Índice de La F.O.R.A:, ideologia y trayectoria de Diego Abad de SantillánCapítulo VIICapítulo VBiblioteca Virtual Antorcha

Capìtulo 6

El primero de mayo de 1904 en Buenos Aires. Situación proletaria. Cuarto congreso de la F.O.R.A. Acto de solidaridad. Sangre obrera en Rosario.

El primero de mayo de 1904 fue un día de luto para los trabajadores de Buenos Aires. La manifestación de la Federación Obrera, que había partido de la actual Plaza Congreso para congregarse en torno a la estatua de Mazzini en el Paseo de Julio, una demostración grandiosa, fue atacada salvajemente a tiros de revólver por la policía, con un pretexto cualquiera o sin pretexto alguno. Cuando los oradores designados se disponían a dirigir la palabra desde la estatua a la muchedumbre congregada y entusiasta, sonó un disparo, no se sabe de dónde ni por qué y esa fue la señal de la arremetida salvaje de la policía. Comenzó la dispersión de los manifestantes, mientras el suelo quedaba cubierto de heridos, casi un centenar. Los obreros que tenían armas repelieron el ataque y sus balas alcanzaron también a algunos agentes del escuadrón de seguridad. Un grupo de trabajadores rodeó con el arma en la mano el cadáver del marítimo Juan Ocampo, lo levantó en hombros y formó un cortejo, apenas serían 300, dispuesto a todo. La caravana fúnebre se dirigió resueltamente por las calles de la ciudad hasta el local de La Protesta en la calle Córdoba. La policía intentó varias veces interrumpir la manifestación, pero comprendió que esta vez no tropezaba con una muchedumbre desarmada, sino con un grupo decidido a repeler cualquier agresión y se contentó con seguirla desde lejos. Desde el local del diario anarquista el cadáver de Ocampo fue trasladado a la Federación Obrera, en la calle Chile, donde fue depositado para ser velado por el pueblo obrero de Buenos Aires. Una vez dentro del local, concentró la policía grandes fuerzas en los alrededores en orden de batalla. Los obreros comprendieron que sería estéril una nueva masacre e hicieron abandono del local, lo que fue aprovechado por los guardias del orden para llevarse el muerto y enterrarlo sigilosamente, a fin de evitar las consecuencias sangrientas de su entierro público. Tales son los sucesos conocidos por masacre de la plaza Mazzini, en donde se desarrollaron.

He aquí los nombres de algunos de los heridos: Antonio Lencio, con dos heridas de bala; Menoti Bonfiglioli, Francisco Deñesa; Antonio Marzovillo, herido de bala bajo el brazo izquierdo; Manuel Castro, un balazo en cada pierna; José Castelli, herido de bala en la cara; Pedro Ceppe, herido de bala en la región glútea; José Coley, herido en la pierna izquierda; Samuel Rodríguez, herido en el rostro; Angel Nápoli, Ramón Suárez, Luis Granfascoli; Adelina Fernández, herida en el brazo derecho; Adela Fernández, madre de la anterior, herida en el cueIlo; Pedro Grasomena, Florentino Martinelli, Serafín Sosa, José Paúl, Manuel Solari, Antonio Giordano, y otros.

La Federación Obrera realizó un gran mitin de protesta el domingo siguiente en la Plaza de Mayo.

Existía en los primeros años de la Federación una viva preocupación por la estadística; se llevaban entonces resúmenes sobre huelgas, salarios, horarios, cifras de asociados, etc. Ese hábito se abandonó, primero por negligencia y despuès por tradición, lo cual no es ciertamente un progreso.

De uno de esos informes detallados que solían preparar los cuerpos de relaciones para los congresos de la organización, el informe de la Comisión Administrativa de la Federación al IV Congreso, extraemos lo que sigue:

En la tenacidad de la resistencia es en lo que más se ha destacado el progreso de la idea de emancipación que todas las sociedades proclaman; y es en ese terreno que se puede afirmar hoy que la Federación ha dado un gigantesco paso hacia la conquista de los legítimos derechos del hombre a pesar de que el capital y el gobierno han redoblado los grilletes con que pretenden sujetar al obrero ...

... Díganlo si no las huelgas de Conductores de Carros, Obreros del puerto, Marineros y Foguistas, Caldereros, Albañiles y muchas otras. En ellas la solidaridad ha superado las esperanzas, dejando con esto perplejos a los enemigos comunes.

