Índice de Las Cortes de Cádiz y la tercera campaña de Morelos de Lucas AlamánConstitución política de la monarquía españolaOperaciones en las diversas provinciasBiblioteca Virtual Antorcha

LAS CORTES DE CADIZ

Y

LA TERCERA CAMPAÑA DE MORELOS

Lucas Alamán

CAPÍTULO CUARTO

Providencias del Virrey durante el sitio de Cuautla.- Libertad de introduccion de carnes.- Préstamo forzoso - Requisicion de caballos.- Decretos de las cortes en favor de los americanos.- Operaciones en el valle de Toluca.- Acciones de Lerma y de Tenango.- Toma de la correspodencia que conducia Lailson en Cuajimalpa y sus consecuencias.- Residencia de la junta en Sultepec, sus providencias y fuga.- Son asesinados los prisioneros de Pachuca.- Entra Castillo Bustamante en Sultepec.- Operaciones en el rumbo de Pachuca y llanos de Apan.- Ataque de Tlaxcala por los insurgentes, que son rechazados.- Operaciones en la provincia de Puebla y en los valles de Cuautla y Cuernavaca.


Las grandes variaciones que en todo el orden político y administrativo habian de ser el resultado de la constitucion decretada por las cortes, no comenzaron a tener efecto en Nueva España hasta fines del año de que vamos hablando, que fue cuando se recibió la orden para su publicacion, y es menester seguir ahora la serie de los sucesos ocurridos desde la salida de Morelos de Cuautla; examinar las dificultades pecuniarias de que el Virrey se hallaba rodeado, y las diversas medidas que tomó para superarlas y para aprovechar la oportunidad que le presentaba la toma de aquel pueblo, con el fin de recobrar lo perdido durante el sitio del mismo, terminando por presentar el estado general del reino y de la América española, cuando todas estas alteraciones se intentaron.

A medida que las circunstancias habian venido a ser mas difíciles, el Virrey se habia visto precisado a hacer uso de providencias extraordinarias, de las cuales algunas se dictaron con acierto, muchas llevaron el sello de la necesidad, y otras fueron tales, que sin poder producir utilidad alguna, no sirvieron mas que para aumentar el descontento haciéndose mucho mas sensibles en un pueblo acostumbrado a ser gobernado blandamente, y para quien eran desconocidas las exigencias de la guerra.

Con el fin de proveer al consumo de México, en donde las carnes escaseaban, concedió Venegas la libre introduccion y venta de ganados, primero con algunas restricciones en cuanto a precios y lugares de expendio, despues con entera libertad, sin mas que el pago de la alcabala (1), y de esta manera consiguió que el interes privado burlase la vigilancia de los insurgentes, y que aun estos mismos fuesen los aprovisionadores de la capital, en la que por este medio, si no hubo la abundancia acostumbrada, tampoco se dejó sentir mucho la escasez que se temia.

No era igualmente facil crear recursos para los gastos que la guerra exigia, ni posible procurarselos por medios tan suaves y liberales. Para que estos fuesen por lo menos los mas oportunos, convocó el Virrey una junta de las principales autoridades de la capital, con el objeto de que propusiese los arbitrios que podrian adoptarse para reunir de pronto dos millones de pesos, por via de suplemento provisional para los gastos que se tuviesen por mas urgentes, y formar un fondo con que pagar este adelanto, tal que asegurase a los prestamistas y proporcionase los recursos suficientes para cubrir las vastas atenciones del gobierno.

La junta acordó que los dos millones se aprontasen por el estado eclesiastico, propietarios y comercio de México, Puebla y Veracruz, completandolos con los caudales que existian en poder de varias personas para remitir a España y Filipinas, cuyo envío impedia la interceptacion de los caminos, y para el pago de estas sumas y cubrir el deficiente que por las circunstancias resultaba en los gastos que requeria la administracion pública y la situacion actual del país, los eclesiasticos asistentes, que eran los comisionados del cabildo metropolitano y los prelados de las religiones, ofrecieron no solo lo que pendiese de sus arbitrios, facultades y fondos que forman la dotacion del clero secular y regular, sino tambien las alhajas todas y plata de los templos, reservando únicamente los vasos sagrados.

Sin perjuicio de la distribucion de los dos millones que no llegaron a recaudarse, pareció mas expedito y mas conforme a los principios de equidad exigir, como se hizo por bando de 30 de Enero (2), la entrega de toda la plata y oro labrado en vajilla y objetos de lujo de los particulares, en calidad de préstamo forzoso por el término de un año, reconociendo la real hacienda su valor a cinco por ciento de rédito, y para reintegro de estas sumas y pago de sus intereses, se estableció por el mismo periodo de un año, la pension de diez por ciento sobre los arrendamientos de fincas urbanas, pagadero por mitad por los inquilinos y propietarios, segun se reglamentó por bando posterior de 24 de Febrero (3), quedando hipotecadas no solo las rentas todas de la corona, sino tambien subsidiariamente, para el caso que aquellos arbitrios no bastasen a cubrir el capital y réditos, el oro y plata de las iglesias, en virtud del ofrecimiento hecho por sus prelados.

Por efecto de estas disposiciones, se procedió ejecutivamente a la colectacion de la plata y oro labrados y al establecimiento de la contribucion sobre rentas de casas que vino a ser permanente, aunque decretada solo para un año, como sucede casi siempre en tales casos, sin haberse pagado los réditos ni menos reintegrado el valor del oro y plata recogida ni héchose efectiva la hipoteca de la de las iglesias.

No he hallado noticia de lo que produjo esta exaccion, pero debió ser una suma muy considerable, porque a causa de la mucha riqueza que en el pais habia, y de lo cara que entonces era la porcelana y loza, todas las familias medianamente acomodadas, tenian vajillas de mesa y otras piezas de menage de plata, y el mucho uso que de este metal se hacia para el servicio doméstico, habia hecho de la platería un arte floreciente en México, que quedó desde esta providencia arruinado, sin esperanza de restablecerse.

A esta exhibicion, que aunque tuvo el nombre de préstamo, se consideró siempre como dinero perdido y que fue tanto mas sensible, cuanto que muchas familias de la clase media iban empleando sus ahorros en vajilla, que tenian como un depósito seguro de que hacer uso en un caso extremo, siguió inmediatamente la requisicion de caballos, mandada verificar por bando de 1° de Febrero (4).

Para proveer al ejército de los que necesitaba para su remonta, y todavía mas para evitar que hiciesen uso de ellos los insurgentes, concibió el Virrey Venegas el extravagante proyecto de comprar todos los caballos que habia en el pais, pertenecientes a toda persona de cualquier estado, dignidad o condicion que fuese, sin otra excepcion que los militares, los guardas, dependientes de la Acordada y correos, y esto en tiempo que las rentas públicas no alcanzaban a cubrir las obligaciones ordinarias.

Mandaronse establecer con este fin juntas en México y en las capitales de las provincias, a las que los subdelegados debian remitir los caballos que habian de ser presentados en los pueblos, ranchos y haciendas, así como las sillas, para que se tomasen estas si eran útiles para servicio público, pagandose así como los caballos, segun la tasación que se hiciese por los peritos que eran individuos de las mismas juntas, y a aquellas personas que por su clase, enfermedades u otras causas legítimas se permitiese el uso de caballo, se habian de destinar los inútiles y conceder una licencia por escrito, condenando a la pena capital a todos los que, quince dias despues de publicado el bando en la cabecera de su distrito, se encontrasen a caballo sin aquella.

El descontento que estas disposiciones produjeron fue tal, que varias personas se pasaron a los insurgentes por no deshacerse de sus caballos, entre las cuales una fue D. José Antonio Perez, hermano del magistral de Puebla y diputado por aquella ciudad en las cortes.

Como sucede siempre con todas las falsas medidas, esta produjo un efecto contrario al propuesto, y hallandola impracticable, fue preciso no insistir en su ejecucion, sin derogarla por eso; proceder ordinario, pero pernicioso de las autoridades superiores cuando yerran y no se atreven a confesarlo.

