sea usted más respetuoso con la Asamblea. Está a discusión un trámite ... (Campanilla)

La Mesa ha dado un trámite, con el cual no está conforme la Asamblea ... (Campanilla)

Está a discusión un trámite.

El C. Nieto

Pido la palabra para una interpelación a la Mesa.

El C. presidente

No hay motivo para interpelaciones a la Mesa.

El C. Nieto

No lo puede usted saber, señor.

El C. Piña

Se necesita muy poca dignidad para continuar en el seno de esta Asamblea, y yo declaro que por ese motivo me retiro. (Varios ciudadanos delegados abandonaron el salón)

El C. secretario

Artículo 20° Habrá tres clases de votaciones: por cédulas, económicas y nominales.

El C. Orozco

Pido la palabra, para hacer una protesta, señor presidente.

El C. secretario

Está a discusión.

El C. Ramírez Wiella

Pido la palabra para una aclaración.

El C. presidente

Si es una aclaración relacionada con el asunto a debate, la tiene usted; en caso contrario, no la tiene; no hay más que cumplir con el Reglamento, y voy a cumplir con el Reglamento. Los que quieran inscribirse en pro o en contra del artículo a discusión, pueden hacerlo.

El C. Ramírez Wiella

Voy a hacer una aclaración, para poder inscribirme.

El C. presidente

Primero tengo que formar la lista del pro y del contra.

El C. Ramírez Wiella

En pro del artículo.

El C. presidente

¿Nadie pide la palabra en contra? Tiene la palabra, en pro, el ciudadano Ramírez Wiella.

El C. Ramírez Wiella

Señores delegados: con profunda pena me he impuesto del incidente que acaba de ocurrir ...

El C. presidente

Llamo al orden al señor orador, porque no está a discusión el incidente que acaba de pasar.

El C. Ramírez Wiella

Voy a hacer una aclaración, para poder entrar al fondo.

Yo creo que antes que todo, señores, necesito saber si mi puesto es aquí o en alguna otra parte, porque he venido únicamente con una sola tendencia y con una sola idea: el bien del país, la rectitud en todos mis actos, la imparcialidad en mi conciencia y la independencia en mi voluntad; yo quiero saber si lo que nos trae aquí es el personalismo y es una voluntad de antemano orientada, o si venimos aquí alejados de todos nuestros sentimientos personales, si venimos aquí habiendo arrancado todas nuestras ideas anteriores, si venimos aquí para cumplir el sagrado deber que tenemos para la Patria, o si venimos para otros fines.

Antes de conocer yo la Convención, señores, no tenía de ella más que los antecedentes de los periódicos; hasta el día en que el señor González Garza se hizo cargo del Poder Ejecutivo ...

El C. presidente

Llamo al orden al señor orador; ya habrá tiempo de discutir esto; no hay para qué insistir; ya se darán las explicaciones. ¿Qué importancia le damos al hecho de haberse retirado indebidamente algunas personas impulsadas por las pasiones? Sería lamentable que por la imprudencia de los que se han salido, fuéramos a suspender la armonía que existe entre todos los delegados, por una causa tan baladí y que ellos la exageraron hasta tal extremo, a pesar de que por todos los medios se ha procurado que no se provocaran desórdenes. Yo les ruego a ustedes, o los excito, a que se concreten al artículo a debate.

El C. Ramírez Wiella

Voy a concluir, para que no se dé una mala interpretación a mis ideas. Mi idea ha excitado a todos ustedes, y yo les protesto bajo palabra de hombre honrado, que vengo aquí sin pasiones y sin prejuicios; mis anteriores peroraciones les habrán demostrado mi manera de pensar, y mi anterior conducta ...

El C. presidente

Vuelvo a llamar a usted al orden. Vamos a volver al debate; le ruego al señor Ramírez Wiella que hable sobre el artículo a discusión.

El C. Cervantes, para una moción de orden

Para cerrar el incidente, señor presidente.

Algunos de mis colegas -que no por pasionales, si usted lo quiere llamar así-, que no son menos dignos que todos los demás miembros de esta Asamblea se han retirado, porque creyeron que usted sostenía un trámite a todas luces inconveniente e injusto; yo me retiré con ellos, y si no hubiera sido porque al acercarme a la Presidencia, se me hizo una aclaración, no estaría presente.

