Índice de Historia de los indios de la Nueva España de Fray Toribio de BenaventeTratado Tercero - Capítulo XVITratado Tercero - Capítulo XVIIIBiblioteca Virtual Antorcha

TRATADO TERCERO



CAPITULO XVII


420 De cómo y por quién se fundó la ciudad de los Angeles y de sus calidades.

421 La ciudad de los Angeles que es en esta Nueva España en la provincia de (Tlaxcala?), fue edificada por parecer y mandamiento de los señores presidente y oidores de la Audiencia Real que en ella reside, siendo presidente el señor obispo don Sebastián Ramírez de Fuenleal, y oidores el licenciado Juan de Salmerón, y el licenciado Alonso Maldonado, el licenciado Ceinos, y el licenciado Quiroga. Edificóse este pueblo a instancia de los frailes menores, los cuales suplicaron a estos señores que hiciesen un pueblo de españoles, y que fuese gente que se diese a labrar los campos y a cultivar la tierra a el modo y manera de España porque la tierra había muy grande disposición y aparejo; y no que todos estuviesen esperando repartimiento de indios; y que se comenzarían pueblos en los cuales se recogerían muchos cristianos que al presente andaban ociosos y vagabundos; y que también los indios tomarían ejemplo y aprenderían a labrar y cultivar a el modo de España; y que teniendo los españoles heredades y en qué se ocupar, perderían la voluntad y gana que tenían de se volver a sus tierras, y cobrarían amor con la tierra en que se viesen con haciendas y granjerías; y que juntamente con esto haciendo este principio, sucederían otros muchos bienes, y en fin, tanto lo trabajaron y procuraron, que la ciudad se comenzó a edificar en el año de 1530, en las ochavas de pascua de flores, a diez y seis días del mes de abril, día de Santo Toribio, obispo de Astorga, que edificó la iglesia de San Salvador de Oviedo, en la cual puso muchas reliquias que él mismo trajo de Jerusalén. Ese día vinieron los que habían de ser nuevos habitadores, y por mandado de la Audiencia Real fueron aquel día ayuntados muchos indios de las provincias y pueblos comarcanos, que todos vinieron de buena gana para dar ayuda a los cristianos, lo cual fue cosa muy de ver, porque los de un pueblo tenían todos juntos por su camino con toda su gente, cargada de los materiales que eran menester, para luego hacer sus casas de paja. Vinieron de Tlaxcala sobre siete u ocho mil indios, y poco menos de Huexuzinco y Calpa y Tepeaca y Cholola. Traían algunas latas y ataduras y cordeles, y mucha paja de casas; y el monte que no está muy lejos para cortar madera. Entraban los indios cantando con sus banderas y tañendo campanillas y atabales, y otros con danzas de muchachos y con muchos bailes. Luego este día, dicha la misa que fue la primera que allí se dijo, ya traían hecha y sacada la traza del pueblo, por un cantero que allí se halló; y luego sin mucho tardar los indios alimpiaron el sitio, y echados los cordeles repartieron luego al presente hasta cuarenta suelos a cuarenta pobladores, y porque me hallé presente digo que no fueron más a mi parecer los que comenzaron a poblar la ciudad.

422 Luego aquel día comenzaron los indios a levantar casas para todos los moradores con quien se habían señalado los suelos, y diéronse tanta prisa que las acabaron en aquella misma semana; y no eran tan pobres casas que no tenían bastante aposentos. Era esto en principio de las aguas, y llovió mucho aquel año; y (como) el pueblo aún no estaba sentado ni pisado, ni dada las corrientes que convenía, andaba el agua por todas las casas, de manera que había muchos que burlaban del sitio y de la población, la cual está asentada encima de un arenal seco, y a poco más de un palmo tiene un barro fuerte y luego está la tosca. Ahora ya después que por sus calles dieron corrientes y pasada a el agua, corre de manera que aunque llueva grandes turbiones y golpes de agua, todo pasa, y desde a dos horas queda toda la ciudad tan limpia como una Génova. Después estuvo esta ciudad tan desfavorecida, que estuvo para despoblarse, y ahora ha vuelto en sí y es la mejor ciudad que hay en toda la Nueva España después de México; porque informado su majestad de sus calidades, le ha dado privilegios reales.

423 El asiento de la ciudad es muy bueno y la comarca la mejor de toda la Nueva España, porque tienen a la parte del norte a cinco leguas la ciudad de Tlaxcala; tiene al poniente a Huexzinco a otras cinco leguas; a el oriente tiene a Tepeaca a cinco leguas; a mediodía, (que) es tierra caliente, están Yzuca y Cuauquechula a siete leguas; tiene a dos leguas a Cholola, Totomiaucan, Calpa está a cinco leguas; todo estos son pueblos grandes. Tiene el puerto de la Veracruz al oriente a cuarenta leguas; México a veinte leguas. Va el camino del puerto a México por medio de esta ciudad; y cuando las recuas van cargadas a México, como es el paso por aquí, los vecinos se proveen y compran todo lo que han de menester en mejor precio que los de México; y cuando las recuas son de vuelta cargan de harina, y tocino, y bizcocho, para matalotaje de las naos; por lo cual esta ciudad se espera que irá aumentándose y ennobleciéndose.

