Índice de Crónicas y debates de la Soberana Convención Revolucionaria Recopilación de Florencio Barrera FuentesSesión celebrada el día 4 de noviembre de 1914 en la ciudad de Aguascalientes Sesión celebrada el día 6 de noviembre de 1914 en la ciudad de AguascalientesBiblioteca Virtual Antorcha

CRÓNICAS Y DEBATES
DE LAS SESIONES DE LA
SOBERANA CONVENCIÓN REVOLUCIONARIA

Compilador: Florencio Barrera Fuentes

SESIÓN CELEBRADA EL DÍA 5 DE NOVIEMBRE DE 1914 EN LA CIUDAD DE AGUASCALIENTES

PRESIDENCIA DEL C. GENERAL PÁNFILO NATERA

Crónica del periódico El Liberal, pubicada en sus ediciónes de los días 6 y 8 de noviembre de 1914.


A las diez de la mañana las campanas de la catedral echadas a vuelo sorprendieron a la ciudad. El acontecimiento era inusitado, puesto que se hallaba prohibido el repicar. Recordóse la advertencia de que si algo grave ocurriere, se llamaría a los delegados a sesión extraordinaria por medio de campanas.

La multitud corrió presurosa al teatro Morelos, el cual resultó henchido a los pocos minutos.

Busco informes y me entero de que van a darse a conocer los telegramas de generales y gobernadores, y por los cuales unos desconocen los actos de la Convención y otros los apoyan.

Se dará a conocer asimismo un mensaje del Primer Jefe, el cual saldrá para Córdoba al arreglo de importante cuestión de caracter internacional.

La Primera Jefatura solicita plazo para hacer entrega del Ejecutivo al presidente provisional Gutiérrez.

También se escuch3rán explicaciones del coronel Felipe Gutiérrez de Lara, miembro de la Comisión designada para ir a México.

El coronel aludido partió para el Sur, llegó a Querétaro, conferenció con el general Pablo González y regresó con el encargo de exponer de viva voz el resultado de la conferencia con el jefe del Cuerpo de Ejército del Noreste.


NO HAY QUORUM

Tardan en reunirse los convencionales. A las doce comienzan a pasar lista de asistencia. Y no hay quórum. Media hora después el coronel Vito Alessio, a nombre del presidente, manifiesta que en virtud de que ciertos delegados se hallan conferenciando con el Primer Jefe, se aplaza la sesión para las tres de la tarde.


COMIENZA LA SESION

Hasta las cuatro y quince no se pasa lista. Y quince minutos después que el secretario Santos concluye la enumeración de asistentes y ausentes, el general Natera abre la sesión, reanudando la permanente que ya lleva varios días. Preside el general Robles, recién llegado. Concédese la palabra al doctor Gutiérrez de Lara, miembro de la comisión que fue a México a informar al señor Carranza.

Explicó que por circunstancias especiales marcharon antes del martes los generales Villarreal, Obregón y Aguirre Benavides. Al día siguiente partieron el general Hay y el informante, llevando la documentación.

Ayer mañana arribaron a Querétaro y luego de conferenciar verbalmente con los generales Pablo González y Elizondo y telegráficamente con el Primer Jefe, le fue entregado el pliego siguiente:

Al margen un sello que dice: Ejército Constitucionalista.
Cuerpo de Ejército del Noreste.
Cuartel General.

Por medio de la presente, autorizamos a usted para dar a conocer de viva voz a la Convención las gestiones que hemos hecho en cumplimiento de la Comisión que aquélla nos confió y todos los detalles que juzgue de importancia a la gravedad de la situación por que atravesamos.

Reitero a usted nuestra atenta consideración.

Constitución y Reformas.
Querétaro, a 4 de noviembre de 1914.
A. I. Villarreal.
E. Aguirre Benavides.
general Eduardo Hay.
general Alvaro Obregón.

Al coronel doctor Felipe Gutiérrez de Lara.
Presente.

En seguida Castillo Tapia dice tener entendido que Gutiérrez de Lara conferenció esta tarde con el señor Carranza.

Efectivamente -contesta Gutiérrez.

Por consejo de algunos generales pidió por telégrafo al Primer Jefe le indicase qué plazo necesitaba para cumplir los acuerdos de la Convención. Tal pregunta expresa no fue contestada, -añadió Gutiérrez de Lara.