No bastaban a templar el disgusto que tales medidas excitaban, los decretos que las cortes expedian por el mismo tiempo con el objeto de ganar los animos de los americanos, los cuales, dictados sin conocimiento de causa y publicados sin oportunidad, producian muchas veces, en el estado de efervescencia en que se hallaban los espíritus, un efecto contrario al que se deseaba.

El indulto amplísimo que aquellas decretaron en 8 de Noviembre de 1811, para que se publicase a la llegada de las tropas destinadas a Nueva España (5), no fue segun hemos visto mas atendido que los anteriores, y el decreto de 9 de Febrero del mismo año (6), fruto de la larga deliberacion sobre las once proposiciones de los suplentes americanos, concediendo a las Américas igual base de representacion en las cortes que a la península española; libertad de cultivo de todos los frutos que la naturaleza del clima fuese susceptible de producir, así como tambien la de ejercer todas las artes, y declarando a los americanos españoles e indios igual opcion que a los españoles europeos para toda clase de empleos y dignidades, fue considerado como una de tantas concesiones arrancadas por la necesidad y que nunca llegarian a observarse faltando esta, lo que ayudaba a persuadir el retardo en la publicacion, que no se verificó hasta 1° de Abril de este año, uno despues de la fecha del decreto.

Miéntras la atencion principal del Virrey estuvo dedicada al sitio de Cuautla, todas sus providencias tuvieron por objeto en lo militar las operaciones relativas a aquel, limitandose a la defensiva en todos los demas puntos a que alcanzaban sus órdenes, pues en las provincias mas distantes, cada jefe, interceptada la comunicacion con la capital, obraba segun las circunstancias con las tropas que tenia bajo su mando, lo que produjo la serie de acontecimientos parciales de que nos ocuparemos en seguida; mas luego que la salida de Morelos dejó expeditas las fuerzas que por tanto tiempo habian estado ocupadas en el bloqueo de aquel pueblo, y que estas regresaron parte a México con Calleja y el resto a Puebla con Llano, el Virrey estuvo ya en aptitud de volver a tomar la ofensiva, para recobrar los lugares de mayor importancia que habian sido tomados por los independientes.

Lo que mas cuidado daba por entonces era la ciudad de Toluca y su valle, en donde Rayón, habiendo reunido las partidas del cura Correa, Epitacio Sanchez y otras, ocupaba y tenia fortificados todos los lugares circunvecinos, cortaba la correspondencia y comunicacion con México, y amenazaba continuamente a aquella poblacion, contra la que habia dado diversos ataques, aunque todos infructuosos. Dejando que la infantería que habia hecho parte del ejército del centro, fatigada con tan continuas marchas, descansase en la capital, dos dias despues de la entrada de este ejército, hizo el Virrey salir para socorro de Toluca algunos de los cuerpos (18 de Mayo) que formaban la guarnicion de aquella, aumentados con una rigurosa leva, incorporando en las filas los presos por delitos leves que estaban en las carceles y aun los prisioneros insurgentes, con lo que pudo poner a las órdenes de D. Joaquin de Castillo y Bustamante el regimiento de Tres Villas, con cuatrocientas cincuenta plazas, de cuyo cuerpo fue nombrado coronel cuando se dieron los grados generales (7), y que habia sido reorganizado por el teniente coronel D. José Calafat (e), segundo jefe de la division (8); un batallón del fijo de México con igual fuerza, al mando del teniente coronel D. Rafael Calvillo (e); tres escuadrones de S. Carlos y uno de lanceros del Potosí, este a las órdenes de D. Matías de Aguirre (e) con siete cañones, que hacian en todo mil quinientos hombres.

Castillo intentó forzar el 19 de Mayo el paso de Lerma, ciudad situada en medio de la laguna que allí forma el rio Grande, que comunica con Toluca por un lado y con el camino de México por el otro por medio de dos calzadas estrechas, la última de las cuales estaba defendida con cortaduras y parapetos. guarnecidos con artillería.

Echado un puente sobre la primera cortadura, fue tomado bizarramente el parapeto por los granaderos y cazadores de México y Tres Villas, pero en seguida se encontraron otros atrincheramientos que Castillo no habia podido reconocer y fue preciso retirarse con pérdida considerable, volviendo a acampar la division a la hacienda de Jajalpa de donde habia salido.

Atribuyóse este revés a la impericia de Castillo, que sin mas conocimientos militares que los pocos que habia podido adquirir en esta guerra, pues su profesion antes de ella era el comercio, hizo avanzar temerariamente sus tropas por una calzada estrecha, sin estar bien informado de los obstaculos que en ella iba a encontrar, pues aunque Porlier habia instruido de ellos al Virrey, aconsejando se tomase otro camino, sus comunicaciones fueron interceptadas (9), y se entendió o maliciosamente se sospechó que este descalabro no fue cosa desagradable a Calleja, por haber sido la expedicion dispuesta sin consulta suya, y como para manifestar el Virrey que tenia oficiales que emplear sin necesitar de él.

Los insurgentes hicieron valer este suceso de poca importancia como una gran ventaja, y el cura Correa (10) llega hasta comparar el desacierto de Rayón en no aprovecharse de esta victoria, al error mílitar de Hanibal en no marchar sobre Roma despues de la batalla de Cannas.

Mandabalos en las cortaduras de Lerma D. Juan Manuel Alcantara, que tenia entre ellos el empleo de capitan, hombre campesino, sin instruccion ni aun saber leer (11), el cual, segun refiere D. Carlos Bustamante (12), vendió al canónigo Velasco por dos caballos briosos y de buena andadura, la gloria de aparecer en los periódicos de Sultepec como jefe de la accion.

Reforzó el Virrey a Castillo con el batallon expedicionario de Lobera con cuatrocientas plazas, dos cañones y un obus, y habiendo avanzado nuevamente sobre Lerma, Rayón abandonó aquel punto, (22 de Mayo en la noche) retirando toda su tropa y artillería a la fuerte posicion del cerro de Tenango. No se detuvo Castillo en Lerma mas que lo preciso para arrasar las fortificaciones levantadas allí, en cuyo trabajo fue eficazmente auxiliado por el celo del cura Viana; pasó en seguida a Toluca (26 de Mayo); ahuyentó las partidas que circundaban la ciudad e impedian la entrada de víveres en ella; la proveyó de estos, y llevando consigo parte de la guarnicion, marchó contra Tenango y acampó en la hacienda de S. Agustin (2 de Junio) a vista de aquel cerro, considerado como inaccesible por la naturaleza, fortificado por el arte, coronado de artillería y defendido por gran número de gente.

Por resultado de varios reconocimientos practicados en los dias sucesivos, mudó Castillo su campo frente al pueblo, amagando atacar a este: pero en la noche del 5 de Junio, dió sus órdenes para que en la madrugada del 6 Enriquez, con el batallon de Lobera y los granaderos y cazadores de México y Tres Villas, emprendiese la subida del cerro por el camino de Tenancingo, mientras Calvillo distraia la atencion del enemigo amenazando al pueblo, y Aguirre hacia un ataque falso sobre el punto del Veladero, que defendia el cura Correa con su gente. Tal era el descuido con que estaban los insurgentes, que el primer aviso que tuvieron del ataque, fue ver sobre las baterías que coronaban la cumbre del cerro a Enriquez con su tropa, dirigido por el teniente D. Vicente Filisola, que iba a la cabeza de los cazadores del fijo de México, y tenia muchos conocimientos practicos del terreno; el sonido de las cornetas de los cazadores de Lobera (13), que por la primera vez oian los insurgentes, causó en ellos tal pavor, que sin intentar hacer resistencia se pusieron en fuga, cuyo momento aprovechó Calvillo para ocupar el pueblo, siendo de los primeros que en él entraron D. Juan Codallos, teniente entonces del fijo de México, al mismo tiempo que Aguirre se apoderaba del Veladero.

