Omar Cortés


La leyenda.

Un intento de acercamiento al periódico Regeneración


Sexta edición cibernética, enero del 2003

Captura y diseño, Chantal López y Omar Cortés







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ÍNDICE

Nota editorial

Introducción

Capítulo 1

Capítulo 2

Capítulo 3

Capítulo 4

Capítulo 5

Capítulo 6

Capítulo 7

Capítulo 8

Capítulo 9

Capítulo 10

Capítulo 11

Capítulo 12

Capítulo 13

Capítulo 14

Bibliografía


NOTA EDITORIAL

Chantal López y Omar Cortés

La idea de realizar esta edición cibernética surgió para conmemorar, a nuestra manera, el centenario de la aparición del periódico Regeneración.

Este texto lo editamos el año de 1998, siguiendo el método tradicional, esto es, en edición de libro, en nuestra editorial, Ediciones Antorcha; sin embargo, como la edición se agotó, y ante nuestro deseo de volver a editarlo como un aporte a la celebración de los cien años de tan importante vocero, decidimos incursionar por los senderos de la edición cibernética. Así pues, este título fue el primero que digitalizamos para colocarlo en la Red de Redes, en el año 2000. De entonces a la fecha hemos realizado, contando la presente, cinco ediciones cibernéticas de esta obra.

Cada vez nos va quedando más claro que la Red de Redes constituye una auténtica alternativa para la edición y difusión de ensayos y libros en general. Con esto no deseamos que se nos malinterprete, suponiendo que nuestra afirmación conlleva a un llamado para suplir las ediciones tradicionales de libros por las ediciones virtuales.

¡Muy lejos de nosotros tales pensamientos! Más bien nuestra propuesta va encaminada hacia quienes, como es nuestro caso, tengan el interés y el deseo de difundir algún escrito en lo particular y no cuenten con los recursos económicos o con el tiempo necesario para aventurarse en la producción y distribución editorial.

Señalamos lo anterior, porque bien sabemos que la edición y distribución de una obra requiere de un tiempo enorme, además, claro está, de un elevado costo. Por desgracia, la opción de buscar una casa editorial que se encargase de realizar el proceso de edición y distribución del libro en cuestión, cada vez se ha reducido más debido en mucho a la trágica situación económica que cotidianamente aqueja a la inmensa mayoría de editoriales, lo que por supuesto las ha obligado a volverse sumamente estrictas en su selección de material a publicar, poniendo demasiado énfasis en las posibilidades de venta. Esto, que por supuesto es comprensible, constituye sin lugar a dudas una gran limitante sobre todo en paises como nuestro México en el que el público lector es muy reducido, presentándose como un inaccesible muro que evita la publicación de muchísimos escritos, independientemente de su calidad, lo que a su vez se convierte en un freno al interés por escribir, ya que mata el aliciente que constituye el que él o los autores de la obra vean coronado su esfuerzo con la publicación de la misma. Esto genera, como podrá comprenderse, que cada vez sean menos las personas que escriban.

Así, nosotros mantenemos la tesis de que, hoy por hoy, la Red de Redes constituye una alternativa real y palpable en paises como el nuestro en donde no sólo es dificil la edición de un libro, sino que no se cuenta con los necesarios puntos de venta o distribución. Para nosotros es más que claro que el alcance de esta herramienta de comunicación esta fuera de duda. Un ejemplo, pensamos, basta y sobra: ¿cuántos centros de acceso a Internet, piensa, quien esté leyendo esto, se habrán abierto en México en el último año? y, ¿cuántas librerias o centros de distribución de materiales impresos, se abrán abierto? Por supuesto que la proporción a favor de la apertura de club´s internet, aquí en México, es abismal en comparación con la apertura de nuevas librerias. Incluso nos tememos que el número de librerías haya decrecido en los últimos tiempos.

No hay pues duda: este es un buen conducto para todo aquel interesado en la difusión de determinados escritos.

Esperamos que la presente quinta edición de este ensayo logre llenar las espectativas del o de la cibernauta, que por el motivo que sea, accese a ella.

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Introducción

En la historia del periodismo mexicano del siglo XX, ocupa un lugar destacado el vocero Regeneración, periódico de oposición al régimen dictatorial de Porfirio Díaz, que alcanzó rápidamente notoriedad en el seno de los sectores de la clase media de principios del presente siglo.

Tanto quienes se dedicaban al desempeño de una profesión liberal, como los pequeños comerciantes y los pequeños industriales, los empleados de oficina, los maestros, los artesanos y los parvifundistas, que constituían el universo de los lectores de periódicos en 1900, fueron poco a poco cautivados por los escritos publicados en Regeneración.

Nacido en el seno de un amplio movimiento periodístico generado en las últimas décadas del siglo XIX, Regeneración fue ganando, de manera acelerada, adeptos.

Representación inequívoca del desarrollo de una clase media, producto del desenvolvimiento económico urbano durante los periodos de gobierno de Porfirio Díaz, el periódico Regeneración se erigió, en sus dos primeras épocas, como un termómetro político que evidenciaba la apremiante necesidad de que se generaran substanciales cambios en los aspectos económico, político y social.

La necedad y ceguera de la camarilla de los grandes terratenientes, industriales y comerciantes que, cobijados tras el gobierno del General Porfirio Díaz se mostraban reticentes a compartir ni tan siquiera los mandos medios de la administración pública, fueron el caldo de cultivo de un descontento justificado, del que posteriormente se derivaría el movimiento conocido como Revolución Mexicana.

No obstante haber nacido en el seno de un amplio movimiento periodístico, Regeneración tuvo su propio desarrollo que notoriamente le diferenció de los demás voceros y publicaciones copartícipes del movimiento al que hago referencia.

Para esto fue crucial la actividad particular de sus editores y, claro está, el temple que mostraron ante la adversidad.

La politización de Regeneración fue consubstancial a su aparición, y no obstante que en un inicio se declaró como Periódico Jurídico Independiente, resultaba a todas luces obvio su matiz político.

Así, de periódico jurídico, rápidamente se metamorfoseó en tribuna política desde la cual se enfrentaba a la por sus editores llamada dictadura porfirista.

La bestial actitud gubernamental en contra de ese noble movimiento periodístico, genuina expresión de una clase media ascendente que a gritos exigía su lugar entre los cuadros directores de la sociedad mexicana de principios de siglo, trajo como consecuencia su radicalización.

Es en esta parte donde destacará Regeneración, editado para ese entonces en los Estados Unidos de Norteamérica, lugar al que los más preclaros representantes de aquél movimiento periodístico hubieron de trasladarse dada la imposibilidad de proseguir su labor en territorio mexicano, habida cuenta de la represión gubernamental.

De tribuna política, rápidamente se convirtió en centro aglutinador del disperso movimiento, ocupando así el lugar que políticamente había correspondido al vocero del Club Liberal Ponciano Arriaga, Renacimiento, en cuanto órgano del Centro Director de la Confederación de Clubes Liberales de la República Mexicana.

Tal cambio llevaría a Regeneración a convertirse en el órgano de una agrupación prepartidista.

En efecto, en poco tiempo, el periódico devino en órgano de la Junta Organizadora del Partido Liberal Mexicano a través del cuál se difundían los documentos públicos de la misma.

Puntualizo, públicos, porque además de las labores políticas y culturales, la organización de la que Regeneración era vocero realizaba trabajos clandestinos cuya finalidad era el desplazar del poder a la camarilla que se cubría tras la supuesta gloria del General Porfirio Díaz, por medio de la lucha armada.

El fracaso de la insurrección generalizada planeada en el año de 1906 por los integrantes de la Junta Organizadora del Partido Liberal Mexicano, conlleva a la momentánea desaparición de Regeneración, periódico que no volvería a ser editado sino hasta el año de 1910, como vocero de un organismo político plenamente radicalizado.

En efecto, para ese año, la Junta Organizadora del Partido Liberal Mexicano ha dejado atrás el discurso representativo de una clase media desplazada de los centros de dirección política, haciendo suyo el virulento discurso propio de los sectores más radicales del campo socialista.

Así, en sus páginas aparecen artículos que denotan el interés de quienes los escriben por intentar resolver de lleno la problemática social generada en una sociedad dividida en clases.

Tal actitud traería, como era de esperarse, el rechazo de los que habían coparticipado con sus editores durante el inicio de ese amplio movimiento periodístico al que ya me he referido.

Regeneración devendrá, entonces, en el vocero de una organización de tendencia anarcocomunista cuyo objetivo, entre otros, era la promoción de una revolución expropiadora, en la que más que un papel directivo, esa organización desempeñaba una función de coordinación, buscando despejar el terreno para que la espontánea creatividad del proletariado, tanto campesino como urbano, pudiese desarrollarse con amplitud.

El periódico, convertido en instrumento de información, conscientización y feroz denuncia al servicio de las clases trabajadoras, se atraerá las antipatías y el desprecio de las clases dirigentes norteamericanas y mexicanas.

A partir de ese momento, Regeneración se inserta en la lucha internacionalista entre el Capital y el Trabajo, y como representante de la corriente anarcocomunista impulsora de movimientos expropiatorios revolucionarios, a través de sus columnas, sus editores habrán de polemizar con otras tendencias inmersas en el amplio espectro del anarcocomunismo.

Este escrito pretende ser un acercamiento al desarrollo de este vocero y, si el lector logra extraer provecho de lo que aquí expongo y puede hacerse una idea propia de lo que representó la edición del periódico Regeneración e incluso puede sacar de esto enseñanzas que le ayuden a comprender la realidad del México de hoy y, sobre todo, a poder imaginar el México del mañana, me sentiré satisfecho y complacido por este trabajo.

Omar Cortés

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Capítulo 1

Bien comprendemos que a los miembros podridos de la administración de Justicia, a aquellos para quienes su investidura no es más que una venda que oculta sus llagas o el pretexto de incalificables violaciones; para aquellos que amurallados en su investidura, sólo les sirve para dar a sus crímenes una forma más o menos justificada, con detrimento de las garantías individuales; para aquellos que su nombramiento de juez o magistrado les sirve de escudo para el ejercicio de sus asquerosas venganzas, para esos, nuestra publicación será vista con odio, y algunos de ellos, al solo anuncio de Regeneración han sentido arder sus iras como el malhechor al solo olfato de la policía (1).

