Índice de El magonismo en Baja California de Pablo L. MartinezCAPÍTULO TERCERO - La correspondencia diplomáticaCAPÍTULO QUINTO - Las muecas de un payasoBiblioteca Virtual Antorcha

EL MAGONISMO EN BAJA CALIFORNIA

Selección y notas, Pablo L. Martinez

CAPÍTULO CUARTO

ARCHIVOS NACIONALES DE WASHINGTON


El extenso documento que enseguida se copia, el informe que el Procurador del Distrito Sur de California, E. D., dirigió al Procurador General en Washington, sirvió de base para el juicio seguido contra la Junta Organizadora del Partido Liberal Mexicano, juicio que se prolongó de junio de 1911 a junio de 1912 y por el cual fueron sentenciados los dirigentes a 23 meses de prisión con trabajos forzados.



DEPARTAMENTO DE JUSTICIA
OFICINA DEL PROCURADOR DE LOS ESTADOS UNIDOS EN EL DISTRITO SUR DE CALIFORNIA

Los Angeles, Cal., mayo 20 de 1911
C. Procurador General, Washington, D. C.

Refiriéndome otra vez a las actividades de la Junta Mexicana local y sus simpatizadores, de que se ha tratado en correspondencia anterior, particularmente en su comunicación de 19 de marzo de 1911 (90755-590), tengo que manifestarle lo siguiente:

Desde el 19 de febrero último he estado en constante comunicación con el Cónsul Mexicano local y con los Agentes Especiales Simmons y Ganor, del Departamento de Justicia, quienes están dedicando prácticamente todo su tiempo a esta situación.

Un gran número de participantes (federales y rebeldes) en los diversos choques armados que se han efectuado en los alrededores de Mexicali, Baja California, lo mismo que otras personas arrestadas en Los Angeles y otras partes, han sido interrogadas, con el resultado de que el Gobierno está ahora en posesión de un cúmulo de hechos y circunstancias que tienden vigorosamente a mostrar que los líderes de la dicha Junta Local, que actúa bajo el nombre de Partido Liberal Mexicano, en la que se incluyen a Ricardo Flores Magón, Enrique Magón, Librado Rivera, Anselmo Figueroa y posiblemente John Kenneth Turner y Antonio de P. Araujo, con oficinas en esta ciudad, se ocupan conjuntamente en la empresa de derrocar a las autoridades gobiernistas que ahora existen en Baja California, y que las recientes operaciones militares en el antedicho Territorio se han llevado a cabo con el conocimiento y bajo la dirección de las personas nombradas.

Como usted probablemente lo habrá advertido, esta llamada Junta no tiene simpatías por Madero, a quien rechaza con sus partidarios. Publica un periódico, Regeneración, el que pregona el cumplimiento de los propósitos que persigue por medio de la fuerza armada, solicita ayuda económica y apoyo moral, y excita a los lectores de este país a ir a la Baja California a unirse al ejército rebelde, con promesas de buenas recompensas a quienes lo hagan.

No había satisfactorias y suficientes pruebas que justificaran un juicio directo por violaciones a las leyes de neutralidad; pero durante las últimas semanas han llegado a mi conocimiento hechos y circunstancias por conducto del Cónsul Mexicano (1) y otros medios, los cuales muestran una conducta de carácter tan reprensible, en mi concepto, que se justifica la atención oficial con vistas a reprimirla, si se puede encontrar un resorte legal que conduzca a aquel resultado.

Hay en Baja California un número considerable de propietarios de ranchos, ciudadanos de los Estados Unidos y residentes del Sur de California. Estos hombres han recibido recientemente comunicaciones de la citada Junta conminándolos a presentarse a la misma, ya personalmente, ya por medio de un representante, con objeto de arreglar las condiciones bajo las cuales les será permitido levantar sus cosechas y seguir adelante con sús negocios en la Baja California. Uno de los llamados, de nombre Little, según se me informa, atendió a la cita; y ante la amenaza de que si no pagaba tributo a la Junta sus fuerzas armadas se echarían sobre sus propiedades, les pagó la suma de $500.00. Una de las referidas cartas se me ha mostrado y se me han prometido otras que se me darán junto con los resultados de las entrevistas celebradas por los destinatarios con la Junta, en un futuro próximo. La llamada Junta ha vendido, asimismo, por una insignificancia, diez mil acres de tierra pertenecientes a una compañía norteamericana que no respondió a las demandas de tributo. Ya tenía título.