424 Tiene esta ciudad una de las buenas montañas que tiene ciudad en el mundo, porque comienza a una legua del pueblo, y va por partes cinco y seis leguas de muy grandes pinares y encinares, y entra esta montaña por una parte a tres leguas aquella sierra de San Bartolomé que es de Tlaxcala. Todas estas montañas son de muy gentiles pastos, porque en esta tierra aunque los pinares sean arenosos, están siempre llenos de muy buena yerba, lo cual no se sabe que haya en otra parte en toda Europa. Demás de esta montaña tiene otras muchas dehesas y pastos, adonde los vecinos traen mucho ganado ovejuno y vacuno, y yeguas. Hay mucha abundancia de aguas, así de ríos como de fuentes. Junto a las casas va un arroyo en el cual están ya hechas tres paradas de molinos, de a cada dos ruedas; llevan agua de pie que anda por toda la ciudad. A media legua pasa un gran río, que siempre se pasa por puentes; este río se hace de dos brazos, el uno viene de Tlaxcala, y el otro desciende de las sierras de Huejuzinco. Dejo de decir de otras aguas de fuentes y arroyos que hay en los términos de esta ciudad, por decir de muchas fuentes que están junto o cuasi dentro de la ciudad, y éstas son de dos calidades. Las más cercanas a las casas son de agua algo gruesa y salobre, y por esto no se tienen en tanto como las otras fuentes, que están de la otra parte del arroyo de los molinos, adonde ahora está el monasterio de San Francisco. Estas son muy excelentes fuentes, y de muy delgada y sana agua, son ocho o nueve fuentes: algunas de ellas tienen dos o tres brazadas de agua. Una de estas fuentes nace en la huerta del monasterio de San Francisco; de éstas bebe toda la ciudad por ser el agua tan buena y tan delgada. La causa de ser mala el agua que nace junto a la ciudad es porque va por mineros de piedra de sal, y estotras todas van y pasan por vena y mineros de muy hermosa piedra, y de muy hermosos sillares como luego se dirá.

425 Tiene esta ciudad muy ricas pedreras o canteras, y tan cerca, que a menos de un tiro de ballesta se saca cuanta piedra quisieren, así para labrar como para hacer cal; y es tan buena de quebrar por ser blanda, que aunque los más de los vecinos la sacan con barras de hierro y almadana, los pobres la sacan con palancas de palo, y dando una piedra con otra quiebran toda la que han menester. Están estas pedreras debajo de tierra a la rodilla y a medio estado, y por estar debajo de tierra es blanda; porque puesta a el sol y aire se endurece y hace muy fuerte; y en algunas parte que (hay) alguna de esta piedra fuera de las tierras, es tan dura, que no curan de ella por ser tan trabajosa de quebrar, y lo que está debajo de la tierra, aunque sea de la misma pieza es tan blanda como he dicho. Esta piedra que los españoles sacan es extremada de buena para hacer paredes, porque la sacan del tamaño que quieren, y es algo delgada y ancha para trabar la obra, y es llena de ojos para recibir la mezcla; y como esta tierra es seca y cálida hácese una argamasa muy recia, y sácase más de esta piedra en un año que se saca en España en cinco. La que sale piedra menuda y todo el ripio de lo que se labra guardan para hacer cal, la cual sale muy buena, y se hace mucha de ella, porque tienen los hornos juntos adonde sacan la piedra, y los montes muy cerca, y el agua que no falta; y lo que es más notar es que tiene esta ciudad una pedrera de piedra blanca de buen grano, y mientras más van descopetando a estado y medio y a dos estados, es muy mejor. De ésta labran pilares y portadas y ventanas, muy buenas y galanas. Esta cantera está de la otra parte del arroyo, en un cerro, a un tiro de ballesta del monasterio de San Francisco, y a dos tiros de ballesta de la ciudad. En el mismo cerro hay otro venero de piedra más recia, de la cual los indios sacan piedras para moler su centli o maíz; yo creo que también se sacarán buenas piedras para ruedas de molino.

426 Después de esto escrito se descubrió un venero de piedra colorada de muy lindo grano y muy hermosa; está (a) una legua de la ciudad. Sácanse ya también junto a la ciudad muy buenas ruedas de molino; las paradas de molinos que tienen son cuatro de cada dos ruedas cada una.

427 Hay en esta ciudad muy buena tierra para hacer adobes, ladrillo y teja; aunque teja se ha hecho poca, porque todas las casas que se hacen las hacen con terrados. Tienen muy buena tierra para tapias y así hay muchas heredades tapiadas y cercadas de tapia; y aunque en esta ciudad no ha habido muchos repartimientos de indios por el gran aparejo que en ella hay, están repartidos más de doscientos suelos bien cumplidos y grandes, y ya están muchas casas hechas, y calles muy largas y derechas, y muy hermosas delanteras de casas; y hay disposición y suelo para hacer una muy buena y gran ciudad, y según sus calidades y trato y contratación, yo creo que tiene de ser antes de mucho tiempo muy populosa y estimada.

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