Castillo Tapia pide en seguida que informe la comisión que partió a Zacatecas a llevar al general Villa los acuerdos de la asamblea.

Gutiérrez de Lara dice haber olvidado algo. Que el Primer Jefe estaba dispuesto a que la comisión, como tal, no pasara adelante de Querétaro, donde sería recibida. Como particular, cada cual iría a donde gustase.

Castillo Tapia interroga:

¿Virtualmente estuvieron ustedes detenidos en Querétaro?

Gutiérrez de Lara contesta: virtualmente estuvimos detenidos unas dos horas en tanto que se aclaró que no era la Convención la que se trasladaba a México.

En seguida Marciano González leyó el informe de la' comisión que desempeñó encargo ante el general Villa. Y entre aquél figura la siguiente comunicación:


EL GENERAL VILLA RENUNCIARA

Al margen. Cuerpo de Ejército del Norte.
General en Jefe.

Es en mi poder la atenta comunicación de ustedes fecha 3 del corriente mes con la que me adjunta una nota en que se contesta el memorial de fecha 23 de octubre próximo pasado, y en los acuerdos tomados por esa soberana Convención, recaídos directamente sobre la primera jefatura del ejército constitucionalista y sobre la jefatura de la división del Norte.

Impuesto debidamente de los acuerdos tomados por esa soberana Convención, en que constan los relacionados con mi retiro de la jefatura de la división del Norte, les manifiesto que respetuoso como siempre de las decisiones de esa asamblea, por considerarla emanada de la voluntad popular, estoy enteramente de acuerdo con su resolución.

Lo que tengo el honor de comunicar a ustedes para su conocimiento, protestándoles las seguridades de mi atenta consideración.

Constitución y Reformas.
Guadalupe, Zac., noviembre 4 de 1914.
El general en jefe Francisco Villa.

Al C. general Pánfilo Natera, segundo vicepresidente de la gran Convención militar de Aguascalientes, Ags.

Castillo Tapia pide que el general Martín Espinosa repita en el seno de la asamblea las palabras que le había dicho relativamente a las intenciones del general Villa, respecto del general Zapata.

El general Espinosa manifiesta que el general Villa, conversando familiarmente, les dijo que si la Convención creía necesario que se viese al general Zapata para convencerlo que debe rendirse, él creía poder conseguirlo.

Nutridos aplausos estallaron del público. En seguida la secretaría dio lectura a un sinnúmero de telegramas que se han recibido de los gobernadores.


TELEGRAMA DEL GRAL. TREVIÑO

El general J. B. Treviño dirigió al C. general Samuel Santos, su representante ante la Convención de Aguascalientes, lo que sigue:

Querétaro, noviembre 5.

Considerando que la Convención formada en esa ciudad no ha tomado en cuenta las patrióticas condiciones que ha puesto el C. Primer Jefe del Ejército Constitucionalista, encargado del Poder Ejecutivo, C. Venustiano Carranza, tanto para renunciar a los dos cargos que actualmente tiene, así como tampoco no se ha tomado en cuenta su buena disposición para arreglar las dificultades que habían surgido, sino que muy al contrario ha obrado con violencia nombrando presidente provisional de la República, por lo tanto, desde este momento le manifiesto a usted que le retiro la representación mía que tiene ante la Convención, hasta que la misma Convención reconsidere el acuerdo mencionado en alguna otra forma que redundare en beneficio de la nación.

Puede usted desde luego dar cuenta con esta determinación mía a esa Convención.

Atentamente,
El general jefe de la 1a. brigada Hidalgo, J. B. Treviño.


UN TELEGRAMA DEL GENERAL AGUlLAR

El general Cándido Aguilar envió al general Gutiérrez el siguiente telegrama:

Señor general E. Gutiérrez.
Aguascalientes, Ags.

¿Contra el primer jefe antes que contra los verdaderos tránsfugas del deber y del patriotismo, y por veinte días, dando paso a la imposición del Norte y Sur?

Jamás creía la primera División de Oriente, que con menoscabo de la integridad nacional, sujeción incondicional y preconcebida, había que pensar en el respeto a los solemnes compromisos contraídos con anterioridad como garantía estable de función respecto al invasor. Mexicanos primero y veracruzanos después avergüenza la sumisión que justifica el hollamiento del suelo patrio.