... Un signo halagüeño nos resulta del número de asociados actualmente, comparado con la cifra del año anterior, y téngase en cuenta que debido a la falta de una organización perfecta aparecen gremios numerosos que si apenas tienen mil o mil quinientos socios registrados, en caso de una huelga, aunque ésta sea por solidaridad, toma parte en ella un inmenso excedente de no asociados.

Para demostrar el adelanto obtenido en el número de federados basta consultar el número de entradas de la Federación y compararlo con el del año anterior. Estas cifras arrojan el siguiente resultado:

Del 15 de abril al 15 de julio de 1903, las 42 sociedades adheridas cotizaron 15.212 cuotas y en igual período del corriente año la cifra se elevó a 32.893 cuotas y el número de sociedades a 66, dando una diferencia a favor del corriente año de 24 sociedades y 17.086 cuotas.

Conflictos obreros en el seno de la Federación:

Zapateros, 21 días de huelga; 15.000 obreros.

Albañiles: 9.000 huelguistas; 36 días de paro, que terminaron con una transacción.

Carpinteros: 4.500 huelguistas; 23 días; volvieron al trabajo con mejoras en el horario y el jornal.

Obreros del puerto: 57 días de huelga; 6.000 hombres; sin éxito.

Marineros y foguistas: 4.500 huelguistas; 57 días de paro; buen resultado.

Conductores de carros: 8 días; triunfo completo; 12 mil huelguistas.

Pintores: 45 días de resistencia; 3.500 hombres; éxito mediano.

Mecánicos, varios movimientos, uno general triunfante; conquistan las 8 horas.

Cocheros: varios movimientos. También fueron a movimientos huelguísticos los sombrereros, los fideeros, los panaderos, los escultores en madera, los biseladores, el arte textil y otros.

Algunas veces -dice el informe- no ha sido necesaria la resistencia para conseguir mejoras, sobre todo en los gremios que están más unidos, donde ha bastado la presentación del pliego de condiciones para ser aceptado, probando así que no hay mejor fuerza que la unión ...

En el interior hubo movimientos en Rosario, Junín, Zárate, siendo de notar el hecho que el boicot que los obreros se han visto obligados a declarar a los patrones que no accedían a sus justos reclamos, ha dado en la mayoría de los casos notables resultados ...

El horario de trabajo que era por término medio de 13, 12 y 11 horas diarias hacía dos años, era ya de 11, de 10 y media y de 10 horas, entre el máximo y el mínimo de cada gremio., habiendo alcanzado algunos las 7 horas.

En el interior es mayor el número de horas de trabajo, llegando en algunas partes a ser de 14 a 16 horas.

Los jornales de la capital arrojan el siguiente resultado:

20 gremios de $ 2. 50 a 3.00 por día.

12 gremios de $ 3.00 a 3.50 por día.

6 gremios de $ 3.50 a 4.00 por día.

3 gremios de $ 4.00 a 5.00 por día.

En el período comprendido en el informe hubo 12 huelgas gremiales generales con 50.000 obreros.

Tal es el movimiento aproximado del año reseñado. Si contásemos con estadísticas o si nos tomásemos el trabajo de hacerlas, contaríamos permanentemente con un cuadro igualmente ilustrativo respecto de las luchas del proletariado iniciadas o inspiradas por la Federación.

La organización disidente, Unión General de Trabajadores, bajo el control completo del socialismo político en su primer y segundo congreso (este último se celebró los días 23 al 26 de abril de 1904), en lugar de encarar la lucha directa por mejoras económicas y morales para los trabajadores, desarrolló la parte legalitaria y adormecedora, aconsejando la naturalización de los extranjeros, declarando perjudicial la ley de conversión, aceptando el arbitraje, que en los primeros congresos de la Federación se había reconocido como un arma de excepción, como recurso fundamental. Sin embargo, ya en el segundo congreso, al referirse al primero de mayo, que debía ser de afirmación universal del proletariado y de lucha contra el militarismo y ser conmemorado en conjunto con el Partido Socialista, la votación arrojó 3.400 votos a favor y 2.668 en contra, lo cual indica una relativa disidencia que podía ser progresiva o regresiva, pero que los acontecimientos posteriores mostraron que era progresiva en el sentido de alejamiento de la politiquería.

