Índice de Madero y los partidos Antirreeleccionista y Constitucional Progresista de Chantal López y Omar CortésDocumento anteriorSiguiente documentoBiblioteca Virtual Antorcha

San Antonio, Texas, febrero 15 de 1911.

Sr. Francisco I. Madero, México.

Muy estimado amigo:

Dadas las circunstancias, ha tomado usted la única determinación aceptable. Mucho cuidado y prudencia.

Según me dice su hermano, ya se le da forma al asunto económico de esta ciudad.

En nuestra última entrevista no arreglamos definitivamente lo que a mi juicio es más importante. A pesar de la distancia, juzgo más serio hacerlo por ser de gran trascendencia.

Usted recordará mis ideas antirevolucionarias de siempre, lo mismo que las razones que expuse en apoyo de mi opinión. Prescindo de esto, supuesto que la revolución es un hecho consumado, insisto en que el Plan de San Luis se modifique con el objeto de dar miras más amplias y democráticas a la revolución. Con toda franqueza voy a exponerle las contradicciones fundamentales que encuentro en el Plan y por qué debe reformarse.

El Plan transparenta venganza en algunos pasajes; y esto no es correcto, desde el momento en que al mismo tiempo expresa que la revolución tiene por objeto sustituir a un gobierno que obra bajo el impulso de las pasiones y no con la fría serenidad de la ley.

El Plan revela bastante personalismo, y a la vez dice que la revolución es motivada en gran parte porque el país está regido por un gobierno personal.

El Plan no deja entrever ni las más ligeras tendencias democráticas, no obstante que la causa determinante de la revolución fue la imposición de una candidatura oficial.

En el Plan se da a Madero facultades omnímodas sin expresar cuáles son; y esto no es bueno porque la causa fundamental de la revolución es el gobierno arbitrario e irresponsable que el país sufre.

En el Plan se declaran nulas todas las leyes y fallos que han sancionado los actos de una administración de más de 30 años; pero esto entraña principios disolventes muy peligrosos. Además uno de tantos motivos de la revolución es la falta de cumplimiento de nuestras leyes y, a mi juicio, es tan malo o peor declarar nulos sus efectos de una plumada.

Usted exceptúa en el Plan los compromisos contraídos por el gobierno, con gobiernos o corporaciones extranjeras, pero es injusto imponer a los nacionales el sacrificio de una revolución, no para garantizar sus intereses adquiridos o creados conforme a leyes buenas o malas, sino para proteger a los extranjeros, cuyos intereses nunca han estado en peligro.

El Plan no ofrece a la Nación ninguna garantía o compromiso de parte de Madero de garantizar o respetar la libertad en las próximas elecciones que sigan al triunfo de la revolución. En consecuencia, no faltará quien vea que usted no tiene otra mira que imponerse como Presidente de la República en el próximo periodo y tal vez más tiempo, siendo así que la revolución se hace en virtud de tales imposiciones.

En esta virtud, el Plan puede producir divisiones muy peligrosas desde un principio, y podría llevar al país a la pugna entre partidos armados, a la anarquía, peor que lo que tenemos ahora; por todas estas razones y otras muchas que he expuesto a usted varias veces, juzgo necesario e indispensable que reforme usted mismo el Plan, dándole mayor amplitud de miras y ciertas tendencias democráticas en donde quepan maderistas y no maderistas. De lo contrario se expone usted, y la causa, a que algunos elementos de importancia, pero no maderistas, se abstengan de tomar parte, o ellos de por sí modifiquen y reformen el Plan, lo que no es bueno.

Es necesario expresar en el Plan las obligaciones y facultades según las cuales debe obrar, con el fin de alejar toda idea absolutista en el documento, por medio del cual se invita a la Nación a una revolución armada, para conquistar las prácticas democráticas.

Usted debe dar cuenta al país, si triunfa la revolución, de todos sus actos, y así debe decirse en el Plan, porque esto es la base de la responsabilidad necesaria para obtener ventajas internacionales.

Otras reformas a su Plan se han hecho en el sentido que lo exigen las leyes que se declaran vigentes.

Hay un agregado importante, y se refiere a la libertad en las próximas elecciones, y a que si usted figura como candidato entregará íntegramente el poder al sustituto legal, según la Constitución, para dar un ejemplo raro en nuestros anales, durante el periodo electoral. Esto a mi juicio es importantísimo y le traerá a usted más simpatías.

Los gobiernos extranjeros, y muy especialmente el de los Estados Unidos verán que son sanas las intenciones de la revolución y sus hombres son verdaderos demócratas y no ambiciosos vulgares que lo que quieren es el poder aunque vayan a hacer lo mismo que aquellos a quienes quitan.

Claro es que si la revolución triunfa, usted será electo Presidente; pero esto debe ser la resultante de su prestigio ante la Nación, cuya voluntad se inclinará espontáneamente en ese sentido, pero nunca una imposición, como lo hemos visto por muchos años. Es necesario e indispensable ser consecuente con los principios que se proclaman y nunca dar lugar a sospechas.

(...)

Francisco Vázquez Gómez


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