En Tenango tomaron los realistas porcion de municiones, provisiones de toda especie, cantidad de impresos y la correspondencia de Rayon, el cual huyó echandose por una barranca, pero fueron cogidos todos aquellos abogados jóvenes, que como en su lugar vimos, salieron de México a unirse con él (14), y que no habian aprendido ni aun a huir, todos los cuales fueron inhumanamente fusilados, cuando era bastante castigo de su temeridad el triste desengaño que habian tenido.

Así murieron los licenciados Reyes y Jimenez, y los jóvenes Cuellar, Puente y otros, como tambien el P. Tirado, vicario del pueblo, por haberse encontrado en su casa una escopeta (15), Castillo Bustamante, sin perder momento, el dia siguiente de su victoria hizo marchar a su segundo Calafat, con parte de la division a ocupar a Tenancingo y Tecualoya, en donde no solo no encontró resistencia, sino que fue recibido con aplauso, saliéndole al encuentro los curas con el vecindario, ayudando los indios a destruir las fortificaciones levantadas en uno y otro punto (16).

Por estos mismos dias (Mayo 29), una partida de veintiseis lanceros del Potosí del escuadron de D. Pedro Meneso, situado en Cuajimalpa para custodiar el camino de Toluca, que a las órdenes del teniente D. Juan Miota (e) y alferez D. Antonio Puente habia ido a Lerma a conducir pliegos para Castillo Bustamante, encontró a su regreso en el monte de las Cruces un grueso de caballería é infantería insurgente, que se hace subir a quinientos hombres, con un cañon de a cuatro y un pedrero, mandado todo por el maestro francés de equitacion Lailson y tres clérigos; atacaronlos los lanceros con tal brio, que sin darles lugar a disparar mas que el primer cañonazo que hirió a dos de aquellos, los pusieron en dispersion, les tomaron los cañones, las armas, seis mulas cargadas con la ropa y papeles de Lailson (17), y lo que mas fue, la correspondencia de Rayón con los Guadalupes de México. Por esta última circunstancia y haber recaido esta derrota tan vergonzosa, en que unos cuantos lanceros habian hecho huir a un número muy considerable de insurgentes, en un francés, odiado entonces por su origen y ridiculizado por su ejercicio semejante al de los maromeros, fue muy aplaudido este suceso, habiéndose publicado en la Gaceta el nombre y patria de los oficiales y soldados que tuvieron parte en él (18) y abiértose una suscripcion para gratificarlos (19).

A consecuencia de la interceptacion de las cartas de Rayón que Lailson conducía, fueron presos en México en la noche de 3 de Junio los licenciados Falcon, Garces, D. Benito Guerra, D. José Ignacio Espinosa, y D. Juan Guzman: tambien fue depositada en la casa del licenciado Primo, la señorita Da. Margarita Peimbert, hija del licenciado Peimbert, que despues casó con el mismo licenciado Espinosa (20).

Dias antes habia sido aprehendido en la hacienda del Lean junto a Tacuba, su dueño el Dr. Diaz, aunque se le puso luego en libertad (21).

Estos individuos fueron los mismos que compraron y sacaron la imprenta enviada a la junta a Sultepec; sin embargo, no sufrieron otro castigo que permanecer algun tiempo en la prision.

El triunfo de Tenango fue ganado a bien poca costa por los realistas, que no tuvieron mas que algunos heridos. Los insurgentes tuvieron una gran pérdida, pues circunvalado el cerro y pueblo por las tropas de Castillo Bustamante, no tenian por donde huir, y así fueron muertos muchos y entre ellos los coroneles Camacho y Anaya; los prisioneros fueron pasados por las armas, habiendo en su número hombres de cuenta, como los que se han referido. Esta derrota desacreditó mucho la causa de la insurreccion en México en donde los adictos a ella contaban con que las fuerzas reunidas en Tenango habian de ser las que marchasen a ocupar la capital y dar fin glorioso a la guerra, a cuya ilusion contribuia la frecuente comunicacion que con Rayon y los emigrados tenian, en razon de la corta distancia.

Castillo Bustamante, para sacar de su victoria todas las ventajas posibles, despues de pocos dias de descanso en Tenango y en Toluca, a donde volvió con su division, dispuso marchar a Sultepec, con el objeto de dispersar la junta de gobierno y aprender si pudiese a los individuos que la componían. Segun en su lugar vimos, esta, obligada a huir de Zitacuaro cuando aquella villa fue tomada por Calleja (22), se retiró a Tlalchapa, de donde pasó a Sultepec (23), real de minas considerable y lugar de recursos, que desde que Hidalgo estuvo en el valle de Toluca habia sido invadido y saqueado por los indios de las inmediaciones, quienes dieron atroz muerte a D. Juan Montoro, vecino principal y natural de aquel pueblo (24), habiéndose puesto en salvo con anticipacion los europeos que allí tenian sus giros.

La ocupacion de las tropas del gobierno en Toluca, donde a duras penas pudieron sostenerse durante el sitio de Cuautla, dió lugar a la junta para permanecer cOn seguridad en aquel punto, en el que mientras Rayon sitiaba a Toluca, Verdusco y Liceaga desplegaban fodo el aparato de una corte (25); pero tambien se trabajó con empeño en la fundicion de cañones, establecimiento de maestranza, fabrica de pólvora y otros talleres, que segun la calificacion de Castillo Bustamante, habian formado en un grado ya de bastante perfeccion (26).

Una de las providencias gubernativas de la junta fue, el nombramiento del Dr. Cos de vicario castrense, con cuya investidura procedió a remover a varios curas de sus respectivas parroquias, a prender y confinar a presidio a algunos eclesiasticos, y a conceder dispensas matrimoniales, lo que dió motivo a que el cabildo eclesiastico de México, por su edicto de 30 de Junio (27), declarase todos estos actos nulos y atentarios, sujetos a revalidacion los matrimonios hechos por los curas intrusos, e incursos en las censuras y excomuniones fulminadas por el derecho canónico, el mismo Dr. Cos y todos los eclesiasticos que hubiesen ejercido cualquier acto de jurisdiccion, que no hubiese emanado del cabildo.

El mismo cuerpo propuso al Virrey aprobase el decreto de remocion del curato de Nopala que tenia el cura Correa, y que en virtud del patronato, declarase privado de la prebenda que obtuvo en la colegiata de Guadalupe al Dr. Velasco, como se verificó, mandando ademas el cabildo que se fijase en tablilla por excomulgado al mismo Velasco, como se habia hecho ya antes con Correa (28).

Entre tanto los miembros de la junta se habian dividido y enemistado cada vez mas, habiendo contribuido el sitio de Toluca a fomentar en gran manera las contestaciones acres que entre ellos habia, pues Rayón imputaba el mal éxito del mas empeñado de sus ataques contra aquella ciudad, a la falta de municiones, de que no le proveyó con oportunidad Liceaga, que habia quedado encargado de hacerlo (29). Este, en carta a Rayón que se encontró entre los papeles cogidos en Tenango, se manifestaba muy desagradado por el nombramiento de vicario castrense hecho en Cos, a quien calificaba desventajosamente (30), y así se verificaba, como sucede siempre cuando llega a introducirse la división entre los individuos de un cuerpo, que cada incidente contribuia a aumentarla. La derrota que Rayon sufrió en Tenango, vino a completar la desunion que ya existia y dió motivo a la dispersion de los individuos de la junta. Rayon, previendo que Castillo Bustamante no tardaria en marchar sobre Sultepec, acordó con sus compañeros que Liceaga fuese a la provincia de Guanajuato y Verdusco a la de Michoacan, aquel con el título de general de las provincias del Norte, y este con el de las de Poniente a levantar fuerzas, mientras el mismo Rayon se retiraria a su patria Tlalpujahua, para fortificar aquel punto y desde él extender sus operaciones en la de México.

Formóse una acta que se publicó por bando y se insertó en el Ilustrador americano, en la que se decia, que por ser conveniente atender al mejor arreglo de las tropas en los diversos distritos dependientes de la junta, los individuos de esta sin disolverla se separaban, y en consecuencia de este acuerdo, luego que supieron que Castillo Bustamante habia salido de Toluca el 16 de Junio, Rayon hizo recoger la imprenta, artillería y cuanto se pudo transportar de Sultepec, y tomó el 17 el camino de Tlalpujahua (31).