En nombre de Veracruz, profanado por el invasor, pido a usted reflexione en la sugestión ejercida sobre su patriotismo.

Mientras la reacción aplaude en Veracruz, su pueblo sufre penas sin nombre, que se complacen en contemplar los traidores. Todavía confiamos en su patriotismo y espera, por Veracruz, la nación entera, su patriótica renuncia.

Cándido Aguilar.
Rubricado.


CONTESTA EL GENERAL GUTIERREZ

Aguascalientes, 5 de noviembre de 1914.
General Cándido Aguilar.
Soledad, Ver.

Acabo de recibir su mensaje de ayer, que me apresuro a contestar:

La Convenéión Militar de esta ciudad, que patrióticamente ha estado laborando por que se llegue a un arreglo satisfactorio, para así restablecer la paz de nuestra República, ha nombrado, por votación casi unánime, presidente provisional, debiendo manifestar a usted, que esta Convención no ha tenido ní la más mínima presión, ni se ha inclinado a determinado bando político, ni ha habido sugestión de parte mía para alguno de los miembros, pues advierto a usted que mi personalidad ni siquiera figuraba como candidato a este puesto; por lo que espero reflexione sobre sus indicaciones que me hace en su mensaje aludido y vea que no ha habido consigna de ninguna naturaleza, y sólo el patriotismo ha sido la norma que ha guiado en todos sus actos a la Convención.

Todos los señores generales, gobernadores y comandantes militares de la República, que tienen su representación en ésta, así lo han hecho, y por lo mismo y de una manera terminante están sujetos a lhs decisiones de la asamblea, y creo que en este caso se encuentra usted, esperando de su acendrado patriotismo, que aceptará lo que su mismo representante ha aprobado, entendido de que si todos los delegados han votado en ese sentido, es porque han visto la grandisima necesidad de hacerlo así, para el bien de nuestra dolorida patria.

El general Villa ha renunciado terminantemente y se retira del mando de la División del Norte.

La delegación zapatista asegura que el general Emiliano Zapata hará lo mismo, y, al efecto, todos sus miembros han reconocido de una manera patriótica al Gobierno emanado de la misma.

Así, pues, todas las condiciones del señor don Venustiano Carranza están completamente cumplidas, por lo que no veo justa la actitud de usted, máxime cuando usted esté comprometido a respetar y hacer respetar las decisiones de esta asamblea.

En cuanto a los asuntos de los norteamericanos que están en Veracruz, manifiéstole que hay muy fundadas esperanzas de que esto se arregle lo más pronto posible, y todos los mexicanos debemos intervenir para que cesen la afrenta y la vergüenza de que estamos siendo objeto en estos momentos.

Espero me conteste inmediatamente.

Si usted personalmente hubiera estado aquí habría visto la justicia con que ha obrado la Convención, y creo que su actitud obedece a malas informaciones que han estado ministrando los enemigos de nuestra causa.

En estos momentos el señor general Pablo González manifiesta su conformidad a las decisiones de la asamblea, pidiendo solamente una prórroga para que entregue el señor Carranza.

Por lo que espero que usted también lo tome en cuenta y se decida a apoyar las decisiones de la asamblea.

Salúdolo afectuosamente.
(Firmado.) El general Eulalio Gutiérrez.

El doctor Gutiérrez de Lara, que forma parte de la comisión que se envió a México, y quien regresó a ésta para informar a la Asamblea sobre la conferencia telegráfica celebrada desde Querétaro con el Primer Jefe, manifiesta traer recomendaciones de los miembros de la comisión, de dar cuenta en sesión secreta, de lo tratado.

La Asamblea se opone terminantemente, y el coronel González Garza pide se trate en sesión pública.

pero que antes se haga una amonestación a las galerías para que el público guarde compostura y no tome parte en los debates.

La secretaría interroga sobre la proposición de González Garza, la cual es aprobada, y después el coronel Gutiérrez de Lara sube a la tribuna para informar.