Los hechos que se pueden probar, en relación con las antedichas transacciones, son suficientes para establecer la conexión directa entre la Junta y las operaciones militares en Baja California; a más de que el periódico de la Junta, Regeneración:, ha publicado de tiempo en tiempo informaciones en que se hacen aparecer informes oficiales de las diversas acciones de guerra, rendidas por los oficiales al mando de las fuerzas rebeldes.

Establece la Sección X del Código Penal que quien en el territorio o jurisdicción de los Estados Unidos reclute o entre él mismo, enganche u obligue a otra persona a engancharse o a ir más allá de la jurisdicción de los Estados Unidos, con intención de entrar al servicio de una potencia extranjera o de particulares, como soldado, será multado, etc. (2).

A las personas que llegan a las oficinas de la referida Junta con el ostensible objeto de darse de alta, se les manifiesta que la Junta no puede reclutar ni dar armas a los solicitantes; pero que si éstos marchan a Baja California se pueden unir allá al ejército rebelde y serán dotados de armas y municiones después de su llegada. (3).

Unós días después de que la policía local arrestó a un tal Pedro Solís, ex-soldado del ejército federal mexicano, y a un tal Juan Bautista, por embriaguez, en poder de cada uno de ellos se encontró un documento que lleva la firma de los miembros de la Junta y el membrete de la misma. La carta era intencionalmente ambigua en sus términos, pero se veía que estos hombres estaban comisionados en el servicio militar. Solís no quiso dar ninguna otra información; pero su declaración a otras varias personas es válida, incluyendo la que hizo a Bautista en el sentido de que él es oficial en el ejército rebelde y trabajaba con la Junta en el servicio de reclutamiento. Bautista, por otro lado, ha hablado sin retiscencias y aunque no aceptado como digno de fe, sus testimonios se apoyan en circunstancias que dan el color de fuerte probabilidad. De lo anterior resulta, en sustancia, que a través de los esfuerzos de Solís fue llevado a las oficinas de la Junta, en donde se le pagó la suma de $5.00 y se le dio la orden encontrada después en su persona, dirigida a él.

Una transcripción de las declaraciones de las dos partes mencionadas se acompaña marcada con las letras A y B.

En adición a lo anterior, en o cerca del 18 de febrero último, dos o tres días después del segundo combate de Mexicali, se recogieron ciertas cartas y papeles que estaban en poder de un tal W. J. Holmes, a la hora de ser arrestado por las autoridades militares inmediatamente que cruzó la línea la noche de dicho combate. Según Holmes, recibió dichas cartas de un amigo de José Cardoza, a qúien pertenecían, y quien había participado como oficial de las fuerzas insurgentes en el antedicho combate.

El documento obtenido, lo mismo que los logrados de Solís y Bautista, y una carta fechada el 28 de marzo de 1911, de R. F. Magón, para Francisco Salinas (éste también oficial de las fuerzas insurgentes) (4), llevan las firmas auténticas de uno o varios miembros de la Junta. Traducciones de ellos se acompañan marcadas con las letras C, D y E. Juntando todos estos papeles y los hechos ya expuestos, encontramos más pruebas de violaciones a las leyes de neutralidad o, por lo menos, de una conspiración para lograr esas violaciones, como en ninguna otra cosa presentada hasta hoy a la consideración del Gobierno.