Liceaga se puso en marcha para el bajío de Guanajuato y Verdusco se dirigió a Huetamo.

Antes de salir dió Liceaga orden para que fuesen degollados D. Bernardo Miramon (e), subdelegado de Tenango, que habia sido cogido al ir a México y los treinta y dos españoles que con infraccion de la capitulacion de Pachuca, habian sido hechos prisioneros en aquella ciudad y conducidos a Sultepec, a los que se habian agregado dos mexicanos, Campuzano y Calderon, por haberse manifestado contrarios a la revolucion.

Los religiosos del convento de S. Diego, despues de disponer cristianamente a aquellos desdichados, obtuvieron con dificultad que no se ejecutase esta orden atroz, y Liceaga ofreció que serian conducidos a entregarlos a Rayon.

Salieron en efecto custodiandolos un tal Vargas, pero a tres leguas de distancia en las inmediaciones del pueblo de Pantoja, los hicieron detener y rodeandolos con lanceros, pusieron a su frente porcion de hombres con armas de fuego para fusilarlos. Al ver preparar las armas, trataron de escapar cada uno por donde pudo, pero solo lograron salvar la vida tres y los dos americanos y todos los demas fueron inhumanamente muertos, dandose con esto colorido de que habian intentado fugarse.

Rayon, que no estaba muy distante, volvió atras al oir el fuego, y aunque así se pretendió hacer pasar este acontecimiento como casual y sin su participadon, nadie dudó que fuese cosa hecha por su orden, y el Dr. Velasco en su manifiesto, asegura habérselo oido decir al mismo muchas veces.

El conde de Casa alta que habia permanecido libre en Sultepec, salió acompañando a Rayon, lo cual y las cartas que desde allí escribió al Virrey Venegas en defensa de la insurreccion, se tuvo como una prueba de su complicidad en la entrega de Pachuca (32).

Castillo Bustamante, vencidas las dificultades que ofrecia la serranía en que se halla situado Sultepec, aumentadas con la fuerza de las aguas, que lo obligaron a hacer cinco dias de penosa marcha en las diez y seis leguas que hay de Toluca a aquel mineral, entró en él el 20 de Junio y lo encontró desierto. Presentaronsele varios eclesiasticos y otros individuos que se habian ocultado temerosos de ser perseguidos, por cuyo influjo hizo volver al resto de los habitantes, y se ocupó en destruir las fabricas de cañones y pólvora establecidas por la junta, y en recoger la artillería, municiones y pertrechos que encontró existentes ú ocultos, de que remitió cantidad considerable a México (33), en donde entraron en triunfo el 29 de Julio, 31 cañones tomados en este lugar y en Tenango. Hizo enterrar con pompa religiosa y militar los cadaveres de los desgraciados españoles muertos cerca de Pantoja; restableció la administracion política y económica; dió indulto a todos los insurgentes que se presentaron a pedido, e hizo fusilar a los que fueron cogidos y condenados a sufrir esta pena por la junta de guerra que estableció.

Habiendo distribuido las tropas de su mando en varias secciones, destinó la que puso bajo las ordenes del teniente coronel Enriquez a perseguir a los individuos de la junta; encargó a Calvillo que con otra ocupase a Temascaltepec y pueblos inmediatos; Calafat marchó a Zacualpan, y Aguirre y Pardo con las restantes fueron comisionados para operar en diversas direcciones. Enriquez desistió pronto de seguir a los individuos de la junta que se habian alejado con anticipacion, pero alcanzó la artillería que Rayon habia sacado de Sultepec y cogió cinco cañones; Calafat se puso en comunicacion con la guarnicion de Taxco y cuidó de aprovisionar aquel real, y Calvillo con los destacamentos que mandó hasta Tejupilco e inmediaciones de Zitacuaro, sujetó tpdos los pueblos de aquella sierra. Castillo Bustamante regresó entonces con su division a Toluca, para extender sus operaciones del lado de Ixtlahuaca, dejando guarniciones en los puntos que creyó conveniente, y para reforzarlas hizo levantar compañías de realistas, habiéndose distinguido con la suya el P. Campuzano en las excursiones que hizo con Filisola, y especialmente en el ataque que este con el teniente D. Juan Codallos, que mandaba la compañía de cazadores del fijo de México y 25 dragones, dió en el Salitrillo a gran número de insurgentes (34).

La guarnición de Sultepec fue atacada por los padres clérigos D. José Izquierdo, D. Fabian Rodriguez, y D. Ignacio Saavedra, los cuales fueron rechazados por el teniente coronel D. Santiago Mora, que mandaba en aquel punto; pero no obstante este y otros reencuentros, todo el valle de Toluca permaneció desde entonces sujeto al gobierno en una extension de treinta leguas hasta Ixtlahuaea, que vino a ser como la frontera del territorio que Rayon dominaba desde Tlalpujahua, quedando abierta la comunicacion con la capital.

Mientras por estas varias operaciones recobraba el Virrey el valle de Toluca y paises comarcanos al S. O. de la capital, emprendia otras con el mismo objeto al N. de ella, en cuyo rumbo los insurgentes se habian apoderado del real de Zimapan, heroicamente defendido por sus vecinos, de Pachuca y de todos los lugares inmediatos.

Dos pequeñas divisiones estaban empleadas en aquella direccion: la del capitan D. Rafael Casasola (e) en Ixmiquilpan y la de D. Domingo Claverino (e) hacia Actopan.

El primero habia hecho pocó antes una expedicion poco noble; despues de haber destruido el acantonamiento que los insurgentes habian formado en el Portezuelo, convocando a los comandantes de realistas de las inmediaciones, marchó el domingo de Ramos (21 de Marzo) a sorprender a la gente pacífica que concurria a vender comestibles al tianguis o mercado de Alfajayucan, y habiendo entrado en el pueblo sin resistencia y muerto ciento y cincuenta personas, cogió el maiz y otros efectos que habia en el mercado y lo repartió a su tropa, regresando en seguida a Ixmiquilpan (35).

Reunidas ambas divisiones bajo las órdenes de Claverino, se dirigió este a Pachuca, en donde entró sin oposicion (10 de Mayo), y aunque los insurgentes ocupaban con mucho tropel de gente y un cañon las alturas que dominan a aquel mineral, los desalojaron de ellas las partidas que Claverino mandó, haciéndoles algunos muertos y quitandoles el cañón (36).

Aposesionado Claverino de Pachuca, trató de recobrar los puntos inmediatos, tales como el Real del Monte, el Chico y Atotonilco el grande, poniéndose en comunicacion con el coronel Piedras en Tulancingo, con cuyo fin, dejando el resguardo necesario en Pachuca, marchó a Atotonilco (21 de Mayo) con 260 hombres, acompañandolo el teniente coronel Madera que estaba separado del mando y desairado desde la capitulacion de Pachuca. Con esta corta fuerza desbarató la gran reunion que se habia formado en Atotonilco, que Claverino hace subir a ocho mil hombres, quitandoles once cañones, seis de los cuales eran de bronce tomados a los realistas en Pachuca y Real del Monte, una culebrina de la fabrica real de Sevilla, y los cuatro restantes de plomo (37).

Los jefes de los insurgentes Saucedo, Gonzalez y otros, huyeron, y aunque Casasola los siguió hasta la hacienda del Zoquital, no pudo darles alcance, habiéndoles quitado un costal con plata de iglesia y otros efectos.

Claverino publicó el indulto y lo concedió a los prisioneros; hizo destruir la fabrica de cañones establecida en el real del Monte por La Chausée, habil maquinista flamenco que se hallaba en aquel mineral construyendo por cuenta del tribunal de minería, bajo la direccion de D. Fausto de Elhuyar, director de aquel cuerpo, y de D. Andres del Rio, catedratico de mineralogia, la maquina de columna de agua de la mina de Moran, habiendo tenido que quemar, por falta de mulas para conducirlas, las cureñas que allí encontró, aunque muy bien hechas (38), y hecho todo esto regresó a Pachuca, dando aviso a Piedras para que como lo hizo, situase un destacamento en Atotonilco el grande para evitar se formase nueva reunion.

