Índice de La F.O.R.A:, ideologia y trayectoria de Diego Abad de SantillánCapítulo XVICapítulo XIVBiblioteca Virtual Antorcha

Capítulo 15

Un periodo de espera. La revolución rusa y el fin de la guerra. La semana sangrienta (Enero de 1919). Supremacía de la F.O.R.A. del quinto congreso.

Los años 1916 y 1917 son de calma y de espera. No es que en ese período no haya habido huelgas numerosas, boicots intensos y tenaces, manifestaciones públicas diversas de la actividad gremial; pero el mundo vivía pendiente de la terminación de la guerra y sufría las consecuencias de la larga ruptura de las relaciones internacionales. A esas condiciones, que diríamos externas, se agregaban en la Argentina las resultantes de la lucha de rivalidad de las dos Federaciones, la del quinto y la del noveno congresos, encontrando a cada paso motivo para agrias polémicas recíprocas. Además, la continua sangría policial y la Ley de Residencia privaban al movimiento libertario de los hombres más activos, pues en todo ese tiempo no cesaban las persecuciones y las deportaciones de militantes extranjeros.

Solamente en el año 1917, según un manifiesto socialista, donde se citan nombres, lugares, fechas, etc., caen 26 obreros muertos por la policía. De ese año son los sucesos sangrientos de Firmat, el asalto policial del 10 de junio contra un acto de la F.O.R.A. en Plaza Once, con muertos y heridos, etcétera.

La falta de hombres experimentados y ampliamente conocidos hizo que en los años siguientes, de irrupción violenta de las masas trabajadoras en los sindicatos, no hayan dado los frutos que eran de esperar.

Vino primero la revolución rusa, con la gran conmoción suscitada en todo el mundo por el gran acontecimiento, luego el fin de la guerra y la repercusión de los movimientos europeos, la caída de los imperios alemán y austríaco, la revolución en Hungría, la República de los Consejos de Baviera, la agjtación en Italia y en España. Todo eso repercutió vivamente en la Argentina y todo eso hizo de la F.O.R.A. del quinto congreso el centro de convergencia de las grandes masas.

La revolución rusa y el fin de la guerra despertaron aquí la fiebre de la organización; en pocos meses se levantaban sindicatos con millares y millares de asociados; el crecimiento era demasiado rápido y se estaba muy poco preparado para tanta y tan repentina afluencia.

No había gremio que no considerase como su deber primordial ir a la huelga en demanda de mejoras materiales y morales; se abusaba quizás de las huelgas, fruto de la conciencia que se tenía de la propia fuerza.

También se conocen algunos movimientos generales de la F..O.R.A., por ejemplo la huelga del 19 y 20 de julio de 1918 en solidaridad con los obreros despedidos de los ferrocarriles Sud y Pacífico. El paro tuvo bastante repercusión; pero no sólo no fue secundado por la F.O.R.A. del noveno congreso, sino que fue desautorizado.

Por 1918, 1919 y 1920 se contaba con la adhesión del personal íntegro de Ferrocarriles como el Central Norte Argentino, habiendo ya comenzado la deserción del reformismo en otros varios, como el Central Córdoba, el Central Argentino, el Oeste. No se supo o no se pudo aprovechar aquel período de fiebre y de entusiasmo para realizar conquistas más duraderas; el proletariado quería ir más allá, pero de la mano de jefes y caudillos y éstos faltaban.

Sintomáticos de esa época son los sucesos conocidos como la semana sangrienta de enero de 1919. Se habían declarado en huelga los obreros de los establecimientos metalúrgicos de Vasena; los huelguistas se sostenían bravamente e impedían el acceso de rompehuelgas. Intervino la policía y mató a varios obreros. Fue como una chispa en todo el país. La indignación se desbordó espontáneamente. La F.O.R.A. decretó el paro general, el más unánime y el más violento que se haya registrado en Buenos Aires. Los trabajadores adquirieron entonces más aún la conciencia de su fuerza. La gran ciudad quedó por varios días en sus manos.

De una crónica callejera publicada en un boletín de La Protesta, tomamos estos apuntes del primer día de paro:

El pueblo está para la revolución. Lo ha demostrado ayer al hacer causa común con los huelguistas de los talleres Vasena. El trabajo se paralizó en la ciudad y barrios suburbanos. Ni un sólo proletario traicionó la causa de sus hermanos de dolor.