La moción de orden la hago porque deseo que haya toda cordialidad entre los miembros del Sur y del Norte, y mi empeño es que laboremos patrióticamente, y no nos distraigamos con pequeñeces, como son todas las que originan los personalismos.

El C. presidente

Declara la Mesa que reforma su trámite en el sentido de que pase a la Comisión de Peticiones, como cualquiera petición, la del ciudadano más humilde, la del último de los ciudadanos, debe pasar a alguna Comisión, ¿verdad? Creo que no hay dificultad alguna en eso.

El C. secretario

Señor delegado Cervantes: el señor presidente le ha informado a usted que se reformó el trámite pasando a Peticiones, en virtud de que un delegado hizo suya esa petición y pasa a Peticiones como cualquiera otra petición.

El C. presidente

Continúa la discusión sobre el artículo 20° del Reglamento de debates. ¿No hay quién pida la palabra?

El C. secretario

¿Ningún ciudadano delegado desea hacer uso de la palabra en pro o en contra del artíeulo a discusión?

En votación económica se pregunta si se aprueba.

Los que estén por la afirmativa, sírvanse ponerse de pie.

Aprobado el artículo vigésimo.

El C. secretario

Artículo 21° La votación por cédulas tendrá lugar precisamente en los casos siguientes:
I. Nombramiento de Presidente Provisional.
II. Ratificación del nombramiento de ministros o destitución de los mismos.
III. Nombramiento de la Mesa Directiva de la Convención o de alguno de sus miembros, y
IV. Ratificación o reprobación. del nombramiento de Tesorero Federal y de la Convención
.

Está a discusión.

¿Ningún ciudadano desea hacer uso de la palabra, en pro o en contra?

En votación económica se pregunta si se aprueba.

Los que estén por la afirmativa, sírvanse ponerse de pie.

Aprobado el artículo 21°.

Artículo 22° Todas las demás votaciones serán económicas, excepto los casos siguientes, en que serán nominales:
I. Cuando haya duda en el resultado de una votación económica.
II. Cuando lo pidiere algún delegado, apoyado por siete más
.

Está a discusión.

¿No hay quién haga uso de la palabra?

En votación económica se pregunta si se aprueba.

Los que estén por la negativa, sírvanse ponerse de pie.

Aprobado el artículo 22°.

Artículo 23° La votación económica se hará por el solo hecho de ponerse de pie los que aprueben, y quedar sentados los que reprueben.

Está a discusión.

¿No hay quién pida la palabra?

El C. presidente

Tiene la palabra en contra el ciudadano Mesa Salinas.

El C. Mesa Salinas

Simplemente para manifestar que no estoy conforme con el texto del artículo, porque yo entiendo que quiere decir que la votación nominal se llevará a cabo por el medio de ponerse de pie los que aprueben y quedarse sentados los que reprueben ... (Voces: ¡No, no, no!) (Una voz: Esa es votación económica)

De manera que aquí se entiende que por el solo hecho de ponerse en pie unos y quedarse sentados otros, se hará la votación económica; asi es que encuentro enteramente confuso ese artículo, y por eso desearía que se cambiase en el sentido que acabo de indicar, siempre que sea ésa la idea de la Comisión; que la votación se llevará a cabo por ese medio, poniéndose en pie unos y quedándose sentados los otros.

El C. Velázquez

En pro (leyó primeramente el artículo a discusión):

A mí me parece que está completo este artículo; es muy comprensible el hecho de que se pongan en pie los que aprueben, porque así vienen a señalar de una manera precisa y clara el sentido de la votación.

El señor Mesa y Salinas dice que quedándose sentados unos y parados los otros, entonces la Secretaría podría apreciar mejor el sentido de la votación; es decir, verificándose ésta como muchas veces lo hace el secretario Lecona, cuando dice: Los que estén por la afirmativa, sírvanse quedarse sentados, lo cual no facilita la votación del asunto, sucediendo con esto que por distracción, o que por cualquiera otra circunstancia, como la de que no estén listos algunos delegados para la votación, ésta no puede verificarse debidamente. En consecuencia, yo creo que la mejor manera de que manifestemos que se acepta un asunto, es ponernos de pie, o haciendo alguna señal que 'así lo manifieste claramente.

Por esa razón pido que se apruebe el artículo tal como está.