Desde el 30 de julio al 2 de agosto se realizó el IV congreso de la Federación. Es importante este congreso, sobre todo por haber sido en él donde se aprobó el pacto de solidaridad que rige actualmente.

Forman la comisión de credenciales Jaquet, Rodríguez y Matlei. Presidente Torrents, Hucha y Llorca; actúan de secretarios López, Rey, Gallegos y Vázquez. Concurren 56 sociedades.

Sobre el boicot a los vigilantes, tema presentado, se aprueba no declarar el boicot, pero en cambio emprender una activa propaganda con el fin de hacer llegar la verdad al cerebro de los que se prestan a ser defensores del capital.

Sobre la actitud de la Federación ante un eventual conflicto político (la intentona radical de 1905), se resuelve:

La F.O.A. debe abstenerse de intervenir hasta tanto pueda realizar por su cuenta la revolución.

Las delegaciones de San Fernando, Federación Local de Junín y Obreros Unidos de Santa Fe piden que se haga constar su voto en contra, pues opinan que la F.O.A. debe aprovechar las revoluciones políticas para sus fines progresistas en el orden económico y social.

Se protesta contra el militarismo y se adhiere al congreso anti-militarista que se realiza en Europa:

Considerando que el militarismo es el azote de la clase trabajadora y el defensor del capital, y causa por supuesto de todo fracaso de las huelgas, las sociedades presentes hacen moción para que del seno de este congreso surja una comisión que se ponga en comunicación y forme un acuerdo con todas las ligas antimilitaristas del mundo para provocar un desbande general de las filas del militarismo de todo el orbe en beneficio de la clase trabajadora y que esta comisión haga extensiva dicha propaganda en el seno de todas las sociedades, centros obreros y de toda institución liberal, y al mismo tiempo procurar todos los medios posibles a aquellos soldados que quieran desertar de las filas del militarismo y recomendarlos a las ligas antimilitaristas, federaciones obreras de resistencia de todos los países y que esa comisión para llevar a cabo esa propaganda se sirva de El manual del soldado, redactado por la Bolsa de Trabajo de París.

También se resolvió crear un fondo que se llamaría Fondo del soldado, destinado a facilitar la fuga a los desertores y también para socorrer a todo aquel que sea víctima dentro de su regimiento por causa de la propaganda antimilitarista. Se llevaría a cabo igualmente la redacción de dos folletos en forma de novela, con portada llamativa y texto que combata el militarismo y demuestre a los soldados su papel de autómatas y el rol que desempeñan contra la clase trabajadora, convenciéndolos de que después de concluido el servicio militar han de ser trabajadores ellos también y exhortándoles a que no hagan fuego contra el pueblo en los conflictos del trabajo contra el capital.

Se nombra una comisión compuesta de siete miembros de la capital y 4 del interior y se le concede plena autonomía en todo lo relativo al antimilitarismo.

Sobre la huelga general se aprueba esta declaración:

El congreso reconoce que las huelgas son escuela de rebeldía y recomienda que las parciales se hagan lo más revolucionarias que sea posible para que sirvan de educación revolucionaria y éstas de preámbulo para una huelga general que pueda ser motivada por un hecho que conmueva a la clase trabajadora y que la Federación debe apoyar.

Táctica de resistencia:

El congreso declara que la resistencia consiste en la más amplia concepción revolucionaria de los trabajadores, para hacerse respetar contra los avances de la prepotencia capitalista prescindiendo por completo de la ayuda pecuniaria.

El congreso reconoce que los carros y el tráfico en general son un elemento necesario para los futuros movimientos reivindicadores y por lo tanto recomienda a la clase trabajadora que propague a los obreros que forman en dichos gremios los principios de la asociación.

Se resuelve hacer una activa propaganda en el interior de la República y en el exterior contra la Ley de Residencia, mandando delegados especiales con el fin de propagar el boicot en la República Argentina.

Sobre la Ley Nacional del Trabajo:

Considerando que el proyecto de Ley del Trabajo es un atentado sin precedentes contra todas las libertades colectivas e individuales, el congreso declara:

1º) Que el proyecto de Ley Nacional del Trabajo sólo favorecerá a los capitalistas, por cuanto ellos podrán eludir las responsabilidades que se les asignan y los obreros tendrán que cumplirlas fielmente.

