Índice de Crónicas y debates de la Soberana Convención Revolucionaria Recopilación de Florencio Barrera FuentesJunta previa del 4 de febrero de 1915 Primera parte de la Sesión del 6 de febrero de 1915Biblioteca Virtual Antorcha

CRÓNICAS Y DEBATES
DE LAS SESIONES DE LA
SOBERANA CONVENCIÓN REVOLUCIONARIA

Compilador: Florencio Barrera Fuentes

SESIÓN DEL 4 DE FEBRERO DE 1915 CELEBRADA EN CUERNAVACA, MORELOS

Presidencia del C. Delegado Otilio Montaño


SUMARIO

Se comunica la toma de Chilpancingo.- Lectura de varios documentos- Se pide que se aclare si debe concederse la palabra para contestar alusiones personales.- Se da a conocer un telegrama que el 11 de noviembre envió el general Obregón a la Asamblea de Aguascalientes.- Proposiciones para buscar el acercamiento de los disidentes de Guerrero.- Se nombra una Comisión con este objeto.

Se abrió la sesión a las seis y veinticinco minutos de la tarde.

El ciudadano secretario leyó el acta de la sesión anterior y dijo:

Está a discusión el acta.

El C. RamÍrez

Hago notar a la Secretaría que al hacer mención de mi persona en el acta, se cambió mi apellido, dice Martínez, y debe decir Ramírez.

El C. secretario

Con la modificación propuesta, se pregunta a la Asamblea si considera el acta suficientemente discutida.

Los que estén por la afirmativa, sírvanse ponerse de pie.

Suficientemente discutida.

Se pone a votación. Los que estén por la afirmativa, sirVanse ponerse de pie.

Aprobada.

Los ciudadanos que tienen que otorgar la protesta sírvanse pasar adelante (ciudadanos Borrego, general Paniagua, Zamora)

El C. Cervantes

Para una moción de orden. No recuerdo si la personalidad del general Paniagua ya ha sido discutida.

El C. secretario

El general Paniagua ya tenia su delegado en México. En cuanto al señor Zamora, también se discutió; pero quedó suspensa su protesta, por la moción que hizo el ciudadano Pasuengo, relativa a que sabía que estaba dado de baja, según la Orden del día, de México.

El C. Castellanos

Sí, ya me acuerdo. (Protestaron los ciudadanos Paniagua y Zamora).

A continuación, la Secretaría dio cuenta con las siguientes comunicaciones:

El C. secretario

De Iguala, el 3 de febrero de 1915.

Señor Ezequiel Catalán.
Hotel Moctezuma.

El ciudadano general J. H. Salgado, jefe de las armas en el Estado, dice a esta Comandancia, en telefonema de hoy, que dirigió de Chilpancingo, lo que sigue:

Las armas del Ejército Libertador del Sur, se han cubierto de gloria; la importante plaza de Chilpancingo cayó en poder de las fuerzas libertadoras, hoy a las seis de la mañana, después de dos días, una noche de rigurosos combates que sostuvimos con los enemigos de la causa del pueblo, llamados carrancistas; huyen como un gamo y nuestras fuerzas, vencedoras, hacen tenaz persecución.

Hónrome en comunicarlo a usted, para su superior conocimiento.

El Comandante Militar de la Plaza.
El general: Felipe Barrios.

De enterado, con satisfacción.

De Yautepec a Cuernavaca, el 4 de febrero de 1915.
Señor Presidente Convención.
Urgente.

Hoy llegué ésta, mañana salgo Ameca a cumplir comisión Presidente República. Jefe armas en ésta, tiene presos unos de mi escolta. Ruégole ordene no entorpezcan mi marcha.

Atentamente.

Reforma, Libertad, Justicia y Ley.
General Carlos V. Ledesma.

Expídase el telegrama que solicita el general Ledesma, ordenando se le den, con sus acompañantes, todo género de garantías.

Del Presidente Provisional de los Estados Unidos Mexicanos.

En contestación al atento oficio número 43, girado por esa Soberana Convención Revolucionaria, en el que se sirve ordenarme declare insubsistente el nombramiento que el ex Presidente Gutiérrez hizo en favor del general Esteban Márquez como gobernador provisional del Estado de Puebla, con el objeto de que en el caso tenga su exacta aplicación el articulo trece del Plan de Ayala; tengo el honor de informar a la Respetable Asamblea, que juzgo impolítico en estos momentos el referido acuerdo, porque el general Esteban Márquez reconoció de buen grado al Gobierno Convencionista, y ha protegido y protege actualmente la planta eléctrica de Necaxa, y por otra parte, tengo noticias de que los carrancistas hacen gestiones para atraerse al referido jefe, quien se mantiene fiel hasta estos momentos, pero que podría cambiar de conducta si se le notifica el acuerdo de esa Soberana Asamblea.

Por lo expuesto, aventuro la opinión de que es conveniente suspender dicho acuerdo; en la inteligencia de que si sobre todas estas razones, la Soberana Convención estima que debe tenerse por subsistente, el Ejecutivo de mi cargo cumplirá, como siempre, con prestar debido y pronto acatamiento a sus decisiones.

Lo que me es grato comunicar a ustedes para lo que a bien tenga que resolver la Honorable Convención, reiterándoles las seguridades de mi consideración más distinguida.

Constitución y Reformas.
Cuernavaca, Mor., febrero 3 de 1915.
El Presidente de la Convención, Encargado del Poder Ejecutivo, Roque González Garza.
Rúbrica.

A los ciudadanos Secretarios de la Soberana Convención Revolucionaria.
Presentes.

A la Comisión de Gobernación.

Oficio del propio Encargado del Poder Ejecutivo, en el que participa que se han dictado las órdenes relativas para la organización de las Pagadurías del Ejército Convencionista.

De enterado, con satisfacción.

Del ciudadano general Jesús H. Salgado:

Reforma, Libertad, Justicia y Ley.
Atlixtac, Guerrero, enero 26 de 1915.
Señor profesor Antonio Mesa Salinas.
Presente.

Tomando en cuenta la honradez de usted, y sus constantes trabajos en pro de la libertad y engrandecimiento de las clases desheredadas de nuestro pueblo, la Junta de jefes y oficiales de la División que milita a mis órdenes, tuvo a bien acordar, en sesión extraordinaria del 22 del corriente, que se le encomiende a usted el cargo de delegado a la Soberana Convención de México, Distrito Federal, para que a mi nombre y representación, tome parte en las discusiones que se susciten con motivo de las reformas que la Revolución triunfante se propone llevar a cabo en beneficio del heroico pueblo del Sur en particular, y del pueblo mexicano en general; y para que exponga y someta a la deliberación de esa Respetable Asamblea, todos los asuntos que tiendan a realizar los nobles y levantados ideales que han normado siempre la conducta del denodado Ejército del Sur y Centro de la República.

