Índice de Historia de una infamia. Documentos referentes a la Junta de Notables de 1863, compilación de Chantal López y Omar Cortés Junta preparatoria de la Asamblea de Notables Sesión del día 10 de julio de 1863 Biblioteca Virtual Antorcha

HISTORIA DE UNA INFAMIA

Documentos referentes a la Junta de Notables de 1863

Sesión del día 8 de julio de 1863


Presidencia del señor Lares.

En la ciudad de México, a ocho de julio de mil ochocientos sesenta y tres, reunidos en el salón destinado para sus sesiones las personas que forman la Asamblea de Notables, se presentaron los miembros del Supremo Poder Ejecutivo, acompañados de la Comisión de la propia Asamblea, del Excmo. Sr. General Forey, Senador y Comandante en Jefe del Ejército Expedicionario y de S. E. el señor Ministro Plenipotenciario de S. M. el Emperador de los franceses, conde Dubois de Saligny. Habiendo tomado asiento bajo el dosel los individuos del mismo Poder Ejecutivo con el Excmo. señor presidente de la Asamblea, el Excmo. Sr. General Almonte pronunció el discurso que sigue:

Señores:

En el corto período de nuestra existencia política, se han reunido con frecuencia en este mismo lugar, diferentes asambleas, buscando siempre un código fundamental, que siendo la genuina expresión de las necesidades sociales y de los votos del pueblo, pudiese servir de fundamento de la paz y de fecundo principio al desarrollo de los bienes morales y materiales a que aspiran las naciones civilizadas.

Múltiples y opuestas leyes constitucionales han sido promulgadas y los bienes que de todas ellas sé esperaban y nos prometían se han tornado en males, que con el transcurso del tiempo han sido más acerbos y más profundos.

Los errores que en las ciencias políticas y sociales engendran las desgracias de las naciones, y las ciegas pasiones de los partidos que consuman su ruina, han sido sin duda las causas de que, buscando constituciones, hayamos caminado de abismo en abismo hasta llegar al borde de una completa disolución social.

Vosotros, señores, sois llamados para que salvéis a la patria de este supremo mal, y para que decidáis definitivamente de sus destinos.

Tan ardua como es vuestra misión, será grande la gloria que os resulte si la cumplís satisfactoriamente. El universo entero, está atento a vuestras solemnes deliberaciones; y la nación abrumada con tantas vicisitudes, y fatigada con tan duros y prolongados padecimientos, vuelve a vosotros los ojos, alentando la esperanza de que la salvéis del naufragio. ¡Grata y fundada esperanza! Jamás se había visto entre nosotros una Asamblea tan numerosa en que estuviesen mejor representados los intereses sociales, y donde las ciencias y las artes, la magistratura y la administración, la agricultura y la industria, la minería y el comercio, el clero y el ejército, tuvieran más dignos y eminentes intérpretes; ni nunca se había contado con que la voluntad nacional, expresada por vuestros votos, después que vuestra sabiduría, de acuerdo con la experiencia, haya determinado la forma de gobierno, fuera superada y sostenida por la primera nación del globo, cuyo poder sólo puede c0mpararse cdn su propia magnanimidad.

La cuantía de la obra que váis a desempeñar, mejor que por la palabra, se pinta al natural y al alcance de nuestra vista, en ese gran cuadro de desolación que ofrece todo nuestro territorio donde se ven hacinados, entre ríos de sangre, montones de ruinas y escombros; donde todo es caos en el que se agitan en confuso tropel, legislación y administración, principios e intereses, y donde están en pugna las pasiones y la sociedad entera. A vosotros toca reconstruir este edificio derrumbado, echando los fundamentos de un orden nuevo, en el que se concilien la autoridad con la libertad, y la prosperidad con la justicia, para que disfrutemos de paz y unión y entremos al camino de la verdadera gloria.

El Excmo. señor Presidente de la Asamblea de Notables, doctor D. Teodosio Lares, contestó en los términos siguientes:

Excmos. Señores:

Señalado estaba en los eternos decretos de la Providencia, el día en que, abandonado nuestros malos hábitos, y sobreponiéndonos a los miserables intereses de partido, se resolviese por fin la gravísima cuestión de las instituciones políticas, que han de fijar para siempre los futuros destinos de nuestra patria. Y este día esperado cón tanta ansia y buscado con tanto afán, aparece hoy radiante, tras la prolongada noche de sangrientas disensiones, horribles estragos y espantosos infortunios.

Los atentados funestos de la ambición, que el plan de Independencia, proclamado en Iguala, quiso precaver, designando la dinastía europea que debía reinar en México, han sido atrozmente consumados en el transcurso de nuestra trabajosa existencia social. Ni el lustre, ni el prestigio, ni el mérito incomparable del preclaro libertador de México pudieron dar valía, ni subsistencia al artículo 3° de los Tratados de Córdoba que modificaron el Plan de Iguala; y el famoso decreto de 19 de mayo de 1822, que intentó crear una dinastía mexicana, fue borrado para siempre con la ilustre sangre del que había sido elector Emperador.