El C. Cuervo Martínez

En contra:

Yo estoy enteramente de acuerdo con el artículo, pero yo quisiera que teniendo en cuenta las malas condiciones en que están las sillas (risas), provisionalmente se verificara al revés la votación, es decir, que los que aprueben que se queden sentados y los que reprueben que se pongan de pie; si no, va a llegar un momento en que no tengamos en qué sentarnos.

El C. Velázquez

Señores delegados:

No me parece digno de tomarse en consideración lo que propone el señor Cuervo Martínez. Aquí están tratándose asuntos de verdadera importancia, y eso de fijarse en las sillas es pueril; no es posible trastornar un debate por fijarse en los barrotes de las sillas, lo que es insignificante.

El C. secretario

Continúa la discusión.

El C. presidente

¿No hay otro delegado en contra?

El C. Montaño

En pro:

Es tan claro verdaderamente el artículo a discusión que realmente no merece, hasta cierto punto, complicar esta cuestión, porque, repito, es bastante clara; es la misma práctica que ya hemos ejecutado; desde el momento en que se dice que los que aprueban permanezcan en pie, resulta claro el sentido de la votación; no hay nada más racional que eso; es mucho mejor que quedarse sentados.

En consecuencia, yo creo que el artículo no merece ninguna enmendadura; es tan claro como la luz del día, y no merece, repito, discusión, cuando realmente, en la conciencia de todos existe que tan cierto es así, que es lo mismo que hemos ejercitado allá; por lo cual suplico a los señores delegados tengan la bondad de aceptar el artículo que se está discutiendo.

El C. Cuervo Martínez

Pido la palabra.

El C. presidente

¿En pro o en contra?

El C. Cuervo Martínez

Parece que el señor Velázquez no entendió lo que yo dije, aunque no reviste ninguna dificultad. Dije, al empezar, que estaba yo enteramente de acuerdo con el artículo; no quería que se reformara en ningún sentido y suplicaba que únicamente mientras permanecíamos aquí, para evitar que se sigan deteriorando las sillas, provisionalmente se vote al revés, y la razón me la ha dado el señor secretario Lecona, que siempre pide la votación en sentido contrario. Este sí es argumento.

El C. Ortiz

Pido la palabra.

El C. presidente

Va a preguntar la Presidencia si se considera el asunto suficientemente discutido, porque ya han hablado tres oradores.

El C. secretario

La Mesa, por conducto de la Secretaría, pregunta respetuosamente a esta Honorable Asamblea si cree que está ya suficientemente discutido el artículo a debate.

Los que estén por la negativa, sírvanse ponerse de pie.

Suficientemente discutido.

En votación económica se pregunta si se aprueba.

Los que estén por la negativa, sírvanse ponerse de pie.

Aprobado.

Artículo 24° En las votaciones económicas todo delegado tiene derecho a exigir que conste su voto en el sentido en que lo haya formulado, y que así se consigne en el acta respectiva.

Está a discusión.

¿No hay quién haga uso de la palabra?

En votación económica se pregunta si se aprueba.

Los que estén por la negativa, sírvanse ponerse de pie.

Aprobado.

Artículo 25° Todo delegado tiene la obligación de emitir su voto, ya sea en sentido afirmativo o negativo.

Está a discusión.

Como el señor vicepresidente Soto y Gama tiene que fundar su voto negativo, suplica al señor Montaño pase a ocupar la Presidencia.

El C. Soto y Gama

Desde que se formuló el dictamen, comprendí yo que era injustificado el precepto respecto de que no tenía derecho un delegado a reservar su voto, no emitiéndolo; porque habrá muchos casos en que el delegado tenga dudas, y unas veces por móviles intelectuales, y otras veces por motivos morales, creerá que debe abstenerse de votar.

Voy a poner casos: si se nos presenta un proyecto sobre federalización de enseñanza, como la mayor parte de nosotros no conocemos en detalle la cuestión pedagógica, yo entre ellos, no podríamos votar ni en pro ni en contra, porque es una cuestión técnica que sólo los profesores de escuela pueden conocer a fondo; en este caso, el delegado podría reservarse su voto, y éste sería motivo moral.

