Índice de La primera guerra mundial y la revolución rusa de Ricardo Flores Magón. Recopilación de textos: Chantal López y Omar CortésArtículo anteriorSiguiente artículoBiblioteca Virtual Antorcha

LA GRAN GUERRA EUROPEA Y LA LIBERTAD DE LOS TRABAJADORES DE TODO EL MUNDO

Europa es un volcán. La catástrofe prevista desde hace muchos años se presenta al fin, formidable, arrasadora, imponente. El clarín llama a la guerra desde los Urales a los Pirineos, desde el Mar Negro hasta el Paso de Calais.

Lo inevitable tenía que suceder: la gran conflagración europea que tendrá como inmediato resultado la conflagración del mundo entero, y como consecuencia final la insurrección de los esclavos de todos los países contra sus verdugos, la demolición del sistema capitalista y la libertad de todos los que por siglos y siglos han sido el juguete de los gobiernos y los políticos, de los sacerdotes y de los ricos.

Detrás de esta catástrofe, la libertad sonríe. De entre el fuego y el humo y los escombros y la sangre, surgirá bellísima la nueva construcción social basada en la libertad del ser humano. ¡Que sea!

La chispa

Ha bastado una chispa para que el incendio se iniciara. El archiduque Fernando de Austria, heredero de la corona del imperio austro-húngaro, y su mujer la duquesa de Hohenberg, recibieron la muerte de manos de un justiciero en las calles de Sarajevo, capital de Bosnia, provincia que Austria se había anexado. El justiciero es natural de Servia y contra Servia declaró la guerra Austria, no tanto para vengar la muerte de los dos parásitos, como para apoderarse de la pequeña nación y entregar a sus habitantes a la voracidad de la burguesía del imperio. El territorio servio fue invadido por las fuerzas austriacas, las que tomaron Belgrado, capital del reino de Servia.

Rusia moviliza sus fuerzas

Esta agresión fue resentida por Rusia que considera a Servia como protegida suya, y la guerra entre ella y Austria fue declarada, movilizando Rusia un ejército de millón y medio de hombres sobre las fronteras de Alemania y de Austria, pues en virtud de la alianza que existe entre Italia, Austria y Alemania, Rusia comprendió que Alemania tenía que resentir cualquier movimiento que se hiciera contra su aliada. Como resultado de la movilización de las fuerzas rusas, Alemania declaró la guerra a Rusia.

Francia envuelta

El conflicto no podía quedar limitado a Austria, Rusia y Alemania, porque así como existe una alianza entre Alemania, Italia y Austria, la hay también entre Inglaterra, Francia y Rusia. Como resultado de esas alianzas, Francia y Alemania se encuentran también en guerra, y tanto Inglaterra como Italia se verán envueltas en la lucha dentro de pocos días a pesar de sus esfuerzos por permanecer neutrales.

Violación de la neutralidad

Se encuentran en Europa pequeños Estados como Holanda, Bélgica, Suiza, el ducado de Luxemburgo y otros que, por acuerdo entre las principales potencias, sus territorios deberían ser considerados como neutrales, no teniendo derecho a invadirlo ninguna de ellas. Sin embargo, el ducado de Luxemburgo y Holanda han sido invadidos por las fuerzas alemanas que están en camino de la frontera de Francia, y Bélgica está amenazada de ser invadida también por ellas, pues a un ultimátum que Alemania le lanzó para que permitiera el paso por su territorio de fuerzas de esa nación, Bélgica contestó negando el permiso. Esta violación del convenio sobre la neutralidad de los pequeños Estados europeos, por parte de Alemania, precipitará la acción de Inglaterra en contra de ella.

Los pequeños Estados

Holanda, resentida por la invasión de su territorio por las fuerzas alemanas, va a romper los diques para que se inunde el territorio y sea imposible el tránsito de ningun ejército por él. Bélgica ha hecho un llamamiento a las armas para defender su territorio. Suiza, en previsión de futuras contingencias está sobre las armas. Montenegro ha hecho lo mismo que Suiza y el resultado de todo esto es la actitud guerrera de los ejércitos de Europa que en pocos días se encontrarán mezclados en una guerra en la que tomarán parte más de veinte millones de soldados.

La actitud del Japón

El poderoso imperio del Japón tiene celebrado con Inglaterra un tratado por el cual el Japón resentirá como una ofensa hecha a él cualquier acto hostil de alguna nación contra su aliada en el Oriente, y como lo probable es que algunas de las posesiones de Inglaterra en Asia, o algunos de los barcos de la misma nación en aguas de la India o de China sean atacados, el Japón se lanzará a la guerra también contra las naciones enemigas de Inglaterra, lo que aumentará el radio de la contienda.