Desde, aquel funesto suceso, una serie de errores y desgracias forma la historia de nuestras vicisitudes políticas:

Seis veces asambleas elegidas en diversas formas, se han reunido aquí, en busca de una nueva senda, olvidando la trazada por los padres de la Independencia, y otras tantas no han hecho otra cosa que caminar extraviadas de precipicio en precipicio, hasta llegar, después de siete Constituciones, actas, bases o estatutos orgánicos, al profundo abismo que abrió la octava Constitución del 1857.

Aleccionadas con tan costosa experiencia las personas llamadas a formar esta Asamblea General, en la que las clases y los intereses todos de la sociedad se hallan representados, despreciando vanos temores y haciéndose superiores a debilidades funestas, poniendo su confianZa en Dios y bajo la protección magnánima y generosa de la Francia, deliberarán libre y concienzudamente acerca de las instituciones políticas que sean más convenientes a la naturaleza peculiar de nuestra sociedad y a sus exigencias especiales, y fijarán para de una vez, la forma de gobierno que reviviendo el principio de autoridad, restituya el lustre a la religión, a las leyes el vigor, la unidad a la administración, la confianza a las familias, la paz y el orden a la sociedad, cierre la puerta la ambición, ponga término a las revoluciones, y asegure al presente y para lo futuro la Independencia y felicidad de la nación.

Hecha la solemne declaración de quedar instalada la Asamblea, se levantó la sesión pública para entrar en secreta, en cumplimiento d€ la ley.

Se dio cuenta del acta de la Junta Preparatoria celebrada el día anterior, y sin discusión fue aprobada. En seguida, la secretaría dio lectura a los siguientes oficios de renuncia.

Excmos. Señores:

El estado de mi salud, notablemente quebrantada, y la necesidad de permanecer al lado de un hermano querido, durante la enfermedad dolorosa que sufre y que no deja esperanza ninguna de restablecimiento, me impiden ocuparme en el examen de la importante cuestión para que está convocada la Asamblea de Notables, y de tomar parte en sus deliberaciones.

Tengan VV.EE. la bondad de manifestarlo así a la Junta Superior de Gobierno, dándole las gracias por el nombramiento que se sirven comunicarme en su oficio de 1° del corriente, recibido ayer, y aceptando para sí las seguridades de mi respetuosa consideración y particular aprecio.

México, julio 3 de 1863.
Luis G. Cuevas.



Excmos. señores secretarios de la Junta Superior de Gobierno.

Habiendo recibido hoy de esa Junta Superior de Gobierno, una comunicación fecha 1° del presente, en que nombrándome José Morales, me participa que, en ejecución de la facultad que le concede el decreto de 16 del pasado, ha nombrádome miembro de la Asamblea de Notables; por la variación del nombre hubiera yo estado seguro de no ser para mí dicha comunicación, a no haber sido porque algunas personas miembros de la misma Asamblea me han dicho ser yo el nombrado; y en este concepto voy a contestar.

Que agradeciendo cuanto es debido el honor que me han hecho las personas que han sufragado por mí, nombrándome miembro de la Asamblea de Notables, no puedo menos que confesar que soy inmerecedor de este título.

De edad de diez años fui dedicado a trabajar en mostrador, y sólo ésta ha sido mi única instrucción y ocupación hasta hoy, trabajando constantemente en comercio pasivo.He visto siempre ajeno de mi persona ocupar un puesto público, porque carezco de instrucción en negocios políticos; y mi conciencia me dice que cometería una grave falta si me pusiera a ejercer lo que no entiendo.

Por lo expuesto, suplico a la Junta Superior que sin que en general ni en particular de cada una de las personas que la componen desmerezca yo el título de hombre de bien, que es el que deseo, viviendo tranquilo en el hogar doméstico, me dé por excusado del cargo para que me nombró.

México, julio 3,de 1863.
Ignacio Morales.



Sres. secretarios de la Junta Superior de Gobierno, D. Alejandro Arango y Escandón y D. José María Andrade.

Tengo el honor de contestar a VV.SS. su comunicación de 1° del corriente, suplicándoles que se sirvan impetrar de la Junta Superior de Gobierno, se digne darme por excusado de concurrir a las sesiones de la Asamblea de Notables.

Habiendo yo renunciado desde hace tiempo a tomar parte en el curso de los sucesos políticos, por libertarme de la inmensa responsabilidad que gravita sobre los directores de la cosa pública, faltaría a mi propóSito casi al tocar ya al término de mi carrera, si admitiese hoy la carga de resolver la cuestión gravísima que la Asamblea tiene necesidad de decidir dentro de breves días.