Por lo expuesto, y en atención a sus antecedentes, no dudo que aceptará usted el nombramiento que se le confiere; y que, una vez en posesión de la presente, que servirá a usted de credencial para acreditar su carácter de delegado a la referida Soberana Convención, procederá desde luego a cumplimentar la misión que se le encomienda; advirtiéndole que, los gastos que por esta causa se originen, se cubrirán con cargo a la partida correspondiente del presupuesto de Egresos del Gobierno Provisional del Estado, mandándole entregar $200.00 (doscientos pesos) en el acto de recibir la presente.

Ruego a usted, asimismo que procure estar en constante comunicación conmigo o con la persona que me represente en este Estado, para no perder la oportunidad de darle las instrucciones que sean necesarias, de acuerdo con el curso que tomen los acontecimientos; y que dé publicidad en la prensa a todos los debates de interés general, y escriba cuantos artículos se requieran para ilustrar la opinión pública, y hacerle patente la justicia que nos asiste y los inauditos esfuerzos que ha hecho el valiente pueblo de Guerrero, para dar vida y grandeza a la causa que defiende.

Protesto a usted mis atenciones.

El general Jefe de las Armas y Director del Gobierno Provisional del Estado de Guerrero.
Jesús H. Salgado.

En seguida se dio cuenta con la siguiente proposición:

En atención a que la Presidencia niega sistemáticamente la palabra a quienes proponen mociones de orden, aclaraciones o contestación de alusiones personales, cen el curso de la peroración de los señores oradores, y creyendo que tales mociones, aclaraciones y contestaciones, son lícitas y deben concederse como un justo derecho de quienes quieren contribuir al orden, esclarecer la discusión con aclaraciones, o responder a alusiones directas, pedimos que se someta a la consideración de la Asamblea si la Presidencia debe concederlas, o no.

F. Cervantes.
José Casta.

A la Comisión de Peticiones.

El C. Cervantes

Pido la palabra:

Me opongo al trámite, señor presidente, porque ayer, por orden del señor presidente en funciones, se dio lectura a esa proposición, como para la orden del día de hoy, y la Asamblea aprobó que así fuera; en consecuencia, entiendo que debe discutirse desde luego.

El C. secretario

La Presidencia, por conducto de la Secretaría, informa al Delegado Cervantes que no puede ponerse a discusión esa moción, porque no tiene dictamen de la Comisión respectiva.

El C. Castellanos

Pido la palabra, señor presidente.

El C. presidente

Tiene la palabra el ciudadano Cervantes.

El C. Cervantes

Aunque no esté dictaminado, la Asamblea aprobó que se tratara el asunto y con su aprobación dio la significación de su voluntad soberana, que nosotros reputamos soberana. Ese asunto se anunció en la orden del día, y por eso pido. que así se haga.

El C. secretario

Voy a dar lectura, por orden de la Presidencia, a la orden del día que se leyó ayer. (Leyó)

El C. Cervantes

Pido la palabra.

El C. presidente

Tiene la palabra el ciudadano Cervantes.

El C. Cervantes

Me he apercibido de que, con mucha frecuencia, la Presidencia o los secretarios de la Mesa Directiva, de una manera arbitraria, cambian los trámites o cambian la orden del día. Ayer se ha sometido a discusión de esta Asamblea, el asunto de la cuestión agraria, que no estaba en la orden del día anterior, y hoy, se suprime la moción que en unión de otro compañero, he presentado; acudo a la honorabilidad del señor Soto y Gama, para que diga si se anunció o no, la proposición que estoy defendiendo.

El C. Soto y Gama

Efectivamente, la Presidencia ordenó a la Secretaría se leyera como punto octavo, en la orden del día, la moción presentada por el ciudadano Cervantes y otro compañero; de manera que debe haber sido una distracción u olvido de la Secretaría; pero no tiene razón el ciudadano Cervantes, en que la hubiera aprobado la Asamblea. La Presidencia, en prueba de imparcialidad, lo apuntó como punto octavo.

El C. Palacios Moreno

Pido la palabra, para sostener el trámite.

Me pongo en el caso de que la Presidencia en la persona del señor Soto y Gama, le haya ofrecido al señor Cervantes que en la orden del día se pusiera a discusión su proposición y, puesto en ese caso vengo a sostener el trámite, por la siguiente razón: ninguna promoción que no se considera por la Asamblea, no por la Presidencia, de pronta y obvia resolución, debe discutirse; es así que la proposición del señor Cervantes no se ha considerado de pronta resolución, ni se ha solicitado así por el mismo autor; luego no se puede poner a discusión. Esto en términos generales y, además, dado que contiene puntos de verdadero reglamento, si no se meten en orden, si no se reglamentaran, digámoslo de una manera clara, puede ocasionar el desorden más completo en la discusión; de manera que es indispensable pasarlo a la Comisión respectiva, para que ésta pueda, con algún criterio, evitar que se coarte la libertad de los oradores con mociones de orden, aclaraciones de hechos, puesto que esas argucias se prestan a un constante abuso y a la interrupción frecuente del orador.

En consecuencia, sostengo el trámite de que pase a la Comisión respectiva, para que se reglamente el uso que deba hacerse relativo a las mociones de orden, que tanto preocupan al señor Cervantes.

El C. Cervantes

El señor licenciado Palacios Moreno, con su tono doctoral viene a pretender que no se dé sanción a un mandato de la Asamblea.

No quiero entrar en apreciaciones, como él lo hace, discutiendo de plano y obrando de una manera enteramente parcial, sino sencillamente deseo que la Asamblea se aperciba de que desde el momento en que ésta aprobó la orden del día, aprobó que se discuta hoy mi proposición.

Yo pregunto si se obedece a la Asamblea o no se la obedece, en este caso.

El C. Soto y Gama

Para una aclaración: La situación, como comprenderá el señor Cervantes, es sumamente delicada, y sólo me permito rectificar al señor Cervantes: No se aprobó la orden del día, la Secretaría la leyó solamente.

El C. Cervantes

Se aprobó la orden del día.

El C. Soto y Gama

Si usted quiere, la aprobación fue tácita, pero no la aprobó por votación.

El C. Ramírez

Creo que estamos perdiendo el tiempo, porque si nosotros nos sujetáramos a la aprobación tácita de la Asamblea, no faltaría quien proponga que se reserve la discusión de esa proposición para cuando venga el dictamen, y así el ciudadano Cervantes tiene que aguantar a que venga un dictamen sobre esa proposición, y no entrar ahora a una discusión que podría ser baladí para nosotros.

