Presentación de Omar CortésSexagésimo tercer comentario - Estudian los decretosSexagésimo quinto comentario - Todo es desolación y miseria Biblioteca Virtual Antorcha

Alfonso Quiroga

MÉXICO EN 1916

SEXAGÉSIMO CUARTO COMENTARIO

JEFES CONVENCIONISTAS PRESOS



Desde muchos comentarios atrás, y por seguir el curso de las conferencias que se celebraron en New London, dejamos pendientes algunos otros asuntos que tienen relación con el objeto principal de esta obra, cual es el de reseñar todos aquellos acontecimientos más sobresalientes que se registraron el año de 1916.

Algo que, en parte, tiene significación por cuanto indica la situación reinante en nuestro país, es la captura de algunos jefes ex-convencionistas que se habían acogido a la amnistía decretada por el Primer Jefe a raíz de la rebelión de Villa.

Fueron esos jefes, Francisco Urbalejo, Juan Banderas, Pánfilo Natera, Miguel M. Aguilar, Fructuoso Méndez, Alberto Carrera Torres y Santos Dávila Arizpe. Todos, después de permanecer una larga temporada en la penitenciaría de Guadalajara, capital del Estado de Jalisco, fueron trasladados a la ciudad de México, con el objeto de que ahí fueran juzgados por un consejo de guerra, por el delito de haber seguido luchando a favor del gobierno creado por la convención.

El rencor que contra todos esos jefes militares se había despertado entre los elementos adictos al Primer Jefe, hacía presumir que la sentencia sería de muerte, pues que aún estaba en vigor la ley del 25 de enero de 1862, y esa era la que iba a aplicárseles según el decir de las más altas autoridades militares del constitucionalismo.

La revisión de los procesos se fue retardando indefinidamente, sin saberse a ciencia cierta cuál fuera la causa de ese retardo, por más que se aseguró que en ello tenía especial interés el Primer Jefe, temiendo que los procesados hicieran revelaciones que por lo pronto convenía que desconociera el pueblo que tan indignado se hallaba con la presencia de las fuerzas americanas en territorio mexicano.

En diversos puntos de la República sicedía algo parecido: que aquellos jefes rebeldes que se acogían a la amnistía creyendo contar con garantías, eran puestos en prisión y sujetos a un proceso, del que rara vez salían bien.
Presentación de Omar CortésSexagésimo tercer comentario - Estudian los decretosSexagésimo quinto comentario - Todo es desolación y miseria Biblioteca Virtual Antorcha