Dice que, al llegar el general Hay y él a Querétaro, todavía se hal]aban en esa población los generales Villarreal, Obregón y Aguirre Benavides, quienes les manifestaron que se encontraban detenidos por orden del Primer Jefe, con quien deseaban conferenciar, y que esta detención obedecía al deseo del señor Carranza, de saber el papel que iba a desempeñar la citada comisión. Concluida la conferencia, el Primer Jefe les había pedido esperaran en Querétaro tres o cuatro días, hasta que regresara de Córdoba, a donde partiría al arreglo de una importante cuestión de carácter internacional.

Los comisionados, sigue informando Gutiérrez de Lara, manifestaron al señor Carranza que tenían órdenes de la Convención de dirigirse a México, y que sólo que por la fuerza se les impidiera no irían.

Don Venustiano contestó a este argumento, que a él asistía el derecho de designar el punto para la entrevista, y que éste era Querétaro.

Después el general Obregón transmitió un telegrama particular al Primer Jefe, habiéndole contestado que no desconocía a la Convención; pero volvía a indicar la conveniencia de que esperaran tres o cuatro días en dicha población.

Luego acordaron los comisionados que junto con el general Pablo González fueran a hablar con el señor Carranza; y él, Gutiérrez de Lara, fue comisionado para regresar a Aguascalientes y dar cuenta de todo ello, y además, proponer la conveniencia de ampliar el plazo para celebrar la conferencia con don Venustiano, para dar tiempo a que sus amigos procuren convencerlo de que debe marchar por el camino trazado.

Para terminar, propone que el artículo transitorio que se discute, sea modificado en el sentido de que el cambio de gobierno no se haga el día seis, sino el día quince, desde cuando el plazo de veinte días deberá contarse.


SE DA LECTURA A LOS TELEGRAMAS DE PROTESTA

Entre los telegramas a que se da lectura, y que enviaron algunos gobernadores y jefes militares, está el del gobernador de Chihuahua, en que celebra los acuerdos tomados por la Convención porque contribuirán, dice, a la pacificación nacional; y otro que firman algunos jefes y oficiales de la segunda División del Centro, que se hallan en Puerto México, en que protestan enérgicamente por dichos acuerdos, que sin haber renunciado el señor Carranza, designaron como Presidente Provisional al general Eulalio Gutiérrez, y terminan manifestando que están dispuestos a sostener al primero.

Al terminar la lectura del anterior mensaje, varios delegados se levantan de sus asientos y en masa piden se tome nota de los nombres de los firmantes, para que sean castigados al llegarse la ocasión.

Continúa el secretario la lectura de los telegramas.

Entre otros se lee uno del Gral. Andrés Saucedo, que envía desde León, Guanajuato, manifestando estar dispuesto a acatar en todo las decisiones de la Asamblea, según lo ha jurado por boca de su representante.

Después el delegado Castillo Tapia pide que el general Gregorio Osuna dé lectura a unos mensajes que le dirigió el general Jesús Carranza, y que considera vejatorios para él y para la Asamblea. (Estos mensajes ya fueron publicados por este diario en edición anterior).

Concluida la lectura, Castillo Tapia, después de concedérsele la palabra, sube a la tribuna para hablar sobre la labor revolucionaria llevada a cabo por el general Jesús Carranza, a quien injuria. Manifestó también que ei desprestigio de don Venustiano se debía en gran parte a su hermano don Jesús, a quien califica de ingrato con el general Osuna, pues éste lo defendió siempre en la Convención a capa y espada y termina pidiendo que se conceda al general Osuna un voto de confianza.

Le sigue en el uso de la palabra el general Gonzalez Garza, para manifestar que desea retirar las frases duras que en uno de sus discursos anteriores dirigiera al general Osuna, atacando su personalidad política. Ante esta ingratitud manifiesta, mis nobles sentimientos se rebelan y siento remordimientos por las frases que dirigiera al general Osuna, las cuales retiro.


LA LABOR DEL GENERAL OBREGON EN QUERETARO

En seguida Julio Madero propone que Gutiérrez de Lara informe a la Convención de las gestiones que ha hecho en Querétaro el general Obregón.

El indicado se levanta y manifiesta que Obregón acordó no continuar su viaje hasta México, sino esperar primero al general Diéguez para convencerlo de que debería de obedecer a la Convención en sus acuerdos; y que los trabajos que emprendió cerca de los generales González y Elizondo en aquella población, fueron sinceros y muy fructíferos para el bien de la República.