Fue a inicios del presente siglo cuando un grupo de jóvenes, estudiantes unos de la Escuela de Jurisprudencia, y recién egresados de la misma los otros, se dieron a la tarea de fundar un periódico al que pusieron por nombre Regeneración (2).

Para tal fin, establecieron sus oficinas en el tercer piso de la calle Centro Mercantil Nº 20, contando ésta con el teléfono 264.

Como sus directores se indicaban a los licenciados Jesús Flores Magón y Antonio Horcasitas así como a un tal Ricardo Flores Magón, quien fungía como administrador del semanario.

El lema de aquel vocero era: Periódico Jurídico Independiente. En la primera plana del número uno, editado con fecha 7 de agosto de 1900, se advertía que esa publicación aparecería los días 7, 15, 21 y último de cada mes, señalándose como precio de las suscripciones el de un peso con cincuenta centavos por trimestre en la capital de la República, y dos pesos por lapso similar en suscripciones para los Estados y el extranjero.

El precio por ejemplar suelto era de quince centavos, advirtiéndose que el costo por números atrasados sería de veinticinco centavos.

Se mencionaba que a los agentes, se les otorgaría un diez por ciento de descuento, y también se precisaba que el interesado en anunciarse en Regeneración pidiese las respectivas tarifas.

En la editorial correspondiente a ese primer número, se advertía que la aparición del periódico era el producto de una convicción dolorosa, para después hacer referencia a la pésima administración de justicia que, en aquel tiempo, existía en México.

Era opinión de aquellos jóvenes, que cambiando la mentalidad de los dependientes del Poder Judicial e inculcando en ellos el sentido de honradez y de respeto a la ley, muchísimos problemas se solucionarían.

Acabar con las corruptelas judiciales, con los sistemas preferenciales en la impartición de justicia; hacer respetar, en una palabra, el imperio de la ley, tal era el principal objetivo de esa agrupación que laboraba en torno a Regeneración.

Eran tiempos aquellos en que las posibilidades de influir sobre la opinión pública permitían mantener cierto equilibrio, puesto que si bien los gobiernos contaban con su prensa incondicional, podían los descontentos u opositores crear sus periódicos influenciando así tanto o más que la prensa gubernamental.

Y la más clara prueba de esto la encontramos precisamente en el periódico al que estamos haciendo referencia. En efecto, Regeneración no tardó mucho tiempo en influir a importantes sectores de la población del México de principios de siglo, llegando a gozar de una notoriedad tan poderosa como la del periódico gobiernista El Imparcial.

Nacido bajo el influjo zodiacal de Leo, Regeneración estaba predestinado a detentar el primerísimo lugar que ocupo.

Todas las características de ese signo estaban presentes en ese periódico.

Su elemento principal, el fuego, manifestose en la luminosidad que combatía a las tinieblas, en la pasión y el arrebato de sus mensajes, en la intransigencia de su contenido, en la constante perseverancia por alcanzar sus objetivos.

Como polo de atracción, como centro aglutinador, como elemento que agrupa, Regeneración se distinguió.

Fue, tal y como pudiera haberse leído en su nunca elaborada carta astrológica, una autoridad respetada y temida, en la que se manifestaba la presencia de Leo.

Fue un periódico de lucha, de combate; una trinchera desde la cual se hacia la guerra contra la tiranía porfirista.


NOTAS

(1) De Regeneración, México, Nº 1 del 7 de agosto de 1900.

(2) Con certeza no se sabe por qué los editores escogieron ese nombre.

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Capítulo 2

Nuestra lucha ha sido ruda, ha tenido todos los caracteres de una lucha de pigmeos encarados a los titanes; solos en ella, encontrándonos a cada paso con el lívido fantasma del indiferentismo político, hemos luchado aislados, sin más armas que nuestros ideales democráticos y sin más escudo que nuestras profundas convicciones.

Lo que más pudo habernos lastimado en nuestro entusiasmo ha sido esa odiosa forma de la cobardía política: el indiferentismo, un producto de la época de opresión que ha hecho que los espíritus débiles opten por el partido de la fuerza, porque ella es la que les falta y la que protege su pusilanimidad, y que los espíritus no precisamente débiles, pero si poco aptos para la lucha franca y descubierta, prefieran buscar en el alejamiento de la vida pública un lenitivo para calmar sus decepciones políticas. (1).

En el número correspondiente al 31 de diciembre de ese año de 1900, los editores de Regeneración deciden cambiar el lema Periódico Jurídico Independiente, por el de Periódico Independiente de Combate.

En la editorial correspondiente, aclaraban su convencimiento de que cuando el Poder Judicial no cumple cabalmente su deber, eso se debe a que la administración pública en general es la que falla.

A partir de aquí, las críticas al régimen del General Porfirio Díaz emergen vigorosas, y a la par se manifiesta, por parte del grupo editor del periódico, la necesidad de coparticipación en un movimiento amplio específicamente político y de marcadas tendencias oposicionistas.

Así, la invitación realizada por parte de distinguidos liberales para que el grupo editor de Regeneración acudiese al Congreso Liberal a realizarse en la ciudad de San Luis Potosí, S. L. P., es sin dilación aceptada, acudiendo en su representación quien fungía como el administrador del periódico: el señor Ricardo Flores Magón.

Con el cambio de lema, Regeneración terminaba una época e iniciaba otra.

Rápidamente aquel vocero se volvió un ardiente defensor de los acuerdos tomados por el Congreso Liberal de San Luis Potosí, convirtiéndose en declarado enemigo del gobierno porfirista.

Esto traería, como era de suponer, la ira gubernamental en contra del grupo que lo editaba, por lo que en ese año de 1901, bajo una sucia maniobra, la administración porfirista logra detener a los hermanos Jesús y Ricardo Flores Magón.

El pretexto se ubicó en una demanda por difamación presentada por el señor Enrique A. Quevedo en representación del señor Luis G. Córdoba, ex jefe político de Huajuapan de León, Oaxaca, basada en lo publicado en el número 36 de Regeneración correspondiente al 30 de abril de ese año de 1901, en un artículo intitulado Instintos salvajes, en el que se decía que el señor Córdoba había apaleado a un tal señor Leyva cuando éste se opuso a ser despojado de una parte de su propiedad.

Por supuesto que la demanda fue por difamación argumentándose que lo publicado era por completo falso.

El día 21 de mayo de 1901, Jesús y Ricardo Flores Magón fueron detenidos. Mas ello no constituyó obstáculo para que el periódico continuase apareciendo. Sin embargo, el encarcelamiento de sus principales animadores ponía en peligro la continuidad de la publicación.

En el mes de octubre de ese año, Regeneración deja de aparecer cuando aún Jesús y Ricardo Flores Magón continuaban en prisión, terminando con ello su segunda época.


Notas

(1) De Regeneración, Número 19, México, del 31 de diciembre de 1900.

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Capítulo 3

Apenas obtenidos los elementos materiales cuya falta nos había obligado a permanecer en la expectación y en silencio, nos apresuramos a reanudar la interrumpida lucha desde las columnas de Regeneración y esperamos que nuestros lectores recibirán el saludo de nuestro periódico como se recibe el saludo de un viejo amigo.

Volvemos al combate como siempre hemos vuelto después de cada golpe: con nuestra fe agigantada, con nuestras esperanzas no marchitas y con nuestro espíritu templado por la adversidad y caldeado por el entusiasmo. La convicción de que cumplimos con un alto deber, sirviendo a nuestra patria, nos infunde ese entusiasmo vigorosamente, y si acaso sentimos una tristeza, es la de vivir alejados de la patria querida y separados de la comunión con nuestros hermanos de México.

Pero ha sido preciso. La tiranía nos ha arrojado de nuestra patria obligándonos a buscar libertad en suelo extranjero. Cuatro años hemos luchado en México, cuatro años la tiranía nos ha vejado, nos ha despojado, nos ha oprimido, sujetándonos a procesos inicuos, amenazándonos con procedimientos brutales, arrastrándonos por cárceles civiles y prisiones militares, por penitenciarias y cuarteles (1).

Esta tercera época del periódico - corría el año de 1904 -, se distinguió por intentar reagrupar a los elementos liberales dispersos, a causa de la brutal represión con que el gobierno del General Díaz respondió a la creación del Centro Director de la Confederación de Clubes Liberales de México, surgido precisamente a raíz del Congreso Liberal celebrado en la ciudad de San Luis Potosí el día 5 de febrero de 1901.

Aquella conjunción del variado abanico liberal no fue bien vista por el régimen porfirista, el cual se percataba de su peligrosidad en el mediano plazo, razón por la que rápidamente buscó desbaratar ese peligro latente, y el peso de su poder comenzó a sentirse en los Estados de Coahuila y Nuevo León, extendiéndose posteriormente por otros Estados de la República.

El más mínimo pretexto era aprovechado para encarcelar a los militantes o simpatizantes de aquel justo proceso de oposición política; para suspender o prohibir la circulación de todo periódico inmiscuido con la Confederación de Clubes Liberales; para decomisar imprentas; para evitar que algún periodista pudiese publicar sus escritos.

Las persecuciones y las provocaciones orquestadas por el gobierno porfirista se generalizaron durante los años de 1902 a 1904, y decenas de periódicos editados en diversas ciudades de la República fueron suspendidos; cientos de periodistas fueron encarcelados; los espías del régimen trabajaban horas extras infiltrándose en las reuniones de los múltiples clubes liberales regados a lo ancho y largo del país y enviaban sesudos informes a sus jefes en los que daban pelos y señas de lo que en esas reuniones ocurría, de quiénes eran los personajes más activos, de quiénes eran los que participaban; de qué era lo que se discutía, quién intervenía, y qué decía, incluyéndose comentarios sobre la supuesta peligrosidad e importancia de cada uno de los partícipes.

El aparato burocrático porfirista trabajaba con igual intensidad archivando los informes de los espías, o configurando un sin fin de argucias legaloides para enjuiciar periodistas, suspender periódicos, decomisar imprentas, amedrentar a los ciudadanos o arrestar militantes liberales.

También la soldadesca porfirista realizaba su trabajo, y el 2 de abril de 1902 masacró, en la ciudad de Monterrey, Nuevo León, una pacífica manifestación liberal.