Entre los diversos incidentes desarrollados en la tarde de ayer, citamos los que siguen:

El auto del jefe de policía fue incendiado en San Juan y 24 de Noviembre. Los talleres Vasena fueron incendiados por la muchedumbre. En la manifestación a la Chacarita, fue desarmado un oficial de policía.

En San Juan y Matheu fue asaltada y desvalijada una armería. En Prudan y Cochabamba se levantó una barricada con carros y tranvías dados vuelta, ayudando a los obreros 15 marinos. En Boedo y Carlos Calvo fue asaltada otra armería. Las estaciones del Anglo, Caridad, Central y Jorge Newbery paralizaron por completo. En Córdoba y Salguero los huelguistas dieron vuelta a un tranvía, a otro en Boedo e Independencia y en Rioja y Belgrano a otro. Hay otra infinidad de tranvías abandonados en medio de las calles, y las calles en los barrios de Rioja y San Juan se atestaron de gente del pueblo. 200.000 obreros y obreras acompañaron el cortejo fúnebre con demostraciones hostiles al gobierno y a la policía. Los manifestantes obligaron a las ambulancias de la asistencia pública a llevar banderita roja, impidiendo que se llevara en una de ellas a un oficial de policía herido.

En la calle Corrientes, entre Yatay y Lambaré, a las 4 de la tarde, quemaron completamente dos coches de la compañía Lacroze. Se arrojaron los cables al suelo. Aquí también un soldado colaboró con el pueblo, después de tirar la chaquetilla. En la esquina de Corrientes y Río de Janeiro se cambiaron varios tiros entre los bomberos y el pueblo, logrando ponerlos en fuga, refugiándose en la estación Lacroze, Corrientes y Medrano.

Por la calle Rivadavia el pueblo marcha armado con revólveres, escopetas y máuseres. En Cochabamba y Rioja fue volcada una chata cargada de mercadería y repartida ésta entre el pueblo.

En las calles San Juan y 24 de Noviembre, un grupo de obreros atajó e incendió el automóvil del comisario de la sección 20°. Todas las puertas del comercio están cerradas. Los ánimos se encuentran excitadísimos. En Rioja y Cochabamba un oficial de policía en un tumulto, recibió una puñalada bastante grave. Estalló un petardo en el subterráneo en la estación Once, quedando el tráfico interrumpido completamente. Un automóvil de bomberos fue incendiado en la calle San Juan. Los bomberos entregaron las armas a los obreros sin ninguna resistencia. La policía tira con balas dum-dum, Buenos Aires se ha convertido en un campo de batalla. Sigue el cortejo fúnebre rumbo a la Chacarita. Los incidentes se repiten con harta frecuencia.

Tal era la situación el 10 de enero. La revuelta popular duró varios días. Faltó entonces la capacidad para canalizar las energías del pueblo y ofrecerles un objetivo revolucionario inmediato. No había en el movimiento obrero hombres de prestigio suficiente para encauzar el espíritu combativo de las grandes masas. Tampoco las organizaciones obreras se encontraban en condiciones. Por lo demás, el movimiento fue inesperado y sorprendió a todos, a los de arriba y a los de abajo. Fue una explosión instintiva de solidaridad proletaria, pero no un movimiento preparado y orientado hacia algo más.

La F.O.R.A. del noveno congreso, después de ver al pueblo en la calle, declaró también la huelga; y después se esforzó por decretar la vuelta al trabajo, no siendo escuchada por nadie y comprobándose entonces que el pueblo no la reconocía.

Un manifiesto de la F.O.R.A., el 10 de enero del año 1919:

Reunido este Consejo con representantes de todas las sociedades federadas y autónomas, resuelve:

Proseguir el movimiento huelguístico como acto de protesta contra los crímenes del Estado consumados en el día de ayer y anteayer.

Fijar un verdadero objetivo al movimiento, el cual es pedir la excarcelación de todos los presos por cuestiones sociales.

Conseguir la libertad de Radowitzky y Barrera, que en estos momentos puede hacerse, ya que Radowitzky es el vengador de los caídos en la masacre de 1909 y sintetiza una aspiración superior.

Desmentir categóricamente las afirmaciones hechas por la titulada F.O.R.A. del IX congreso, que hasta el miércoles a la noche, sólo protestó moralmente, sin ordenar ningún paro. La única que lo hizo fue esta Federación.