EL GENERAL OSUNA MANIFIESTA DESEOS DE RETIRARSE

Al terminar de hablar el coronel Gutiérrez de Lara, el general Osuna manifiesta a la Asamblea que desde que recibió y se leyeron los telegramas a que hago referencia antes, considera que desde ese momento no debe estar en el seno de la misma, pues su representado, el general Jesús Carranza, no sólo lo había desautorizado, sino que le manifestaba que su presencia entre sus antiguos compañeros de armas no era grata, y ante ese dilema que se ofrecía ante sí, porque había jurado acatar y cumplir los acuerdos de la Convención, no le quedaba otro recurso que pedir un Zeppelin para marcharse por los aires a otra parte, pues aquí se le cree como jesuita y no se le ve bien, y, entre los suyos ya no es grato.

Sigue hablando para afirmar que no es personalista, lo que dice ha demostrado en varias otras ocasiones; que su labor ha sido de unión y concordia, y termina diciendo que de la Asamblea depende la conducta que debe seguir en adelante, si separarse o continuar en la Convención: pero -manifiesta- ya sea aquí o en otra parte estaré dispuesto a cumplir cuanto aquí he jurado.

El coronel Carlos Domínguez propone que se permita continuar tomando parte en las sesiones de la Asamblea al general Osuna.

Castillo Tapia y Roque González apoyan la proposición, pidiendo aquél que el general Osuna siga en la Asamblea con su propia representación, puesto que es general.

Roque González Garza observa que el señor Carranza está haciendo propaganda entre los generales de su confianza para que retiren sus representantes, a fin de evitar que la Convención tenga quórum.

El presidente dio por terminado el incidente, manifestando que, según su propio criterio, durante la sesión permanente ninguno de los delegados podrá separarse. Terminada esta sesión, se tratarán los asuntos relativos.

En seguida continúa la lectura de los telegramas recibidos, entre ellos uno enviado de Querétaro por el general Pablo González, en que manifiesta que tiene entendido que el gobernador de Puebla, general Coss, volverá al seno del patriotismo reconociendo a la Convención.

Termina diciendo que él continuará inflexible en el desempeño de su deber.

Se da lectura a otro mensaje del mismo general, dirigido a la Junta de Gobierno, opinando que ésta tiene poder para permitir la entrada de fuerzas en Aguascalientes, pero también quiere saber si los delegados pertenecientes al Ejército del Noroeste, tienen libertad para deliberar, no obstante la presencia de tropas de la División del Norte.

Se lee otro telegrama del mismo general, transcribiendo el que recibiera de Veracruz, en que le avisan que ha habido movimientos sospechosos de los buques americanos, partiendo que han hecho desembarque de soldados y material de artillería.

Acto continuo se da lectura a un telegrama del general Villarreal, transcribiendo el que recibiera del señor Carranza, avisándole quedar enterado de la elección hecha en favor del general Gutiérrez, y que por tercera vez le pide le haga saber los pasos que se han dado para que los generales Villa y Zapata dejen el mando de sus tropas, según expuso en las condiciones que fijó para abandonar los puestos que desempeña. (Recibido el 6).

Roque González pide la palabra para una aclaración, y dice que su representado está dispuesto a entregar el mando de sus tropas tal como se ha dispuesto; mas para ello, como es natural, necesita saber antes cuál es la determinación del señor Carranza; esto es, si renuncia o no.

Termina manifestando que en la conferencia que celebraron los generales Villa y Eulalio Gutiérrez, aquél le propuso entregarle sus tropas. Entonces habla Soto y Gama y dice que ha llegado el momento de hablar claro. Y agrega: esta Convención ha sido burlada por el individuo al que todavía se le llama, impropiamente, Primer Jefe. Es verdaderamente asombroso. dice, que un inferior, como lo es el señor Carranza, se permita fijar condiciones para presentar una renuncia.

¿Algún jefe militar -dice- permitiría que al exigir su renuncia a un cabo, éste se permitiera pedir que antes renunciara otro cabo? Pues el señor Carranza se permite todavía más: fija el sitio de la conferencia, trata de aprisionar a los miembros de la Convención, y luego pide prórroga para hacer conocer su voluntad, y después vienen telegramas de gobernadores, sus favoritos, que lanzan proclamas abiertamente revolucionarias, y después de todo eso se viene aquí pidiendo que a un rebelde, como Carranza, se le prorrogue el plazo para que entregue el mando de que ha sido destituido.