Con esta represión sistemática surgen, como entendible consecuencia, la dispersión y el desconcierto en las filas liberales presentes en muchísimos Estados de la República mexicana, lo que provocó que el proceso generado con la realización del Congreso Liberal y, sobre todo, con la conformación del Centro Director de la Confederación de Clubes Liberales, entrara en una franca etapa de desintegración.

Definitivamente en el México de 1903 y 1904 ya no existían condiciones para que continuase el desarrollo de ese fantástico ejemplo de civismo.

El General Porfirio Díaz de ninguna manera estaba dispuesto a permitir el resurgimiento de tan loable proceso, y ya había dado pruebas suficientes de lo que sería capaz de hacer para evitarlo.

Así las cosas, los militantes más intrépidos y decididos de ese aplastado movimiento acuerdan, con toda razón, trasladarse a los Estados Unidos de Norteamérica para continuar desde allá la lucha.

Conocedores de la situación de confusión e incomunicación en que se encontraba sumido el proceso reivindicativo, editan el vocero Regeneración para, mediante éste, volver a estructurar vínculos y reorganizar al disperso movimiento liberal oposicionista.

Pero debido a que el régimen porfirista estaba decidido en aplastar cualquier intento de organización que le contrariara, de la manera y por los medios que fuese, poco tardó en movilizar a su servicio consular en los Estados Unidos con el objeto de vigilar estrechamente a los editores de Regeneración.

La violación del correo se convirtió en costumbre, ya que por medio de sobornos o directamente en colaboración con algunas autoridades menores de los Estados fronterizos de la Unión Americana, las autoridades consulares mexicanas lograban la realización de sus por completo ilegales actos.

Poco durará Regeneración publicándose en la ciudad de San Antonio, Texas, puesto que debido a la carencia de garantías, sus editores deciden trasladarse a la ciudad de Saint Louis, Mo., terminando así la tercera época de ese periódico.


Notas

(1) De Regeneración, Nº 1, San Antonio, Texas, del 5 de noviembre de 1904.

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Capítulo 4

Regeneración hizo su reaparición en suelo norteamericano en noviembre de 1904. Al siguiente diciembre, un asesino enviado por Díaz entró en mi domicilio, y me hubiese apuñalado por la espalda a no ser por la pronta intervención de mi hermano Enrique, que casualmente estaba cerca. Enrique arrojó fuera al rufián. Las circunstancias que mediaron en este asalto brutal prueban que fue preparado por ciertas autoridades y que hasta fue previsto un posible fracaso en la empresa del rufián, porque cuando éste cayó en la banqueta, una nube de agentes del orden público invadió la casa. Enrique fue arrestado, encarcelado y finalmente multado por perturbar el orden público...

Envalentonado por la protección de que gozaba, el rufián forzó nuevamente la entrada a mi casa. En esta ocasión telefonee a la policía; el hombre fue arrestado y yo fui instruido para aparecer ante el juez al día siguiente temprano. Cuando llegue al juzgado de policía, el hombre había sido ya puesto en libertad.

Viendo que mi vida era considerada con tal ligereza por aquellos que claman estar investidos de autoridad para velar por los intereses y vidas humanas, decidí peregrinar al norte; y en febrero de 1905 Regeneración reanudó su publicación en Saint Louis, Missouri (1).

Ya en la ciudad de Saint Louis, Mo., Regeneración se convierte en el portavoz de la reorganización del Partido Liberal Mexicano (2).

En sí, tal transformación marca un cambio fundamental en el proceso de desarrollo del movimiento oposicionista, cuyo punto de unión lo era el Centro Director de la Confederación de Clubes Liberales instalado en la ciudad de San Luis Potosí, representado por el Club Liberal Ponciano Arriaga, y cuyo vocero era el periódico Renacimiento.

Aunque, en efecto, varios de los miembros de aquel Club Liberal, entre los que destacaban Juan Sarabia y Librado Rivera, habíanse unido ya a los editores de Regeneración, no está de más el destacar que al aventurarse a la reorganización del Partido Liberal Mexicano, los impulsores de aquel proyecto dejaban en el olvido la experiencia del Centro Director de la Confederación de Clubes Liberales, lo que fatalmente, y dadas las circunstancias de dispersión e incomunicación de los elementos copartícipes en ese movimiento, a consecuencia de la represión gubernamental, llevaría, tarde o temprano, a un desgarrador rompimiento entre sus simpatizantes.

Ciertamente, la tercera época de Regeneración algo había servido en su meta de reagrupar al disperso movimiento liberal; sin embargo, el objetivo lejos se encontraba de haber sido cumplido, ya que la carencia de recursos por parte del núcleo promotor de esa iniciativa, aunado ello a la persecución y espionaje de que eran objeto, lo imposibilitaba.

Nadie puede negar la gran diferencia existente entre los objetivos de un centro director de una confederación y la reorganización de un partido sólidamente centralizado.

Difícilmente, y en mucho debido a la represión gubernamental, la reorganización del Partido Liberal promovida por los editores de Regeneración, podía realizarse dentro de los parámetros de una organización confederal, sino por el contrario, todo indicaba que se debía recurrir a una forma de organización centralista.

Ignoro, porque no cuento con material testimonial al respecto, si los promotores de la reorganización del Partido Liberal Mexicano tomaron en cuenta esta diferencia, aunque todo inclina a pensar que no fue así, ya que el apuro con el que laboraban denotaba que querían alcanzar su objetivo prontamente, y éste no era precisamente la reorganización de un partido, sino el derrocamiento, por medio de una insurrección generalizada, del gobierno porfirista.

Así, tomando en cuenta que la reorganización del partido no era para ellos otra cosa que la organización de un aparato político militar que diese la orientación requerida a la generalizada insurrección que se promovía, resultaba más eficaz el tipo de organización centralista, puesto que en la medida en que más centralizadas están las tomas de decisiones, más posibilidades de éxito habrá.

Por el contrario, una organización política, cimentada conforme a una estructura confederal, en la que el acuerdo e intercambio de opiniones entre las unidades asociadas constituye su requisito básico de existencia, representa un auténtico lastre en el terreno específicamente militar.

Por tales razones fue que, en mi opinión, se generó el doloroso, pero al mismo tiempo inevitable rompimiento del grupo promotor de la Junta Organizadora del Partido Liberal Mexicano y editor de Regeneración, con el Centro Director de la Confederación de Clubes Liberales, mismo que nunca se mostró partidario de metamorfosearse en una estructura político militar que dirigiese el derrocamiento del régimen porfirista mediante la lucha armada.

Muy por el contrario, el Centro Director de la Confederación de Clubes Liberales siempre sostuvo la idea del fortalecimiento democrático a través del fomento de la participación ciudadana.

La Confederación de Clubes Liberales concretaba el objetivo de intensificar un amplio movimiento civilista cuyas bases debían ser los principios que habían inspirado al Constituyente de 1857 mientras que, durante la cuarta época de Regeneración, sus editores no cifraban sus esperanzas en el engrandecimiento del civilismo, sino que pensaban que sólo con el uso de la fuerza podría sacarse a Porfirio Díaz de la silla presidencial.

Tenemos entonces que, en su cuarta época, Regeneración se convirtió, a raíz de las circunstancias particulares a las que ya he hecho referencia, en portavoz de una notoria escisión en el seno del movimiento liberal de aquellos años.

Esta cuarta época terminaría en el año de 1905 y puede justamente considerársele como una etapa de transición en la que se manifestó el rompimiento con la concepción que prevalecía en los medios liberales hasta el año de 1904.

Como etapa de transición su característica más importante la constituye, precisamente, el llamado a la reorganización del Partido Liberal, acción que finiquita con la instalación de la Junta Organizadora de dicho partido, dada a conocer mediante un extenso Manifiesto a la Nación, fechado en la ciudad de Saint Louis, Mo., el 28 de septiembre de 1905, y publicado en el número 48 del periódico Regeneración correspondiente al día 30 de septiembre del mismo año (3).


Notas

(1) Carta de Ricardo Flores Magón, desde la prisión federal de Leavenworth, Kansas, a su abogado defensor. Sr. Lic. Harry Weinberger, del 9 de mayo de 1921, en Flores Magón, Ricardo, Epistolario revolucionario e íntimo, México, Ediciones Antorcha, 1983, páginas 232 y 233.

(2) La idea que de partido entonces se tenía, distaba mucho de la que se tiene ahora. Un partido representaba más que una organización política con una ideología, programa de acción, estatutos e ideología definida, a la que había que afiliarse, un conjunto sumamente genérico de conceptos e ideas las más de las veces de una vaguedad terrible, las cuales eran aceptadas más por usos y costumbres que por afiliación expresa a un organismo. Pero es necesario tener en cuenta que el concepto de partido que pretenderán impulsar los editores del periódico Regeneración se ceñía mucho más al concepto moderno del término que al propio de aquella época, por lo que bien puede señalarse la labor de la Junta Organizadora del Partido Liberal Mexicano, como un antecedente, a tomar muy en cuenta, en la historia de los partidos políticos de México.

(3) Véase López, Chantal y Cortés, Omar, El programa del Partido Liberal Mexicano y sus antecedentes, México, Ediciones Antorcha, 1985.

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Capítulo 5

En mayo de 1905 me vine directamente de la ciudad de México a Saint Louis, Missouri. En dicha ciudad encontré un grupo de jóvenes mexicanos dedicados a publicar Regeneración. En uno de los primeros meses de 1906, las oficinas de Regeneración fueron invadidas y saqueadas por los representantes del gobierno de los Estados Unidos, y algunos de mis compañeros, como Ricardo Flores Magón, Enrique Flores Magón y Juan Sarabia fueron arrestados por instancias de un instrumento de Porfirio Díaz, Manuel Esperón y de la Flor. Ellos obtuvieron su libertad bajo fianza y se fueron a Canadá, porque había otras acusaciones más en contra de ellos. Durante este tiempo de su ausencia, yo tomé cargo de las oficinas de Regeneración y de la correspondencia de dicho periódico (1).

En el mes de febrero de 1906, se inicia la quinta época del periódico, caracterizada por el desarrollo de la recién formada Junta Organizadora del Partido Liberal, y la elaboración del programa de dicho organismo.

Con la publicación, en sus números 2 y 3, correspondientes al 15 de febrero y 1º de marzo de 1906, de Las bases para la constitución de agrupaciones liberales que se establezcan en conexión con la Junta Organizadora del Partido Liberal Mexicano y deberes de esta Junta, rápidamente se inicia la estructuración formal del partido.

