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CAPÍTULO LXX

La Chitova

19 de diciembre de 1865

Inmediatamente después de haber ocupado la ciudad de Oaxaca, organicé una columna compuesta de los Batallones Libres de Oaxaca, Batallón de Costa Rica y Guardias Nacionales de Chiautla y de Tlapa y con ella marché el 12 de diciembre de 1866, para Tehuantepec, donde quedaban mil y tantos hombres a las órdenes del General Don Luciano Prieto, quien falleció durante mi marcha para Tehuantepec, víctima del tifo, recayendo el mando de las Fuerzas Imperialistas en el Coronel Don Remigio Toledo, el mismo que durante el sitio de Oaxaca por el General Bazaine, en enero de 1865, defeccionó con la Guarnición de Tehuantepec.

Hice mi marcha sin novedad hasta Jalapa, ocho leguas antes de llegar a Tehuantepec y allí supe por mis exploradores que el enemigo ocupaba posiciones ventajosísimas en un lugar llamado el Tablón, a la margen izquierda del Río de Tehuantepec. En consecuencia, al emprender mi marcha al día siguiente, hice una desviación a la izquierda, tomando el camino que conduce a Guevea por La Chitova, con objeto de evadir la emboscada y ocupar a Tehuantepec sin combatir o de obligar al enemigo a aceptar un combate igual en otro terreno.

Cuando el enemigo tuvo noticia de mi movimiento, que debió ser poco después de haberlo emprendido, porque cerca de sus posiciones había alturas que dominaban todas mis operaciones, se dejó venir bizarramente sobre mi retaguardia; traté de contenerlo con pequeños tiroteos, y seguí mi marcha hasta La Chitova. Al llegar a este lugar que presenta alguna extensión clara y desmontada, aunque en plano inclinado, formé con el frente a retaguardia, en condiciones de combate, habiendo dejado antes oculto en un arroyo que atraviesa el camino, el Batallón Libres de Oaxaca a las órdenes del Coronel Don Félix Díaz, con orden de batir al enemigo por la espalda cuando hubiera pasado, o se oyera que iniciaba combate conmigo. Así lo ejecutó el Coronel Díaz, y a los primeros disparos que mi artillería hizo sobre el enemigo, lo batió por la espalda decidida y rudamente.

Este ataque, así como el que el enemigo recibió por el frente, lo hizo salir en completa dispersión abriéndose paso en un bosque muy cerrado, y por esa circunstancia su fuga tenía que verificarse separados los individuos entre sí y sufriendo mucho, porque el bosque además de ser muy tupido, estaba formado en su mayor parte de una planta que produce espinas en forma de ganchos, por lo cual se le llama vulgarmente uña de gato. Por el desorden en que el enemigo huyó y la espesura del monte no me fue posible perseguirlo, así como porque la función de armas concluyó con el día.

Seguí mi marcha hasta Guevea, que no dista mucho de La Chitova, y al día siguiente entré sin resistencia a Tehuantepec.

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