2º) Porque el proyecto de Ley del Trabajo es un descarado ardid tendido a los trabajadores para destruir su actual organización y procesar y encarcelar más fácilmente a los obreros conscientes.

3º) Que no estando de ningún modo dispuestos a dejarnos arrebatar nuestros más elementales derechos, haremos una agitación en toda la República para combatir la Ley Nacional, llegando si es preciso a la huelga general.

Reconociendo la necesidad de un diario obrero y existiendo ya La Protesta, se nombra una comisión para que se entreviste con la redacción de la misma a fin de ver si es posible que en las páginas del cotidiano anarquista se refleje más ampliamente todo el movimiento, en cuyo caso la Federación le prestaría su apoyo material y moral.

Sobre el incremento de la maquinaria se aprueba esta moción:

El congreso declara que cuanto más se desarrolle la maquinaria en todas las ramas de la producción, más posibilidades de bienestar se crean, por lo cual la Federación Obrera Argentina empleará todos sus esfuerzos a fin de que las máquinas dejen de ser monopolio exclusivo de una clase explotadora en perjuicio de la otra clase explotada, haciendo así que el progreso mecánico sea obra benéfica para la humanidad.

En cuanto a la moralización y emancipación de la mujer, el congreso convino que para combatir la prostitución sería necesario extirpar sus raíces profundamente arraigadas en la presente sociedad y para ello sería indispensable concluir con la actual organización social, pero comprende que para ir disminuyendo el mal es preciso que se eleve la intelectualidad femenina, siendo imposible encontrar otro remedio; y esa elevación intelectual será la senda marcada que nos conducirá a su desaparición juntamente con las desigualdades sociales, base de la prostitución.

También declaró el congreso que toda intromisión de los poderes públicos en los conflictos entre el capital y el trabajo constituye un atentado a la libertad social e individual, haciendo votos para que los trabajadores se coloquen lo más pronto posible en condiciones de hacer respetar su libertad.

Se recomienda la constitución de bibliotecas y se resuelve que los contratos entre el capital y el trabajo son de incumbencia especial de los interesados, por lo cual, siempre que no se trate de obtener personería jurídica, las sociedades son dueñas de contratar libremente, en la suposición de que mejoren las condiciones de los obreros del gremio cumpliendo el pacto federativo.

Se nombran dos miembros del congreso para que procuren establecer y estrechar relaciones con las instituciones análogas del mundo.

Se aprueban el preámbulo y el proyecto de organización y se resuelve que en lo sucesivo el nombre será Federación Obrera Regional Argentina. Se estima como justificativo de este nombre que no se acepta la división política del territorio, considerando que una nación es una región, una provincia, una comarca, y una ciudad, una localidad. El pacto de solidaridad es presentado al congreso por el delegado Vázquez.

Se invita a las federaciones locales y a las sociedades a formar comisiones de patrocinio; la comisión actual, en su carácter de regional, subsistirá hasta que la organización de las federaciones locales sea un hecho.

La cuota federal por asociado será de 3 centavos.

Se protesta contra la condena a muerte del conscripto Forgues y se recomienda la celebración de un acto público contra el militarismo.

También se resuelve que mediante la solidaridad se rechace en lo posible el auxilio de los hospitales y en cuanto a las escuelas oficiales se recomienda la formación de escuelas libres por las organizaciones obreras.

El pacto de solidaridad aprobado por el IV congreso y su sistema de organización recomendado es toda una pieza valiosa que constituye el marco de un amplísimo desarrollo posible. Hoy mismo no tiene nada de objetable y puede ser reconocido como cuerpo acabado de doctrina y de táctica.

Lo trascribimos íntegramente. Dice así:

Considerando que el desenvolvimiento científico tiende, cada vez más, a economizar los esfuerzos del hombre para producir lo necesario a la satisfacción de sus necesidades; que esta misma abundancia de producción desaloja a los trabajadores del taller, de la mina, de la fábrica y del campo, convirtiéndolos en intermediarios y haciendo con este aumento de asalariados improductivos cada vez más difícil su vida; que todo hombre requiere para su sustento cierto número de artículos indispensables y por consiguiente necesita dedicar una cantidad determinada de tiempo a esta producción, como lo proclama la justicia más elemental; que esta sociedad lleva en su seno el germen de su destrucción por el desequilibrio perenne entre las necesidades creadas por el progreso mismo y los medios de satisfacerlas, desequilibrio que produce las continuas rebeliones que en forma de huelgas presenciamos; que el descubrimiento de nuevos instrumentos de riqueza y la perfección de los mismos lleva la miseria a millares de hogares, cuando la razón nos dice que a mayor facilidad de producción debiera corresponder un mejoramiento general de la vida de los pueblos; que este fenómeno contradictorio demuestra la viciosa constitución social presente; que esta constitución viciosa es causa de guerras intestinas, crímenes, degeneraciones, perturbando el concepto amplio que de la humanidad nos han dado los pensadores más modernos basándose en la observación y la inducción científíca de los fenómenos sociales; que esta transformación económica tiene que reflejarse también en todas las instituciones; que la evolución histórica se hace en el sentido de la libertad individual; que ésta es indispensable para que la libertad social sea un hecho, que esta libertad no se pierde sindicándose con los demás productores, antes bien se aumenta por la intensidad y extensión que adquiere la potencia del individuo; que el hombre es sociable y por consiguiente la libertad de cada uno no se limita por la del otro, según el concepto burgués, sino que la de cada uno se complementa con la de los demás; que las leyes codificadas e impositivas deben convertirse en constatación de leyes científicas vividas de hecho por los pueblos y gestadas y elaboradas por el pueblo mismo en su continua aspiración hacia lo mejor, cuando se haya verificado la transformación económica que destruya los antagonismos de clase que convierten hoy al hombre en el lobo del hombre y funde un pueblo de productores libres para que al fin el siervo y el señor, el aristócrata y el plebeyo, el burgués y el proletario, el esclavo y el amo que con sus diferencias han ensangrentado la historia, se abracen al fin bajo la sola denominación de hermanos.

El cuarto congreso de la Federación Obrera Argentina declara que ésta debe dirigir todos sus esfuerzos a conseguir la completa emancipación del proletariado, creando sociedades de resistencia, federaciones de oficios afines, federaciones locales, consolidando la nacional, para que así, procediendo de lo simple a lo compuesto, ampliando los horizontes estrechos en que hasta hoy han vivido los productores, dándole a éstos más pan, más pensamiento, más vida, podamos formar con los explotados de todas las naciones la gran confederación de todos los productores de la Tierra, y así solidarizados podamos marchar, firmes y decididos, a la conquista de la emancipación económica social.

1. Organización de la clase obrera de la República en sociedades y oficio.

2. Constituir con estas sociedades obreras las Federaciones de oficios y oficios similares.

3. Las localidades formarán Federaciones locales; las provincias, Federaciones comarcales; las naciones, Federaciones Regionales, y el mundo entero una Federación Internacional, con un centro de relaciones u oficina para cada Federación mayor o menor dentro de estas colectividades.

4. Lo mismo en la oficina central que nombre para los efectos de relación y de lucha que los organismos que representan las Federaciones de oficio y oficios similares, a la par que serán absolutamente autónomos en su vida interior y de relación, sus individuos no ejercerán autoridad alguna, y podrán ser sustituidos en todo tiempo por el voto de la mayoría de las sociedades federadas reunidas en congreso, o por la voluntad de las sociedades federadas expresada por medio de sus respectivas federaciones locales y de oficio.

5. En toda localidad donde haya constituidas sociedades adheridas a la Federación Obrera Regional Argentina, ellas, entre sí, se podrán declarar en libre pacto local.

6. Sentados estos principios, base fundamental de nuestra organización, se procederá a la constitución de las Federaciones locales sobre las bases de las ya existentes.

7. La oficina de la Federación Obrera Regional Argentina, o sea el Consejo Federal, constará de nueve miembros, los cuales se repartirán los cargos en la forma que tengan por conveniente. Además formarán parte de la oficina central, o Consejo Federal, un delegado por cada Federación local, los cuales tendrán el carácter de secretarios corresponsales, con voz y voto, y deberán entenderse directamente con el Consejo Federal.

8. Todas las demás sociedades que componen esta Federación se comprometen a practicar entre sí la más completa solidaridad moral y material, haciendo todos los esfuerzos y sacrificios que las circunstancias exijan, a fin de que los trabajadores salgan siempre victoriosos en las luchas que provoque la burguesía y en las demandas del proletariado.

