Indice de Entrevista a Rosendo Salazar por Píndaro Urióstegui Miranda Los batallones rojos Con Alvaro ObregónBiblioteca Virtual Antorcha

ENTREVISTA
A ROSENDO SALAZAR

Píndaro Urióstegui Miranda


REACCIÓN EN CONTRA DE LA CASA DEL OBRERO MUNDIAL

PREGUNTA
Al tiempo del movimiento revolucionario constitucionalista, ¿qué actitud tomó frente a la Casa del Obrero Mundial el nuevo regimen a partir de 1913?

RESPUESTA
Empezamos a experimentar una reacción que no esperábamos, una reacción en contra de la Casa del Obrero Mundial.

Estábase a punto de celebrar el Congreso Constituyente y el señor Carranza esperaba ser designado presidente de la República. Trataba, por lo consiguiente, de dar otra impresión a la sociedad metropolitana.

Entonces la Casa del Obrero Mundial estaba alojada en el edifico conocido por la Casa de los Azulejos. A mí me habían llevado preso de la ciudad de Guadalajara a Querétaro; me detuvieron arbitrariamente por huelga en la Compañía Hidroeléctrica e Irrigadora del Chapala. Había ya intrigas en contra de la Casa del Obrero y de sus representativos.

La Casa estaba ahora en la Casa de los Azulejos donde ahora es Sanborn's, avenida Francisco I. Madero.

Naturalmente, los obreros se asomaban a dicha avenida y hacían burlas de los señoritos y lagartijos que todavía existían; pero un día, el general Pablo González lanzó un manifiesto conminatorio, tratando de ingratas a las organizaciones obreras y a la misma Casa del Obrero Mundial.

Ese manifiesto decía en esencia: si la Revolución ha combatido la tiranía capitalista, no puede ni debe permitir la tiranía proletaria.

Nos llamaba tiranos, como si tuviésemos el poder en las manos.

En 1916 acordó la Federación de Sindicatos, ya reorganizada, declarar la huelga general por el pago de los salarios en oro, con los electricistas a la cabeza.

Esto produjo en el señor Carranza un malestar terrible; llamó a los directivos de la huelga y los maltrato de palabra y de hecho, ordenando que se les llevara presos a la penitenciaría, quedando a disposición de el.

Estaban presentes los generales Alvaro Obregón y Benjamín G. Hill.

En previsión de otra cosa, el primero mandó que no fueran a disposición de don Venustiano sino de la comandancia militár de la plaza.

Como se ha dicho, se trataba de obtener que los salarios se pagasen en oro. Nada valía ya el bilimbique, el comercio no lo aceptaba y los patrones pagaban con él a sus trabajadores. No había subsistencias suficientes en la capital de la República, no había otro remedio que la huelga para obligar al gobierno a dar solución al caso.

Se acordó suspender los servicios de luz y fuerza el día treinta y uno de julio de 1916 y el primero de agosto amaneció la ciudad de México sin luz ni fuerza eléctrica. Esto enfureció al señor Carranza y ordenó que gente armada patrullara las calles.

Las industrias quedaron paralizadas mientras los comités de huelga iban a la cárcel.

Dispuso don Venustiano la vigencia de la Ley de 25 de enero de 1862, expedida contra los traidores a la Patria. A la vez se la amplió al caso, contra los huelguistas, promotores y otros.

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