En consecuencia, la huelga sigue por tiempo indeterminado. A las iras populares no es posible ponerles plazo; hacerlo es traicionar al pueblo que lucha. Se hace un llamamiento a la acción.

¡Reivindicaos, proletarios! ¡Viva la huelga general revolucionaria! - El Consejo Federal.

Un par de días más tarde el movimiento comenzó a decaer por agotamiento, y las clases dirigentes iniciaron su obra de venganza por el miedo que habían sufrido. Se calcula en 55.000 los obreros presos y prontuariados a consecuencia de ese movimiento de enero, en todo el país. La isla de Martín García fue la prisión para los destinados a la deportación, entre los cuales estaban naturalmente, el secretario de la F.O.R.A. y un numeroso grupo de militantes de la organización y de propagandistas anarquistas.

Aunque la reacción fue grande y violenta y ha ofrecido escenas que recordaban los pogroms de los tiempos deI zarismo, el movimiento no se interrumpió por un solo instante.

Al contrario, cuanto más arreciaba la represión, más se llenaban los cuadros sindicales y más ardor animaba a los combatientes. La Protesta publicaba de 13 a 15 mil ejemplares. Todo lo que permitían sus máquinas; pero era poco, y además de diversos semanarios de agitación y de propaganda, se publicó un nuevo diario de la mañana, Bandera Roja, que alcanzó gran tirada y gran popularidad.

Ni las masacres y represiones sangrientas como la de enero de 1919, ni las deportaciones, ni las persecuciones incesantes lograban contener la ola de la subversión popular, encabezada por los anarquistas y por la F.O.R.A. Se intentó un golpe de audacia: el 4 de mayo la policía dictó un úcase prohibiendo la prensa anarquista. Quizás haya evitado el gobierno alguna fuerte agitación momentánea, pero nada más. Ya el 29 de julio aparece en Buenos Aires otro diario, Tribuna Proletaria, subvencionado por algunos gremios de la F.O.R.A.; en octubre reapareció La Protesta.

Una cantidad de periódicos gremiaIes de las organizaciones de la F.O.R.A. completan ese aspecto de la propaganda revolucionaria.

Aun cuando toda la actividad policial y judicial estaba dirigida hacia los anarquistas, la F.O.R.A. adquirió nuevamente la supremacía en el movimiento obrero del país. A fines de noviembre de 1919 se constituve en Rosario la Federación Obrera Provincial de Santa Fe, por 58 votos en favor y 2 abstenidos, adhiriéndose a la F.O.R.A. del quinto congreso. Por la misma fecha sesionó en Buenos Aires un congreso de la Federación Obrera de Rodados y Transportes con asistencia de 28 sociedades, resolviéndose igualmente la adhesión a la Federación. El periódico Pensamiento y Acción es reconocido órgano de esa entidad. El primero de diciembre del mismo año, se celebra en Buenos Aires un congreso de obreros portuarios, en donde se hallan presentes las siguientes delegaciones: Ing. White, Puerto Galván, Dock Sud, Capital, Campana, La Salada. Coronel Bogado, Rosario, San Pedro, Santos Lugares, Zárate, Tres Arroyos, La Plata, Ensenada, Necochea, Bajada Grande, Bahía Blanca, Arroyo Dulce, Chacabuco, Isla Verde, Villa Constitución, San Martin, Guincheros del Puerto de la Capital, F. O. R. Uruguaya, Federación de Obreros Carboneros, Estibadores de Firmat, Aserradores y Anexos de Boca y Barracas, Obreros Matarifes, Conductores de Carros, Carpinteros del Puerto, Marine Transport Workers, Obreros de Bolsas, Federación Obrera del ramo de Construcciones y otras. También forman parte de la F.O.R.A. los Portuarios.

En diciembre de 1919 la situación de las fuerzas organizadas en la Federación era esta:

Capital: La Internacional de Mozos, Ayudantes de Mozos, Cocineros y Pasteleros, Obreros en Carbón y Leña, Servicios Unidos, Aserradores y Anexos de Avellaneda, Obreros de los Frigorífícos, Avellaneda, Obreros Tabaqueros.