El C. secretario

La Presidencia, por conducto de la Secretaría, pregunta a la H. Asamblea si aprueba el trámite dado por la Mesa a la proposición presentada por el ciudadano Cervantes, de que pase a la Comisión de Peticiones. Los que estén por la negativa, de pie. Aprobado el trámite.

Se dio cuenta con el siguiente telegrama:

De México a Aguascalientes, el 11 de noviembre de 1914.
Señor Presidente Convención.
Muy urgente.

General González transcríbeme mensajes que dirigió a esa Convención y a generales Carranza y Gutiérrez.

Héle contestado:

Estoy absolutamente en todo, de acuerdo con actitud de ustedes, y dispuesto a secundarla con energía. En precisos momentos recibir su mensaje, ocupábame escribir manifiesto a la Nación, términos idénticos los que usted propone, con natural amplitud de exposiciones. Por mi parte, exhórtolo a poner cuanto esté de su parte para evitar injustificada guerra de fatales consecuencias.

Salúdolo afectuosamente.

Gral. en J. del C. de E. de N. O.
Alvaro Obregón.

(Voces: qué fecha, qué fecha)

El C. secretario

11 de noviembre de 1914. (Siseos)

Se dio cuenta con la siguiente proposición:

Tenemos el honor de poner a la consideración de la H. Asamblea, la siguiente proposición, que consideramos de pronta y obvia resolución:

I. Nómbrese una Comisión, integrada por miembros de esta Soberana Convención, que se acerque a los ciudadanos generales Jesús H. Salgado y Julián Blanco, con el objeto de solucionar el conflicto existente en el Estado de Guerrero.
II. Dénsele instrucciones a dicha Comisión, con el objeto de que esté debidamente autorizada para entrar en arreglos con la facción disidente del general Blanco.
III. Cualquier arreglo que se tenga deberá ser ratificado por la H. Asamblea.

Sala de Sesiones de la Soberana Convención Revolucionaria.
Cuernavaca, febrero 3 de 1915.
E. Catalán.
C. Treviño.
Rúbricas.

La Presidencia, por conducto de la Secretaría, pregunta a la H. Asamblea, si considera de pronta y obvia resolución la moción. Los que estén por la afirmativa, sírvanse ponerse de pie. Sí se considera. Se va a poner a discusión en lo general.

El C. presidente

Tiene la palabra el ciudadano Treviño.

El C. Treviño

Señores delegados:

Creo yo que es el momento político que debemos aprovechar, para solucionar el asunto de Guerrero, puesto que nos acaba de informar la Secretaría que el general Salgado ha tomado la ciudad de Chilpancingo. Creo que una de nuestras misiones principales será esa, atraer a los elementos disidentes al seno de la Convención, y como esto está en la conciencia de todos nosotros, creo inútil preferir mayores conceptos para que se apruebe esta proposición.

El C. Sergio Pasuengo

Parece que hay una moción donde se dice que es de pronta y obvia resolución el asunto del programa político, y si es que va esa Comisión a Guerrero, sería bueno que conociera ese programa, para que sepan los disidentes a qué atenerse.

El C. Fierro

Yo me permito opinar en pro de la iniciativa que se discute, porque tengo entendido que Julián Blanco, disidente de la Convención, lo es por la influencia malévola de José Inocente Lugo, hombre ambicioso que después de que vio que se le escapaba el poder en Guerrero, para apoderarse nuevamente de ese poder, estuvo acechando el momento propicio para de nuevo adueñarse de él.

Al triunfo de la Revolución, haciéndose pasar Lugo, con avilantez inaudita, como representante de Jesús Salgado, marchó a ponerse en contacto con los revolucionarios del Norte, diciéndoles que tenía la representación toda de Guerrero, según opinión autorizada que he oído.

Más tarde, cuando Salgado, segundo jefe quizá del movimiento revolucionario del Sur, y hombre que ha sostenido la revolución en Guerrero desde 1910, reconoció en Lugo un apócrifo revolucionario, lo denunció ante los verdaderos revolucionarios, para que fuera reconocido como tal apócrifo. Este se acercó a Blanco y sopló a sus oídos palabras que despertaron en él la ambición, logrando que Blanco desconociera a la Convención. Más tarde todavía, en el Estado de Guerrero, Blanco en la junta local había obtenido algunos votos para Gobernador y, de este modo, se acercó al Primer Jefe del Ejército Constitucionalista, Venustiano Carranza, solicitando de él nombramiento de Gobernador y Comandante Militar de Guerrero.

Así es que es la ambición solamente de Lugo la que ha causado una escisión lamentable entre los revolucionarios de Guerrero, y es el momento de buscar un acercamiento por parte de Blanco. Después que se le ha infligido una seria derrota en la capital del Estado de Guerrero, en la ciudad de Chilpancingo, desmoralizadas las fuerzas de Blanco y en momentos en que tal vez tiene la seguridad de no poder volver a reaccionar, considerará como un favor inmenso que la Convención lo llame a su seno y que lo tenga entre sus honrados colaboradores. Por eso suplico a los ciudadanos delegados, que se apruebe la iniciativa que se discute.

El C. secretario

Se pregunta si está suficientemente discutida en lo general, la moción presentada por los señores Catalán y Treviño. Los que estén por la afirmativa, sírvanse ponerse de pie.

Suficientemente discutida.

En votación económica, se pregunta si se aprueba en lo general. Los que estén por la afirmativa, de pie.

Aprobada en lo general.

Se va a discutir en lo particular la primera parte que dice: (Lo leyó)

Está a discusión.

El C. Castellanos

Pido la palabra, en contra.

El C. presidente

Tiene la palabra, en contra, el ciudadano Castellanos.

El C. Castellanos

El artículo primero a discusión, dice:

Nómbrese una Comisión integrada por miembros de esta Soberana Convención, para que se acerque a los ciudadanos Gobernadores Jesús H. Salgado y Julián Blanco, con el objeto de solucionar el conflicto existente en el Estado de Guerrero.

Como se ve, en esa primera parte de la proposición, dice que se nombre una Comisión del seno de esta Convención. Yo me opongo terminantemente a que sea del seno de esta Convención, y me opongo por una sencilla razón, pero que creo que, aunque sencilla, tiene su importancia: si seguimos en la misma forma, si vamos a nombrar comisiones del seno de esta Asamblea, resulta que si mañana tenemos que nombrar otra comisión y pasado mañana otra, y así sucesivamente, después de tres o cuatro comisiones, quedará casi desintegrado el quórum de esta Soberana Convención.