En una excursion al Chico recogió Casasola la plata de particulares que allí habia y la condujo a Pachuca para hacerla barras y mandarla a México, y habiéndose presentado a Claverino (26 de Mayo), a pedir el indulto D. José Manuel Revilla minero rico del Chico (39), el jóven D. Juan José Andrade, que vimos se habia pasado a los insurgentes con la partida de dragones de España que mandaba, y otros individuos, lo concedió a todos, bajo la condicion de que se hiciesen acreedores a esta gracia con sus posteriores servicios (40), y para hacerlo así Andrade siguió en la division en calidad de soldado voluntario, y se distinguió de una manera tan señalada en las acciones sucesivas, que mereció que el Virrey, atendiendo sin duda tambien a los méritos de su padre, no solo lo repusiese en el empleo de alférez que tenia cuando desertó, sino que le diese el de teniente, cuyo ascenso le hubiera correspondido en el tiempo que estuvo entre los insurgentes.

La fuerza mayor de estos en los llanos de Apan, habia entre tanto cargado sobre Tulancingo. El comandante Piedras que habia salido de aquel punto para auxiliar el movimiento de Claverino sobre Atotonilco el grande, sabiendo las ventajas que este jefe obtuvo en aquel lugar, se apresuró a volverse (41), y el 24 de Mayo se presentaron delante de aquella rica y cuantiosa poblacion las partidas reunidas de Villagran, Serrano, Osomo, Cañas, Anaya, Espinosa y Gonzalez, con gran tren de artillería, dirigido por Beristain, y remitieron a Piedras multitud de papeles insultantes en prosa y verso, intimandole se rindiese. No recibiendo contestacion de aquel jefe, rompieron el fuego, que continuaron durante seis dias consecutivos intentando diversos ataques y causando mucho daño en la poblacion, sobre todo con un mortero hecho de una campana, con el que lanzaban piedras de mas de dos arrobas de peso, y que colocaron sobre un cerro que domina al pueblo, el que por la multitud de fragmentos de obsidiana labrados en forma de armas, parece haber sido en la antigüedad una fabrica de estas; pero rechazados con pérdida en todos estos ataques por los intrépidos realistas que con alguna tropa formaban la guarnicion, habiendo perdido algunos cañones que esta les quitó en las salidas que hizo, y sobre todo con la llegada de Claverino con su division, que se puso en marcha luego que supo el peligro en que Tulancingo se hallaba, se retiraron, cuando ya escaseaban las municiones en la plaza y las obras de fortificacion se hallaban muy maltratadas, dejando porción de muertos, entre ellos un religioso dieguino, y habiendo sido herido, segun se dijo, Beristain. Piedras entonces con el muy oportuno auxilio que recibió, hizo salir a seguir el alcance parte de sus tropas a las órdenes de D. Carlos María Llorente (e), y lo mismo hizo la cabalIería de Claverino, con lo que se causó gran mortandad a los insurgentes en el llano de Zacatepec, diciendo Llorente en su parte, que no quedó ninguno de sus soldados que no hubiese manchado en sangre su espada, lanza o bayoneta (42).

El grave riesgo en que se habia hallado Tulancingo que en México se creyó perdido (43), y el peligro en que Pachuca quedaba con escasa guarnicion despues de la salida de Claverino, hicieron que el Virrey dispusiese la pronta marcha para aquel mineral del batallón de Guanajuato, que habia vuelto a la capital con Calleja, acabado el sitio de Cuautla. Con este aumento de fuerza Claverino extendió sus operaciones a los llanos de Apan, desalojó a los insurgentes de Capulalpan, cuyo punto habian fortificado (44), y los batió en la venta de Irolo (Junio 24).

Estas ventajas fueron balanceadas con la pérdida que sufrió Samaniego (e), comandante del batallón de Guanajuato, quien habiendo intentado atacar a Zacatlan, tuvo que retirarse a la hacienda de Atlamajac y de allí a Apan, habiendo corrido riesgo de ser envuelto y desbaratado (45), (25 de Julio).

Los insurgentes en número considerable atacaron a LIorente en Atotonilco el Grande (20 de Julio) y no pudiendo apoderarse de la poblacion le pegaron fuego (46), y en otro ataque que intentaron (23 de Agosto), mandados por Gonzalez, Maya y Flor, pusieron a LIorente en gran riesgo (47).

El pueblo de Apan fue atacado mas adelante, (5 de Septiembre), y aunque su guarnicion, mandada por el capitan D. Manuel Pardo, se reducia a cincuenta infantes de Nueva España y sesenta dragones de México, fue rechazado un grueso considerable de insurgentes casi todos a caballo (48), y pocos dias despues (21 de Septiembre), el mismo Pardo los atacó y desbarató en su marcha de Otumba a Apan (49), de cuya accion de muy poca importancia, solo hago mencion por ser la primera vez que se halla en los papeles públicos el nombre de D. Gabriel Valencia, que despues ha figurado tanto en el pais y que era entonces cadete de dragones de Tulancingo.

Así no obstante haber recobrado a Pachuca y batido en diversos reencuentros a los insurgentes, estos eran dueños de los llanos de Apan, y Osomo conservaba su posicion en Zacatlan desde la cual dirijia sus correrias en diversas direcciones.

Llano con la parte del ejército que formó el sitio de Cuautla y que bajo sus órdenes se separó de Calleja en Ozumba, llegó a Puebla (17 de Mayo) en circunstancias que la vecina ciudad de Tlaxcala se hallaba en gran aprieto, hostilizada por los insurgentes reunidos en el pueblo de Santa Ana Chautempan, desde el que se extendian al santuario de Ocotlan y demas alturas que dominan aquella capital (50). El brigadier lrisarri, que mandaba en Puebla, despachó en su auxilio al teniente coronel Conti con un convoy de víveres, tabaco y otros efectos (51) (11 de Mayo), cuya llegada fue tan oportuna, como que en el mismo dia fue atacada la ciudad por un número considerable de insurgentes con siete cañones y una campana en forma de obus que cargaban con piedras. Irisarri, por los avisos que recibió y por el vivo fuego que se oia en aquel rumbo, hizo marchar un nuevo refuerzo al mando del capitan D. Francisco Cardenas, (12 de Mayo) con cuya llegada Conti, que habia rechazado a los insurgentes pero que habia tenido que retirarse con pérdida, habiendo intentado apoderarse de las alturas de Ocotlan, los desalojó de ellas haciéndose dueño de aquel santuario, y con la llegada de Llano a Puebla, pudo ocuparse en perseguirlos en las inmediaciones, quedando Tlaxcala libre del asedio que habia sufrido por largo tiempo (52).

Desembarazado con esto Llano de las atenciones mas inmediatas, marchó a fines de Mayo (29) con la columna de granaderos, batallon de Asturias y la correspondiente caballería y artillería, con el objeto de franquear la comunicacion con Orizaba y conducir los tabacos detenidos en aquella villa, que era tanto mas necesario llevar a la capital, en donde escaseaban para la fabrica de cigarros, cuanto que este ramo era el único con que contaba el gobierno para atender a tantos gastos. El 30 de aquel mes atacó y tomó el fuerte punto de Tepeaca, en el que Arroyo habia hecho construir muchos parapetos que intentó defender, dejando entrar a los realistas hasta las calles para atacarlos por la retaguardia; pero frustrado este plan, abandonó la poblacion y en su retirada a Acatzingo perdió su artillería, que consistía en seis cañones, y él mismo huyó hasta Jico siendo su gente enteramente dispersada. La víspera del ataque, hizo Arroyo sacar de la ciudad a Rosains a quien tenia preso en ella (53), poniéndolo a cargo del Bendito otro bandido de aquel rumbo, quien lo condujo con los brazos atados y en aquella noche lo puso en un calabozo en la hacienda de S. Gerónimo, de donde lo llevó a Tepeji y allí permaneció treinta y dos dias entre la vida y la muerte, en una prision inmunda, en compañía de D. Antonio Sesma, sujeto distinguido de Puebla que salió a unirse con los insurgentes y fue tambien preso por Arroyo, hasta que Morelos, a quien Rosains ocurrió, dió orden para que se les pusiese en libertad, con lo que pudieron ambos trasladarse a 1zúcar (54). Llano hizo perseguir a los dispersos en todas direcciones, y encontrando a Tepeaca desierta por haber huido los habitantes, temerosos de los castigos que se decia hacian los jefes realistas en los pueblos que ocupaban, publicó una proclama en la que los invitaba a regresar y abrir sus casas, amenazandolos con la confiscacion de sus bienes, si no lo hacian, y a los pueblos de la provincia con hacer correr en ellos arroyos de sangre, si no abandonaban el partido de la insurreccion (55).