En el número 3 de esta quinta época, las columnas de Regeneración dan a conocer la convocatoria de la Junta para la elaboración del programa del partido, solicitando de todos sus simpatizantes las opiniones pertinentes para el logro de tan codiciado fin.

En el número seis del 15 de abril de 1906, se incluirá un extenso documento: El proyecto de programa que la Junta ponía a consideración de sus correligionarios, y para el 1º de junio de ese año, habiendo sido analizadas todas y cada una de las propuestas remitidas por sus seguidores, se publica el documento Adiciones y reformas al Proyecto de Programa del Parido Liberal en el número nueve de Regeneración.

Esta quinta época culmina al expedirse, el día 1º de julio de 1906, el documento conocido como Programa del Partido Liberal Mexicano, mismo que fue publicado en el número once correspondiente al 1º de julio de 1906.

Con la edición de ese número, termina la quinta época de este periódico que no volvería a ser editado sino hasta el año de 1910.


Notas

(1) Carta de Librado Rivera, preso en la penitenciaría federal de Leavenworth, Kansas, al señor Manuel Tellez, encargado interino de la Embajada mexicana en los Estados Unidos de Norteamérica, del 12 de junio de 1921. En López, Chantal y Cortés, Omar (Comp.), Rivera, Librado, ¡Viva Tierra y Libertad!, México, Ediciones Antorcha, 1980, pág. 36.

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Capítulo 6

Regeneración es el anuncio de una nueva era. Viejo luchador es este periódico; pero siempre joven en sus entusiasmos por la libertad y la justicia, siempre viril en sus demandas por la igualdad y la fraternidad. Por eso, cuando se anunció su salida, los brazos musculosos de los trabajadores se aprestaron a sostenerlo. Es que a ellos más que a ningún otro, interesa la vida del viejo campeón de la libertad y de la dignidad humanas; es que a ellos, los esclavos del salario, los desheredados, los parias de todas las patrias les trae Regeneración un mensaje de esperanzas. En las humildes viviendas se iluminan los rostros en que había puesto su sello de muerte la resignación; es que el proletariado anuncia a la familia que Regeneración va a salir. En la fábrica, en el taller, en el campo, en la mina, la buena nueva corre de boca en boca, y parece que pesa menos la cadena; más risueño y alegre parece el sol (1).

El 3 de septiembre de 1910, Regeneración inicia su sexta época, bajo el lema Semanario Revolucionario, en la ciudad de Los Ángeles, California, en los Estados Unidos de Norteamérica.

Pero, desde el 1º de julio de 1906, fecha en que se publicó el último número de su quinta época, nada es igual.

Sus editores guardan profundas diferencias en torno a las posibilidades del ya inminente estallido insurreccional.

Muchas cosas sucedieron durante la ausencia de Regeneración.

La Junta Organizadora del Partido Liberal Mexicano llevó a la práctica su idea de las acciones insurreccionales, y no salió bien librada de tales experiencias.

Perdió militantes y simpatizantes en sus intentonas de 1906 y 1908; la organización, antes de ver ampliar su radio de acción, hubo de contentarse con presenciar su reducción, aunque no su aniquilamiento.

Los integrantes de la Junta ya no piensan como antaño, profundas cuarteaduras son notorias en su estructura, hecho que evidencia la proximidad de un inevitable rompimiento en su interior.

Otras organizaciones y partidos han surgido en México, el Partido Liberal Mexicano ya no es el único feroz opositor al régimen porfirista; el Partido Antirreeleccionista, encabezado por Francisco I. Madero, ha aprovechado a la perfección la senectud del General Díaz y la inexperiencia de su corte, así como el terreno abonado por la constante y heroica lucha de los miembros del Partido Liberal Mexicano.

El antirreeleccionismo ha calado profundamente en el ánimo popular, y para ese año de 1910, su jefe, el señor Francisco I. Madero, proclamará su Plan de San Luis en el que llamará a la población a levantarse en armas contra el gobierno del viejo General, y ese llamamiento encontrará eco, un gran eco como jamás lo encontró alguna de las acciones insurreccionales promovidas por el Partido Liberal.

La experiencia, los puntos pragmáticos necesarios para solucionar a fondo la problemática nacional, la entrega y la valentía estaban, sin duda, en el seno del Partido Liberal, pero en 1910, esa organización se encontraba sumamente debilitada tanto por la persecución de que eran víctimas sus integrantes y simpatizantes, como por el incesante espionaje en su contra promovido por los gobiernos mexicano y norteamericano.

Además, las diferencias existentes en el seno mismo de la Junta Organizadora del Partido habían ido incrementándose a tal punto que, como ya lo he señalado, era previsible un rompimiento interno.

Así, para infortunio de ese organismo, no se dio el momento preciso, el momento adecuado para que la disparidad de opiniones pudiese encontrar la fórmula para la reconciliación.

Eran aquellos tiempos momentos de acción, de actividad, de entrega, y no había espacio para la reflexión, para el diálogo sereno, y así fue que sucedió lo que tenía que suceder: el Partido Liberal se partió en dos. Una parte se unió abiertamente al maderismo, y la otra se sumergió en el terreno del anarquismo comunista, insurreccionalista y expropiatorio.

Regeneración no permaneció ajeno a tan terrible acontecimiento.

En sí, este rompimiento conllevó a la finiquitación de una época y al nacimiento de otra, produciéndose el fenómeno de la existencia de dos periódicos con el mismo nombre.

En efecto, los disidentes que optaron por unirse al maderismo acabaron editando su propio Regeneración, mientras que en la ciudad de Los Ángeles, California quienes habían evolucionado, o involucionado, según se vea, hacia el anarquismo comunista, insurreccionalista y expropiador, continuaban editando su periódico con el nombre de Regeneración.

Por supuesto que ambas facciones tenían derecho pleno a editar ese vocero, puesto que si bien en la tendencia anarquista comunista, insurreccional y expropiadora se encontraban Ricardo y Enrique Flores Magón, así como Librado Rivera, todos ellos involucrados en el desarrollo de ese periódico, igualmente en la parte pro maderista estaban Jesús Flores Magón, Juan Sarabia y Antonio I. Villarreal, quienes también estuvieron inmiscuidos en el trayecto recorrido por el vocero Regeneración.

Objetivamente nadie estaba tratando de robarse nada, buscando capitalizar ajenos prestigios.

Todos tenían similar derecho a editar Regeneración, todos habían luchado en su largo desarrollo, todos habían sufrido persecuciones y encarcelamientos. Nadie robaba a nadie.

Puede ubicarse el día 5 de agosto de 1911 como el final de la sexta época de este notable periódico que, curiosamente se liga inmediatamente con el nacimiento de la séptima época, caracterizada por la doble edición del periódico.

En efecto, en el día señalado, Regeneración era editado simultáneamente en la ciudad de México y en Los Ángeles, California.


Notas

(1) De Regeneración, Número 1, del 3 de septiembre de 1910.

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Capítulo 7

Regeneración viene a la lucha en momentos difíciles, en momentos de prueba, cuando el país acaba de sufrir el sacudimiento formidable de una revolución, y cuando todavía no vuelve francamente a su existencia normal ni ve del todo despejado su horizonte.

En esta época de transición, en que tantos vacilan y tantos se desorientan, en que hay timideces peligrosas y desconfianzas injustificadas, se hace más necesario que nunca que vibren voces de aliento y aparezcan ejemplos de firmeza y se levanten banderas irreductibles. Es preciso que la Nación, que con ansiedad comienza a preguntarse, ¿a dónde vamos? sin tener una respuesta clara, escuche la afirmación viril y consoladora de los honrados y de los fuertes, que le digan que vamos a donde debemos ir: a la finalidad de la revolución; y que le señalen los senderos más o menos difíciles, pero rectos y seguros, para llegar cuanto antes a esa finalidad, en vez de dejar a medias la obra redentora, asustándose de su grandeza.

(...)

No venimos con espíritu de obstrucción, pero tampoco con espíritu de complacencia. No pretendemos que todo lo actual es malo, ni nuestros espíritus están ensombrecidos por negro pesimismo; por el contrario, tenemos el optimismo de los que confían en su propio esfuerzo, tenemos fe en el pueblo y esperamos su victoria definitiva; pero entre tanto, no podemos dejar de señalar los anhelos no cumplidos, para que se satisfagan, ni debemos dejar de apuntar los peligros, para que se salven, y los escollos para que se eviten (1).

Aquél día sábado 5 de agosto de 1911, de nuevo bajo la influencia zodiacal de Leo, aparecía Regeneración en la ciudad de México como producto de la escisión habida en el seno de la Junta Organizadora del Partido Liberal Mexicano.

Figuraban como directores los señores Juan Sarabia y Antonio I. Villarreal y el lema utilizado era Independencia, Lealtad y Firmeza.

Las oficinas se ubicaban en la calle 2ª de San Lorenzo Nº 5 y los editores contaban con dos teléfonos: Tel. Mex. 581 (Neri) y Tel. Erick 4512; los precios de suscripción se cotizaban a un peso cincuenta centavos por seis meses y tres pesos por el año.

El periódico, tal y como se señalaba en la portada del segundo número, se vendía en cinco centavos, y su impresión se realizaba en los talleres propiedad de los editores. El tiraje constaba de quince mil ejemplares.

Desde el primer número quedó claro que la intención de ese grupo escindido no era otra que la de continuar con la idea del Partido Liberal estableciendo nítidas distancias con la tendencia anarquista comunista del grupo que en Los Ángeles, California, continuaba la edición de Regeneración, y como prueba de ello en todos los números que editaron incluyeron la siguiente nota aclaratoria:

Este periódico está completamente desligado del semanario que con el mismo nombre publica la Junta Revolucionaria Anarquista de los Ángeles, Cal."

En cuanto a la idea de organización centrada en el Partido Liberal, los escindidos no tardaron en conformar su propia Junta, a la que llamaron Junta Iniciadora de la Reorganización del Partido Liberal Mexicano.

He aquí partes de la reseña sobre el nacimiento de ese organismo:

A iniciativa de los directores de Regeneración, se reunió el día 28 del mes próximo pasado, en el Hotel del Jardín, un selecto grupo de liberales que de antemano se habían vinculado con la idea de reorganizar el glorioso partido de Benito Juárez, Ignacio Ramírez y José María Iglesias.