Otro caso, el del parlamentarismo, sobre si estaba vigente y era o no de aplicarse desde luego el artículo transitorio; hubo delegados que se abstuvieron de votar por falta de datos; y hubo otro caso más claro todavía que éste, el que se presentó cuando se puso a discusión si se disolvía o no la Convención, en virtud del discurso famoso del señor Cervantes; entonces recuerdo que hubo personas, entre ellas el señor general Pasuengo, que se abstuvieron de votar por esta consideración: si votamos en pro de la discusión, matamos el principio revolucionario, nos convertimos en simples facciones personalistas, quitamos toda bandera a la Revolución y viene el caos y la anarquía en el país; pero si votamos en contra de la disolución, siendo militares, se va a decir que tenemos miedo de ir a la campaña y que no satisfacemos el deber militar que invocaba el señor Cervantes; en ese concepto, nos abstenemos de votar.

Muy justo era el derecho de que su conciencia quedara a salvo, y en ese caso hicieron muy bien en abstenerse de votar; ¿cómo vamos a obligar a un delegado a votar ni en pro ni en contra, cuando tiene motivos para no hacerlo?

Por otro lado, suponiendo que el artículo se pusiera vigente, yo de mí sé decir que si ustedes me imponen la obligación de votar contra mi conciencia, no emitiré mi voto, sencillamente porque no quiero emitido, aunque me lleven a la cárcel, ¿ verdad?; porque de esa manera resguardo el santuario de mi conciencia.

Supongan ustedes que a algún delegado le dijeran: resuelva usted si se debe disolver o no la Convención; diría él: yo no creo que el punto esté suficientemente discutido, no estoy convencido y no voto. De esta manera quedará el artículo reducido a letra muerta.

Esas son las razones que tenemos para ir en contra del artículo que se discute.

El C. presidente

Tiene la palabra en pro el ciudadano Borrego.

El C. Borrego

Señores delegados: no me extraña que mi buen amigo, el señor Soto y Gama, venga a impugnar este precepto; ya en el seno de la Comisión lo había hecho, a pesar de los múltiples razonamientos que en aquellos momentos le hicimos presentes; se negó a subscribir en su totalidad el capítulo respectivo de votaciones y, sin embargo, creo que la Asamblea no comulgará con la pugna del señor Soto y Gama, por las razones que de una manera somera voy a explicar a ustedes.

La cuestión es muy sencilla: ¿la emisión del voto es un derecho o es una obligación? Si la emisión del voto es un derecho, indudablemente que podemos abstenernos de votar; si la emisión del voto es una obligación, no podemos abstenernos.

Las Comisiones sostienen que es una obligación, no un derecho; la representación en este sitio crea ciertos derechos, impone ciertas obligaciones. Son derechos, por ejemplo, el derecho de iniciativa, el derecho de iniciar una ley y un acuerdo; ¿por qué? Porque es la manera de cumplir con las formalidades de la Asamblea; pero podemos abstenernos de ello.

Voy a ampliar este punto, señores. Los derechos son renunciables y las obligaciones no lo son; la razón filosófica es muy sencilla: la renuncia del derecho sólo perjudica a quien lo hace, y uno tiene el derecho de perjudicarse como quiera; la renuncia de las obligaciones perjudica a un tercero, y todos sabemos que donde está el derecho de tercero nos está vedado intervenir.

El derecho de iniciativa es lo mismo que el derecho de deliberación, porque es permitido tomar parte en las deliberaciones, y siendo permitido, podemos renunciar a él. La emisión del voto, en cambio, es función de tal manera importante, que si no se cumple no se llevarían a cabo los fines de las asambleas. Decidme, señores: ¿es un derecho el de asistir o no a la Asamblea? ¿Qué sucedería si nos abstuviésemos de ese derecho? Que nunca habría quórum. Pues lo mismo sucede con la emisión del voto: si yo me abstengo de emitir el voto y el de más allá se abstiene también, puesto que todas las decisiones de las asambleas son por mayoría absoluta y en otras por las dos terceras partes, resultaría que muchas veces no se tomaría ninguna decisión, porque nos hemos abstenido de votar; y si esto hacemos, si llegamos al absurdo, nos sucedería como el asno de Buridán, que estaba entre dos surcos de trigo y no supo por cuál optar, muriéndose de hambre entre uno y otro. Lo mismo sucedería con nosotros: que muchos proyectos no podrían llevarse a cabo por haber tomado la emisión del voto como un derecho y no como una obligación.