De la justificación de esa respetable Junta espero que no me sea imputada esta resolución a un egoísmo culpable, cuando por otra parte se me ha visto estar procurando desempeñar con la mejor voluntad, comisiones y cargos gratuitos que casi nunca me han faltado, y aunque de un orden diferente del de la política, de que una vez me separé para siempre.

Sírvanse VV.SS. admitir y ofrecer mi gratitud a la Junta Superior de Gobierno, de que son dignos miembros, y además las consideraciones de mi estimación y respeto.

México, julio 5 de 1863.
J. Urbano Fonseca.



Sres. secretarios de la Junta Superior de Gobierno, D. Alejandro Arango y Escandón y D. José María Andrade.

He tenido la honra de recibir el oficio que con fecha 1° del 'actual se han servido VV.SS. dirigirme participándome haber sido nombrado por la Junta Superior de Gobierno, miembro de la Asamblea de Notables; y el que la primera reunión se verificará el día 8 del actual en el salón de sesiones de la Cámara de Diputados.

Mas como la enfermedad que me agobia no me permite esforzar mi atención ni aún para los negocios familiares, me veo en la precisión de renunciar el mencionado nombramiento, suplicando a VV.SS. se sirvan dar cuenta a la Junta con mi renuncia que no reconoce otra causa que la positiva y física imposibilidad para desempeñar un cargo, que por otra parte no me considero con la capacidad necesaria, agradeciendo, como debo, la honra que se me ha dispensado.

Lo que digo a VV.SS. en contestación a el ya referido oficio.

San Angel, julio 6 de 1863.
José María Olloqui.



Señores secretarios de la Junta Superior de Gobierno.

Resuelto desde mi juventud a servir a mi patria en cuanto pudiera en el orden científico, no he rehusado jamás nombramiento, ni comisión alguna en este sentido, excusándome, por el contrario, de todo cargo público, aún de los municipales, para los que no he creído, ni creo tener la vocación e inteligencia indispensables para cumplir debidamente: he aquí por qué no se me ha visto figurar en los opuestos e innumerables cambios que por desgracia ha sufrido México.

La Asamblea de Notables tiene hoy que decidir gravísimas cuestiones, que no son de mi limitada esfera científica, porque extraño siempre a la política y sin los conocimientos indispensables para juzgar con claridad, no debo admitir un nombramiento que comprometería mi conciencia y que destruiría en un solo día, la fundada resolución de más de treinta años.

Yo descanso tranquilo en la creencia de que no se tendrán estas razones como una egoísta e impertinente excusa, supuesto que todas y cada una de las personas que me honraron con su voto lo están igualmente de la verdad en que me fundo.

Sírvanse VV.SS. poner esta contestación en conocimiento de la Junta, así como admitir mi particular aprecio y consideración.

México, julio 6 de 1863.
L. Río de la Loza.



Sres. secretarios de la Junta Superior de Gobierno, Lic. D. Alejandro Arango y D. José María Andrade.

Presumo que la Junta Superior de Gobierno no tuvo presente, al nombrarme miembro de la Asamblea de Notables, que he desempeñado los encargos de Conservador del Museo y Director de la BiBlioteca Nacional, el uno revalidado y el otro conferido por el Gobierno Federal, y que los conservo con el orden de entregar estos establecimientos a quien corrresponde.

El recto buen sentido de VV.SS. comprenderá que tal circunstancia bastaría por sí sola para excusarme de aceptar el nombramiento que me comunican en su oficio del 1° del corriente, prescindiendo de las otras consideraciones que de largos años atrás, me han alejado del terreno de la política.

Dios y Libertad.
México, julio 6 de 1863.
José F. Ramírez.



Señores secretarios de la Junta Superior de Gobierno.

En 3 del mes presente, aunque con fecha del día 1° recibí la comunicación en que se me nompra miembro de la Asamblea de Notables, con arreglo a lo dispuesto el 16 del próximo pasado junio.

Sin ninguna de las malas pasiones que pueda traer consigo la diversa manera de juzgar de los negocios públicos, por la posición que antes guardé, no debo aceptar el cargo que me confiere: apelo a la honradez y a la caballerosidad, que me son notorias, de los señores que suscriben la nota a que contesto, para el juicio que formen las indicaciones asentadas.

México, julio 6 de 1863.
Manuel Orozco y Berra.



Señores secretarios de la Junta Superior de Gobierno.

Por un sentimiento de dignidad y decoro que seguramente los señores de la Junta Superior de Gobierno sabrán apreciar, me abstengo de tomar parte en las graves deliberaciones de que debe ocuparse la Asamblea de Notables recientemente convocada por bondad nacional.

