Fue muy comentado, y en lo general causó buena impresión, un manifiesto que el presidente Wilson dirigió al pueblo de los Estados Unidos, el 25 de marzo, ratificando sus anteriores declaraciones de que la expedición punitiva no significaba la invasión de México ni era atentatoria contra su soberanía puesto que no tenía más objeto que la captura de Francisco Villa.

La expedición militar -decía el presidente americano-, fue ordenada después de un arreglo con el gobierno mexicano, con el sólo propósito de capturar a Francisco Villa, cuyas fuerzas invadieron el territorio de los Estados Unidos, y no existe ningún propósito de esa República ni de atentar contra su soberanía. Para conservar ese punto de vista, pedía el señor Wilson la ayuda del pueblo de los Estados Unidos, al que recomendaba de manera muy especial que no diere crédito a las noticias de cierta prensa americana que parecía interesada de acuerdo con negociantes sin escrúpulos, en provocar una guerra entre los dos países vecinos. Y añadía el señor Wilson:

Creo que lo mejor que puede hacerse en estos momentos, es imprimir sobre nuestro pueblo y el de México el hecho de que la expedición es simplemente una necesaria medida punitiva, encaminada solamente a la eliminación de las bandas de merodeadores que asaltaron a Columbus e infestan una región indefensa cerca de la frontera, la cual han estado usando como base de operaciones para hacer ataques sobre las vidas y propiedades de nuestros conciudadanos, dentro de nuestro propio territorio.

Nuestros comandantes -afirmaba el jefe del gobierno americano- tienen el propósito de cooperar en cuanto sea posible con las fuerzas del gobierno de México, con objeto de remover las causas de irritación a ambos gobiernos, y de retirarse de territorio mexicano tan luego como hayan cumplido su misión.

En la parte de su manifiesto, se refería el señor Wilson a las personas que a lo largo de la frontera trabajaban activamente inventando y propalando rumores de carácter sensacional.

El objeto de ese tráfico de falsedades, según Mr. Wilson, era visible: crear una intolerable fricción entre el gobierno de los Estados Unidos y el gobierno de facto de México, con el objeto de provocar una intervención que favoreciera los intereses de los americanos que tienen propiedades en México.

Aunque creía el señor Wilson que este propósito no sería obtenido mientras hubiera hombres honrados y de buena intención en el gobierno americano, si admitía que pudieran ser creadas graves condiciones, que tal vez se llegaría a inútiles derramamientos de sangre y que quizá se verían grandemente embarazadas las relaciones entre los dos países; y terminaba con estas significativas palabras:

El pueblo americano debe conocer las siniestras y poco escrupulosas influencias de que se habla, se debe mantener en guardia contra las noticias que vengan de la frontera, y aquellos que publican las noticias, deberían hacer cuestión de patriotismo y conciencia al investigar la fuente y la autenticidad de todas las informaciones que reciben de la frontera.

Como se ve, el presidente Wilson califica de intrigantes y alarmistas, para provocar una intervención en México, a los americanos que tienen intereses en aquel país.

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