Indice de Entrevista a Rosendo Salazar por Píndaro Urióstegui Miranda Presentación de Chantal López y Omar Cortés Ni siquiera terminó la instrucción primariaBiblioteca Virtual Antorcha

ENTREVISTA
A ROSENDO SALAZAR

Píndaro Urióstegui Miranda


DATOS SOBRE SU ORIGEN

PREGUNTA
Don Rosendo Salazar, quisiera que nos platicara sobre su origen, su familia; en fin, hagános un bosquejo biográfico de su persona.

RESPUESTA
Con mucho gusto, señor licenciado. Mi cuna estuvo en el pueblo de Zacapoaxtla, de la Sierra Norte del Estado de Puebla. Nací el año de 1888, siendo mis padres don Manuel Salazar, obrero de la carpintería y mi madre doña Rosalía Alamo, de familia acomodada en la población. Por tanto, mi padre y mi madre tuvieron esa diferencia que le expreso.

A la edad de catorce años, aproximadameDte, dejé la ciudad de Zacapoaxtla y me trasladé a la de Puebla en vista de la pobreza en que vivían mis padres.

Sin su consentimiento y ayudado por otra persona, me fui a Puebla con objeto de abrirme paso en la vida.

Desde luego existen detalles en este lapso, algunos de ellos dolorosos, pero habiéndolos considerado propios de la infancia no los vamos a tratar porque no vienen al caso.

En Puebla -1902- encontré a un señor ingeniero, que me permitió aprender el oficio de la imprenta y a la vez me facilitó algunas de las obras que formaban su biblioteca para leerlas o, mejor dicho, para ilustrarme. Así fue como tomé gusto por las letras, pero principalmeDte por la poesía.

En ese tiempo me atrajo sobremanera la fuerza poética de Salvador Díaz Mirón, también el pensamiento de Antonio Plaza y las obras de Manuel Acuña y de Manuel M. Flores, poetas que estaban de moda en aquellos días.

En 1905 ahí, en Puebla, habiendo aprendido el oficio tipográfico me hice amigo de Fernando Celada, poeta romántico, cuyos versos eran recitados por los jóvenes de entonces en las fiestas íntimas que tenían.

Conocí también a un joven trabajador, de nombre Pascual Mendoza, que era el presidente de la Liga de Trabajadores Esteban de Antuñano.

En el año de 1907 empecé a reflexionar sobre las pésimas condicioDes en que vivían los obreros; mejor dicho, en que vivíamos los obreros; pero más que por el problema económico, por el problema político que pesaba sobre todos nosotros y las demás capas bajas de la población.

Con ese motivo no dejé de interesarme por aquello que estaba contemplando y obtuve la convicción de que se estaba gestando en mi país un gran movimiento de carácter emancipador y por tanto antidictatorial.

Para 1910, tenía el honor de mantener una sólida amistad con Aquiles Serdán; diariamente pasaba él por la calle donde estaba la imprenta donde yo trabajaba y tenía la oportunidad de saludarlo y al mismo tiempo, con frecuencia, platicaba de su actividad política maderista. Fue así como empecé a tener simpatías por el movimiento del señor Madero y además a profundizar mi mala voluntad en contra de las dictaduras.

Hubiera yo quedado tal vez en la casa de Aquiles, en Santa Clara, si llego a tiempo; pero cuando yo hice por ocupar mi puesto me encontré con la tropa, pecho a tierra, atacando la casa domicilio de mi amigo, el mártir Aquiles Serdán; rodeé la manzana y aquello se fue haciendo más fuerte, hasta que por el medio día cayó el edificio en poder de las fuerzas del Estado y del Jefe Político, que se llamaba Joaquín Pita.

Fue hecha prisionera Carmelita Serdán, la esposa de Aquiles, que también era amiga mía y al día siguiente fui a la delegación policiaca a contemplar los cadáveres de mis amigos que estaban ahí tendidos para ser vistos por el público.

Así me hice un maderista de convicción y un luchador dispuesto, desde entonces hasta la fecha, a combatir por un ideal de transformación, no sólo político, sino económico y social de mi país.

Me casé el año de 1906 con la señorita Asunción Salgado, hija de un coronel que perteneció a las fuerzas del general Zaragoza. Con ella tuve mi primer hijo, Guillermo Salazar, que vive en Puebla; Manuel, radicado en Monterrey y una joven de nombre Elvira; éstos son los tres hijos de mi primer matrimonio.

Desgraciadamente la señora murió de tifo en el año de 1915. Ese año, ya revolucionario, fue trágico en México porque la epidemia atacó terriblemente. El hambre hizo muchas víctimas y los cementerios eran insuficientes para sepultar a tantas víctimas de la epidemia.

Transcurrieron años de soltería, la Revolución me siguió llevando en sus corrientes, mi lucha no cesaba, poco tiempo tenía de pensar en otras cosas; pero, por fin. en 1920, nuevamente me casé en Guadalajara, Jalisco, con la señora María Trinidad Hernández Cambre, la cual falleció en 1969; con ella procreé dos hombres: Narayanath, nacido en 1922, dibujante en El Universal y el segundo, que se extravió desde pequeño no volviendo a saber nada de él; desapareció nada más; desde muy pequeño se me fue.

Después tuve tres hijos más, dos hombres y una mujer, los cuales viven, uno se llama Espartaco, otro Rosenthal y la última Mirios, casados todos, quienes me han dado nietos y bisnietos; en fin, tengo una familia muy numerosa.
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