México, julio 7 de 1863.
Agustín de Iturbide.



Señores secretarios de la Asamblea de Notables.

He tenido el honor de recibir el oficio de Vdes. de 1° del corriente, diciéndome que la Junta Superior de Gobierno tuvo la bondad de honrarme con el nombramiento de miembro de la Asamblea de Notables, que debe reunirse el 8 del corriente.

Hace muchos meses que tengo mi salud muy delicada, en disposición que me impide atender mis negocios, y esto me pone en la necesidad de renunciar tan honroso encargo, y suplico a VV.SS. se sirvan hacerlo presente a la Junta Superior de Gobierno, asegurándole al mismo tiempo mi profundo respeto y consideración.

México, julio 7 de 1863.
A. Echeverría.



Sres. Alejandro Arango y Escandón y D. José María Andrade, secretarios de la Junta Superior de Gobierno.

He tenido el honor de recibir el oficio de Vdes. de 1° del corriente, participándome que la Junta Superior de Gobierno, me ha honrado nombráñdome miembro de la Asamblea de Notables, que debe reunirse el 8 del actual.

Con toda puntualidad concurriría a tan distinguido llamamiento, si una pertinaz descomposición de estómago, de que estoy adoleciendo hace cerca de cuatro meses, no me obligase a mantenerme dentro de casa constantemente, por efecto inevitable de la misma enfermedad.

Me veo, por tanto, en la necesidad de renunciar tan honroso encargo, suplicando a Vdes. se sirvan hacerlo así presente a la Junta Superior de Gobierno, asegurándole al mismo tiempo mi profundo respeto y consideración.

México, julio 7 de 1863.
R. de Villa y Cosío.



Sres. D. Alejandro Arango y Escandón y D. José María Andrade, secretarios de la Junta Superior de Gobierno.

Se leyeron después tres comunicaciones del señor Subsecretario de Gobernación, dos de 29 del próximo pasado y la otra de 8 del actual.

Dícese en la primerá, que el Supremo Poder Ejecutivo ha tenido a bien resolver que en las deliberaciones de la Junta Superior de Gobierno y cuando con todos sus miembros ejerza sus funciones privativas, se rija por el último reglamento expedido en 1858 para el Consejo de Gobierno; y cuando se halle reunida la Asamblea de Notables, se observe el más antiguo que rigió en la Cámara de Diputados.

En la segunda comunicación se declara que, en la traducción del decreto de 16 de junio próximo anterior, aparece una grave equivocación en el artículo 15, pues que se toma la palabra tours (escrutinio) por la palabra jours (días), debiendo por tanto traducirse después de tres escrutinios o votaciones, en lugar de después de tres días de escrutinio.

La última de las comunicaciones referidas, contiene una resolución del Supremo Poder Ejecutivo, facultando al Presidente de la Asamblea de Notables para nombrar una comisión de cinco individuos, que abra dictamen sobre el grave asunto para que ha sido convocada dicha Asamblea y para nombrar también las demás comisiones que se ofrezcan.

En ejercicio de esa facultad, y para los efectos que ella expresa, el señor Presidente de la Asamblea nombró en comisión a los Sres. Agilar D. Ignacio, Velázquez de León, Orozco, Marín D. Teófilo y general D. Santiago Blanco.

El Sr. Sollano hizo moción para que la Asamblea suplicase al señor gobernador de la Sagrada Mitra, ordenara tres días de rogativas en las Iglesias de la Capital; de los cuales sería el primero dedicado al Espíritu Santo, el segundo a la Santísima Virgen María, y el tercero al Arcángel San Miguel, como patrono de la República Mexicana.

Aprobada esta moción por unanimidad, el Sr. Gárate manifestó estar de todo punto conforme con la indicación y súplica de la Asamblea y que procedería desde luego a dictar las disposiciones respectivas.

El señor Presidente señaló el viernes 10 del actual, a las doce, para sesión ordinaria, previniendo se participase esto por medio de un oficio excitatorio a las personas que faltaron a la sesión presente sin motivo conocido. Con lo que concluyó esta misma sesión, a que no asistieron, por haber renunciado, los Sres. Cuevas D. Luis, Echeverría, Fonseca, Iturbide, Morales, Olloquio, Orozco y Berra, Ramírez D. José Fernando, Río de la Loza, y Villa y Cosío; por ocupación el Sr. Cueva D. Ramón; el Sr. Sota Riva por hallarse empleado en el servicio público fuera de la Capital; por enfermedad, los Sres. Adalid, Flores Alatorre D. Agustín, García D. Juan, Mier y Terán, Ortigosa, Rosales D. ManUel y Sardaneta D. José María; y sin previo aviso, los Sres. Escudero y Echánove, Rebromar, Riva Palacio y Yáñez.

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