Entre los concurrentes pudimos notar al Dr. Felipe A. Gutiérrez, Alfredo Peláes, Santiago R. De la Vega, A. Garza, Ing. Ismael C. Falcón, Ing. José Campa, Luis Villa Barrera, Dr. Alfredo Ortega, Dr. Manuel Ortíz, Dr. Leopoldo L. Calvillo, Pedro Antillón, Serapio Aguirre, Adolfo Huerta Vargas, Antonio I. Villarreal, José María Leyva, Emilio Retes, Manuel Piña, Lic. Antonio Zermeño, Agustín Carreño, José D. Ramírez Garrido, General Adolfo M. Azueta, Lic. Eugenio L. Arnoux, Lic. Faustino Estrada, Dr. Agustín Navarro Cardona, Juan Sarabia, Lic. Jesús Flores Magón, Fernando Iglesias Calderón, Ing. Camilo Arriaga, Vidal Garza Pérez, Lic. Ricardo Ramírez, Coronel Eduardo Hay, un grupo numeroso de jefes insurgentes y otras muchas personas que sentimos no recordar.

La proposición de organizar el Partido Liberal, fue aprobada por unanimidad y procedióse luego a elegir la Mesa Directiva de la Junta Iniciadora de la Reorganización del Partido Liberal Mexicano, quedando integrada de la manera siguiente:

Presidente, Sr. Don Fernando Iglesias Calderón.

Primer Vicepresidente, Lic. Ricardo Ramirez.

Segundo Vicepresidente, Ing. Camilo Arriaga.

Tercer Vicepresidente, Lic. Jesús Flores Magón.

Primer Secretario, Lic. Antonio Díaz Soto y Gama.

Segundo Secretario, Juan Sarabia.

Tercer Secretario, Antonio I. Villarreal.

Cuarto Secretario, Agustín Navarro Cardona.

Quinto Secretario, Vidal Garza Pérez.

Primer Vocal, Coronel Ing. Eduardo Hay.

Segundo Vocal, Lic. Eugenio L. Arnoux.

Tercer Vocal, Dr. Felipe A. Gutiérrez de Lara.

Cuarto Vocal, Dr. Leopoldo Calvillo.

Quinto Vocal, J. D. Ramírez Garrido.

"Sexto Vocal, Lic. Faustino Estrada.

Séptimo Vocal, Adolfo Huerta Vargas.

Para formar la Comisión que redacte el programa del Partido Liberal y el Manifiesto que ha de lanzarse a la Nación, fueron electos los señores Iglesias Calderón, Sarabia, Lic. Ramírez, Flores Magón y Díaz Soto.

La Junta Iniciadora de la Reorganización del Partido Liberal funcionará únicamente mientras se reúne la Convención –lo que sucederá a la mayor brevedad- en que estén representados todos los liberales de la República. En dicha Convención serán electos los miembros del Centro Directivo del Partido Liberal.(2)

El programa transitorio de aquel partido fue elaborado y puesto a consideración de los correligionarios el 27 de septiembre de 1911, siendo publicado en el número nueve de la edición de Regeneración correspondiente al 30 de septiembre de ese año.

En sí, el conocido Manifiesto firmado, entre otros, por Ricardo Flores Magón, el 23 de septiembre de 1911 (3), representa la postura de los editores de Regeneración establecidos en la ciudad californiana de Los Ángeles, frente a la de los editores de Regeneración radicados en la ciudad de México.

Se tiene la idea de que el Manifiesto del 23 de septiembre se relacionaba única y exclusivamente con el desarrollo de la Junta Organizadora del Partido Liberal Mexicano establecida en Los Ángeles, Cal., sin embargo fue una respuesta al planteamiento de la Junta Iniciadora de la Reorganización del Partido Liberal establecida en la ciudad de México (4).

No puedo decir con certeza cuando deja de publicarse Regeneración en la ciudad de México, pero atendiendo al material consultado, su fin ha de haber ocurrido en los últimos meses de ese año de 1911, y los números editados no han de haber pasado de veinte.

Aquella Junta Iniciadora de la Reagrupación del Partido Liberal Mexicano, no logró la trascendencia que hubiese podido esperarse, ya que no existían fuertes lazos de unión entre sus integrantes.

La colaboración que entre ellos surgió fue temporal y, sobre todo, debida a las circunstancias del momento, no existiendo entre ellos un común denominador, un conjunto de objetivos que les unieran fuertemente en pos de su realización.

Su unión, lo repito, se logró dentro de un marco coyuntural transitorio. Mas no obstante esto, grave daño ocasionaron a la causa que en algún momento de sus vidas habían defendido con pasión y tenacidad heroicas.


Notas

(1) Sobre la brecha, en Regeneración, Semanario Liberal, México, Número 1, del 5 de agosto de 1911.

(2) Se reorganiza el Partido Liberal, en Regeneración, semanario Liberal, México, Número 1, del 5 de agosto de 1911.

(3) Véase, López, Chantal y Cortés, Omar (Comp.), Flores Magón, Ricardo, El miedo del gobierno (Artículos políticos 1912), México, Ediciones Antorcha, 1981.

(4) Entre los promotores de este error encontramos al señor Diego Abad de Santillán, quien, desconociendo por completo la trayectoria y desarrollo de la Junta Organizadora del Partido Liberal Mexicano, fijó su atención tan sólo en el contenido del documento sin tomar en cuenta el momento preciso en que fue elaborado y publicado, opinando que el mismo representaba la transición operada en Ricardo Flores Magón y demás copartícipes, del liberalismo al anarquismo, y ello no obstante que la susodicha transición ya se había operado tiempo atrás. Véase, Abad de Santillán, Diego, Ricardo Flores Magón, el apóstol de la revolución mexicana, México, Ediciones Antorcha, 1988.

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Capítulo 8

Las huelgas de carácter revolucionario, se han concretado a volar fábricas con dinamita, a arrasar plantíos, a desplomar minas; pero hay que reflexionar sobre esto. Si se destruye la maquinaria poco se ganará. Hay que tomar resueltamente posesión de las fábricas, de los talleres, de las minas, de las fundiciones, etc. En lugar de dejar caer la herramienta y cruzarse de brazos, en lugar de destruir el patrimonio común, compañeros, hermanos trabajadores, seguid trabajando; pero con una condición; de no trabajar para lo patrones, sino para vosotros y vuestras familias.

Dejad en pié la fábrica, no desploméis la mina, no arraséis los sembradíos y aprovechaos de todo. Mientras vuestros hermanos liberales se baten con los sicarios del Capital y la Autoridad, continuad vuestros trabajos y armaos, también, para defender lo que ya es vuestro. No penséis en que los ricos tienen derecho a explotaros. Ese derecho es criminal, porque todo lo que tienen los ricos ha sido de vuestras manos o es un bien natural, común a todos, como la tierra, los bosques, los ríos. Trabajad para que nada os falte durante esta tremenda lucha contra todas las opresiones. Los trabajadores del campo surtirán de víveres y de materia prima a los trabajadores de las fábricas y de los talleres, y éstos surtirán a sus hermanos del campo de herramientas, vestidos, etc., lo mismo harán los trabajadores de las minas, de las fundiciones, de las construcciones de casas, quedando establecido un intercambio de productos, para cuya distribución hay que usar libremente los ferrocarriles y todos los medios de transportación de materia prima o elaborada.

Compañeros: la ocasión es propicia para que los trabajadores conquisten su libertad económica. La Autoridad es en estos momentos una pluma a merced de todos los vientos. El Capital es un trono minado hasta sus cimientos. No se necesita otra cosa para triunfar que desconocer el derecho de propiedad individual y dar el golpe de gracia a la Autoridad.

¡Manos a la obra, camaradas! A tomar posesión inmediata de todo cuanto la naturaleza nos brinda y la mano y el cerebro del hombre han creado (1).

Si cotejamos lo publicado en este Regeneración editado en Los Ángeles, Cal., con lo escrito el mismo día sábado 5 de agosto de 1911, en el Regeneración elaborado en la ciudad de México, podemos, de inmediato, percatarnos de las infranqueables diferencias de pensamiento entre ambos grupos editores.

No es mi objetivo el vanagloriar a uno u otro de los grupos en pugna, ni mucho menos desacreditar o descalificar la labor de alguno de ellos; la historia ha dado ya su fallo al respecto, por lo que tan sólo me limito a exponer las diferencias que condujeron a la dolorosa escisión.

La séptima época de Regeneración se mantuvo hasta fines del año de 1911 cuando el grupo editor de la ciudad de México suspendió la edición de su vocero (2).

Por supuesto que la escisión que caracterizó a esa época trajo nefastas consecuencias para quienes, al fin y al cabo, continuaron editando el paladín Regeneración contra viento y marea, al crearse una gran confusión que rebasó las fronteras de México; y si se toma en cuenta cuán importantes fueron aquellos momentos para la lucha revolucionaria, bien se puede entender el daño que hubo de resentir la Junta Organizadora del Partido Liberal Mexicano en su lucha en pro de la emancipación de las clases laboriosas.


Notas

(1) A los huelguistas y a los trabajadores en general, en Regeneración del 5 de agosto de 1911, Los Ángeles, Cal.

(2) Nada de extraño fue que la corriente proclive al maderismo tan sólo se haya preocupado por editar su versión de Regeneración de manera coyuntural, esto es, de cara al proceso electoral del cual resultó electo el señor Francisco I. Madero como Presidente de la República. En sí la participación de algunos de los liberales que se encontraron estrechamente ligados con la edición de Regeneración en la ciudad de México, en el proceso de selección de candidatos por parte del Partido Constitucional Progresista, como lo fue el caso de los señores Camilo Arriaga y Juan Sarabia, evidencia una completa simpatía de su parte, ya que, por un lado, el señor Camilo Arriaga llegó a ser postulado como precandidato del Partido Constitucional Progresista, y por el otro, el señor Juan Sarabia formó parte de la Comisión que fue enviada por la Mesa Directiva de la Convención realizada por la militancia del Partido Constitucional Progresista, para escoger a sus respectivos candidatos, a que le comunicará personalmente al señor Francisco I. Madero los resultados de la Convención en que se le nombró candidato a la presidencia de la República. Véase, López, Chantal y Cortés, Omar (Comp.), Madero y los partidos Antirreeleccionista y Constitucional Progresista, México, Ediciones Antorcha, 1988.