Los Estados Unidos

¿Se salvará esta nación de la guerra universal? No parece que así sea, a no ser que permita que los puertos de Cuba, Puerto Rico, Santo Domingo, Haití, Filipinas y Hawaii sean usados a su antojo por los barcos de guerra de las naciones beligerantes, y que alguna de esas naciones se apodere del Canal de Panamá por razones de estrategia. Los Estados Unidos hacen esfuerzos por verse fuera del embrollo mundial; pero su posición ante las demás naciones del mundo, posición debida a la ambición de su orgullosa burguesía, ponen a esta nación en una situación de la cual no puede salir airosa. O se humillan los Estados Unidos o toman participación en la gran guerra.

Los primeros combates

Alemania ha capturado algunas ciudades de la Polonia rusa y un número de pueblos de la frontera francesa, lo que ha encendido el sentimiento patriótico de los franceses y de los rusos hasta la locura. Un fanático patriota asesinó en París al jefe de los socialistas franceses, Juan Jaurés, alegando que cumplía con un deber el quitar la vida a un hombre que había luchado contra el servicio militar obligatorio.

El mundo obrero

En Viena, San Petersburgo, Berlín, Bruselas, Roma, Londres, París y muchas otras ciudades de Europa, los anarquistas, socialistas, sindicalistas y obreros de las uniones están agitando la opinión en contra de la guerra; en Alemania e Inglaterra se amenaza con la huelga general; pero el delirio patriótico se ha apoderado de las masas, las pobres masas atávicas y estúpidas, las masas degradadas en las escuelas de la burguesía, y los razonamientos de los buenos que protestan contra las matanzas de los pueblos por las ambiciones, de la burguesía y de los políticos, mueren ahogados en un diluvio de banderas nacionales, cantos patrióticos y gritos salvajes de hombres de una raza contra los hombres de otra. Sin embargo, si los obreros radicales redoblan sus esfuerzos; si no se desaniman ante la actitud de la masa; si durante la formidable contienda saben sembrar el descontento entre la masa; si tienen la energía necesaria para despreciar los castigos y la muerte y enseñan a las multitudes que las guerras son el producto de las ambiciones de la burguesía y de los políticos, esta será la última guerra que se haya hecho por cuestiones de negocios y comenzará la otra guerra, la del pobre contra el rico, la del oprimido contra la autoridad, la del hombre que emancipa su mente del absurdo religioso, contra la Iglesia.

Hay que aprovecharse del momento

Este es el momento propicio para romper el yugo económico, autoritario y religioso y no deben perder tan bella oportunidad los rebeldes de todo el mundo. Si de este conflicto no resulta la muerte del derecho de propiedad privada, el aniquilamiento del principio de autoridad y la extirpación en las conciencias de la fe religiosa, habrá que convenirse en que la humanidad está tan prostituida que necesitará cientos de años todavía para lograr su regeneración.

El hambre

El primer efecto de esta guerra será el hambre. En las principales naciones de Europa se han suspendido las transacciones de negocios; los bancos se niegan a cambiar los billetes por monedas de plata y oro, y las personas que han pretendido retirar sus depósitos, se han encontrado con que no se les puede dar más del cinco por ciento del monto de ellos. En los Estados Unidos existe un pánico terrible en las bolsas de Chicago y Nueva York, donde los valores han bajado hasta veinte puntos y el precio del algodón ha caído. Inteligentes financieros auguran que la harina, la carne, el azúcar y todos los artículos alimenticios subirán de valor en breve, lo que agravará la miseria que actualmente prevalece en toda la nación.

El efecto en México

La revolución mexicana, la que tiene por objeto el aniquilamiento del sistema capitalista, tiene ahora una probabilidad más de triunfar. Aislada, podía ser, tal vez, aplastada por la intervención de las potencias europeas, que se verían precisadas a dar ese paso para ayudar a los Estados Unidos en la obra de someter a un pueblo que está resuelto a ganar su libertad. Entretenidas las potencias, dejarán a los mexicanos en paz, y ya sin obstáculos, el movimiento por Tierra y Libertad continuará su curso ajusticiando burgueses, incendiando iglesias, colgando a los representantes de la autoridad.

No habrá dinero

Carranza o cualquiera que suba al poder no contará con las cajas de los banqueros de Europa o de Nueva York para sofocar la revolución pues ese dinero lo necesitan en sus respectivos países para sostener la guerra, y si ahora vemos que los presidentes duran un año en el poder, más adelante los veremos subir y bajar con vertiginosa rapidez, por falta de elementos para ahogar en sangre las ansias de libertad de un pueblo que ya no quiere ser esclavo. Felicitémonos todos los proletarios del mundo. Europa en flamas, es el anuncio de una era nueva, de una era mejor, de una era de paz y de justicia. Felicitémonos, hermanos desheredados de todo el mundo, de que al fin, después de tantos años de espera, se haya presentado esta oportunidad de levantar nuestras frentes agobiadas por el sufrimiento, y contemplar el amplio campo que se ofrece a nuestra vista, campo que se poblará de una humanidad sabia, fuerte y buena, si tenemos el valor de ponernos a la altura de las circunstancias y de poner nuestras manos sobre el viejo edificio de las instituciones que nos han tenido esclavizados, para destrozarlas.

Ricardo Flores Magón

(De Regeneración, Nº 198 del 8 de agosto de 1914).

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