Nunca más que ahora, necesitamos estar juntos, reunidos siempre para trabajar, porque esto podría muy bien prestarse -no quiero hacer una ofensa a ninguno de los colegas- pudiera muy bien prestarse a que se desintegrase la Convención; unas veces por su voluntad y otras en contra de su voluntad, pero sería muy fácil desintegrarla; de manera que al peligro de que quede interrumpida por falta de quórum, se aduna el peligro de la situación porque atravesamos. Puede tomarse como un pretexto, los enemigos dirán que ésta es la consecuencia de nuestra debilidad.

En tal virtud, creo que esta Convención tiene la obligación de nombrar una comisión bastante honorable, para que vaya a tratar este asunto; pero que no sea del seno de esta Asamblea, que ésta le dé todas las instrucciones, las facultades y documentos que la acrediten como tal, pero no creo por ningún motivo conveniente, que en la situación en que estamos, vayan de sus mismos miembros. En ese sentido me opongo a que se lleve a efecto este artículo. De suerte que sí lo apoyo en el sentido de que se nombre una Comisión, pero que ésta no sea integrada del seno de la misma asamblea, que se presenten candidatos, que se discutan; pero que no sean del seno de la Asamblea.

El C. Treviño

Señores delegados:

El criterio que tuve para hacer la proposición en la forma en que la hice, es el siguiente: el señor Catalán es de aquel Estado, es amigo de ese general y de todos los jefes; por tal motivo está capacitado para llevar a cabo todos esos arreglos.

Por otra parte, tengo sabido que tiene influencia con uno de los malos elementos que han desconocido a la Convención; por tal motivo, podría usar de su influencia sobre esas personas y esto facilitaría más el arreglo.

No me empeño en que sean miembros de esta Convención, si resulta que las personas pueden llenar su cometido satisfactoriamente. Así es que si el señor Castellanos hace una proposición que sea mejor que la mía, no me opongo en aceptarla; únicamente lo que deseo es que se nombre la Comisión.

El C. Pasuengo, Sergio

Señores delegados:

Estoy enteramente de acuerdo en que vaya una comisión, sea del seno de la Convención o de otras personas que no estén aquí; pero si esta comisión no lleva un programa político, ¿qué les va a decir a los disidentes, que aquí está la Convención, que les va a dar tierras, que les va a dar sueldos; pero en qué forma? No han de ser tan tontos los disidentes para no preguntar a qué se van a atener.

El Plan de Ayala no está elevado a la categoría de ley todavía; si se les dice: aquí está el Plan de Ayala, dirán que no es ley. Yo pido que sea una ley; por eso exijo el programa político, para orientar la opinión de todos los mexicanos.

El C. presidente

Tiene la palabra, el ciudadano Nieto.

El C. Nieto

Yo creo, señores delegados, que todo se puede arreglar satisfactoriamente, sin necesidad de que salga una comisión del mismo seno de esta Asamblea. ¿Los señores Catalán y Treviño tienen influencia con aquellos señores, o amistad o lo que sea?, pues sencillamente que el señor Catalán les dé una carta muy extensa, por su parte, a la comisión que vaya a hablar con esos señores, y que, por otra, parte, lleven los documentos oficiales de esta Convención, que los autoricen oficialmente para entrar en arreglos con aquéllos; de modo que yo propongo que la comisión, en efecto, no salga de esta Asamblea; pero propongo, además, que el señor Catalán le dé a la comisión que vaya una carta personal, amplia y expresiva, con objeto de decirles a los revolucionaríos disidentes cuáles son las tendencias de esta Convención, y, en fin, todos los argumentos que crea necesarios para convencerlos.

El C. presidente

Tiene la palabra, el ciudadano Orozco.

El C. Orozco

He visto, señores delegados, el giro que ha tomado la discusión sobre la proposición que los señores delegados acaban de hacer, y como tengo mi modo de pensar a este respecto, deseo exponerlo a la Soberana Convención, por la sen~illa razón de que creo que ignora por completo las circunstancias en que Julián Blanco, se ha levantado en armas contra el Gobierno de la Convención, y no especialmente -según lo dicen algunos escritos, que sus partidaríos o allegados o satélites, han hecho llegar hasta mí-, es en contra de la Revolución en general contra quien se ha levantado, sino contra el Plan de Ayala, contra los principios fundamentales de la Revolución que nosotros defendemos. Por otra parte, y a fin de orientar un poco el criterio de la Asamblea, debo manifestar lo siguiente: yo soy de opinión que se llame a marchar de acuerdo con esta Asamblea, con los principios de ella, a todos aquellos revolucionarios que consideremos sinceros, que consideremos tan honrados que sean capaces de volver sobre sus pasos y reconocer que es aquí donde está la razón, donde está la justicia y donde se viene a laborar por la redención del pueblo.

Hay la circunstancia, señores, de que yo estuve con Julián Blanco, trabajando en la Secretaría, algunos meses, y pude observar cuáles son los elementos que forman las fuerzas de Blanco, y tengo conocimiento de cuáles han sido los elementos que han venido a invadir el Estado de Guerrero, aprovechándose de falta de pericia militar, de descuido, o como quieran llamarle, habiendo dejado en Chilpancingo 150 hombres, por cuyo motivo tomaron esa plaza los carrancistas. De esa plaza, los hombres de Blanco no lograron pasar.

Debo agregar a esta Asamblea, que al lado de Blanco, desde que estuve en Chilpancingo, dirigiendo un periódico, y arreglando otros asuntos, se han ido a juntar elementos sumamente corrompidos, sumamente perversos, hombres que no tienen cabida en ninguna otra parte, y que sólo pueden estar a la sombra de Blanco, porque no tienen bandera absolutamente. A esto debo agregar que el carácter de Julián Blanco es sumamente débil, que a Blanco se le sugestiona fácilmente, y que no debemos llamar a hombres que por un puñado de monedas o por simples indicaciones de un pariente, o por cualquiera otra circunstancia o por nimiedades, pertenezcan hoy a la Revolución y mañana, por las circunstancias que acabo de manifestar, vayan a pertenecer a otro bando, sin más razón que el personalismo y las ambiciones.

Los que se han ido a refugiar con Julián Blanco -y debo apelar a la opinión del señor Catalán-, son elementos completamente malos, elementos completamente corrompidos, lo que hemos llamado en el Sur voluntarios, hombres que se venden por un puñado de monedas.

Puedo citar muchos casos, y no lo hago desde luego, por no tener presentes en la memoria los nombres de todos esos hombres, pero ya digo, puedo citar muchos casos de hombres que se han ido a refugiar, que han cometido una barbaridad de asesinatos, violaciones, incendios, crímenes de toda especie. Entre ellos, existe el famoso Tigre, hombre de malos antecedentes, reconocido ya como un solemne bandido.

