Índice de El magonismo en Baja California de Pablo L. MartinezCAPÍTULO QUINTO - Las muecas de un payasoCAPÍTULO SÉPTIMO - La medalla de los defensoresBiblioteca Virtual Antorcha

EL MAGONISMO EN BAJA CALIFORNIA

Selección y notas, Pablo L. Martinez

CAPÍTULO SEXTO

UNA COMISIÓN DE PAZ A BAJA CALIFORNIA


Ya se ha dicho que al lado de los comisionados que envió a Los Angeles la revolución que acababa de triunfar, llevando un ramo de olivo a los radicales magonistas, con promesas de acomodarlos en la nueva situación, iban otros que se dirigieron a Baja California para gestionar el licenciamiento de los hombres en armas en dicha región. Estos comisionados eran los antiguos magonistas José Ma. Leyva y Jesús González Monroy, que se habían pasado al bando maderista y en el nombre del cual se acercaban ahora a sus antiguos compañeros de lucha pidiéndoles que depusieran su actitud retiscente a reconocer los Tratados de Ciudad Juárez y abandonaran su intención de continuar la guerra fratricida. Las credenciales de estos últimos emisarios fueron extendidas en Chihuahua por Dn. Abraham González y tienen la siguiente redacción:

GOBIERNO PROVISIONAL DEL ESTADO DE CHIHUAHUA

He tenido a bien nombrar delegados de paz a los portadores de este pliego, Srs. José María Leiva y Jesús M. González, para que celebren conferencias con los revolucionarios de la Baja California que operan bajo instrucciones de Ricardo Flores Magón, y procuren llegar con ellos a un arreglo mediante el que cesen en sus hostilidades y contribuyan así al restablecimiento de la paz que, si odiosa bajo el reinado de la tiranía, es bella y fecunda en bienes cuando existen libertades efectivas para todos los hombres.

La revolución organizada contra la dictadura de Porfirio Díaz ha obtenido un éxito completo: el viejo déspota huyó al extranjero y el andamiaje todo de su corrompida administración está siendo demolido por los elementos sanos de la insurrección triunfante. De hoy en adelante México será un país en que en verdad se respeten los fueros de la humanidad.

La libertad de pensamiento no encontrará trabas. Toda persona, cualquiera que sea su credo social o político, podrá hacer propaganda de sus ideas sin temor a persecuciones. Los obreros gozarán del derecho de organizarse para luchar, dentro del orden, por su emancipación y mejoramiento. El voto, la tribuna y la prensa, libres e inviolables, servirán de conducto a todos los ciudadanos para la manifestación espontánea de su voluntad y de sus pensamientos.

La revolución armada es injustificable en un país libre, como queremos que lo sea México. Por eso espero que todos los revolucionarios de la Baja California depongan su actitud hostil y se dediquen pacíficamente a la propaganda de sus ideas. Sería verdaderamente lamentable que, habiendo cesado los motivos que provocaron la insurrección, se vaya a continuar derramando sangre en el suelo mexicano.

Sinceramente anhelo que la tragedia de la guerra fratricida no continúe segando vidas útiles, y por eso he nombrado como delegados de paz para que parlamenten con los rebeldes de la Baja California al firme defensor de los oprimidos Jesús M. González y al digno luchador José María Leyva, que fue de los primeros en arrojar el guante a la Dictadura y de los que más se han distinguido en esta contienda por la firmeza en sus principios y por su bravura en el combate.

Sufragio Efectivo. No Reelección.
C. Juárez, 6 de junio de 1911.
El Gobernador Provisional de Chihuahua.
Abraham González.
Srio. Braulio Hernández.


LA ACCION DE LOS COMISIONADOS

Llegaron los antedichos delegados a Mexicali a mediados de junio y tras de vencer algunas dificultades lograron que los magonistas que allí había, en número de 30, aceptaran las sugestiones de paz y entregaran las armas. El 17 de junio, con intervención del Cónsul de Los Angeles, Antonio Lozano y con la del Sr. Aurelio Sandoval por la Secretaría de Hacienda, tomó posesión de dicho lugar Rodolfo L. Gallego, que tenía en Caléxico gente armada bajo la bandera maderista.

Marcharon enseguida los dicho emisarios a Tijuana, vía Los Angeles y se acercaron a la frontera el día siguiente, observado lo cual por los elementos partidarios del gobierno, elevaron con fecha 19 de junio, una protesta telegráfica, de San Diego, ante el Presidente Interino León de la Barra porque se llevaban a cabo pláticas de paz con los filibusteros, en vez de aniquilarlos sin misericordia, por haber atentado, según ellos, contra la soberanía nacional. Firmaban esta protesta: Manuel Labastida, Heraclio Ochoa y Alejandro Savín. El Presidente de la Barra les contestó con cortesía indicándoles que el gobierno sabía lo que hacía.