Yo creo que es imprescindible que todos votemos; debemos votar, para cumplir con nuestra obligación.

Ahora voy a refutar el argumento del señor Soto y Gama; ¿por qué no me he de abstener de votar en un asunto que no conozco?

Yo pregunto a ustedes, para que me contesten honrada y sinceramente: ¿se creen capacitados para conocer de todos los problemas políticos, económicos y fiscales? Ni el señor Soto y Gama ni nadie tiene un talento tan vasto, tan enciclopédico, para poder abarcar todos esos conocimientos; hay muchos asuntos que no comprendemos, y, sin embargo, las Comisiones reforman sus dictámenes, a veces por las explicaciones de los oradores, a veces porque, el que lo apoya, es persona inteligente en la materia de federalización de la enseñanza -siguiendo el ejemplo que tomó el señor Soto y Gama-; otras veces, porque oigo a dos o tres oradores que en mi concepto son competentes y mi convicción se forma, no por mis conocimientos, sina por las razones que expresan.

De manera que me parece un argumento sutil y baladí el del señor Soto y Gama, que por falta de conocimientos sobre la materia se pueda abstener de votar; entiendo que hacia otro argumento, que era de carácter moral; eso se lo confieso a usted ingenuamente que no lo entendí, que por razones de moralidad se abstenga uno de votar.

Señores delegados, nosotros hemos venido aquí a convertir en hermosa realidad las aspiraciones y los anhelos del pueblo; nosotros hemos venido aquí a implantar las reformas que el pueblo quiere, y no se implantan las reformas negándonos a votar, sino votando.

El C. Ramírez Wiella

Para una aclaración.

Cuando se discutió este artículo anotaba yo en la opinián del señor Soto y Gama, esta razón: a pesar de todas las discusiones y a pesar de todo lo que se habla, no está perfectamente formado el concepto en uno u otro sentido.

Cuando se solicitó aquí una pensión para la viuda de Medardo, hubo individuos que nos inclinábamos a votar en favor; pero había razones que nos inclinaban a votar en contra; así, pues, me hubiera abstenido de hacerlo, dejando que la Asamblea obrara o por un criterio verdaderamente fundado y científico, negando la solicitud, o por la formación de un verdadero criterio, o por sentimiento, concediéndola. Yo en tal caso me hubiera abstenido de votar; esas fueron las razones que yo expuse durante la discusión en las Comisiones; después el señor Lic. Borrego dijo que quedaba esta salvedad, y de la que hoy no se hizo mención. Por eso vengo a hacer la aclaración de que el que no tuviera formado un criterio fijo para votar en una cuestión, se abstuviera de ello, saliéndose del salón durante la votación.

Quiero hacer esta aclaración, por que si mañana o pasado, al llegar a una votación en que mi conciencia no esté perfectamente delineada para votar, me separo del salón, conforme a la práctica, porque eso es lo que el señor Lic. Borrego dijo, pues aquí venimos con toda honradez a cristalizar los principios de la Revolución.

Yo digo esto, señores: en cumplimiento de la honradez y de los propósitos que yo tengo, amén del compromiso que he contraído con la Asamblea y con la Nación, de hacer para el bien de ella todo cuanto esté a mi alcance, esa misma honradez me obliga a no votar en pro o en contra, en todos aquellos asuntos en que, ya sea por los oradores, ya sea por los antecedentes que tenga, o por cualquier otro motivo, no puedo aceptar las responsabilidades ni de aprobar o de negar. En ese caso, salvo yo mi honradez y mi responsabilidad, dejando que la mayoría resuelva lo que quiera y teniéndolo yo por perfectamente bien resuelto, a la vez que he salvado los principios.

El C. presidente

Tiene la palabra en contra el ciudadano Aceves.

El C. Aceves

Señores delegados: el artículo dice que todo delegado tiene obligación de emitir su voto, ya sea en sentido afirmativo o negativo; pero creo que nosotros no hemos venido a esta Asamblea con obligaciones; hemos venido con derechos, y este precepto ataca esos derechos. Esto no me parece honrado, esto es tiránico.

Se puede presentar algún asunto a discusión, que yo no comprenda; y el señor Borrego dice que aunque no comprenda puedo votar, pero si no comprendo, ¿cómo puedo votar?, ¿nada más para ser el eco de los que dijeron sí o no? Dirían entonces: Allí está Aceves votando lo mismo que nosotros.