Debo agregar a todo esto, que yo no sé lo que la Convención hará con las fuerzas de Julián Blanco, porque son unas fuerzas indisciplinadas, por excelencia; ni el mismo Julián Blanco ha podido nunca someterlas al orden, son fuerzas que le darían a la Convención un quehacer enorme. Por lo demás, tengo confianza, tengo la seguridad de que enviando una columna medianamente organizada y con suficientes elementos las huestes de Julián Blanco se desbandarían por toda la costa y, si continuasen algunas partidas levantadas, serían, hasta cierto punto aniquiladas.

Digo en concreto esto: no es conveniente que se envíe una comisión del seno de esta Convención para ver a Julián Blanco. Julián Blanco, no podría traernos más que un pequeño núcleo de individuos, porque las demás partidas, en su carácter de bandidos, porque en Chilpancingo estuvieron robando mientras estuvieron allí, y tengo datos para probarlo, no obstante que estaban de parte de nosotros, y que no había motivo para atacarlos, todas esas partidas, volverán a su antigua vida, porque es lo único que han querido, lo único que han hecho y lo único que seguirán haciendo. Además, hay la circunstancia de que las fuerzas de Julián Blanco, a quienes llaman costeños de la costa grande y chica, nunca acostumbran salir de sus terrenos, nunca quieren venir más acá de Chilpancingo, y a esto se debe que hoy no hayan llegado más acá de Chilpancingo, síno que quieren siempre permanecer allí, en sus casas, en sus terrenos; no se prestarían, por consiguiente, a darnos una ayuda efectiva, para venir a combatir en todos los lugares que esta Honorable Convención les ordene.

Ahora hay también la circunstancia, como decía yo antes, de que todos esos hombres, son elementos completamente corrompidos, que no deben venir en nuestro auxilio. No deben venir en nuestro auxilio hombres de esa naturaleza; hombres que tenemos perfectamente comprobado que no son susceptibles de regeneración, que están dispuestos a servir por cualquier puñado de monedas que se les arroje, que han sido canallas; que fueron cómplices de Huerta; porque Blanco, cuando vio que nuestras pequeñas fuerzas con su empuje, con sus ideas, con su voluntad y energía se oponían a aquella falange de bandidos, entonces Blanco vino a ingresar a nuestras filas; pero no por su valor, sino porque fue completamente derrotado, porque vio que la Revolución estaba a punto de triunfar y le ofreció su lealtad, lealtad de perro, y digo mal lealtad de perro, porque éstos son leales a quienes les arrojan la carne o el mendrugo.

Pido, pues, a la Asamblea, que no se ocupe de este asunto, porque las huestes de Blanco, antes de que nos sirvieran para la causa y nos ayudaran a combatir al enemigo, nos servirían de estorbo, porque estas partidas se dedican a robar y no se diría que eran las fuerzas de Blanco, sino que eran las fuerzas de la Convención; repito, que pido a la Asamblea que deseche la proposición, la idea de enviar a Blanco esa comisión, en la seguridad de que organizaremos una columna con algunos elementos y podrán deshacer las fuerzas de Blanco, seguros de que se podrá tomar el puerto de Acapulco para podernos comunicar con el Norte. (Aplausos)

El C. Cervantes

Para una moción de orden.

El señor Orozco ha olvidado que acaba de darse un voto aprobatorio en lo general; no se está discutiendo la idea.

El C. Catalán

Para ilustrar un poco más la idea, la actitud que ha asumido Julián Blanco y las circunstancias por las cuales está levantado en armas, contra la Revolución, debo decir a la Asamblea que uno de los principales motivos por los cuales está levantado Julián Blanco es la emisión de billetes que el general Salgado ha hecho en Guerrero con el nombre de Banco Revolucionario de Guerrero; esta es una de las causas; otra es que al lado de Blanco están muchos elementos malos, pero también hay buenos, según me ha informado el señor Salinas, que viene como representante del general Salgado. Ultimamente se ha unido a Salvador Mariscal, cuenta con bastantes elementos en la costa grande, y, según entiendo yo, este Salvador Mariscal, es un buen elemento.

Ahora hay muchos elementos malos, tiene muchísima razón el señor Orozco, entre ellos, se cuenta mucha gente de Chilpancingo, que no pudiendo estar en la población, se han ido con él.

Creo que si no precisamente para ir a ver a Julián Blanco, que se nombre la comisión para ver a otros elementos que son buenos y que están con él.

El C. presidente

Tiene la palabra, el ciudadano Castellanos.

El C. Castellanos

Me va a permitir la Honorable Asamblea que haga o hable algo acerca. o ('Qnteste, mejor dicho, algo acerca de lo que expresó el compañero Orozco, a pesar de la moción muy justa del compañero Cervantes; pero no quiero que en mi conciencia quede algo de lo que en mi concepto es bueno.

Yo alabo en el señor Orozco dos grandes cualidades: su energía de carácter y su radicalismo; pero, señores delegados, yo creo que esto tiene su razón de ser en el señor Orozco. En una convención, en una reunión, en una asamblea, mejor dicho, como la actual, hay necesidad de que dentro del credo revolucionario, dentro de las justas aspíraciones que tiene la Revolución, procuremos atraer por el bUEm camino, siempre por el buen camino, a elementos que, aunque no precisamente vengan de una manera efectiva a ayudarnos, sin embargo, que esos elementos dejen de estorbar, que hasta hay un adagio vulgar que dice: Mucho hace el que no estorba; en tal virtud, yo creo, yo no tengo antecedentes fidedignos que me consten respecto del señor Julián Blanco, y juzgando honrado, como juzgo al señor Orozco, creo que todo o la mayor parte de lo que dice es cierto; pero también creo honrado al señor Catalán, y, por consiguiente, también creo que entre esos malos elementos, debe haber bastante bueno. De todos modos, sea mayoría de buenos o malos, vamos nosotros a procurar quitar esa dificultad, ese pequeño estorbo, que no es un estorbo de principios, que no es un estorbo precisamente de ideas.

El mismo señor Orozco nos lo ha dicho, no es que vaya en contra de la Revolución, son ambiciones mezquinas, son ambiciones medianas, son ambiciones hasta bajas. Yo creo, que la Revolución obtendrá más por medio de la persuasión, por medio de las buenas maneras, que por medio de las armas. Si nosotros estuviéramos en condiciones para acceder a lo que dice el señor Orozco, de formar una fuerte columna, puede que me adhiriera, diciendo: mándese esa columna y extermínesele; pero es el caso que no podemos ahora hacer eso ni tampoco ir a combatir a Blanco; el mismo parte dice que estuvo combatiendo 48 horas; por pocos que sean, desde el momento en que se combatió 48 horas, algunas gentes deben estar combatiendo. Tan pronto como sepamos que Salgado tiene una fuerte columna en el Estado de Guerrero, sí podrá hacerse lo que indica el señor Orozco. De todos modos, creo que antes de recurrir al exterminio, que seria la palabra propia, debe tratarse de convencerlo.

