Sacra católica cesárea majestad. Aquí se ha sabido de la buena venida de vuestra majestad en esos sus reinos, sólo por decirlo los pasajeros que de ellos vienen, pues no menos se dieron gracias a Nuestro Señor en esta tierra por el buen suceso de las cosas de Levante que tan en peso estaban, y sobre todo por haber traído con bien a vuestra majestad (que Dios guarde) en las otras partes donde lo mandó escribir, y yo por mi parte me alcanzó el placer que era obligado, y quisiera ir a recibirle muy mayor con besar las reales manos de vuestra majestad. Y estando a punto para hacer el camino, me vino nueva del mal suceso de dos naos que hice hacer, y despaché por mi persona desde un puerto de la mar del Sur para descubrimiento de ella, teniendo la jornada por más bien acertada que podía ser por el buen recaudo y proveimiento que en ella enviaba, como de todo harán relación a vuestra majestad el Consejo de las Indias y el comendador mayor de León, a quien yo escribo largo y envío escrituras por donde les conste, y yo quedo a proveer en el remedio, como mejor vea que cumple al servicio de vuestra majestad y castigo de quien tan gran traición hizo.

Suplico a vuestra majestad que entre tanto que yo vaya hacer lo que tanto deseo, me envíe a mandar si hay otra cosa de más servicio suyo, pues no es otro mi deseo sino acabar en esto, que aunque la edad y posibilidad se va disminuyendo, para este efecto se me doblarán las fuerzas.

El cumplimiento de la merced que vuestra majestad me hizo de los veinte y tres mil vasallos en esta tierra me la vuelven en pleitos el presidente y oidores que en ella residen y yo sería muy contento de cualquier cosa que conmigo se hiciese, si estuviese certificado ser de ello vuestra majestad servido, pero, si su real voluntad es que yo goce de la merced que me hizo, le suplico envíe a mandar que la cumplan conmigo llanamente sin darle otros entendimientos, y de manera que conozcan que vuestra majestad es servido que así se haga; y porque sobre esto yo escribo al comendador mayor de León, por no ser importuno a vuestra majestad, tendré por muy gran merced para mí aquello que más servido sea después de haberle oído lo que conmigo se ha hecho.

Nuestro Señor la muy real persona de vuestra sacra cesárea católica majestad guarde y su muy esclarecido estado prospere por largos tiempos.

De esta gran ciudad de México a 9 de marzo de 1534.

De vuestra sacra majestad muy humilde siervo y vasallo que sus muy reales pies y manos besa.

El marqués del Valle.