Es Tepeaca una pequeña poblacion que hoy se halla en decadencia, pero que fue de grande importancia en los tiempos próximos a la conquista. Su campiña es fecundísima en maiz, y por su posicion domina los caminos de las villas y de Oaxaca. La iglesia de S. Francisco, que es la principal, es notable por su construccion que la hace parecer mas bien un castillo gótico que un edificio destinado al culto, porque, como todas las iglesias, fabricadas en aquella época, tenian el doble objeto de servir de punto de defensa y de reunion religiosa. Por estas circunstancias, Tepeaca vino a ser el centro de las operaciones militares en aquella comarca durante toda la guerra, y Llano dejando en ella el suficiente resguardo, salió el 4 de Junio para el pueblo de Tecamachalco, que encontró fortificado, pero abandonado por los insurgentes. De allí continuó su marcha a Orizaba, pero siendo necesario para hablar de esta expedicion, hacerlo antes de los sucesos que la precedieron y motivaron, la dejaremos para tratar de ella en su lugar en el capítulo siguiente.

Para que Llano pudiese ocuparse de estas y otras operaciones, nombró el Virrey gobernador militar y político de Puebla al mariscal de campo, conde de Castro Terreño, grande de España, que habia venido con objetos particulares, como en su lugar se dijo, pero que se prestó a hacer este servicio en atencion a la escasez de jefes que habia (56).

Al retirarse Calleja de Cuautla despues de la toma de aquel pueblo, dejó al capitan D. José Gabriel de Armijo con su escuadron de lanceros, para que protegiese los pueblos y haciendas de los valles de Cuautla y Cuernavaca. Instruido Armijo de que el coronel insurgente D. Francisco Ayala, que habia adquirido con justicia mucha fama de resolucion y valentía, se hallaba en la hacienda de Temilpa en el valle de Cuernavaca, reuniendo gente y construyendo cañones, con el objeto de hacerse fuerte en aquel punto ventajoso (57), dispuso atacarlo y para sorprenderlo se puso en marcha por la noche con ciento cincuenta lanceros y la compañía de realistas de Cuautla, previniendo al comandante de Cuernavaca ocupase las salidas en aquella direccion. Ejecutado todo con puntualidad y acierto, Arrnijo llegó a Temilpa antes de amanecer, y tomados todos los puntos de retirada, asaltó la casa de la hacienda, en la que Ayala, aunque cogido de improviso, hizo una bizarra defensa, lo que obligó a los realistas a incendiar los tejados; Ayala, resuelto a dejarse quemar antes que entregarse, se redujo a un rincon con sus dos hijos y treinta hombres que lo siguieron, y desde allí continuó haciendo fuego, hasta que atacado denodadamente por veinticinco hombres mandados por el teniente de lanceros D. Felix de la Madrid y el alférez D. Francisco Beistegui, tuvo que rendirse, cuando ya once de sus compañeros habian perecido por la espada o habian sido quemados. Armijo hizo fusilar a la entrada de Yautepec, a Ayala, a sus dos hijos y a los principales que lo acompañaban, dejando colgados sus cadaveres en el camino y en los pueblos inmediatos. Tanto valor hubiera sido digno de otro premio, pero en el género de guerra que se hacia, la muerte era la suerte inevitable de todos los jefes prisioneros en uno y otro partido.

Otros varios reencuentros hubo en el valle de Cuernavaca con las escoltas de los convoyes con que era preciso caminar (58), lo mismo sucedió en el de Cuautla con las partidas que en él habian quedado ó venian del rumbo de Chautla (59), y Taxco sufrió un ataque mas formal en fin de Mayo por las fuerzas reunidas del mariscal de campo Lizalde, cura Ravadan y otros que fueron rechazados por el comandante D. Miguel de Ortega, en cuya accion fue herido D. Felipe Codallos, general que ha sido de la República y que entonces era alférez de granaderos del batallón de Santo Domingo, cuyo cuerpo levantado por el arzobispo Lizana para pasar a aquella isla, nunca llegó a ir a su destino é hizo en Nueva España toda la campaña de la revolucion (60).

Las operaciones en estos valles se ligaban con las del de Toluca, por la proximidad de Taxco a Sultepec y por la continuacion de la sierra de Ajusco hasta el monte de las Cruces, en cuyo punto permanecia Meneso para asegurar el camino de Toluca a México, y en él derrotó y dispersó una gruesa reunion que a las órdenes de Marin, el P. Herrero, Alquiciras, y Gonzalez, acababa de tomar un cargamento de efectos, (30 de Junio) el que recobró persiguiendo a los fugitivos hasta el pueblo de Huisquilucan, quitandoles dos cañones y porcion de municiones y armas. Siguiendo la cordillera de montañas que por la parte del Poniente cierra el valle de México hasta tocar al Norte con las de Actopan y Pachuca, atraviesan por ella los caminos que conducen a Querétaro y la tierra adentro, practicables solo para caballerías excepto el que pasando por Tula y el puerto de Capulalpan, sale a Arroyozarco, que lo es para carruajes.

El cura de Nopala D. José Manuel Correa (61), que como antes hemos visto, fue nombrado por la junta de Zitacuaro brigadier y comandante de todo este distrito (62), habia vuelto a él y levantado nuevas fuerzas y fundido artillería, despues de haber perdido las que condujo a la defensa de Zitacuaro y cerro de Tenango, en el que como se ha dicho, estaba situado en el punto del Veladero, cuando aquel fue tomado por Castillo Bustamante (63), Ondarza (e), que sin ser militar de profesion ni tener grado en el ejército, hacia la guerra como voluntario, titulandose el patriota, o el granadero distinguido, estuvo muy cerca de sorprender a Correa en su casa, y él mismo condujo con seguridad a México un convoy (64) de treinta y cinco mil carneros, y unido con Argumosa entró en Jilotepec, (29 de Mayo) en donde estaban fortificados los insurgentes, con lo que tenían obstruido el camino que pasa por allí. Por el de Tula y sus contornos hacian frecuentes expediciones D. Pedro Monzalve, comandante del destacamento de Escapuzalco (65), y el subdelegado de Cuautitlan Moreno, y aunque el Virrey habia tenido que retirar las fuerzas situadas en Ixmiquilpan y Actopan para hacerlas marchar a Pachuca, luego que el regreso de Llano a Puebla le permitió sacar de aquella ciudad el batallon americano, que habia tenido algunas riñas con la plebe y llevarlo a México, hizo salir parte de este cuerpo, (Junio 2) a las órdenes de su comandante D. Ramon Monduy, quien partiendo de Escapuzalco recorrió todos los pueblos de la sierra, recogiendo los efectos robados, quemando las casas del mariscal Cañas y otros jefes principales de la insurreccion, y pasando por la villa del Carbon y Jilotepec, fue a situarse en Tula (22 de Junio) (66). Fernandez con la gente de la hacienda de Tlahuelilpan, seguia sus correrías en las inmediaciones, y en una de estas, sabiendo que una partida de insurgentes mandada por el capitan Zamora, habia degollado en el pueblo de S. Martín fiel al gobierno, a trece indios a la vista de sus mujeres e hijos, unido a los patriotas de Actopan la persiguió con empeño y la destruyó enteramente, matando o hiriendo a cuantos la componian (19 de Julio) (67).