El mismo señor Orozco dice que es un individuo débil, de fácil convencimiento; pues vamos hacerlo así, vamos a aprovechar esa circunstancia, vamos a convencerlo. Si tiene malos elementos, vamos a eliminarlos, pero no a todos; no vayamos a coger el rifle para atacar, puesto que si sabe que se le va exterminar, él será el que agarrará el rifle diciendo: voy a defenderme.

Ya digo que no tengo interés en que Blanco esté en el seno de esta Asamblea, en todo caso es un interés como cualquiera otro; pero creo que es el momento oportuno, como decía el señor Treviño, de hacerle ver su debilidad y hacerle ver la conveniencia de que se venga con nosotros, que ya no siga peleando y que toda esa gente que está en Guerrero se vaya a Acapulco.

Yo creo que él no ha de pedir mucho y así se evitará que siga derramándose sangre injustificadamente.

Ahora, entrando de lleno a la cuestión en concreto del asunto a discusión es decir, al artículo I, yo me permito modificar mi criterio en vista de que he recibido informaciones de que el señor Catalán, por ejemplo, es una persona influyente en el ánimo de algunos de ellos, no sé de quiénes, y entonces desearía yo conciliar los intereses de los proponentes, y lo que yo propuse, en esta forma: que vaya el señor Catalán o alguna otra persona de reconocida influencia sobre esos elementos, secundado por tres o cuatro elementos que no sean del seno de la Convención.

Yo creo que así quedará resuelto el problema.

El C. presidente

Tiene la palabra, el ciudadano Marines.

El C. Valerio Marines

Yo creo que la propaganda, sea de una doctrina o de una causa, depende no solamente de la verdad que encierra esa doctrina, o de las bondades que tenga la causa, sino también de la calidad de los propagandistas, y por esta razón, me opongo a que vaya una comisión a atraer a esos elementos que el señor Orozco ha dicho que son unos bandidos, si no en general, cuando menos algunos o la mayoría.

A este propósito, tengo que hacer las siguientes consideraciones: Yo creo que entre nuestro Ejército Convencionista, por último, entre nuestro ejército que ha defendido la santa causa del pueblo y que luchó contra Huerta, hay muchos, hay muchos que deberíamos de avergonzarnos de que estén entre nosotros, porque en lugar de defender la causa tan noble como lo es, la han defendido al revés.

Yo me acuerdo que cuando entramos a la ciudad de Matamoros, una ola de entusiasmo invadió el territorio de los Estados Unidos. Los americanos, tan partidarios de la independencia de nosotros, en lo general, se sintieron poseídos de verdadero cariño para nosotros, vieron en nosotros unos patriotas; pero qué desilusión, cuánto desengaño, cuánto desaliento vino, en unos cuantos días después, cuando presenciaron en la ciudad de Matamoros que se robaron las tiendas, que se robaron las vacas los hombres de Jesús Carranza, que pasaban mil cosas, en una palabra, que robaban de la manera más descarada, y no para comer, como tenían derecho, sino para gastar mucho dinero en vestidos elegantes. Pues bien, juzgando la mala impresión que causó esto en el culto pueblo americano, contra la Revolución y generatizando otros muchos casos que he observado también, creo que si atraemos a esos elementos malos, como los juzga el señor Orozco, en lugar de venirnos éstos a ayudar, nos vienen a estorbar; porque la causa que defendemos, causa noble, causa buena como es, nadie la desconoce, pero será atacada, no por lo que la causa es, sino por los que la defienden, porque muchas causas no se atacan sino por los bandidos, y es ejemplo de esto lo que acaba de pasar en la ciudad de México.

Así es que yo creo que deberíamos tomar esta resolución: procurar segregar todo lo podrido, todo lo malo, aunque nos quedemos solos, porque es posible que también nosotros nos vayamos, y que se quede un grupo de honrados que defiendan la causa noble por que luchamos; pero defender la causa para hacernos ricos, es lo más rufián del mundo, expone también la vida Un bandido, ¿qué más hacen los que exponen la vida para robar?

Yo creo que nuestro criterio debe ser éste: cualquiera que sea indigno de pertenecer a nuestro ejército, aun cuando tengamos necesidad de él, debemos desecharlo, porque debemos admitir aquí hombres honrados y patriotas (aplausos), y no debemos admitir bandidos; por lo tanto, mal hacemos en preocuparnos por atraer bandidos; a los bandidos no se les atrae, se les ataca y se les fusila; y si no se tiene valor para hacerlo, entonces quiere decir que no tenemos tamaños, y ya vendrán hombres honrados a defender la causa, no por lo que la causa trae consigo, es decir, no por las riquezas que pueden adquirirse, defendiendo la causa. (Aplausos)

El C. secretario

La Presidencia por conducto de la Secretaría, pregunta a la Honorable Asamblea si se considera suficientemente discutido el artículo primero.

Los que estén por la negativa, sírvanse ponerse de pie.

Suficientemente discutido.

En votación económica se pregunta si se aprueba en lo particular el artículo que dice así: (Lo leyó)

Los que estén por la afirmativa, sírvanse ponerse de pie.

Desechado el artículo. (Voces: ¡no, no!) ¿Quieren que repita la votación? El artículo dice así, hubo una confusión: (Lo leyó)

El C. Treviño

Pedí permiso para que se me concediera retirar el articulo.

El C. presidente

Está desechado. (Voces: ¡no, no!)

El C. secretario

En votación económica se pregunta si se aprueba el artículo primero que dice así: (Lo leyó)

Los que estén por que se apruebe el artículo, sírvanse ponerse de pie.

Rechazado. (Aplausos)

Los señores delegados Catalán y Treviño pueden pasar a reformar el artículo en el sentido de la discusión.

El C. Soto y Gama

Se ve claro que el sentir de la Asamblea es que se rechace la proposición.

El C. Fierro

Pido la palabra, para una moción de orden. Fue aprobado en lo general.

El C. Castellanos

Pido la palabra.

El C. secretario

Señores delegados:

La Secretaría, ha estado dando el trámite acostumbrado en los debates. Primero se puso a discusión en lo general y fue aprobado, después se puso a discusión el artículo primero y fue desechado; pero en vista de que el artículo primero se ha estado reconsiderando, es decir, la proposición en general, la Presidencia, por conducto de la Secretaría manifiesta a la Honorable Asamblea que sí se reconsidera la proposición. (Voces: Si ya está aprobada en lo general)

La Presidencia, por conducto de la Secretaría, pregunta a la Honorable Asamblea, si quiere que se reconsidere en lo general la moción presentada por los señores Catalán y Treviño. (Voces: ¡no, no!)