9. Para que la solidaridad sea eficaz en todas las luchas que emprendan las sociedades federadas, siempre que sea posible deben consultar a sus respectivas Federaciones, a fin de saber con exactitud los medios o recursos con que cuentan las sociedades que la forman.

10. La sociedad es libre y autónoma en el seno de la Federación local; libre y autónoma en el seno de la Federación comarcal; libre y autónoma en la Federación regional.

11. Las sociedades, las Federaciones locales, las Federaciones de oficios símiles, y las Federaciones comarcales, en virtud de su autonomía, se administrarán de la manera y la forma que crean más convenientes, y tomarán y pondrán en práctica todos los acuerdos que consideren necesarios para conseguir el objeto que se propongan.

12. Como cada sociedad tiene el derecho o iniciativa en el seno de su Federación respectiva, todos y cada uno de sus socios tienen el deber moral de proponer lo que crean conveniente, lo cual una vez aceptado por su respectiva Federación deberá ésta ponerlo en conocimiento del Consejo Federal, para que éste a su vez lo ponga en conocimiento de todas las sociedades y Federaciones adheridas, y lo lleven a la práctica todas las que lo acepten.

13. Los congresos sucesivos serán ordinarios y extraordinarios. Estos se celebrarán siempre que los convoque la mayoría de las sociedades pactantes, por sus Federaciones respectivas, las cuales Federaciones comunicarán su voluntad al Consejo Federal para los efectos materiales de la convocatoria.

Para los primeros se fijará la fecha en la sesión de cada congreso.

En cuanto al lugar de la reunión, lo fijará la mayoría de las sociedades pactantes, para lo cual serán consultadas por el Consejo Federal con dos meses de anticipación a la fecha acordada por el anterior congreso, si se trata de los ordinarios.

14. Los delegados podrán ostentar en los congresos todas cuantas representaciones les sean conferidas por sociedades de resistencia, conferidas en forma, pero sólo tendrán un voto cuando se trate de asuntos de carácter interno del congreso.

Para los de carácter general tendrán tantos votos como representaciones.

15. Para ser admitido como delegado al congreso, será necesario que el representante acredite su condición de socio en algunas de las sociedades adheridas a este pacto y no ejerzan o hayan ejercido cargo alguno político, entendiéndose por tales los de diputados, concejales, empleados superiores de la administración, etcétera.

16. Los acuerdos de este congreso que no sean revocados por la mayoría de las sociedades pactantes, serán cumplidos por todas las federadas ahora, y por las que en lo sucesivo se adhieran.

17. En cada congreso se determinará la localidad en que ha de residir el Consejo Federal y la cuota que deberán abonar las sociedades adheridas para la propaganda, organización y edición del periódico oficial.

18. Este pacto de solidaridad es reformable en todo tiempo por los congresos o por el voto de la mayoría de las sociedades federadas; pero la Federación pactada es indisoluble mientras existan dos sociedades que mantengan este pacto.

Organización.

El congreso acordó el siguiente sistema de organización:

1° Que los trabajadores de cada localidad se organizarán en sociedades de resistencia y de oficio, constituyendo una sección de Oficios Varios para los que por su escaso número no puedan constituir sección.

2° Que todas las sociedades de una misma localidad se organicen en federación local, con objeto de fomentar la propaganda y desarrollar la organización, dictaminando por medio del Consejo Local, formado por delegados de cada sociedad, respecto a todos los asuntos que interesan al trabajo.

3° Que las Federaciones Locales de cada provincia constituyan la Federación Comarcal, y celebren sus congresos de la región y nombren el Consejo Comarcal que sea el intermediario entre las Federaciones Locales, desarrolle la propaganda, fomente la organización y comunique al Consejo Federal todo lo que se refiera al movimiento obrero, organización y aspiraciones.

4° Que las Federaciones locales y comarcales constituyan la Federación Obrera Argentina, la que celebrará sus congresos nacionales en los que, los delegados de las sociedades y federaciones, resolverán todos los asuntos pertenecientes a la gran causa del trabajo y nombrarán el Consejo Federal, que es el centro de correspondencia de toda la República, el intermediario entre todas las sociedades y federaciones, y la que sosteniendo continuas y solidarias relaciones con todos los trabajadores del mundo, a fin de conseguir su completa emancipación social.

5° Que las sociedades de un mismo oficio de distintas localidades, constituyan la Federación de oficio, y que las Sociedades afines de una o varias localidades constituyan la Federación de oficios similares.