Monzalve, encargado de asegurar el camino de tierra adentro, llegó a S. Juan del Rio y desde allí marchó a hacer un reconocimiento en Huichapan, (12 de Julio) (68), sin atreverse por entonces a atacar aquel pueblo que estaba bien fortificado y defendido por Villagran. Todas estas correrías eran sangrientas y especialmente los soldados del batallon americano, que en todas partes dejaban mala reputacion, cometieron todo género de excesos en los pueblos de la serranía del Carbon. Las represalias eran igualmente atroces, segun acabamos de ver que fueron tratados los vecinos del pueblo de S. Martin (69).

Estas nuevas fuerzas habian cubierto pues en esta direccion, el vacío que habian dejado las secciones de Claverino y Casasola, destinadas a Pachuca y llanos de Apan, las cuales con el refuerzo que habian recibido del batallon de Guanajuato, obraban activamente en estos últimos, comunicandose con las tropas salidas de Puebla, y por esta serie de operaciones en la circunferencia de México y Puebla, el Virrey habia recobrado en poco tiempo todo lo perdido durante el sitio de Cuautla, quedando solo en poder de los independientes Zimapan e Izúcar, defendido este último lugar mas bien por el terror de las derrotas sufridas en él por los realistas, que por la fuerza que allí habia.

Véamos ahora lo que en el periodo que acabamos de recorrer habia acaecido en las provincias mas distantes.



Notas

(1) En el bando de 22 de Enero se bajaron las pensiones tanto al abasto como a los menudeadores, y en el de 5 de Febrero se declaró la libertad absoluta de la introduccion, sin mas que el pago de la alcabala y designacion de los lugares de venta; ambos bandos estan en los Diarios de México de aquellos dias.

(2) Véase en los Diarios y en la Gaceta de 1° de Febrero, tomo 3°, núm. 177, fol. 116, y en él se da razon de la reunion de la junta y de todos sus procedimientos.

(3) Diarios de México de 26 a 28 de Febrero.

(4) Gaceta de 15 de Febrero, tomo 3°, núm. 184, fol. 174.

(5) Diario de México de 3 de Abril.

(6) Idem de 4 de idem.

(7) Suplemento a la Gaceta de 9 de Febrero, tomo 3°, núm. 181, fol. 144.

(8) Véanse los partes de Castillo Bustamante, Gaceta extraordinaria de 8 de Junio, tomo 3°, núm. 241, fol. 597, y de 18 del mismo, núm. 246, fol. 631.

(9) Parte de Porlier. Gaceta extraordinaria de 25 de Mayo, tomo 3°, núm. 233, fol. 545.

(10) Manifiesto o informe de Correa, inserto en el Cuadro histórico de Bustamante, tomo 2°, fol. 115.

(11) El P. Bringas refiere, (Impugnacion del manifiesto de Cos), que Alcantara fingia delante de sus gentes que leia las cartas que recibia, y que frecuentemente ponia el papel al revés.

(12) Cuadro histórico, tomo 2°, fol. 99.

(13) Enriquez en su parte a Castillo dice, que las tuvieron por la trompeta del juicio.

(14) Tomo 2°, fol. 354.

(15) Calvillo en su parte, inserto en la Gaceta de 20 de Junio, núm. 248, fol. 656 dice, que se encontraron en su casa cartuchos y mixtos, y que habiéndosele dado tiempo de disponerse para morir, no lo quiso hacer, y que llevaba al cuello una ardilla, que encargó se le diese a una mujer. Bustamante, Cuadro histórico, tomo 2°, fol. 125 dice, que aficionado a la caza, tenia en su casa una escopeta, y que no se quiso confesar porque acababa de decir misa. El Dr. Arechederreta confirma, que no hubo motivo bastante para su ejecucion.

(16) Parte de Calafat. Gaceta de 22 de Junio, núm. 250, fol. 665.

(17) Suplemento a la Gaceta de 30 de Mayo, núm. 237, fol. 571, parte de Meneso.

(18) Gaceta de 15 de Junio, núm. 244, fol. 620. La mayor parte de los soldados era de las haciendas de Bocas y del Jaral y del pueblo de Santa María del Rio, en la provincia de S. Luis.

(19) Gaceta de 6 de Junio, núm. 240, fol. 596, donativo con este objeto de 112 ps. de D. Domingo de Ugarte y Acha; id. de 13 de Junio, núm. 244, fol. 618, de 1531 de los individuos de la policía y otros; recaudado por Aguirrevengoa, id. de 22 de Junio, núm. 250, fol. 668, de 1150, de una persona que ocultó su nombre. Al teniente Miota, vizcaino, único europeo que habia en la partida, se le dieron 260 ps.; al alférez Puente 224, al sargento 108, al cabo 88, a cada uno de los dos soldados heridos 604, y a los demas 57 a cada uno.

(20) Apuntes de Arechederreta. Diario de Riofrio.

(21) Arechederreta: Apuntes históricos. El Lic. Guzman, preso en esta ocasion, que despues de la independencia ha sido oficial mayor del ministerio de relaciones y ministro de la corte suprema de justicia, casó con la viuda de este Dr. Diaz.

(22) Véase tomo 2°, fol. 293.

(23) Id. fol. 511.

(24) He aprovechado para todos los sucesos de Sultepec y otros que citaré en su lugar, de los apuntes muy circunstanciados que me ha dado el P. dieguino Fr. José María Salazar, que a la sazon residia en el convento de su orden en aquel mineral, y que despues hizo veces de capellan en la division o partida de D. Manuel de la Concha. El P. Bringas, en su Impugnacion al manifiesto de Cos, fol. 50, dice con referencia a Montoro, dirigiéndose a los insurgentes: Tuvisteis la humanísima piedad de fusilar en Sultepec al desgraciado Montoro, vecino honrado de aquel real, pero poniendo la víctima al frente de su casa y a los ojos de su afligida esposa, para dar una prueba de vuestra compasion, hiriendo dos cuerpos con una cruel sentencia y su ejecucion, arrojandole despues al balcon el craneo ensangrentado. Es de notar, que aunque el P. Bringas es muy vehemente en sus expresiones, es tambien muy exacto en los hechos de que habla. El P. Salazar solo dice, que los indios mataron a Montoro con sus machetes y chuzos, llevando el cadaver sin cabeza al convento mientras los religiosos estaban en coro, y que pusieron la cabeza sobre una viga en el camino.

(25) En la semana santa de aquel año, asistieron Verdusco y Liceaga a los oficios, conforme al ceremonial que observaban los Virreyes en la catedral de México, y Verdusco, segun refiere el P. Bringas, uniendo a lo militar el caracter eclesiastico, se presentó el juéves santo, (26 de Marzo) a recibir la comunion con uniforme de general, y encima llevaba la estola de clérigo. En el mismo dia el P. franciscano Luna, predicó un sermon de tal manera extravagante y absurdo, que el P. Orcillés, el mismo que en el tomo 2°, fol. 226, vimos habia caido en una barranca, de donde pudo salir de una manera que tuvo por milagrosa y que él mismo ha referido en una novena que compuso a Señor S. José, creyó necesario hacerle alguna insinuacion para que se moderase, a la que el predicador contestó de una manera indecorosa para el lugar y la ocasion. Refiere todos estos pormenores el P. Bringas, en su Impugnacion al manifiesto del Dr. Cos. El P. Luna hizo en su sermon este singular silogismo: Jesucristo es mi general; yo soy insurgente: luego Jesucristo es insurgente. El P. Orcillés, para contenerlo. subió por la escalerilla del púlpito y le estiró del habito; no habiendo hecho caso le estiró por segunda vez, y entonces el predicador le contestó con un punta pié. (Bringas. fol. 127). El P. Salazar me ha asegurado, que lo relativo a la estola de Verdusco sobre el uniforme es falso, y que asistió de sotana a la comunion. El P. Orcillés ha muerto en el convento de México hace poco, (1847 ó 48) de una manera muy cristiana, y escribió una relacion de todas sus aventuras, miéntras anduvo en la revolucion, que no he conseguido ver; estando en Puebla en el año de 1828 cuando se verificó la expulsion de españoles, se celebró una funcion en el convento de S. Francisco de aquella ciudad, en que los ministros del altar y predicador habian sido todos insurgentes, y el P. Orcillés cantó la misa. De resultas de esta funcion, los españoles que quedaron en Puebla y otros muchos vecinos de aquella ciudad, retiraron las limosnas que daban a aquel convento.