Los que estén por la afirmativa, de que se reconsidere, que se pongan de pie.

No se reconsidera.

El C. Samper

Es por la pregunta que hace la Secretaría.

El C. secretario

Lo que me manda la Presidencia. Yo cumplo.

El C. Zubiría y Campa

Es cuestión de reglamento eso.

El C. secretario

El artículo primero fue desechado; no se reconsidera.

El C. Zubiría y Campa

Pido la palabra.

El C. secretario

Ya está desechado.

El C. Zubiría y Campa

Es cuestión de reglamento.

El C. Piña

Para una moción de orden: La Convención ha aprobado en lo general el proyecto a discusión, es decir, estamos enteramente conformes en que se mande esa comisión integrada sea por miembros de la Convención o extraños a la misma para que vaya a tratar el conflicto entre Blanco y Salgado, en el Estado de Guerrero, sólo que con respecto al primer artículo, no estamos conformes en la forma, que no esté integrada por miembros de la Convención, porque tenemos el temor de que su quórum se desintegre, pero que vayan otros. En consecuencia, el artículo primero debe reformarse en el sentido de la discusión.

El C. secretario

La Secretaría, por orden de la Presidencia, pregunta a la Honorable Asamblea, si permite al señor Catalán y al señor Treviño que reformen el artículo primero, en el sentido de la discusión; Los que estén por la afirmativa, sírvanse ponerse de pie. Aprobado. (Aplausos)

El artículo primero reformado ha sido presentado por los señores Catalán y Treviño en la forma siguiente:

I.- Nómbrese una Comisión presidida por el delegado Ezequiel Catalán para que se acerque al ciudadano general Jesús H. Salgado y a los elementos disidentes, con el objeto de solucionar el conflicto existente en el Estado de Guerrero.

Está a discusión.

El C. presidente

Se ruega a los oradores que vayan a hablar, ya sea en pro o en contra, pasen a inscribirse, para que de esa manera vayan hablando por el orden respectivo.

El C. Catalán

Pido la palabra, para apoyar el artículo.

El C. presidente

Ya dije que suban a la Mesa a apuntar sus nombres.

El C. Castellanos

En contra, señores delegados:

Me opongo al dictado de este primer artículo, porque, en primer lugar, resulta entonces que el segundo artículo de este mismo documento, dice: dense las instrucciones a esa comisión, etc.; de manera que todo esto que se dice en el primer artículo debe ir comprendido entre las instrucciones que se den a la comisión, y la comisión únicamente se va a reducir a tratar con los individuos disidentes, no se especifica en qué forma esto se hará.

Por otra parte, sería necesario que, para que tal dictado estuviera debidamente; aquí juzgáramos nosotros cuáles son esos jefes que están en el Estado de Guerrero verdaderamente honrados, y cuáles los malos, para decir a la comisión: vas a ver a Fulano y a Zutano; no vamos a dejarlo al criterio de la comisión, la comisión puede tener un error, y puede ser éste bastante grande, puesto que se ve que está dividida la opinión a este repecto. Yo creo que no se puede dar una base general para considerar a un individuo si es juicioso o no lo es, o si es disidente de la Convención; yo creo que el primer artículo debe circunscribirse a decir: nómbrese una comisión presidida por el ciudadano Catalán para que se acerque al general Salgado y a los elementos disidentes de la Convención; nada más, por que su objeto es ir a conferenciar con dichos individuos para ver si convicne que se sometan a la Soberana Convención.

Y cuando tratemos el segundo punto que dice: Dense las instrucciones ... entonces se las daremos. No sé cómo se llaman los individuos que militan a las órdenes del general Blanco; entonces se conferenciará con ellos en lo privado, y entonces se darán las instrucciones; pero no vamos a especificarlo aquí de una manera terminante. Esto creo que puede ser hasta impolítico, porque pudiera suceder que algunos otros individuos se creyeran ofendidos por una cosa tan marcadamente restringida como se hace en este artículo. Por consiguiente, propongo a los compañeros que se limiten únicamente en este artículo, a decir que se nombre una comisión que se acerque al general Jesús H. Salgado y a los elementos disidentes de la Convención. Más todavía, creo yo que se podría -esto es un poco más aventurado; pero en fin, voy a externar mi opinión-, no veo la razón precisa de que se acerquen al general Salgado, puesto que él no tiene ningunas dificultades con esta Convención; de manera que yo creo que desde ese punto de vista no está indicado que se acerquen; pero como pudiera suceder muy bien, que la düicultad surgiera entre los disidentes, con los que el general Salgado estuviera íntimamente ligado, por ese particular podría verse a Salgado; pero yo creo que no hay necesidad de especificar esto en este artículo; debe quedar en abstracto, no debe concretarse a nada, debe únicamente decirse que vaya a someter a los disidentes del Estado de Guerrero, a procurar la pacificación. Ya se verá si hay necesidad de hablarles a los demás, eso va en las instrucciones que se le den a la comisión.

El C. presidente

Tiene la palabra, en pro, el ciudadano Treviño.

El C. Treviño

Habiendo sido el compañero Catalán quien ha expresado que las gestiones deben hacerse con los elementos disidentes, me permito, con permiso de la Asamblea, concederle la palabra al compañero Catalán.

El C. Catalán

Estoy de acuerdo en que se cambie la proposición de ese primer artículo; deseo que la comisión se acerque al general Salgado para ponerse de acuerdo con él y ver los elementos disidentes del Estado de Guerrero, en el sentido que lo pide el señor Castellanos.

El C. secretario

La Presidencia, por conducto de la Secretaría, pregunta a los delegados firmantes de la proposición, si quieren retirar nuevamente el artículo primero.

El C. Ramírez

Señor, la diferencia es nada más sobre la palabra buenos, que se suprima.

El C. secretario

Dice así el artículo: (Lo lee)

Está a discusión.

Tiene la palabra, en contra, el ciudadano Ramírez.

El C. Ramírez

Pues no tiene ya objeto.

El C. secretario

La Presidencia, por conducto de la Secretaria, pregunta si está suficientemente discutido el punto. Los que estén por la afirmativa, que se sirvan poner de pie. Suficientemente discutido. En votación económica se pregunta si se aprueba. Los que estén por la negativa, que se pongan de pie. Aprobado. El artículo segundo, dice así: (Lo leyó)

Está a discusión.

El C. Fierro

Yo creo que esta segunda cláusula debe ser aprobada, porque es un corolario de la primera; así es que no es motivo de discusión.