LA EPOPEYA DEL 22 DE JUNIO

Uno de los que intervinieron en las pláticas de paz que se celebrabran en la línea divisoria dejó la constancia siguiente, que en copia fotostática posee el coleccionista de estos documentos y dice así:

Director General de Correos
México.
669

Arturo M Elías, como ex-Cónsul de México en Los Angeles, Cal., y actual Director General de Correos, certifica los hechos que personalmente le constan, a pedimento del señor General José María Leyva.

El dieciocho del mes de junio del año de mil novecientos Once, al hacerme cargo del Consulado de México en la ciudad de Los Angeles, California, en substitución del señor Antonio Lozano, se presentaron los señores General José María Leyva y Jesús M. González, exhibiendo documentos que los acreditaban como Delegados de Paz, nombrados por el C. Gobernador provisional y Secretario General de Gobierno del Estado de Chihuahua, señores don Abraham González y Braulio Hernández, respectivamente, para llevar a cabo el licenciamiento y desarme de los rebeldes que operaban en Tijuana, Baja California, bajo las órdenes de Ricardo Flores Magón, pues ya habían conseguido licenciar y desarmar a los rebeldes que operaban en Mexicali, cosa que le constaba al señor Lozano y que probaban los delegados con documentos que exhibían a mi vista.

El Secretario de Relaciones autorizó mi cooperación en los arreglos de Paz, de desarme y licenciamiento de los rebeldes de Tijuana, así como la intervención del Sr. Aurelio Sandoval, por la Secretaría de Hacienda y Crédito Público, para facilitar alguna cantidad de dinero en caso de llegar a un entendimiento con dichos rebeldes, para pagarles el importe de caballos y facilitarles para sus gastos más urgentes en el momento de evacuar el Territorio ocupado por ellos. Para el efecto, nos transladamos el señor Aurelio sandoval y yo a la ciudad de San Diego, California, en donde ya se encontraban el señor General Leyva y Jesús M. González, desde el día 18 de junio, preparando el terreno con ayuda del Cónsul de México en San Diego, California, señor Prieto, así como también el consentimiento de las autoridades americanas de San Diego, a fin de que se les permitiera que la primera conferencia con los rebeldes se efectuara en la línea de México y Estados Unidos, sin incurrir en violación a las leyes de neutralidad; con las pláticas preliminares tenidas con dichos rebeldes entre el General Leyva y González ya habían conseguido que se hiciera la concentración de todos en la plaza de Tijuana, Baja Califomia, consecuentes en llegar a un arreglo.

El día 21 de junio nos transladamos a la línea fronteriza de México y los Estados Unidos, Tía Juana, el señor Aurelio Sandoval, el General José María Leyva, Jesús M. González y el que certifica, con el fin de conferenciar con los rebeldes, los cuales ya se encontraban reunidos y en perfecta formación frente a la aduana americana, Tía Juana, y por más que se había querido hacer todo esto con discreción. la presencia del General José María Leyva y de Jesús M. González había llamado la atención de los mexicanos que estaban pendientes de sus movimientos y atraídos por la presencia de los rebeldes en la línea fronteriza, se reunieron centenares de mexicanos y americanos en aquel sitío que hizo imposible, ese día, todo arreglo; sin embargo, conseguimos hablar con los cabecillas Mosby Jack y Pryce John, así como con algunos mexicanos y nos pusimos de acuerdo para que las pláticas se efectuaran al día siguiente, en lugar determinado y en horas en que nadie viniera a interrumpirnos.

Así lo hicimos el día 22 de junio; a las cinco de la mañana nos transladamos en automóvil a la Garita de México con Estados Unidos y allí nos esperaban los cabecillas Jack Mosby y John Pryce y los mexicanos que militaban a sus órdenes y bajo las órdenes directas de Ricardo Flores Magón, y sin dificultad nos pusimos de acuerdo para que se reunieran todos ellos para antes de las doce del día, que nos informaran el número exacto hombres, caballos, municiones y armamento, para fijar la cantidad exacta que podíamos darles, a fin de que se salieran, pasando a Territorio Americano sin que nadie los molestara. En eso estaban, concentrándose en Tijuana, cuando los sorprendió el General Celso Vega con un ejército compuesto de soldados de línea y voluntarios, que se unieron a sabiendas de la situación en que se encontraban, dispuestos a evacuar la plaza ese mismo día, siéndoles fácil inflingirles la derrota, que dio fin a nuestros trabajos (1).

México, D. F., febrero 28 de 193I.
Arturo M. Elías.



Notas

(1) Esta última afirmación de Elías tiene su confirmación tácita en el documento que se publica en otro lugar y que prueba terminantemente que en la toma de Tijuana por los federales se gastaron solamente 95 cartuchos de mausser. ¡Ni tratándose de un simple fusilamiento se hubieran economizado más municiones!

Índice de El magonismo en Baja California de Pablo L. MartinezCAPÍTULO QUINTO - Las muecas de un payasoCAPÍTULO SÉPTIMO - La medalla de los defensoresBiblioteca Virtual Antorcha