En seguida da lectura a las resoluciones del manifiesto del gobernador Coss, que dice sin invitaciones rebeldes. Continúa expresando que al paso del señor Carranza por Puebla y Tlaxcala, se alzan rebeldes, los gobernadores de esos Estados y en tanto, Carranza, no contesta claramente, sino que espera una prórroga para organizar sus elementos para combatir a la Convención, que declara rebelde. Esto es tirar la piedra escondiendo la mano. ¿Qué es lo que se espera? Que Carranza se prepare perfectamente y que se arme con todas sus armas y concluye diciendo: están jugando con nosotros los generales Obregón y Villarreal; todos están jugando con la Asamblea.

Luego el general Samuel Santos hace uso de la palabra para manifestar que el delegado Soto y Gama no ha dicho nada nuevo, que lo que ha sucedido, todo el mundo lo sabe, y además, que cree que se están dando los mismos pasos que cuando el general Villa desconoció al Primer Jefe, pero que esperan hasta el último instante, para evitar más derramamiento de sangre, en la esperanza también de que el señor Carranza reconocerá al fin lo acordado por la Convención.

El general Cerecedo Estrada se levanta de su asiento para llamar la atención a los delegados, de que Soto y Gama trata de incitarlos para la guerra como si fuéramos gallitos, y en cambio nada dice del general Zapata -sigue hablando-, nada, si se retirará como el general Villa, imitando su actitud patriótica.

Soto y Gama contesta al orador, que no porque patrióticamente el general Villa ha entregado su renuncia para evitar todo pretexto a don Venustiano Carranza, no por un capricho se trate también de deponer al general Zapata, quien es el único punto de unión en el Estado de Morelos, único que impide allí que se establezca la anarquía. Termina diciendo que el general Zapata no quiere ser gobernador ni desea nada, y lo manifiesta así porque lo ha dicho el mismo Zapata, y que dejará el mando de sus tropas después del retiro del señor Carranza, no antes.

Interviene el general Chao en los debates, relatando algunos hechos concretos, entre ellos el de que los generales Arrieta, a pesar de tener aquí representantes, han desconocido a la Convención. Dice: Aquí se habla de paz para evitar mas derramamientos de sangre, como si se creyera que todo el territorio nacional estuviera tranquilo, y no se toma en consideración que en muchos Estados se están disparando miles de balas.


SE LEEN ALGUNOS TELEGRAMAS

Luego el secretario de la Mesa da lectura a los telegramas que envían los gobernadores de Michoacán y Campeche; el primero acepta los acuerdos tomados por la Convención, y el segundo protesta contra ellos.

El general Teodoro Elizondo telegrafía pidiendo no se haga entrega inmediata del Gobierno al general Eulalio Gutiérrez, para evitar las dificultades que pudieran surgir.

En seguida la secretaría pretende leer el telegrama de protesta del general Coss, y algunos delegados se oponen a que sea leído porque ya lo publicó la prensa, pero al fin logra leerse.

Luego se da a conocer la proposición enviada por el general Alvaro Obregón, en que pide se amplíe el plazo perentorio para entregar el poder al general Eulalio Gutiérrez, a fin de evitar mayores dificultades; y que los veinte días de término del Presidente Provisional, se empiecen a contar desde el dia en que se reciba del gobierno.

Puesta al debate la anterior proposición, habla en pro el coronel Peralta, pidiendo que se haga a un lado todo lo que sea pasión, todo lo que signifique simpatía personal y sólo se tenga presente la situación gravísima de la patria.

Luego manifiesta que no se ha querido la guerra, y por eso no se apeló a las armas para resolver las dificultades entre Carranza y Villa, y que por eso se procuró un acercamiento entre las dos partes. Si se busca ahorrar derramamiento de sangre, si se quiere no llevar a la Patria a un terrible conflicto armado, deben hacerse a un lado toda clase de rencores y ambiciones y ante esa necesidad, hacerse cualquier sacrificio, concediéndose el plazo solicitado. Lo mismo que se accedió a las exigencias de la División del Norte y del Ejército Libertador, para no llegar a las armas, ahora también debe hacerse el sacrificio, concediéndose el plazo solicitado.

