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Alfonso Quiroga

MÉXICO EN 1916

SEXAGÉSIMO SEXTO COMENTARIO

CLAUSURA DE DOS BANCOS



En virtud de un acuerdo lanzado por el Primer Jefe poco antes del 15 de septiembre, los Bancos de Londres y México y Nacional de México en la República, suspendieron sus operaciones.

Al principio, corrieron diversas versiones respecto de las causas que hubieran determinado la claura de estos dos bancos, los más importantes del país; pero posteriormente se supo que como en el decreto de Carranza no prevenía a esas instituciones que igualaran sus existencias en metálico con el monto total de sus billetes en circulación, los directores de los bancos opinaron que antes de tomar cualquiera otra determinación, deberían sujetarse al acuerdo de los respectivos consejos. Mientras tanto, quedaban suspendidas temporalmente las operaciones, y esto ocasionó una marcada fluctuación en el precio de los billetes, perjudicando a los incautos que creyeron que con ese sólo hecho desaparecería completamente el valor fiduciario del papel moneda.

Para quienes saben de cuestiones hacendarias, el hecho ninguna significación tenía, mas de lo que con el procedimiento empleado, el Primer Jefe se colocaba muy cerca del ridículo; pero para los demás, para los que suponían que efectivamente quedaban sin valor ninguno los billetes de los bancos citados, hubo motivo suficiente para alarmarse y quejándose de la situación, achacaban al señor Carranza una refinada mala fe en un acto que no había sido más que el fruto de una completa ignorancia, en asuntos de semejante índole.

Lo malo fue que hasta los delegados que se hallaban en New London, con todo y que entre ellos se encontraba el Lic. Cabrera, Secretario de Hacienda del gabinete del señor Carranza, dieron una torcida interpretación a ese asunto, y al explicar el caso a sus colegas americanos dijeran que la clausura se debía a que los Bancos Nacional de México y Londres y México habían sido siempre hostiles al gobierno de facto.

Tal parecía que todas esas maniobras se prepararan contra el pueblo de México; pues consecuentemente con la depreciación del papel moneda que había en circulación, perteneciente a los bancos clausurados, siguió una inusitada carestía en todos los artículos de primera necesidad.

La mayor parte de las personas que podían guardar algo de dinero después de atender a sus necesidades, lo tenían en billetes de esos dos bancos, creyendo que su respetabilidad no correría la suerte que otros de menor importancia habían sufrido.

Algunos consejos interventores, se encargaron de revisar las cuentas de los bancos, ordenando la clausura de los que no igualaban sus existencias con lo que importaban sus valores en circulación.
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