(26) Gaceta de 29 de Agosto, núm. 280, fol. 914.

(27) Gaceta de 7 de Julio, núm. 256, fol. 709.

(28) Idem idem idem, fol. 711.

(29) Bustamante, Cuadro histórico, tomo 2°, folio 122.

(30) Bringas, Impugnacion a Cos.

(31) Arechederreta, Apuntes históricos. Bustamante, Cuadro histórico, tomo 2°, fol. 126.

(32) Esta tomada esta relacion de la declaracion jurídica que dió D. José María Villar, uno de los europeos que escaparon de la matanza, la que el presidente de la junta de seguridad Puente, pasó al Virrey con oficio de 6 de Julio, y se halla inserta en la Gaceta de 9 de Julio de aquel año, folio 726. Este Villar fue dueño de la mina de Capula en el real de Atotonilco el Chico junto a Pachuca, y padre de la señora esposa de D. Francisco Ortega, varias veces diputado, que ha desempeñado otros destinos, cuyos hijos los ocupan actualmente; los otros dos españoles que salvaron la vida fueron D. Pedro Fernandez, que pudo huir en Sinacantepec, no se como, y Fabregas; a otro D. Fernando Oteo lo pusieron en libertad en la hacienda de Sala; Villar ignoro como escapó. El conde de Casa alta siguió siempre a Rayon, y murió de enfermedad en un pueblo del Sur de Michoacan. D. Carlos Bustamante, que por decontado da por cierta la pretendida sublevacion de los prisioneros españoles, Cuadro histórico, tomo 2°, fol. 126, desaprueba sin embargo la matanza que de ellos se hizo, aunque no califica el suceso mas que de desagradable, y atribuye la culpa de él a la tenacidad del gobierno español en sostener la guerra, y en mandar nuevas tropas de España.

(33) Véase el parte de Castillo Bustamante con el pormenor de estos pertrechos, Gacetas de 27 y 29 de Agosto, números 279 y 280.

(34) 29 Ag. Gaceta de 19 de Septiembre, núm. 290, folio 989.

(35) Véase el parte en que el mismo Casasola cuenta estos vergonzosos pormenores en la Gaceta de 31 de Marzo, número 205, folio 324.

(36) Gaceta de 12 de Mayo, núm. 227, fol. 500.

(37) Parte de Claverino, Gaceta de 28 de Mayo, número 235, folio 557.

(38) Segundo parte de Claverino, Gaceta núm. 235, Col. 561.

(39) Era dueño de la mina de Arévalo, que despues Cué trabajada por la compañía alemana.

(40) Parte de Claverino, Gaceta n. 239, fol. 581.

(41) Parte de Piedras, Gaceta de 27 de Junio, núm. 252, fol. 678, y de Claverino, Gaceta de 4 de Junio, núm. 239, fol. 581,

(42) Gaceta de 30 de Junio, núm. 253, fol. 687.

(43) Areched., Apuntes históricos.

(44) Gaceta de 30 de Junio, núm. 253, fol. 689, parte de Claverino en Zempoala, Junio 26.

(45) Es notable por su pedantería el parte en que Samaniego avisa de este descalabro que se insertó en la Gaceta de 13 de Agosto, núm. 272, fol. 845. No obraron mas los espartanos, dice, que transmitieron a la posteridad el célebre nombre de las Termópilas, como lo que obró la division de mi cargo en su marcha al ataque de la hacienda de Atlamajac. Eran necesarias las plumas de los Curcios y de los Jenofontes etc.

(46) Gaceta de 15 de Agosto, núm. 273, fol. 849.

(47) Idem de 3 de Septiembre, núm. 283, fol. 931.

(48) Gaceta de 17 de Septiembre, núm. 289, fol. 984.

(49) Idem de 24 de idem, núm. 292, fol. 1009.

(50) Parte del gobernador Campillo, de 9 de Mayo, Gaceta de 2 de Junio, núm. 238, fol. 577.

(51) Gaceta de 19 de Mayo, núm. 230, fol. 519.

(52) Véanse los pormenores relativos a los sucesos de Tlaxcala, en las Gacetas citadas y en la de 23 de Mayo, núm. 232, fol. 539.

(53) Tomo 2°, fol. 367.

(54) Manifiesto de Rosains.

(55) Partes. de Llano, insertos en las Gacetas de 6 de Junio, núm. 240, fol. 595, y 7 de Julio, núm. 256, fol. 711.

(56) Areched. Apuntes históricos, con fecha 25 de Mayo, en cuyo dia salió el conde para Puebla.

(57) Parte de Armijo. Gaceta de 16 de Junio, núm. 245, fol. 627. Bustamante, Cuadro histórico, tomo 2°, fol. 95, desfigura extraordinariamente este suceso.

(58) Parte de D. Justo Huidobro, comandante de Cuernavaca, del ataque del convoy que caminaba a México el 11 de Junio, Gaceta de 4 de Julio, núm. 255, fol. 701.

(59) Gaceta de 13 de Agosto, núm. 272, fol. 844; parte de D. Juan Felix Goyeneche, comandante de los realistas de Cuautla.

(60) Gaceta de 4 de Junio, n. 239, fol. 583.

(61) En el tomo 2°, fol. 51, se dijo por equivocacion que se llamaba D. José Maria.

(62) Tomo 2°, fol. 261.

(63) Arechederreta, Apuntes históricos.

(64) Manifiesto de Correa en el Cuadro histórico de Bustamante, tomo 2°, fol. 109, de donde estan sacados estos hechos, omitiendo las muchas falsedades o exageraciones en que aquel documento abunda.

(65) Sus partes de 12 y 18 de Marzo y 5 de Abril, en los fols. 275, 295 y 374 del primer tomo de la Gaceta de 1812, en el que pueden verse tambien los de Moreno.

(66) Gaceta de 6 de Agosto, núm. 269, fol. 818.

(67) Id. de 13 de id., núm. 272, fol. 843.

(68) Id. de 15 de id., núm. 273, fol. 852.

(69) Comienzo desde aquí a hacer uso del Diario del gobierno y operaciones de la secretaría y ejército al mando del Exmo. Sr. presidente de la suprema junta y ministro universal de la nacion Lic. D. Ignacio Lopez Rayon, llevado por su secretario, que comienza en Agosto de 1812 y alcanza hasta 10 de Noviembre de 1813, volviendo a comenzar en Enero de 1814 de cuyo año no comprende mas que este mes y parte de Febrero. El suceso del pueblo de S. Martín es con el que da principio dicho diario, aunque difiriendo algo en el nombre y en los incidentes del parte de Fernandez. Dice así: Dia 5 (de Agosto) se recibió un parte oficial del Sr. brigadier D. Manuel Correa, en que copia otro del capitan D. José Rosillo, quien con cincuenta hombres y diez y seis fusiles, escarmentó para siempre al fanatico pueblo de S. Agustin, inmediato a Actopan, que se habia alarmado por sí mismo, protegiendo al tirano gobierno; logró dejar tendidos en el campo de batalla a cincuenta y tres, tomando prisioneros a dos cabecillas, que pasó por las armas, dos fusiles y diez y nueve lanzas, siendo el último resultado incendiar esta desgraciada poblacion, para terrible ejemplo de las demas que cometan contra la patria tan enorme ingratitud. He seguido en el texto lo que dice Fernandez en su parte. El citado diario, que me ha sido de mucha utilidad, esta en poder del Lic. D. Ignacio Rayon, hijo del general. El secretario de Rayon se llamaba D. José Ignacio Oyarzabal.

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