En contra toma la palabra Roque González Garza, quien comienza por aclarar que el plazo no lo pide el señor Carranza, sino el general Obregón. Afirma que no quiere la guerra, pero que en la conciencia de todos los habitantes de la República está, que el cuerpo de ejército al que pertenece ha tomado todos los recursos de hacienda, porque por un lado, unos quieren que no haya guerra, y por otro muchos protestan, porque después de agotar toda clase de medidas en pro de la pacificación, aún encuéntranse quienes se resisten a cumplir las órdenes de esta Convención, a la que juraron obediencia.

Continúa diciendo que, aprovechando la estancia del general Villa en esta ciudad, hoy le habló respecto de la prórroga, contestándole el jefe de la División del Norte:

Demasiado me he aguantado. Nadie puede dudar de mis deseos por evitar que surja ningún conflicto: ¿pero quién pide prórroga? ¿El señor Carranza? ¿No me pasará lo que en Torreón?

González Garza recuerda aquellos sucesos y dice que el señor Carranza manifestó no poder hacerse responsable de lo que acordaron la División del Norte y el cuerpo de ejército del Noreste.

Continúa González Garza afirmando que él hace varios días viene diciendo que Carranza no quiere la paz; que Carranza irá a la guerra y que no contento con sembrar la división entre los elementos revolucionarios en Sinaloa y Sonora y por dondequiera que pasa, se está preparando para la guerra, según puede verse por el texto de su discurso pronunciado en Puebla.

Pasa a analizar las condiciones puestas por el señor Carranza y dice: ¿cómo puede obsequiarse la condición relativa al retiro del general Zapata, si éste no está dentro de la Convención? Luego opina que a Zapata no se le ha concedido nada que recuerde, pues que al proponerse la aceptación del Plan de Ayala, todos dijeron que ese plan lo significaba todo, porque iban adelante en sus radicalismos. Lo único que se le concedió, dice, fue un plazo para enviar representantes, a causa de la enorme distancia en que están operando los miembros del Ejército Libertador. Fuera de esto, nada se le ha dado a Zapata.

Peralta lo interrumpe, ¿qué pide el general Obregón? Un plazo, responde el interpelado, pues entonces ... murmura Peralta y González Garza continúa. Pero Zapata pide ese plazo para enviar representantes, sometiéndose a la Convención.

Si usted puede hacer que el señor Carranza, dentro de quince días irremisiblemente entregue el poder, la División del Norte está dispuesta a conceder ese plazo, porque lo que se nos pide indirectamente nada promete para mañana, entonces podrá decirnos Carranza que él no pidió nada, y que si Zapata no se retira irá a la guerra, porque desde ahora se está atrincherando y acumulando todos los elementos de combate.

Prosigue González Garza diciendo que la División del Norte está dispuesta a conceder esa prórroga, pero que al hacer ese sacrificio, impone a su vez otro, de que el señor Carranza se comprometa, en fecha determinada, a entregar el poder al general Eulalio Gutiérrez, designado Presidente provisional por la asamblea. Pero que si no se exige del señor Carranza esta condición, la División del Norte no concederá ninguna prórroga, porque injusto sería y jesuita exigir esa prórroga, porque el señor Carranza sólo hará uso del plazo para atrincherarse y para engañar ilusos haciéndoles creer que la Convención no es el único poder soberano en la actualidad.

El coronel Berlanga propone que en la proclama que lance la Convención ponga un telegrama al señor Carranza diciéndole que para tal día debe entregar el poder al general Gutiérrez. Así se concederá el plazo pedido y así se habrá evitado con esta prórroga condicional, todo derramamiento de sangre y toda dificultad en lo futuro.


SOBRE LA DIMISION DEL PRIMER JEFE

Se discute la iniciativa que propone se conceda un plazo para que el Primer Jefe entregue el poder, y en pro de dicha proposición habla el delegado Marciano González, diciendo que de no conceder dicha demora, seria precjpitar la guerra, cuya terrible responsabilidad debería rehuir la Convención.

Gutiérrez de Lara pide que la asamblea reflexione ante la gravedad de la situación que se está provocando.

González, entonces, a nombre de la División del Norte, manifiesta que concede un plazo de dos días, estando seguro que la asamblea verá que es inútil este sacrificio.

