Índice del Congreso Internacional Anarquista de Carrara, Italia (1968) autores variosPresentacion de Chantal López y Omar CortésPrimer puntoBiblioteca Virtual Antorcha

CONGRESO INTERNACIONAL ANARQUISTA
(1968)


Discurso de apertura
pronunciado por la delegación de la F.A.I
.
(ITALIA)


Soy feliz al expresar a los delegados de las Federaciones Anarquistas Internacionales y a los observadores invitados el caluroso y fraternal saludo de la Federación Anarquista de Italia.

La razón principal que impulsó a los anarquistas italianos reunidos en Carrara en noviembre de 1965, con motivo del Congreso de la F.A.I. a proponer la convocatoria de un Congreso Mundial Anarquista en esta ciudad, fue el profundo interés que latía por la difusión de la propaganda anarquista en los países donde se imponen las exigencias de una transformación social, exigencias a las cuales participan las masas populares e intelectuales siempre más numerosas y activas, cuya mentalidad se modifica gradualmente bajo el impulso de los acontecimientos y del espíritu crítico que las nuevas experiencias determinan.

Los acontecimientos de estos últimos meses -los del mayo rojo en Francia, donde los anarquistas no fueron, en forma alguna, simples espectadores, sino más bien protagonistas junto a la juventud estudiantil libertaria- y los más recientes aún, de la Checoeslovaquia mártir, hacen actual este Congreso, y prueban cuán urgente es la necesidad de establecer relaciones estrechas en el plano internacional sobre las cuales poder contar positivamente en un próximo porvenir.

Hemos seguido con un interés apasionado la organización de este Congreso en su preparación técnica, y nos proponemos participar en él activamente, a fin de que los debates y el trabajo de las comisiones sea vivo y concreto. Estamos todos sumergidos en los problemas sociales, y debemos buscar, en toda conciencia, la manera de sacar conclusiones válidas y eficaces; una ética propia a la esencia anarquista, el esbozo de una obra que ponga en evidencia los principios fundamentales del anarquismo y a la que todos debemos contribuir.

Hemos de alcanzar un objetivo esencial: el de dar al anarquismo la unidad y el prestigio que le son propios; el derecho de afrontar los problemas y las cuestiones fundamentales; hacer reflexionar al interlocutor a quien el anarquismo se dirige para apartarle de las ideologías y de las metodologías autoritarias, de los mitos que oscurecen el cerebro, de los oportunismos de partido, para hacerle consciente y participante en la lucha que los anarquistas mantienen desde hace un siglo contra los sistemas autoritarios y jerárquicos que consagran la explotación y la opresión del hombre por el hombre. Debemos reconocer en los movimientos anarquistas de todos los países aquí representados su actitud coherente de condena intransigente de todo compromiso, de lucha contra todos los gobiernos que no constituyen otra cosa que la legitimación del privilegio, de la razón de Estado y, por ende, de la esclavitud del hombre.

Es de este Congreso, del debate cordial y de la conclusión de sus trabajos, de los acuerdos que adoptemos y aceptemos como compromiso de lucha, que deberá surgir una fuente nueva del anarquismo militante. Todo abstraccionismo, todo conflicto de tendencias deberán ser dejados de lado a fin de poner nuestras miradas en el fondo de los problemas y de ver las cosas como son en los países respectivos en que nosotros operamos en el interior de nuestras Federaciones.

Reivindicamos la responsabilidad de la iniciativa que ha tenido un éxito, determinando el despertar de las actividades anárquicas en cada parte, gracias a la acción de los militantes de las Federaciones solicitadas por nosotros y que ha hecho avanzar la organización de este Congreso.

Recordaremos la polémica surgida en un momento muy delicado que registraba el reemprender de las actividades y de los contactos internacionales, pero que, felizmente, no ha influido en la organización del Congreso, no nos ha aislado, no nos ha hecho dudar en nuestra tarea, no ha hecho imposible este encuentro internacional.