6° Nuestra organización, puramente económica, es distinta y opuesta a la de todos los partidos políticos obreros, puesto que así corno ellos se organizan para la conquista del poder político, nosotros nos organizarnos para que los estados políticos y jurídicos, actualmente existentes, queden reducidos a funciones puramente económicas, estableciéndose en su lugar una libre Federación de libres asociaciones de productores libres (1).

A mediados de septiembre de 1904, se celebró en Rosario un tercer congreso de estibadores. Intervienen organismos de la Capital, de Rosario, de San Nicolás, de La Plata, de Colastiné, de Baradero, de Campana, de Zárate, de Villa Constitución, de San Pedro. Figuran entre los delegados C. Carballo, Juan LIorca, Varela, Serafín Romero, Buonafalce y Bello.

En Rosario tuvieron también lugar, en noviembre del mismo año, sucesos sangrientos que repercutieron en todo el país. La propia Federación Obrera Local Rosarina narra en un manifiesto razonado y bien escrito, los sucesos, continuación de los atropellos en ocasión de la huelga de la Refinería y que costaron la vida a Cosme Budislavich. Dice así la Federación Rosarina en el aludido manifiesto:

Los dependientes de comercio venían gestionando hace más de dos años el descanso dominical, sin conseguirlo ni de los patrones ni de los gobernantes a pesar de todos sus esfuerzos, de todas las peticiones y humillaciones.

En vista de esto resolvieron ir a la huelga y reclamar no sólo el descanso dominical, sino la limitación de la jornada de trabajo y la pida externa, rompiendo así de una vez con la alimentación a base de paladar patronal, con el dormir de la más antihigiénica manera que se puede concebir y con el encerramiento secular, que hace de los dependientes seres incoloros, anémicos y afeminados.

La huelga causó sorpresa en la clase mercantil, que no concebía tamaño atrevimiento, y so pretexto de que los huelguistas rompieron un par de vidrios e hicieron cerrar algunas casas en que la dependencia, cohibida por las amenazas de los patrones, no se había unido a sus compañeros, pidieron al jefe político, Coronel Martín Hemández, la represión contra los huelguistas.

Este que, cuando tomó posesión de la jefatura política del Rosario, reunió a los secretarios de las sociedades obreras y les dijo que en caso de huelgas y siendo éstas justificadas estaría siempre del lado de los trabajadores, por quienes sentía particular afecto, llamó, apenas los comerciantes se quejaron del proceder de los huelguistas, a la comisión de la sociedad Unión Dependientes y pidió a los cuatro compañeros que se presentaron que pagasen los vidrios rotos, ordenando, en vista de la negativa de éstos a acceder a tan insólita pretensión, que quedaran detenidos en el Departamento.

Esto ocurría el lunes 21 de noviembre al mediodía.

Por la tarde, los dependientes celebraron asamblea general en el local de la Federación Obrera, y al terminar ésta fueron asaltados por los agentes del escuadrón de seguridad, sin antecedente alguno que explicara en lo más mínimo tal agresión, siendo sableados no sólo gran número de dependientes, sino también varios transeúntes y hasta muchos niños que a esa hora salían de un colegio de las inmediaciones, y entre los cuales estaba un hijo del mismo jefe político, que resultó también golpeado.

El martes 22 se declararon en huelga los panaderos, y un grupo de éstos, que a las 5 de la tarde pasaba por la esquina de San Luis y Maipú, a corta distancia del local de los empleados de comercio, fue detenido por el oficial de policía Mansilla, quien pretendió llevar preso a Jesús Pereira, y como sus compañeros protestaran de tan injusta detención y trataran de hacer soltar a Mansilla su presa, éste sacó un revólver e hizo un disparo que causó la muerte de Pereira.

Los agentes del escuadrón que sitiaban el local de los dependientes disolvieron el grupo a sablazos, deteniendo a un periodista que presenció el hecho, al compañero Lucio Giménez y a otros dos obreros más.

En el barullo que se originó recibió el mencionado una puñalada de escasa gravedad y algunos golpes en el rostro.

La Federación acordó, en vista del policial atentado, declarar la huelga general por 48 horas y acompañar en corporación al día siguiente, al cementerio, el cadáver del infortunado compañero Jesús Pereira, joven panadero que escasamente tenía 19 años.