Soto y Gama habla en contra de la iniciativa. Da dolor -exclamó-, ver lo que se ha retrocedido en esta asamblea. Se concederá un plazo al señor Carranza, ¿para qué? Para que después de cuatro días nos vuelva a decir que está dispuesto a dejar el poder, pero que no quiere que México quede entregado a la reacción.

Sigue afirmando que el señor Carranza no tiene derecho para fijar condiciones para entregar el poder, e intenta demostrarlo con la lectura del escrito que presentó el Primer Jefe en la Convención reunida en la ciudad de México.

Entonces -sigue diciendo Soto y Gama- no puso condiciones, tácitamente reconoció su soberanía, diciendo que les devolvería lo que le habían entregado, y esto lo hizo porque sabía que estaba entre familia. Ahora, después de la prórroga, el señor Carranza volverá a pedir que se retire el general Villa, que se retire el general Zapata. Lo primero está concedido. Lo segundo no podrá concederse porque el general Zapata no es tan antipatriota de abandonar a los suyos a la suerte que el señor Carranza les tiene deparada.

Después hablaron otros oradores desordenadamente y se consideró el punto suficientemente discutido, pasándose a la votación económica.

Se aprobó que la prórroga se comenzara a contar desde el próximo día diez.


UN ULTIMATUM AL PRIMER JEFE

Terminados los debates anteriores, el delegado García reanuda la discusión sobre el mismo asunto, y dice que esa proposición nada resuelve porque sólo tiende a ampliar el plazo para que los comisionados sigan haciendo gestiones. Eleva nueva proposición subscrita por él y por Castillo Tapia, y la cual encierra un ultimátum al señor Carranza, concediéndosele plazo hasta el día diez para que conteste categóricamente a esta asamblea.

Después de acalorados debates, en los cuales varios delegados hicieron uso de la palabra, se resuelve modificar los artículos transitorios, fijando que el término de veinte días se contará después del día diez hasta cuando se amplíe el plazo para recibir la respuesta del señor Carranza, y por consiguiente, se ampliará también el plazo para esperar a los delegados zapatistas por cuatro días más.

García Vigil procede a hacer las reformas indicadas y que han sido aprobadas por la asamblea.

Transcurre largo tiempo antes de reanudarse la sesión.

El coronel González Garza entra después en algunas consideraciones que cree pertinentes, diciendo que la precipitación de aprobar en votación económica una proposición ha causado reformas a tres artículos. Propone también se llame a protestar al general Gutiérrez, en acatamiento del mandato expreso. Insiste que proteste mañana y que, a la vez, se ponga un telegrama al señor Carranza fijándole plazo improrrogable hasta el día diez para que entregue el poder al Presidente provisional.

García Vigil opina en igual sentido. Manifiesta que como sigan haciéndose conexiones al dictamen de las comisiones de Gobernación y Guerra sobre respuesta del señor Carranza, fijando condiciones de la renuncia, va a necesitarse un rollo de papel de rotativa para poder terminarlo. Hace ver que es necesario que la ley se deje como está.

Castillo Tapia vuelve a insistir que la nota al señor Carranza tenga los caracteres de un ultimátum, porque así se le hará un beneficio, porque no tendrá tiempo la gente menuda para aconsejarle que resista al mandato de la asamblea, buscando sólo satisfacer ambiciones, aunque el señor Carranza se hunda en el desprestigio.

Toman la palabra algunos otros oradores, entre ellos los delegados Almanza y Berlanga.

Algunos quieren hablar a la vez, lo que ocasiona un desorden espantoso.

El presidente Robles intenta restablecer el orden, lo que al fin logra, pero algunos empiezan a retirarse para desintegrar el quórum.

Julio Madero pide se ponga a votación nominal; pero la mayoría pregunta qué se va a votar.

La secretaría da lectura a la proposición: Que esta Soberana Convención dirija un telegrama al C. Venustiano Carranza, en forma terminante, haciéndole saber que se le da como plazo improrrogable para que entregue el poder hasta el día diez del actual, a las seis de la tarde.

Se procede a votar, resultando aprobada por 67 votos por la afirmativa, contra 3 de la negativa.

A las once de la noche se levantó la sesión, quedando citados mañana a las diez de la mañana, en que rendirá la protesta el Presidente provisional, general Eulalio Gutiérrez.

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