Debemos venir aquí no con yugo sino con mucha honradez, para hacer algo bueno. Si dos partidos ponen una cosa a discusión y yo veo que diciendo sí o no se compromete uno, me abstendré de votar. Creo que es de derecho quedar con plena facultad 'Para que la Mesa diga: El delegado X -si el asunto es peligroso- no vota.

El C. Zubiría y Campa

Señores delegados:

Me propongo apoyar el artículo 25°, a discusión, porque me parece que consigna una obligación que tienen, que deben tener y que es bueno que tengan todos los delegados.

Las objeciones que acaba de hacer el señor licenciado Soto y Gama a dicho artículo, son dos: que el delegado puede salvar su voto, primero, porque seguramente se presentarán muchos casos en que no haya entendido perfectamente el asunto y no se haya formado una opinión para poder orientar su voto en un sentido o en otro, y la segunda, para que no se apruebe este artículo, es que habrá muchos casos en que al delegado no le convenga manifestar cuál es su opinión. Este es un caso de orden moral, a que se refiere el señor Soto y Gama, y que debe dársele un escudo para que oculte esta cobardía.

Por lo que hace a la primera razón, es decir, que debe consignarse en el artículo, que el delegado pueda salvar su voto, porque no haya comprendido completamente el asunto, debo decir que para eso está la Comisión Dictaminadora que funda su dictamen; que para eso están los oradores que hablan en pro o en contra, y que casi siempre sucede que al final de una discusión de un debate en que han hablado los oradores en pro y en contra, la Asamblea tiene formada su opinión; casi nunca un delegado salva su voto, porque no haya entendido o penetrádose debidamente del asunto; siempre ha formado su opinión, y yo puedo asegurar que no se dan casos en que el delegado salve su voto por esa sola razón.

En cambío, me parece de grandes inconvenientes el admitir que el delegado salve su voto cuando no quiere dar a conocer su opinión en una asamblea; podrá ocultar cada individuo su filiación política, su manera de pensar. Los oradores cuando hablan pueden encubrir lo que piensan, dando razones que no den a conocer su verdadero sentir, porque así les convenga; así he presenciado muchas veces la conducta de oradores. Llegada la hora de la votación, es imposible que deje de verse cuál es el sentir de cada orador; yo he tenido duda de tal o cual individuo: ¿cómo pensará?, ¿a qué grupo pertenecerá? Y han pasado sesiones y más sesiones y no he podido saber a qué grupo pertenece; pero llegan determinados asuntos difíciles, determinados asuntos en que tiene que descubrirse cuál es la filiación política del diputado, y en ese voto forzosamente se conoce; allí está la piedra de toque de la cuestión, adonde pertenece cada individuo o cada miembro de la Asamblea; basta revisar las votaciones de dos o tres asuntos difíciles, eminentemente políticos, y permítanme que cite algunos casos de la Cámara a que yo pertenecí.

Cuando se trató de saber si se concedía permiso al señor Tamariz para que fuera a desempeñar el Ministerio de Instrucción Pública y Bellas Artes, se vio entonces claramente qué representantes eran de filiación liberal y cuáles reaccionarios; hubo dos o tres representantes que no queriendo dar a conocer cuál era su sentir en esa votación, prefirieron salirse del salón, con gran ridículo para ellos. Al día siguiente se les interpeló y dieron una disculpa, unos en un sentido y otros en otro, que no dejó satisfecha a la Asamblea. De manera que en las votaciones es donde se conoce a los individuos y en donde se debe manifestar el valor para votar.

Si se permite que los diputados puedan salvar su voto, se verán las dificultades que se originan en esas votaciones; por ejemplo, se trata de nombrar Presidente de la República, se trata de destituir a un Ministro, y salvan su voto cinco, diez, veinte o treinta; ahí se ve la cobardía, pero no se les puede desenmascarar, porque ese derecho les da el artículo, y así no se sabe los que están en contra y los que están a favor del Ministro.

Es necesario que nadie se quede sin votar; si no asistieron a la sesión, entonces se hará constar en la lista la falta de asistencia; pero es preciso que todos los miembros de la Asamblea tengan el valor civil de decir siempre cómo piensan.