En o cerca del 10 de abril último, un almacén local embarcó una caja que contenía 15 rifles, consignada a W. Jones, un partidario de los rebeldes, residente en Heber, California, un pequeño poblado como a cinco millas de Mexicali. La dicha caja permaneció en Heber hasta la noche del 15 de abril, en que desapareéió durante la ausencia temporal de los agentes especiales dstinados a vigilarla. El Agente del Ferrocarril en Heber es conocido como simpatizante de los rebeldes. El lunes 17 de abril siguiente el Agente Especial Simmons y Mr. Rico (5) vieron una carta dirigida a R. F. Magón, que se supone fue escrita por el oficial insurgente Salinas en Mexicali, dentro de un sobre dirigido a tercera persona en Los Angeles (6); acusando recibo de los rifles, y municiones y pidiendo más parque. Hay un testigo dispuesto a declarar que él vio una caja de fusiles entregada en Mexicali a hora temprana del domingo 16 de abril.

En el combate librado el día 8 de abril en Mexicali se usaron municiones remitidas de Los Angeles en cajas por la Ware House Company de esta ciudad. El encargado del almacén declara que los elementos de guerra citados fueron guardados allí por W. Stokes Kirk, negociante en abastos viejos del ejército, de Filadelfia, Pensilvania, y embarcados por orden suya.

El 29 de enero cinco cajas que se supone contenían armamento pero etiquetadas como artículos eléctricos, se recibieron en Holtville, California, despachadas por un tal Alex Craig, agitador profesional de San Francisco, consignadas a J. B. Bond, un miembro activo de la sección local de la Internacional de Trabajadores del Mundo en Holtville. Estas cajas fueron entregadas después al General Berthold en Holtville y no se sabe su destino posterior.

No hay evidencia concluyente de la complicidad de la Junta en estos envíos, pero hay una evidencia circunstancial que muestra la conexión de Berthold y Salinas con la Junta local, antes y durante las operaciones militares de Baja California.

El significado del término Delegado Especial, que aperece en el anexo D, es, naturalmente, ambiguo, pero en vista de los reales sucesos militares de Baja California, las conexiones de la Junta con ellos y la participación activa de Cardoza allí, el significado verdadero no es difícil de aclarar.

El anexo E calla, naturalmente, acerca del carácter o propósitos del reclutamiento que en él se pone de manifiesto. El anexo F es un recibo por $1.00, contribución mensual de Cardoza para el Partido Liberal Mexicano; y el anexo G es un recibo por $1.40, por suscripción al periódico Regeneración.

De todo lo hasta aquí expuesto, resulta que el documento expedido a Solís, anexo C, es una orden de servicio en el ejército insurrecto en la Baja California, y él fue empleado en complicidad con la Junta y es uno de sus agentes dedicado a procurar que otros se suscriban para tal servicio; y que el papel extendido a Bautista, anexo D, es en realidad una prueba de inscripción en dicho servicio.

Se incluye también copia de una carta marcada como anexo D, fechada el 28 de marzo de 1911, de R. F. Magón a Francisco Salinas, el original de la cual obra en mi poder, escrita de puño y letra de Magón. El tema de la carta fue una disputa que surgió entre Salinas y un tal Prys, oficial superior después de la muerte de Stanley, quien estaba al frente de las tropas insurgentes. Salinas se encuentra ahora en la cárcel de esta ciudad bajo proceso provisional dictado por esta oficina en procedimiento de extradición. Hace como dos semanas que fue arrestado.

Se anexan también. copias de las declaraciones prestadas ante esta oficina por Fernando Palomares, Pedro Carrillo, Antonio Ramírez, Michael D. Call, Manuel Carmona, Rosendo Robles y José López.

Usted, naturalmente, tiene acceso a los informes de los Agentes Especiales Simmons y Ganor hasta hoy rendidos al Departamento, los cuales contienen aun mayores detalles recogidos en el curso de las investigaciones.

El periódico Regeneración se publica el viernes de cada semana y sale de las oficinas de la Junta. El nombre de Figueroa aparece como Director, pero salen de vez en cuando artículos firmados por los dos Magón, Turner y Rivera. Villarreal se distanció recientemente de los directores de la Junta Local y los abandonó, según sé, y se adhirió a las fuerzas de Madero. En caso de que Madero triunfe no es difícil que Villarreal divulgue los datos de que indudablemente es poseedor, los cuales son de la mayor importancia.