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Capítulo 9

En su edición del día 2 de marzo aparece una carta de R. Froment sobre la Revolución Mexicana. En nuestra opinión, esa carta es completamente injusta para la revolución, para el Partido Liberal Mexicano y para Regeneración, del cual somos redactores. Por lo tanto, protestamos públicamente y tomaremos especial cuidado en llevar nuestra protesta ante la prensa revolucionaria del mundo (1).

La octava época de Regeneración se inicia a principios del año de 1912, y estará caracterizada por los graves problemas económicos que pusieron en aprietos a sus editores, así como por el proceso judicial seguido en contra de sus principales promotores.

Para completar tan tétrico cuadro, se generaría una serie de polémicas con el medio anarquista internacional en torno al valor del proceso revolucionario mexicano y del papel jugado por el Partido Liberal Mexicano y por Regeneración.

El día 13 de enero de 1912 apareció en ese periódico el siguiente mensaje:

Para hacer economías, hemos reducido el tiro de Regeneración, pues aunque se comienza a ayudársenos, no podemos sostener el tiro de 21000 ejemplares semanarios. Hemos borrado de nuestras listas a todas aquellas personas que a pesar de nuestras reiteradas solicitudes de ayuda, no lo han hecho. De esta semana en adelante tiraremos solamente 13000 ejemplares semanarios. Sentimos tristeza al recortar el tiro del periódico, pues se necesita intensificar todavía más la propaganda, hacer llegar el periódico a todas partes, distribuirlo gratis, pero ¿cómo soportar esos gastos en estos momentos de aguda crisis monetaria? (2).

Sucedía que en el campo del anarquismo internacional, principalmente en el continente europeo, careciéndose de la imprescindible información, las publicaciones libertarias buscaban desesperadamente algún escrito sobre el tema de la revolución en México.

Varios artículos se escribieron al respecto, siendo sus autores, en su gran mayoría, personas que no tenían ni la menor idea de lo que en México estaba sucediendo, pero que con inaudito atrevimiento basaban sus análisis en el comentario de algún tercero, por haberlo leído o escuchado, y, dando rienda suelta a su imaginación, redactaban un texto que enviaban a algún periódico anarquista.

No siempre, y esto es importante señalarlo, se dio cabida a tan folcklóricos artículos; la inmensa mayoría de los editores responsables de la prensa libertaria europea exigía bastantes requisitos a los improvisados articulistas, requisitos que muy pocos podían satisfacer.

Gracias a ese embudo ideado por los responsables de la prensa ácrata de Europa, no se llegaron a publicar tantas tonterías, pero, como suele suceder, sí algunas.

En realidad en esos artículos no existen calenturientos inventos o notas exageradas, sino más bien interpretaciones elaboradas sobre la base de la información conocida por el articulista.

El caso de Les Temps Nouveaux, importante periódico anarquista francés editado por Jean Grave, se constituye en clara prueba de lo dicho.

En ese periódico se incluyó un artículo de un señor Froment, quien en su muy particular y respetable opinión, no veía en el desarrollo de la Junta Organizadora del Partido Liberal Mexicano, anarquismo de ninguna especie, e igualmente opinaba que el proceso revolucionario en México de ninguna manera se encaminaba hacia el establecimiento de la sociedad anarquista.

A fin de cuentas, todo se reducía a su particular visión del anarquismo e igualmente a su propio criterio de cómo era que un proceso revolucionario podía o no conducir al establecimiento de una sociedad anarquista.

Sin embargo, y habida cuenta de la escisión y los efectos que ella acarreó para la Junta Organizadora del Partido Liberal Mexicano, existía entre sus miembros cierta dosis de paranoia bastante justificada; es decir, las cosas estaban muy difíciles como para que ellos soportaran los comentarios del señor Froment.

De ahí, la inmediata reacción de los integrantes de la Junta Organizadora del Partido Liberal Mexicano, reacción que dicho sea de paso, desató una auténtica tormenta de dimes y diretes, en su mayoría de un bizantinismo increíble (3).

Además de lo molesto que para los editores de Regeneración ha de haber sido tener que soportar los comentarios de articulistas sumamente puristas, Ricardo y Enrique Flores Magón, Librado Rivera y Anselmo L. Figueroa enfrentaban un proceso judicial por la supuesta violación de las leyes de neutralidad americanas.

De ese proceso no salieron bien librados, puesto que el 22 de junio de ese año de 1912 fueron declarados culpables y sentenciados a prisión.

Su encarcelamiento representó un fortísimo golpe a las aspiraciones de la Junta Organizadora del Partido Liberal Mexicano y por supuesto a la labor propagandística del vocero Regeneración, definiéndose el fin de la octava época.


Notas

(1) Carta a Juan Grave, en Regeneración del 13 de abril de 1912, Los Ángeles, Cal.

(2) La vida de Regeneración, en Regeneración, del 13 de enero de 1912, Los Ángeles, Cal.

(3) No está de más el tener en cuenta que el carácter particular de los miembros de la Junta Organizadora del Partido Liberal Mexicano no se caracterizaba precisamente por su dulzura. Además, su particular criterio propagandístico en mucho basado en francas exageraciones y en tocar las fibras sentimentales de él o los lectores, a veces daba base para presentar situaciones de manera por demás exagerada. Aunado a esto, la virulencia del contenido de Regeneración, que por cierto no llamaba a la reflexión sino que constituía un auténtico alarido en pro de la acción, denotaba que sus editores no se distinguían ni por la tolerancia ni por la mesura.

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Capítulo 10

El sábado 22 de junio, a las nueve de la mañana, después de una fingida deliberación de los sujetos que la hicieron de jurados, fingida, digo, porque todo era tan claro en pro de nuestros hermanos, que no se necesitaba discutir para llegar a la conclusión de que eran absolutamente inocentes; después de la deliberación, los individuos todos del jurado, declararon culpables a nuestros compañeros.

(...)

Apenas hubo declarado el jurado que nuestros hermanos eran culpables, algo parecido a un rugido se dejó oír en la sala, y la respiración jadeante de unos, los sollozos de las mujeres, los puños apretados de los nobles hijos del pueblo, los rostros lívidos de indignación de todos los asistentes a la farsa, no daban lugar a dudas de que una tremenda injusticia acababa de tener lugar en el llamado recinto de la justicia (1).

Con el encarcelamiento de los principales promotores tanto de la Junta Organizadora del Partido Liberal Mexicano como de Regeneración, la publicación quedó a cargo, primero de Antonio de P. Araujo y, posteriormente, de Rafael Romero Palacios.

Cada uno de ellos trató de cumplir de la mejor manera posible su cometido, aunque Rafael Romero Palacios intentó pasarse de vivo utilizando para asuntos personales tanto los fondos de la publicación como los contactos logrados por el prestigio de la misma.

Por supuesto que la publicación perdió mucho en su contenido al carecer de las colaboraciones de los encarcelados, principalmente de los artículos de Ricardo Flores Magón, puesto que éstos elevaban notoriamente el nivel de análisis planteado en el periódico.

Ahora bien, también en el campo estrictamente político, Regeneración pierde influencia, debido a que quienes quedaron como responsables de su edición, no tenían la visión política de cualquiera de los encarcelados.

Sin embargo, y esto es necesario resaltarlo, el periódico se mantuvo con vida no obstante que debió arrastrar el perjudicial lastre de pleitos y malentendidos surgidos entre la militancia del Partido Liberal.

La importancia de esa novena época fue que reveló, con toda exactitud, la disparidad de capacidades existentes entre los elementos de la Junta Organizadora y los miembros del partido.

Esas diferencias eran tan abismales tanto en capacidad, en visión, como en autoridad moral, que con toda justeza podía afirmarse que esa organización quedaba reducida en un noventa y nueve por ciento, única y exclusivamente a lo que escribían, decían, hacían o dejaban de hacer los integrantes de la Junta, ya que, sin su presencia los demás miembros de la organización simple y sencillamente no sabían qué hacer; no sabían ubicar objetivos, ni movilizarse, pudiendo cumplir misiones y realizar determinado tipo de trabajos, siempre y cuando la iniciativa surgiese de los miembros de la Junta, ya que, lo repito, por ellos mismos simple y sencillamente no hacían nada.

Claro está que en este contexto existían excepciones, pero, muy escasas.

La novena época de Regeneración culmina en el año de 1914 cuando los encarcelados, miembros de la Junta, obtienen su libertad volviendo a encargarse del periódico.


Notas

(1Atropello salvaje, en Regeneración del 29 de junio de 1912, Los Ángeles, Cal.

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Capítulo 11

Por medio de estas líneas queremos hacer constar la simpatía que sentimos por todas las compañeras y compañeros que con su contribución pecuniaria o con su trabajo personal ayudaron a los compañeros Teodoro M. Gaytán, Blas Lara y Antonio de P. Araujo a sostener la publicación del periódico.

Ahora, esperamos que todos continuarán ayudando de la mejor manera posible, para que el periódico de los oprimidos pueda continuar su obra de propaganda. Las circunstancias en que hemos encontrado al periódico son verdaderamente terribles. El déficit ha ido creciendo de semana en semana y gracias a los heroicos esfuerzos de los compañeros Gaytán, Lara, Araujo, Owen, Téllez, y otros pocos más, hemos encontrado con vida al querido periódico, pero creemos muy difícil que esa vida se prolongue, a menos que todos y cada uno de los amigos y simpatizadores, hombres y mujeres hagan algunos sacrificios y se empeñen no solamente en salvar la vida de Regeneración, sino también en que el periódico logre alcanzar por lo menos un tiro de cincuenta mil ejemplares semanarios (1).

La décima época de este periódico se caracterizara por la imposibilidad de sus editores para insidir de manera determinante en el proceso revolucionario que en México se gestaba, por los pleitos internos que arrastraba la organización de la que era vocero, y finalmente por una serie de agrias polémicas con el movimiento anarquista internacional, sin olvidar, claro está, la carencia de recursos económicos.

En lo referente al primer punto, y en mucho debido al camino seguido por los miembros de la Junta por los senderos del anarquismo intransigente, el Partido Liberal perdió la oportunidad de contar con conglomerados que tuviesen amplia simpatía por su lucha.