Nuestra preocupación esencial es la de batirnos por la defensa de nuestras ideas y por el desenvolvimiento de nuestra propaganda, por una colaboración internacional más sólida y más intensa. Deseamos que esta preocupación sea comprendida y reconocida, ya sea de manera diferente y autónoma, pues sin este reconocimiento, nuestro patrimonio de ideas y de experiencia no podrá ser beneficioso y no podríamos afrontar concretamente las instituciones sociales en su múltiples aspectos, todos procedentes de fuente autoritaria del capitalismo y del marxismo.

Se asevera claramente que los acontecimientos de Francia y de Checoeslovaquia adquieren un valor particular, sea porque ellos se sitúan en el punto preciso de la lucha entre lo viejo y el nuevo mundo, sea porque ellos nos obligan a verificar la madurez y la solidez de las ideas y del método propio a los anarquistas, contra las ideas y los métodos que guardan inalterables las condiciones del desequilibrio social entre privilegios y miseria, entre dominadores y dominados, entre clases dirigentes y clases desheredadas que el Estado capitalista o marxista mantiene y defiende.

La protesta de los estudiantes ha adquirido una fuerza enorme porque ella ha sido organizada con el consenso popular que se ha ampliado de manera espontánea, entrañando tras ella a la juventud obrera, como en Francia, conmoviendo violentamente el equilibrio de los regimenes, de los viejos partidos políticos, de las organizaciones sindicales que aseguran a éstos últimos su inmovilismo. Un hecho de una brutalidad inaudita que recuerda las invasiones nazis y que indigna a los hombres que no ha olvidado estas siniestras estratagemas, se señaló con tanques soviéticos.

Es el destino de toda dictadura caer en un momento dado de la historia en la ignominia y en la monstruosidad. Pero en lo que concierne a la dictadura del proletariado, inventada por el marxismo-leninismo, no ha habido interrupción, momento de pausa, para la libertad. Ella, la dictadura del proletariado, fue monstruosa al reprimir en sangre y en el terror el soviet de los marinos de Cronstadt y las comunas libertarias de la Ukrania de Mackno, ella lo fue en la guerra de la España republicana con el asesinato de los anarquistas y de la revolución; lo fue aún conel pacto Molotov-Ribentropp, aplastando y repartiéndose Polonia; lo fue aún y todavía con la invasión de Hungria en 1956 con el empleo de los carros de asalto soviéticos contra los trabajadores de Budapest.

Estas monstruosidades tuvieron la aprobación de todos los partidos comunistas, gracias a los cuales pudieron tener lugar en las diversas épocas de Lenin a Stalin, de Kruschev a Brejnev. Las disensiones y la reprobación que manifiestan hoy los partidos comunistas de Francia y de Italia contra la agresión soviética en Checoeslovaquia, no pueden borrar estas complicidades denunciadas por los anarquistas cada vez que ellas se habían ejercido, mientras eran aprobadas y apoyadas por los marxistas-leninistas.

De otra parte, la práxis comunista nos ha acostumbrado a tomas de posición que responden únicamente a las necesidades estratégicas, en tanto que no tienen en forma alguna cuenta de la ética. La base comunista en esta circunstancia no daba tampoco bastante garantía de un aliniamiento pasivo sobre las tesis de Moscú y era, pues, necesario evitar una nueva ocasión de ruptura. Nosotros no creemos equivocarnos percibiendo en este cálculo político los motivos reales de la actitud del P.C.I. y del P.C. F. y la comprensión del Kremlin no tardará mucho en poner las cosas en orden.

Pero es precisamente en estos acontecimientos que se deben poner a prueba nuestras capacidades, nuestra aptitud para comprender e interpretar las circunstancias que vienen en nuestra ayuda, a fin de poder abatir todo lo que es autoritario, policiaco e inaceptable en el régimen autoritario, y todo lo que forma parte del proceso evolutivo, autónomo y libertario puede influir en la transformación de la sociedad; toda la potencia expansiva libertaria que puede estar contenida en los movimientos que, de diferente manera, contribuyen a liquidar el pasado, a crear una fractura revolucionaria, nos encontrará unidos en el momento de la lucha, pero, por el contrario, resueltamente adversarios si, concluida la lucha, intervienen temas de posición de los protagonistas adictos a las soluciones autoritarias para las cuales es de excluir absolutamente que los anarquistas acepten compromisos.