El periódico antes mencionado se imprime parte en español y parte en inglés; y además de su ardiente partidarismo y propaganda en favor de las empresas de la Junta, contiene extremismo de carácter decididamente anarquista, cuyos reflejos alcanzan al Presidente de los Estados Unidos, por medio de referencias a él que rayan en la procacidad. Esta publicación es, a mi juicio, excesivamente peligrosa y tiende fuertemente a incitar a sus lectores al incendio y al asesinato, no obstante que se abstiene de sugerir abiertamente la comisión de tales crímenes.

Considerando que esta situación adquiere singular importancia me veo impelido a detallar así las circunstancias que concurren, con la súplica de que se me indique si en su opinión debe iniciarse proceso contra Magón y socios, por conspirar para violar la Sección X del Código Penal. Magón, como Ud., sabe, ha sido procesado y sentenciado antes por violación a las leyes de neutralidad: El y sus partidarios son anarquistas del tipo más peligroso, que se oponen a toda autoridad organizada, enfrascados en un sistema de pillaje y tributos forzados, ayudados por una banda de renegados en Baja California, en la cual hay comparativamente pocos mexicanos, sino que por el contrario, casi todos son ciudadanos o antiguos ciudanos de este país (7).

Como una muestra más de las deplorables condiciones de los negocios en Baja California, debidas, principalmente, a las actividades de la Junta, debo mencionar que hace unos cuantos minutos, en conversación con un norteamericano interesado en algunas minas un poco al sur de la línea internacional, en el Condado de San Diego y en los alrededores de Tecate, se me informó que el 30 de abril último un Capitán Pacheco, al mando del destacamento de los llamados insurgentes, al avanzar sobre Tijuana, deliberadamente y sin provocación ordenó a tres norteamericanos que iban a sus órdenes que mataran a tres inofensivos mexicanos, cada uno de los cuales era jefe de familia y no tomaban parte en ninguno de los bandos, federales o rebeldes, en la presente lucha. Esta orden fue ejecutada, con el resultado, de haberse cometido tres atroces asesinatos a pocas millas de la línea internacional. Un mexicano fue obligado por Pacheco a que le sirviera de guía rumbo a Tijuana; y como en el camino tuvo Pacheco necesidad de víveres, preguntó a dicho guía si no había alguna tienda en los alrededores, por lo que el guía lo llevó a un pequeño pueblo llamado Potrero, en el Condado de San Diego. En dicho lugar el guía informó a las tropas norteamericanas que patrullaban la frontera acerca del asesinato de los tres mexicanos, con el resultado de que Pacheco fue arrestado por las autoridades militares y todavía permanece bajo custodia.

No me desentiendo del punto de vista de Ud. en su carta de 1° de marzo de 1911, respecto al efecto desastroso que causaría el hecho de que por una posible derrota del gobierno no se pudiera llevar a cabo ningún enjuiciamiento criminal sin encontrarse con grandes dificultades; y más aun en vista de las condiciones anormales en la Baja California ya descritas, que amenazan la vida y las propiedades de personas inocentes, muchas de las cuales son ciudadanos de los Estados Unidos, condiciones que se deben, en mi opinión, como se lleva dicho, en gran parte a las actividades de la Junta y sus agentes, con Los Angeles como centro de operaciones, más el hecho de que aperece que un gran número de las tropas que operan en la Baja California está compuesto de norteamericanos renegados, el asunto se somete a Ud., para que libre sus órdenes sobre la manera de proceder, y le aseguro que estoy incondicionalmente dispuesto a ejecutarlas con toda diligencia.

Debo agregar, además, que a petición del Cónsul Mexicano el Sr. Oscar Lawler ha estudiado la situación junto conmigo y concuerda con los puntos de vista arriba expresados. (8).

Favor de devolver los anexos después que hayan sido examinados.

Respetuosamente,
A. I. McCORMICK.

Procurador de los Estados Unidos.

P. D.- Si Ud. dispone que debe iniciarse el juicio, le sugiero que me lo avise por telégrafo, para efecto de procurar que ciertos testigos que pueden salir de aquí puedan mantenerse localizados. A. I. McCormick.