Por ésta y no tanto por la primera razón de que no se hayan formado concepto de la cuestión que se debate, es por lo que salvan su voto; lo salvan por cuestión política, porque no les conviene dar su opinión y prefieren quedarse entre dos aguas.

Yo pido que se apruebe ese artículo, porque yo opino que es uno de los mejores artículos que contiene el proyecto de Reglamento.

El C. Soto y Gama

En contra:

Yo no sé cómo el apreciable compañero señor Zubiría y Campa llama a ese artículo el mejor del Reglamento, cuando prescribe que a fuerza se ha de votar por la afirmativa o por la negativa; esto es contra toda psicología. No somos psicólogos, pero sabemos que sobre cualquier asunto caben tres estados de ánimo: uno aprueba, otro rechaza y otro duda. Quieren los señores Borrego y Zubiría y Campa que se vote un asunto sobre el cual no se tenga ni una idea; es el colmo de los colmos; quieren obligar a que a la fuerza se voten, aunque vayan en contra de su conciencia.

No, yo no estoy convencido ni nadie lo estará de que se tenga esa obligación de votar, de decir sí o no.

Sostener la obligación del voto, viene de esto, que es una confusión de ideas; se nos ha dicho siempre que todo ciudadano no sólo tiene el derecho de votar en las elecciones, fíjense bien, en las elecciones, sino que, además, tiene obligación de votar en las elecciones; pero aquí no se trata de elegir, al contrario, ya es un delegado electo a quien se le pone a discutir cualquier asunto: el del divorcio, el del servicio militar, cualquier asunto, y los señores quieren que sea una eminencia para conocer de todos los asuntos, y yo les digo que habrá casos en que haya motivo para dudar, habrá instantes en que tengan razones morales, y las razones morales son, aparte de la duda, motivos muy especiales para no querer votar. El señor Borrego, probablemente, sinceramente, dijo que no entendía qué eran razones de orden moral, y yo le digo que las razones morales son ciertos sentimientos en los hombres, que les impiden votar en ciertos casos.

Vamos a otro ejemplo; ya puse el de la disolución de la Convención, en que por espíritu militar no votaron los dos Pasuengo. Pongamos ahora el del asunto religioso o anticlerical, que se va a presentar, porque está en el Programa; asunto muy grave, puesto que se trata de quitar la enseñanza al clero; ¿cuántos habrá que quieran quitar la enseñanza al clero y, sin embargo, dirán: en estos momentos es peligroso porque puede traer nuevas dificultades?, ¿cuántos habrá de tendencias opuestos, que les impiden votar; cuántos habrá de tendencias anticlericales, pero que por amor a su país, por el temor de que surjan nuevas discordias, dirán: es mejor abstenernos y no votar?

De manera que esta medida es tiránica, porque quiere obligar que a fuerza vote un hombre, porque quiere o no quiere presentarse aquí como un delegado intelectual, y deja de votar en un sentido que sabe que puede perjudicar a su país.

El ejemplo del divorcio también es convincente; hay algunos señores delegados que están a favor del divorcio, pero que lo creen inoportuno en estos momentos, porque puede traernos las iras o la desconfianza de las multitudes timoratas y del sexo femenino y que se crea que se trata de disolver el lazo conyugal; y otros, que por razones políticas no votarán o votarán por el contra, y en cambio, por convicción íntima, moral, lógica, votarán por el pro; pero los señores Zubiría y Campa, y Borrego quieren que a fuerza, forzosamente, en virtud de un derecho abstracto, de una teoría metafísica, que ellos voten, y esto es inútil, porque no votarán, a pesar de que los señores los obliguen a ello.

Yo les digo al señor Zubiría y al señor Borrego, que me obliguen a votar en un caso en que no quiera votar, se me echará encima toda la Asamblea si es posible, pero no votaré; de manera que tiene dos inconvenientes, es inquisitorial, es tiránico, ataca la conciencia de los individuos, y en segundo lugar es ineficaz; con el artículo y sin el artículo se abstiene un individuo de votar cuando le dé gana; yo así lo haré cuando sea necesario.

Índice de Crónicas y debates de la Soberana Convención Revolucionaria Recopilación de Florencio Barrera FuentesSegunda parte de la sesión del 18 de febrero de 1915 Segunda parte de la sesión del 19 de febrero de 1915Biblioteca Virtual Antorcha