Debemos reivindicar un derecho a la libertad en términos concretos e irreversibles; nosotros debemos evaluar la libertad como factor inmanente de la acción revolucionaria que nos impele a combatir todo dogmatismo ideológico procedente de no importa qué fuente, de Moscú, de Cuba, de Pekín, en tanto que opuesto a las iniciativas y a la acción libertarias.

En este periodo histórico, de enormes progresos científicos, en el momento en que el hombre está en situación de alcanzar el nivel de existencia aún no definido, la persistente voluntad de los adversarios coaligados para impedir a toda costa que el anarquismo entre libremente, con su dinamismo, en la evolución histórica de hoy y de mañana, es preciso realizar un programa histórico de trabajo para que las iniciativas autónomas sean adoptadas libremente por los grupos anarquistas y por las federaciones.

Hay aspectos alentadores en el hecho de que las faltas y los errores que nosotros hayamos podido haber cometido o que podamos cometer prefiriendo una tendencia a la otra, no alteran la dinámica de las ideas ni detiene la entrada en movimiento de las fuerzas que desde el exterior vienen al anarquismo por simpatía o por consentimiento. La mejor demostración nos viene del hecho de que las ideas de libertad y la lucha por conquistarlas ganan terreno en sectores sociales cada vez más vastos, y demostrándonos que los anarquistas ya no estamos solos.

Al lado de los militantes activos hay un anarquismo invisible que explota en ciertos individuos y se afirma en ciertos momentos de la vida de las sociedades rebelándose en los casos de objeción de conciencia, de acción directa espontánea, de anticonformismo, de critica de la burocracia de las instituciones, de la autoridad del Estado, de la omnipresencia de las jerarquías, de la injusticia de las leyes, de la solidaridad hacia los que sufren, etc. Estos fragmentos de anarquismo diseminados aquí y allá, constituyen un fenómeno revelador de la presencia constante del anarquismo en el hombre, la actualidad de las ideas anarquistas en la sociedad, la validez de una internacional cooperante, actuante, que no tiene necesidad del número sino de la calidad de los militantes que, por una vida ejemplar en la vida de los grupos y de las federaciones, sirven de polo de atracción a los consentimientos y las adhesiones para una acción convergente en la cual se formen y se aglutinen las fuerzas anarquistas activas en cada país del mundo, más allá, fraternalmente, de toda divergencia anterior, de toda disensión marginal.

No corrompidos por un espíritu autoritario, los anarquistas que se reunen en Carrara, gozarán de las ventajas de la cooperación y de la solidaridad para fortificar su conciencia y la capacidad de desenvolvimiento de su iniciativa para convertirse en las sociedades en que operan, en un elemento de agitación y de preparación moral de empuje cultural y revolucionario hacia el porvenir que nosotros queremos realizar.

El Congreso debe confiar a cada Federación la tarea de organizar grupos de estudio en medida de enfrentarse con los problemas esenciales en su fuente u origen, problemas particulares a cada ambiente social. La realización de esta colaboración internacional bajo la directa responsabilidad de las federaciones anarquistas, debe tener cuenta de la configuración particular étnica, social y psicológica de los pueblos en el seno de los cuales los anarquistas ejercen respectivamente su obra de propaganda y de proselitismo; ella deberá contribuir eficazmente a que las federaciones puedan tomar conciencia de los obstáculos y de las exigencias que deberán afrontar, y de la voluntad de los anarquistas para ayudar a franquearlos.

Hubiéramos deseado asegurar una mejor acogida a los congresistas. Instalar en esta sala un sistema de traducción simultánea, pero nuestra pobreza no nos lo ha permitido. Haremos todo cuanto podamos y tenemos la completa confianza en que allí donde no podamos establecer un contacto lingüístico, éste será restablecido por la voluntad común, una voluntad de entendernos sobre las tareas que este Congreso confiará a cada Federación y a la Internacional.

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