Aquí es necesario señalar que la evolución o, si se prefiere, la involución, de los miembros de la Junta Organizadora del Partido Liberal Mexicano hacia la tendencia anarquista comunista, insurreccionalista y expropiadora, se genera en un marco de toma de conciencia individual, esto es, alejada de una reflexión colectiva.

Pues, no existían en el México de aquel entonces organizaciones sociales que se encontrasen sobre los caminos del anarquismo expropiatorio revolucionario, y ello no obstante que hubiesen individuos que asumían el compromiso que implica el proclamarse anarquista, pero cuyo radio de influencia, su posibilidad de insidir en un movimiento revolucionario caracterizado dentro de los parámetros de la lucha militar, era definitivamente nulo.

La única posibilidad que existía para los partidarios de la corriente anarquista expropiadora revolucionaria consistía en que alguno de los Generales existentes se declarase anarquista afiliándose como tal al Partido Liberal, y mucho mejor si el hipotético General era de los importantes.

Fuera de que se diese ese milagro, el Partido Liberal no contaba con otra posibilidad para influir en los acontecimientos.

En segundo lugar, es entendible el que las ediciones de Regeneración poco podían trascender en el México de 1914, primero, porque no eran muchos los que ante el angustioso panorama de batallas y tomas de poblaciones se pusieran a leer periódicos buscando adquirir consciencia; segundo, porque dadas las caóticas condiciones que cualquier tipo de lucha militar genera, resultaba muy difícil el introducir y distribuir el periódico con los obstáculos existentes; tercero, y esto de ninguna manera debe de pasarse por alto, porque un elevado número de los combatientes de las fracciones en pugna, simple y sencillamente no sabía leer, y de entre quienes sabían, muy pocos, conocían de la permanencia del Partido Liberal, puesto que, para la mayoría, esa organización había ya desaparecido.

Para desgracia de los editores de Regeneración, quienes sí estaban enterados de que el Partido Liberal continuaba en la lucha, eran algunos elementos de los altos mandos militares de los ejércitos constitucionalistas o convencionistas; elementos que, dicho sea de paso, no eran anarquistas e incluso podían ser considerados como enemigos de esa corriente, al ser su objetivo la conformación de un gobierno revolucionario, el intransigente anarquismo comunista, insurreccionalista y expropiador pregonado desde las columnas de Regeneración constituía un obstáculo para el logro de sus particulares metas.

Ni tan siquiera la favorable coyuntura que las discrepancias entre Villa y Carranza generó con la convocación a una Convención de Jefes Revolucionarios pudo ser aprovechada por los miembros de la Junta, y la razón siguió siendo la misma: no existía una presencia militar organizada del Partido Liberal en territorio mexicano.

Aunque parezca paradójico, Regeneración tenía, durante ese tiempo, mucho más influencia en los Estados Unidos que en México.

En lo referente a las divergencias y pleitos internos, éstos se generaban por el bajísimo nivel cultural de la militancia de la organización.

Ya hemos señalado el abismo que existía entre la capacidad de los miembros de la Junta y la que podía ser llamada base del partido; pues bien, cuando los miembros de la Junta fueron encarcelados, la organización quedó acéfala y sucedió lo que tenía que suceder: surgieron los chismes y los pleitos.

Independientemente de que tales controversias tuviesen o no razón de ser, resultaba evidente para cualquier persona que razonara y fuese militante de aquella organización, que había cosas muchisimo más importantes que hacer que perder el tiempo peleando y chismorreando, pero como la realidad de esa militancia era otra, los pleitos y chismes fueron magnificados prendiendo con la rapidez que arden las hojas secas ante la presencia del fuego.

Ahora bien, en lo que respecta a la crisis financiera que los editores de Regeneración enfrentaban, ésta estaba directamente relacionada con los dos problemas ya descritos.

En efecto, debido a la casi nula influencia real de aquella organización y de su periódico en los acontecimientos que en México se vivían, hubo muchas personas que dejaron de interesarse por su existencia y, para abundar en males, la conflictiva situación generada por los pleitos y chismes contribuyó a que no faltasen individuos que, deseando apartarse de esos pleitos optaran por retirar el apoyo que brindaban.

Y si a esto añadimos las constantes polémicas habidas con diferentes sectores del movimiento anarquista internacional, se comprenderá a la perfección por qué Regeneración se hundía en los agónicos estertores producidos por la carencia de recursos económicos.

Así se expresaban sus editores ante las premuras de aquellos momentos:

Volúmenes gruesos serían necesarios para describir nuestras aventuras; nuestros dolores; nuestras angustias; pero ninguna tortura, ningún dolor es para nosotros más grande que el de ver a Regeneración, nuestro hijo, el querido periódico que ha logrado salir victorioso de todas las tempestades; que ha logrado surcar los mares más embravecidos; ningún dolor es tan grande para nosotros, como el ver a Regeneración luchando penosamente entre la vida y la muerte, cuando todavía tiene bastante savia en su cuerpo, cuando todavía es joven a pesar de los años, cuando se encuentra en plena salud y vigor, cuando todavía puede ser ariete y bomba y metralla para demoler las trincheras del enemigo.

Este periódico que no hace mucho aún marchaba en medio del aplauso de todos los corazones buenos, está para morir, ¡está para morir ahogado en un mar de indiferencia y de hielo, como una florecilla arrojada por el viento contra las nieves del Polo!

¿La causa de la agonía? ¡La falta de dinero! (2)

No obstante la conflictiva situación económica que enfrentaba, Regeneración continuó apareciendo hasta el mes de marzo de 1915, mes en que se suspende momentáneamente su publicación, concluyendo con ello su décima época.

Seis meses estaría sin salir a la luz pública, hasta el 2 de octubre de 1915 cuando reaparece iniciándose su onceava época.


Notas

(1) Otra vez en nuestro puesto, en Regeneración, Nº 174 del 31 de enero de 1914, Los Ángeles, Cal.

(2) Hacia la muerte, en Regeneración, Nº 179 del 7 de marzo de 1914, Los Ángeles, Cal.

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Capítulo 12

Regeneración vuelve a la lucha después de un largo silencio.

No había muerto; estaba amordazado por la miseria.

Brazos robustos de trabajadores hicieron pedazos esa mordaza.

Regeneración necesitaba una imprenta, y los trabajadores compraron una imprenta para Regeneración.

De los obscuros bolsillos de nuestros hermanos de miseria y de sufrimiento, salieron uno a uno el niquel, la peseta, el tostón, el peso, hasta lograr reunir la cantidad que se necesitaba para hacer el primer pago de la compra (1).

Esta onceava época del periódico Regeneración por desgracia se desarrollaría dentro de un marco de persecución.

Efectivamente, a tan sólo un mes de su reaparición, las autoridades norteamericanas preparaban un proceso en contra de sus editores.

En el número correspondiente al 13 de noviembre de 1915, sus editores alertaban:

Regeneración ha tenido siempre el privilegio de atraer la tempestad, como la cima atrae el rayo. Es que Regeneración es grande; Regeneración es una cima; Regeneración es una eminencia, desde cuya altura se dice la verdad.

Y eso es lo que duele: que se diga la verdad. La verdad bella, grande, dulce para el que sufre, es horrible, es amarga para el que oprime y engaña. De ahí que el pobre la ame, y el tirano la odie y le tema.

Regeneración ha dicho siempre la verdad. Por la verdad ha caído más de una vez arrollado por la tiranía, sus redactores encerrados en presidio, sus imprentas confiscadas, su domicilio violado, los archivos secuestrados.

Otra vez se anuncia la tempestad. Algo se fragua en la sombra contra el querido periódico en el cual vamos envejeciendo, por el cual sacrificamos los placeres de la juventud florida, al cual hemos ofrendado la única riqueza que puede poseer el pobre: la salud (2).

Con cada número que de Regeneración aparecía, más y más era notoria la importancia de sus editores en cuanto propagandistas anarquistas comunistas, insurreccionalistas y expropiadores en los Estados Unidos, concretamente en la región californiana.

Ciertamente, a medida que su influencia decrecía en territorio mexicano, considerablemente aumentaba en los Estados Unidos, sobre todo entre los sectores hispano parlantes radicados en California.

Así, aunque no haya sido la intención de sus editores, Regeneración se convertía en un coloso propagador del anarquismo en territorio norteamericano y, de entre sus editores, principalmente Ricardo Flores Magón devenía en importantísimo líder anarquista cuyos escritos eran respetados y admirados por los pobladores californianos.

Pero el ser anarquista durante aquellos años no era precisamente algo sencillo.

En efecto, sucedía que por una parte, en aquel año de 1915, las relaciones entre el gobierno norteamericano y el Jefe del Ejército Constitucionalista, señor Venustiano Carranza, se agriaron a raíz del ataque de las fuerzas comandadas por el General Francisco Villa, a la fronteriza población de Columbus; después vendría la conformación de la tristemente célebre expedición punitiva que generó un ambiente de franca hostilidad.

Por otra parte, en el continente europeo había estallado ya la Primera Guerra Mundial, y el gobierno americano sabía que tarde o temprano intervendría, directamente, en este conflicto, por lo que ya desde ese año de 1915, analizaba la manera de neutralizar la probable campaña antimilitarista que con toda seguridad desencadenarían los medios socialistas y anarquistas.

Tocole a Regeneración ser un periódico editado por mexicanos en los Estados Unidos, y por mexicanos decididamente partidarios del anarquismo, pero no de un anarquismo contemplativo o un anarquismo moderado, sino del intransigente y activo anarquismo comunista, insurreccional y expropiador.

Sus editores, percatándose de la situación que enfrentaban, escribieron:

La acusación contra Regeneración tiene que ser fundada en algún escrito de los que aparecieron en las ediciones correspondientes al mes de octubre, por lo que se ve en la circular del Inspector Cookson.

Se trata, por lo mismo, de violar en contra nuestra una de las garantías constitucionales: la de la libertad de escribir sobre cualquier materia, libertad que se concede y amplísima a todos los escritores: al socialista, al libre pensador, al republicano, al demócrata, al religioso al prohibicionista, a todos, menos al anarquista, con lo que se demuestra que las famosas libertades políticas, tanto en los Estados Unidos como en el resto de los países de la Tierra, son una farsa cuando se trata de demostrar con la verdad que el sistema que actualmente sufrimos los seres humanos es malo, y que es preciso derribarlo para echar los cimientos de uno nuevo que esté más de acuerdo con la libertad y la justicia.