El C. Castellanos

Que se dé otra vez lectura al artículo.

El C. secretario

La Presidencia me ha ordenado que se pregunte a la Asamblea si está suficientemente discutido.

El C. Castellanos

Quiero hacer una pequeña observación.

El C. secretario

Los que estén por la afirmativa, es decir, porque está suficientemente discutido, sírvanse ponerse de pie. Suficientemente discutido. (Una voz: ¿Qué?)

El C. secretario

El artículo 2° En votación económica se pregunta si se aprueba el artículo 2° que dice así: (Lo leyó)

Los que estén por la afirmativa, sírvanse ponerse de pie.

Aprobado.

El C. Castellanos

Pido la palabra. (Voces: No hay nada a discusión)

El C. Castellanos

No le hace, es para una protesta, contra el señor Quevedo.

El señor Quevedo se ha mostrado muy violento, excesivamente violento, no deja que haga uso de la palabra ninguno de los delegados y la prueba es que yo pedía que se diera lectura a este artículo, porque dice: con las facciones disidentes del general Blanco, y quería yo hacer ver que los jefes del Estado de Guerrero no todos son disidentes. Ahí tiene el señor Quevedo por qué pedía la palabra, pero parece que le costaba esto mucho trabajo al señor Quevedo.

El C. secretario Quevedo

Debo decir al señor Castellanos que la Secretaría está obrando como deben obrar las Secretarías. Le di lectura al artículo segundo y lo puse a discusión por orden de la Presidencia, estuvo como cinco minutos sin pedir la palabra, hasta que la pidió el señor Delgado González, y una vez que la pidió y que todos estuvieron conformes, la Presidencia me ordenó preguntara si estaba suficientemente discutido. La Secretaría no tiene la culpa de si el delegado Castellanos está platicando o está pensando en otras cosas. Que se fije para otra vez y entonces puede hacer sus protestas.

El C. González C.

Pido la palabra, para una moción de orden.

El C. Cervantes

Me adhiero a la manifestación hecha por el señor Castellanos. La Mesa o los secretarios están procediendo precipitadamente, y la mejor prueba de ello es que se aprobó en lo general un artículo que tenía muchos impugnadores, así es que yo ruego a la Secretaría, preste toda su atención y tenga gran paciencia para escuchar las observaciones de todos aquellos que piden la palabra.

El C. secretario Quevedo

Nuevamente le manifiesto al señor delegado Cervantes que todos son testigos de que por mucho rato, cuando se puso a discusión, no hubo quien pidiera la palabra, hasta que lo hizo el señor González. La Secretaría, en este caso, no puede tener consideraciones a ninguno de los delegados, personalmente, porque obra por órdenes de la Presidencia. Si los señores delegados se ponen a platicar, no es culpa de la Secretaría, y en caso de que no les guste a los señores que han hablado últimamente, que pasen a ocupar mi lugar para que lleven el desorden o el orden, si pueden.

El C. Castellanos

Pido la palabra.

El C. presidente

No hay nada a discusión.

El C. Castellanos

Yo suplico a la Presidencia, que al señor Quevedo lo llame al orden para que no diga: al que no le guste: no son esas las maneras de manejarse ante una Asamblea, eso es sencillamente insultar a la Asamblea y a ella no se le debe contestar de esa manera, esos son términos de cargadores, se puede protestar de otra manera.

El C. González C.

Para una aclaración.

El C. presidente

Va a contestar el señor la alusión personal.

El C. secretario Quevedo

No he tenido nunca palabras de cargador, señor Castellanos; yo lo que he dicho es que no podemos estar al capricho de un delegado, porque no puedo estar al gusto de uno de los delegados. Yo hasta ahora tengo la conciencia de haber cumplido con mi deber como secretario, pero no puedo estar, repito, a gusto de los delegados; el respeto lo merece la Asamblea, y la Asamblea, desde el momento en que ha llegado a uno de sus acuerdos, nO puede estar ofendida por el secretario.

Si a los señores delegados no les parece el proceder de la Secretaria, pueden hacer la moción respectiva para que se me retire, para que se me cambie; pero yo tampoco estoy por que se me hagan cargos, por que se me hagan protestas, cuando cumplo con mi deber.

El C. González Cordero

Yo considero que lo dicho por el señor Castellanos es lo mejor, porque así se evita una discusión; tengo entendido que todos los elementos disidentes reconocen a Julián Blanco como su jefe; no hay ninguna facción revolucionaria, y eso lo aseguran varios señores que conocen aquella situación, que no reconozca a Julián Blanco como su jefe; lo único en que hay que fijarse es en las personas a quienes debe nombrarse para que vayan en unión del señor Catalán, y yo creo que debemos facultar a la Mesa para que nombre dos, tres o cuatro personas que acompañen al señor Catalán. Yo, en este sentido, me permito proponer que la Mesa designe la comisión.

El C. secretario

Antes de poner a juicio de la Asamblea la moción presentada por el señor delegado que acaba de hacer uso de la palabra, vamos a proponer ésta:

Nómbrese una comisión presidida por el delegado Ezequiel Catalán para que se acerque al ciudadano general Jesús H. Salgado y a los elementos disidentes, con el objeto de solucionar el conflicto existente en el Estado de Guerrero.

Está a discusión. ¿No hay quien haga uso de la plabra? Los que estén por la afirmativa, permanezcan sentados. Suficientemente discutida. Se aprueba el artículo que dice asi: (Lo leyó)

Los que estén por la negativa, sirvanse ponerse de pie.

Aprobado.

Ahora se pregunta a la Asamblea si se faculta a la Mesa para que haga la designación de las personas que van a esa comisión. Está a discusión.

¿No hay quien haga uso de la palabra?

Los que estén por la afirmativa, sírvanse ponerse de pie.

Aprobado. (Voces: no hay quórum)

El C. secretario

La Mesa, por conducto de la Secretaría, pregunta si se suspende la sesión para reanudarla mañana, a las cuatro de la tarde.

Los que estén por la afirmativa, sírvanse ponerse de pie.

Sí se suspende.

Se va a leer la orden del día.

El C. Piña

Un momento ... (Voces: No habrá sesión mañana)

El C. secretario

Efectivamente, la orden del día será para el día 6 de febrero. (El ciudadano secretario dio lectura a la orden del día para el 6 de febrero)

El C. presidente

Se levanta la sesión.

Índice de Crónicas y debates de la Soberana Convención Revolucionaria Recopilación de Florencio Barrera FuentesJunta previa del 4 de febrero de 1915 Primera parte de la Sesión del 6 de febrero de 1915Biblioteca Virtual Antorcha