Nota del investigador: Aprobada por el Procurador General la proposición de enjuiciamiento, se procedió a arrestar a los miembros de la Junta del Partido Liberal, lo que se efectuó el 14 de junio de 1911, un día después de que los mismos habían rechazado las ofertas que personalmente les hacía el jefe de la revolución triunfante, Dn. Francisco I. Madero, comisión que estuvo formada por el Lic. Jesús Flores Magón y por Juan Sarabia. Con esta comisión iba otra que se dirigió a Baja California a gestionar el licenciamiento de los magonistas, como se observará en el lugar correspondiente.



Notas

(1) Antonio Lozano.

(2) Por esto, porque dirigía una revolución armada en toda la República Mexicana desde los Estados Unidos, se encarceló a los directores del Partido Liberal Mexicano y no por andar estableciendo una República en Baja California para entregarla luego a Estados Unidos, como por ignorancia o por mala fe lo afirman los rabiosos antimagonistas.

(3) En una declaración que el firmante de este mismo documento hizo en septiembre de 1912 ante una Comisión Senatorial investigadora, dijo a este respecto: La principal dificultad que teníamos para justificar el enjuiciamiento era la de probar que la expedición era de carácter militar. Sobre esto tengo que asegurar que los magonistas se asesoraban constantemente con buenos abogados para evitarse responsabilidad por infracción a las leyes de neutralidad; y por esta razón guardaban los asuntos militares en absoluto secreto. Se decía a los comprometidos: vayan a la frontera y no digan que son soldados ni revelen de algún modo que lo son. Una vez que hayan cruzado la línea encontrarán armas en tal parte. Los elementos gobiernistas jamás supieron como pasaban las armas a territorio mexicano y acusaban a las autoridades militares americanas de la frontera de estar permitiendo a sabiendas el paso de dichas armas, lo cual es falso, indiscutiblemente. Los fusiles y las municiones las metían los indios de la región por parajes insospechados. Ningún hombre armado pasó de Estados Unidos a México, por lo que los soldados de guarnición del lado americano, nunca pudieron aprehender a un solo magonista con las armas en la mano.

(4) Francisco Vázquez Salinas. que fue jefe de los magonistas después de Leyva, al ir a Los Angeles. fue aprehendido y se le amenazó con entregarlo al Gobierno Mexicano si no deponía contra la Junta, cosa que aceptó, traicionando por miedo a sus compañeros de lucha.

(5) El Gobierno Mexicano pagaba dos agentes secretos para colaborar con los norteamericanos en la persecución de los magonistas. Uno era Fred F. Rico y otro un tal Talamantes. Al decir solamente que vieron una carta, se revela que ésta fue sustraída del correo del lado americano, de acuerdo con los empleados del ramo, que en todas partes se prestaban para la violación de la correspondencia de los conspiradores como lo demuestra la documentación que hay en la Secretaría de Relaciones de México.

(6) El gobierno de México. había descubierto como manejaban su correspondencia los revolucionarios, por eso era fácil para los agentes secretos localizar lo que depositaban en el correo, aunque los sobres y las firmas no revelaran la procedencia, al remitente o al destinatario. Esto, dentro de Estados Unidos.

(7) En las declaraciones de septiembre de 1912 ya citadas, el mismo funcionario manifestó que más o menos la mitad de los soldados rebeldes que peleaban en Baja California eran mexicanos y el resto extranjeros de todas clases.

(8) Oscar Lawler era un abogado norteamericano que pagaba el gobierno mexicano para ayudar a perseguir a los dirigentes del Partido Liberal en Estados Unidos, por lo que este documento quedó tácitamente autorizado por nuestro gobierno, según se podrá ver en la documentación que se reproduce tomada del Archivo de la Secretaría de Relaciones Exteriores.

Índice de El magonismo en Baja California de Pablo L. MartinezCAPÍTULO TERCERO - La correspondencia diplomáticaCAPÍTULO QUINTO - Las muecas de un payasoBiblioteca Virtual Antorcha