Compañeros: se ve con claridad el propósito que se tiene de acabar con Regeneración, suprimiendo el periódico y arrojándonos al presidio. Es preciso defenderse de este asalto brutal a la libertad de pensamiento (3).

En efecto, tal y como ellos lo decían, en febrero de 1916, de nuevo la publicación de Regeneración es interrumpida al ser detenidos sus editores, terminando así su onceava época.


Notas

(1) La imprenta de Regeneración, en Regeneración, Nº 206 del 2 de octubre de 1915, Los Ángeles, Cal.

(2) Vientos de tempestad, en Regeneración, Nº 212 del 2 de octubre de 1915, Los Ángeles, Cal.

(3) Ibid.

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Capitulo 13

Una vez más tomamos posesión de nuestro puesto de combate, del que sólo puede arrancarnos la mano brutal de la tiranía.

Aquí estamos, resueltos, como siempre, a continuar librando, al lado de nuestros hermanos de clase, los combates del oprimido contra el opresor, del hambriento contra el harto, del pobre contra el rico.

(...)

Nos complacemos en hacer notar que debemos nuestra libertad a los esfuerzos de Emma Goldman y Alexander Berkman. Estos queridos camaradas no descansaron hasta que consiguieron fianzas para nosotros. Sin la actividad y la buena fe de Emma y Alexander ya estuviéramos vistiendo el traje rayado en el presidio de la Isla de McNeil.

Estando seriamente quebrantada nuestra salud, el presidio significaba nuestra muerte. Emma Goldman y Alexader Berkman nos han salvado de la muerte con su solidaridad (1).

Esta doceava época, iniciada en julio de 1916, se caracterizará por sintetizar el principio del fin de ese gran periódico.

Aislados, incluso en el seno mismo del movimiento anarquista internacional; manifestando grandes discrepancias con la opinión predominante en esos medios respecto del proceso revolucionario en México; libres bajo fianza con el riesgo de en cualquier momento ser detenidos y encarcelados; enfrentando una ya irremediable carencia de recursos económicos; vigilados y espiados constantemente por las autoridades norteamericanas, los editores de Regeneración se debatían en la agonía.

Sin embargo, de manera increíble no cejaban en proseguir con su actividad propagandística, y ello no obstante que Regeneración comenzaba a exhalar los estertores finales.

Ya no aparece semanalmente en forma regular, sale cada que sus editores consiguen los recursos necesarios para imprimirlo; su tiraje es reducido, apenas cinco mil ejemplares en esa época, y a sus editores les cuesta mucho esfuerzo el editarlos y distribuirlos.

Muchos, muchísimos de los paquetes que envían no llegan a sus destinatarios, se extravían; pocos, muy pocos son los que reclaman ante tal irregularidad, y son pocos los reclamantes porque la mayoría teme verse inmiscuida en interrogatorios o quizá hasta detenciones.

No todos los simpatizantes de la labor de Regeneración cuentan con el valor de sus editores.

Algunos, incluso, han dejado de enviar su aportación al periódico por un entendible miedo de meterse en problemas.

Pero sus editores no se amedrentan ante esa evidente adversidad, actúan como si nada estuviese pasando, su intransigencia revolucionaria se mantiene incólume.

Saben perfectamente que su vocero Regeneración, tarde o temprano naufragará ante la adversidad reinante, pero ello parece no importarles, parece tenerles sin cuidado.

Así, si bien no fue aquella doceava época la de mayor trascendencia del periódico, si fue la de mayor heroísmo, la de mayor entrega.

Para el año de 1917, el grupo editor de Regeneración se reducirá al retirarse Enrique Flores Magón de éste, y el periódico sufrirá mayor agonía aún.

En el mes de marzo del año de 1918 aparecería el último número de Regeneración.

En él, sus editores, dando una muestra de su indómito valor, incluyeron el Manifiesto de la Junta Organizadora del Partido Liberal Mexicano a los miembros del Partido, a los anarquistas de todo el mundo y a los trabajadores en general, dando con ello el motivo que las autoridades norteamericanas requerían para acabar de una vez por todas con el tan estorboso periódico.


Notas

(1) En nuestro puesto, en Regeneración del 8 de julio de 1916, Los Ángeles, Cal.

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Capítulo 14

Tengo el propósito de comenzar de nuevo la publicación de Regeneración en la ciudad de México, y necesito una imprenta. Tengo que publicar mis dramas y otras obras literarias, y un taller de imprenta es esencial.

(...)

Me molesta mucho tener que solicitar ayuda monetaria, pero no puedo encontrar otra manera de salvar los problemas que tengo enfrente. Bajo las condiciones en que nosotros los humanos vivimos ahora, se necesita el dinero para todo, tanto para el bien como para el mal (1).

Por desgracia, Ricardo Flores Magón, indiscutiblemente el alma del periódico Regeneración, jamás abandonaría los Estados Unidos, puesto que moriría en la prisión en el año de 1922, y por tal razón le resultó imposible llevar a cabo sus planes de editar nuevamente, en México, su querido y amado vocero.

Con la muerte de Ricardo Flores Magón, la posibilidad de continuación de una nueva época de ese periódico quedaba en manos, únicamente, de Librado Rivera, persona que contaba con la trayectoria y la calidad moral necesarias para aventurarse a hacerlo.

Pero él jamás editó Regeneración en tierras mexicanas, prefiriendo utilizar otros nombres para los periódicos que en México publicó.

¿La causa de ello? Tan sólo el profesor Librado Rivera podría contestarla, y nunca lo hizo.

Cuando Librado Rivera muere, no queda ya nadie, con la suficiente calidad moral, para volver a editarlo en cuanto vocero de la Junta Organizadora del Partido Liberal Mexicano.

Años más tarde el nombre de este periódico sería utilizado por diferentes individuos y agrupaciones. En algunos casos por el sentimiento que en los editores despertaba, y, en otros, por simple, llano y vulgar oportunismo.

En 1937 Regeneración aparece ligado nuevamente con el movimiento anarquista mexicano con el subtítulo Periódico Libertario, editado por Efrén Castrejón.

En 1941, en el Congreso Constituyente de la Federación Anarquista de México, se acuerda editar Regeneración como vocero de la naciente organización, y a principios de la década de 1980, con la virtual desaparición de esa organización (2), el periódico deja de aparecer. Hubo el intento de revivirle, pero hasta el momento ello no ha ocurrido.


Notas

(1) Carta de Ricardo Flores Magón, encarcelado en la prisión de Leavenworth, Kansas, a Gus Teltsch, del 7 de noviembre de 1921. En, Flores Magón, Ricardo, Epistolario Revolucionario e Intimo, México, Ediciones Antorcha, pág. 143.

(2) Señalo virtual desaparición porque no hubo un Congreso específico en el que se acordara la disolución de la Federación Anarquista de México.

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Bibliografía

Abad de Santillán, Diego, Ricardo Flores Magón, el apóstol de la revolución mexicana, México, Ediciones Antorcha.

Flores Magón, Ricardo, Epistolario revolucionario e íntimo, México, Ediciones Antorcha.

Flores Magón, Ricardo, ¿Para qué sirve la autoridad? y otros cuentos, México, Ediciones Antorcha, 5ª edición.

Flores Magón, Ricardo, Obras de teatro, México, Ediciones Antorcha, 3ª edición.

Flores Magón, Ricardo, Discursos, México, Ediciones Antorcha, 4ª edición.

López, Chantal y Cortés, Omar (Comp.) Flores Magón, Ricardo, Artículos políticos 1910, México, Ediciones Antorcha, 2ª edición.

López, Chantal y Cortés, Omar (Comp.), Flores Magón, Ricardo, Artículos políticos 1911, México, Ediciones Antorcha, 2ª edición.

López, Chantal y Cortés, Omar (Comp.), Flores Magón, Ricardo, El miedo del gobierno (Artículos políticos 1912), México, Ediciones Antorcha, 2ª edición.

López, Chantal y Cortés, Omar (Comp.), Flores Magón, Ricardo, Artículos políticos 1914, México, Ediciones Antorcha.

López, Chantal y Cortés, Omar (Comp.), Flores Magón, Ricardo, Carranza contra los trabajadores (Artículos políticos 1915), México, Ediciones Antorcha.

López, Chantal y Cortés, Omar (Comp.), Flores Magón, Ricardo, 1914: La intervención americana en México, México, Ediciones Antorcha, 2ª edición.

López, Chantal y Cortés, Omar (Comp.), Flores Magón, Ricardo, La primera guerra mundial y la revolución rusa, México, Ediciones Antorcha.

López, Chantal y Cortés, Omar (Comp.), Flores Magón, Ricardo, En defensa de la revolución, México, Ediciones Antorcha.

López, Chantal y Cortés, Omar (Comp.), Flores Magón, Enrique, Frente al enemigo, México, Ediciones Antorcha.

López, Chantal y Cortés, Omar (Comp.), Flores Magón, Enrique, En pos de la libertad, México, Ediciones Antorcha.

López, Chantal y Cortés, Omar (Comp.), Guerrero, Práxedis, Artículos de combate, México, Ediciones Antorcha, 2ª edición.

López, Chantal y Cortés, Omar (Comp.), Rivera, Librado, ¡Viva tierra y libertad!", México, Ediciones Antorcha.

López, Chantal y Cortés, Omar (Comp.), El programa del Partido Liberal Mexicano de 1906 y sus antecedentes, México, Ediciones Antorcha.

López, Chantal y Cortés, Omar (Comp.), El Partido Liberal Mexicano (1906 – 1908), México, Ediciones Antorcha.

López, Chantal y Cortés, Omar, El eslabón, México, Ediciones Antorcha, 1998.

López, Chantal y Cortés, Omar, El hombre de la selva, México, Ediciones Antorcha, 1998.

López, Chantal y Cortés, Omar (Comp.), Madero y los partidos Antirreeleccionista y Constitucional Progresista/u>, México, Ediciones Antorcha.

Regeneración, (México, (1900 – 1901), (San Antonio, Tex., 1904), (Saint Louis, Mo., 1905 – 1906), Los Ángeles, Cal., 1910 – 1918).

Regeneración, Semanario liberal, (México, 1911).

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