Federación Obrera del Ramo de las Construcciones; Federación Obrera de Rodados y Transportes, Federación Obrera del Calzado, Federación Obrera Regional de la Harina, Federación Obrera de la Carne, Federación Obrera Regional Portuaria, Federación de Obreros Pintores, Federación Obrera de la Aguja, Federación Obrera Gastronómica y Alimenticia, Conductores de Carros, Obreros del Puerto de la Capital, Albañiles y Anexos, Cloaquistas y Plomeros, Aceiteros Unidos, Carniceros y Anexos, Estibadores Unidos (Oeste ), Enceradores de Pisos, Fideeros y Anexos, Herradores de Caballos, Ladrilleros y Anexos, Mosaístas y Anexos, Mecánicos de Automóviles, Obreros en Bolsas, Panaderos de Buenos Aires, cinco secciones; Obreros en Tejidos La Solidaridad, Cerveceros, Licoreros y Anexos; Electricistas y Anexos; Corcheros y Taponeros, Guincheros del Puerto, Medialuneros, Constructores de Carros, Oficios Varios del Mercado de Abasto, Obreros de Almacenes por Mayor, Escoberos y Anexos, Zapatilleros y Anexos, Séberos y Anexos, Triperos y Mondongueros, Faenadores de Vacunas, Faenadores de Lanares.

Interior: Sociedades de Oficios Varios de Balcarce, General Pico, González Chaves, Colón, Necochea, Alejandro, Alcorta, Punta Alta, Sierras Bayas, Berazategui, Quilmes, Santa Teresa, Juncal.

Obreros del Campo de Balcarce, Ayacucho, M. Ocampo, Casbas, Panaderos y Repartidores de Junín, Repartidores de Pan de La Plata.

Panaderos de La Plata, de Punta Alta, de Santa Fe, de Pergamino, de Bahía Blanca, de Jujuy, de Zárate, de Lincoln, de Bragado, de Carlos Casares, de Quilmes y de Rufino.

Estibadores v Oficios Varios de Hughes, Carreras, Colón, O'Brien, Arias, Alfonso.

Carreros Unidos de Rawson, de O'Brien, de San Eduardo, Peones de Quintas de Haedo, Peones de Quintas de Billinghurst, Pintores Unidos de Rosario, Yerbateros Unidos, Rosario, Hojalateros, Rosario; Confiteros y Pasteleros, Bahía Blanca; C. Cosmopolita de Trabajadores, Chacabuco; Obreros Estibadores, Chacabuco; Ladrilleros Unidos, Rosario; Obreros Ladrilleros, Santa Rosa, Pampa; Obreros del Puerto, de Ing. White, id. de Ensenada; Zapateros y Anexos de Mendoza; Peones de Mostrador, Bahía Blanca.

Federación Obrera Local de Mar del Plata, con 18 gremios adheridos.

Estibadores Unidos, de Arroyo Dulce; Oficios Varios de Los Cisnes; Estibadores de Las Acequias, Unión Trabajadores Agrícolas de Rosario.

La Federación Obrera Provincial de Santa Fe contaba con más de 30.000 adherentes.

Esa larga lista fue en crecimiento incesante y ha llegado en ocasión del congreso extraordinario de 1920, a la cifra de 400 sindicatos.

De octubre de 1919 data un difundido manifiesto de la F.O.R.A. a los trabajadores de la región, donde en nombre de la revolución y del comunismo, la única histórica institución de los trabajadores argentinos, invita a todo el proletariado organizado a replegarse bajo su solidario v autonómico pacto federal. Se hace en ese manifiesto una acerba crítica a los agentes obreros de la burguesía, se exhorta a salir de su neutralismo a los gremios autónomos y se propicia la unificación de las fuerzas combatientes bajo el amplio pacto federativo. Terminaba así:

Se hace preciso, afirmamos, conjuncionar las fuerzas organizadas de los trabajadores revolucionarios y, ante lo improrrogable de este hecho histórico, la Federación Obrera Regional Argentina, consciente de que consulta la aspiración íntima de los proletarios que componen los gremios aislados, y en nombre de la revolución y del comunismo, que ya alborea en el Oriente de los pueblos y palpita generosamente en el corazón de los oprimidos, exhorta a todos los que por diversas causas permanecen alejados de nuestro pacto federal, el más generosamente solidario y autónomo del mundo proletario, a plegarse a nuestras filas, realizando una laudable y alta manifestación de inteligencia y capacidad de clase.


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