El día 23 la policía asaltó la casa mortuoria de Pereira, arrancando de manos de sus deudos el cadáver en las primeras horas de la mañana y conduciéndolo al cementerio con gran lujo de fuerzas.

En vista de esto, la Federación resolvió ir a las 2 de la tarde al cementerio, en silenciosa manifestación de protesta y de duelo.

De acuerdo con esto, a la hora indicada partió la manifestación del local social, sin encontrar agente de policía alguno; mas no bien había recorrido quinientos metros, cuando por dos calles a la vez desembocaron fuerzas del cuerpo de bomberos, vigilantes y agentes del escuadrón, desplegadas en guerrilla, con los máuseres cargados y el machete enhiesto en la extremidad del arma de fuego.

La manifestación interrumpió su marcha, sin poder darse cuenta de lo que pretendían aquellas fuerzas, las que sin intimaciones de ningún género, y sin que los manifestantes hicieran movimiento alguno ni pronunciaran palabra de ningún género, empezaron a hacer fuego cruzado, haciendo inevitable la catástrofe, pues no había cómo repeler tan brutal agresión ni cómo esquivar sus efectos.

Cayeron, víctimas del plomo policial, nuestros compañeros Luis Carré, Andrés Herrera, Ismael Muñoz, Lorenzo Dareolo, Jacobo Giaccomelli y Alfredo Seren, este último de apenas 10 años de edad.

Carré, Giaocomelli y Seren fallecieron, encontrándose graves los otros tres.

El número de víctimas, sin embargo, pasa de cincuenta, pues únicamente los que por la clase de sus heridas no pudieron huir, fueron recogidos por la policía, y son de los que únicamente damos los nombres por razones fácilmente explicables.

Basta saber que, según manifestación del corresponsal del diario de Buenos Aires, La Nación, un solo doctor ha curado 17 heridos.

La huelga general fue decretada por tres días más, habiéndose obtenido la paralización más completa que era posible desear, huelga que ha tenido la virtud de aunar a las dos sociedades de estibadores, que por rencillas de antigua data permanecían enemistadas, y estrechar la unión de todos los trabajadores del Rosario.

Estos sucesos conmovieron profundamente al proletariado de todo el país, exteriorizándose la indignación en un nuevo paro por dos días promulgado por la Federación Obrera Regional Argentina, el cual se llevó a cabo los días 1° y 2 de diciembre con pleno éxito en Buenos Aires, Córdoba, La Plata, Santa Fe y muchas poblaciones de campaña ...

No estaban entonces los militantes revolucionarios habituados como ahora a la difamación sistemática por parte de los adversarios y solía responderse a las injurias con aclaraciones públicas, como la que sigue: El Diario, órgano de la reacción conservadora, con motivo de la huelga de solidaridad de la F.O.R.A. con los trabajadores de Rosario (la motivada por los sucesos a que se refiere el manifiesto anterior), lanzó la acusación de que el Consejo Federal de la Federación se componía de empresarios de huelgas a quienes no se les conocía trabajo alguno, que habían desfalcado a la institución en 70.000 pesos, etcétera. El Consejo Federal respondió indignado a esas calumnias.. (v. La Organización Obrera Diciembre de 1904), firmando así: Francisco Corney, tornero en madera, trabaja en S. José 3043; Bernardo Pardo, carpintero en los talleres del F. C. S.; Víctor Bejar, tipógrafo en la imprenta La Universal, Chile 2150; Leopoldo C. Rodríguez, periodista en la redacción de La Protesta; Mateo Tedesco, zapatero, en la zapatería de Vicente Pecorato, Corrientes entre Artes y Suipacha; José Barbazan, zapatero, trabaja para Stafforini, calle Buen Orden; Joaquín Barbazan, zapatero, trabaja en Rivadavia 3479, taller de Pico Hermanos; Manuel Vázquez, cigarrero, trabaja en Las Tres Coronas; Alfonso Galán, cigarrero, en Las Tres Coronas.

No ha cesado de oírse desde entonces, lo cual indica hasta falta de ingenio de los acusadores, esa cantilena de agitadores profesionales y demás. Sólo que se ha perdido el hábito de replicar a las calumnias.



Notas

(1) Este último párrafo es tomado de un manifiesto del congreso de 1881, de la Federación de Trabajadores de la Región Española, celebrado en Barcelona.


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