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COMPENDIO DE LA HISTORIA DE MÉXICO

Manuel Payno

Cuarta parte

HISTORIA MODERNA
Época actual
De mayo de 1874 a 1876

LECCIÓN XXVII

Sublevación de Michoacán.- Pacificación por el general Escobedo.- Muerte trágica del diputado don Francisco Castañeda y Nájera.- Tepic.- Sublevación después de la muerte de Lozada.- Sumisión de los principales sublevados.- Baja California.- 0axaca.- Senado.- Leyes de Reforma.- Supresión y salida de la República de las Hermanas de la Caridad.


- ¿Qué ha ocurrido en México desde junio de 1874 en adelante?

- Como durante el resto del año de 1874 y en todo el año de 1875 la paz no fue turbada sino en uno que otro Estado y por cuestiones meramente locales, poco hay que referir. Cuando las naciones disfrutan de la paz y sus adelantos materiales no son extraordinarios, su historia es bien sencilla y poco interesante.

- Algo, sin embargo, será digno de consignarse para seguir siquiera la narración del capítulo anterior que se refería hasta mayo de 1874.

- Referiremos, pues, lo más importante.

En 3 de agosto del mismo año de 1874, se ve por primera vez aparecer en el Diario Oficial el nombre de Socorro Reyes, como jefe de una reunión de sublevados en el Estado de Michoacán. Estos sublevados, desconociendo no sólo al gobierno establecido, sino las instituciones y los hechos mismos ya consumados, proclamaron un plan enteramente reaccionario. En pocas semanas las gavillas se reprodujeron en diversos puntos del Estado, mandadas por jefes más o menos valientes y conocedores de los terrenos, hasta el punto que, no bastando las fuerzas militares y recursos del Estado, la Federación tuvo que tomar parte y mandar tropas que comenzaron a perseguir a los sublevados. Desde entonces, hasta hace pocas semanas (abril, 1876), el periódico oficial ha publicado constantemente partes de las derrotas de esos sublevados. No obstante esto, la revolución creció y las guerrillas pasaban a los Estados limítrofes. La publicación de las leyes de Reforma y la supresión de las Hermanas de la Caridad, parece que avivaron mas la rebelión de Michoacán, hasta el grado de que se viera obligado el gobierno a pedir al Congreso facultades extraordinarias que le fueron concedidas en 25 de mayo de 1875. La rebelión de Michoacán continuó hasta que fue expresamente enviado el general Escobedo con mayores fuerzas, y con esto y algunas otras medidas adecuadas que dictó, se logró calmar la guerra que tanto tiempo había durado allí.

Habríase podido llamar feliz esta expedición del general Escobedo, si no hubiese sido víctima el licenciado don Francisco Castañeda. Este joven, de un claro, fácil y agudo talento, diputado dos veces al Congreso, y secretario y amigo íntimo del señor Escobedo, marchó a su lado a Michoacán, y en el desempeño de una comisión fue sorprendido en el camino por una fuerza superior. Se defendió con valor, pero sucumbió al número y cayó atravesado por las balas enemigas el 27 de enero de 1876. Hubo un sentimiento general por este trágico e inesperado suceso, y su familia y amigos sólo pudieron pagar un tributo debido a su memoria y a su temprana muerte, disponiendo que su cadáver se trajese a la capital y fuese sepultado con toda la mayor pompa posible en el panteón del Tepeyac el 18 de marzo del mismo año de 1876.

Después de haber a poco más o menos pacificado el Estado de Michoacán, el general Escobedo regresó a su cuartel general en el interior, y de allí marchó a otra campaña de que hablaremos después. Los guerrilleros más notables que han figurado en esta sublevación, han sido Socorro Reyes, Blas Torres, Librado García, Mariano Jiménez, Pedro Luna, Juan de Dios Rodríguez, Mesa y otros muchos. Esta rebelión que aún no se extingue del todo, no fue secundada en ningún otro Estado de la República: sería difícil calcular la sangre inútilmente derramada, pero no sería aventurado asentar que en el curso de ella han desaparecido de cuatro a cinco mil hombres, y la propiedad ha sufrido daños por más de dos millones de pesos.

- ¿En qué otra parte se ha turbado la paz pública?

- Con la muerte de Lozada se creyó pacificado para siempre el cantón de Tepic que ha permanecido como distrito militar sujeto a la Federación; pero no fue así. Pasado el estupor que causó la derrota y muerte del caudillo de la sierra de Alica, nuevos jefes indígenas aparecieron por diversos puntos de esa fragosa parte del pais, y comenzaron a hacer sus correrías e incursiones en los pueblos, acercándose a poblaciones más centrales de Jalisco.

El gobierno federal acudió con sus tropas mandadas por el general don José Ceballos, pero su sola presencia no bastó para contener a los sublevados; antes bien, en la misma población de Tepic se fraguo una conspiración por los meses de julio y agosto de 1874, a cuya cabeza estaba Praxedis Núñez, uno de los hombre más activos y valientes de esos rumbos, y uno también de los que cooperaron a la caída de Lozada.

El general Ceballos tuvo noticia de la conspiración; mandó aprehender a Núñez, y habiéndole instruido su proceso, fue condenado a muerte.

Interpuestos por el reo los recursos de las leyes, se demoró la ejecución; pero habiendo un día Núñez emprendido la fuga y matado al centinela, otra parte de la tropa le hizo fuego y lo mató en el acto.

Desde el 24 de julio de 1874 en adelante, se registran en el periódico oficial diversos y frecuentes partes de acciones entre las gavillas de Tepic y las tropas federales. Generalmente los sublevados eran derrotados; pero no obstante, y como sucede en esa clase de guerra, aparecían en otra parte cuando ya se les creía destruidos. Esto duró hasta el 14 de noviembre de 1875, en que se sometieron al general Tolentino, que había sucedido en el mando al general Ceballos, los cabecillas principales que eran Gálviz, Ruiz, Híjar, Lerma y otros de menor importancia. Aún quedó alguno que otro rebelde que no deja de merodear aquí y allá en esa extraña comarca.

- Después de estos sucesos, ¿fue turbada la paz en algún otro punto de la República?

- El 29 de octubre de 1874 hubo en La Paz (Baja California), un motín acaudillado por don Ramón Valdés. Parece que no tuvo pretexto alguno político, sino sólo el de introducir algunas mercancías de contrabando. El general Dávalos, jefe político del territorio, acudió con fuerzas federales y logró derrotar a los sublevados en el cabo de San Lucas. Después de este suceso se ha conservado la tranquilidad en esa parte del país; aunque por causas de otro orden, quizá animosidades justas o injustas frecuentes en poblaciones pequeñas, fue separado Dávalos del mando del territorio.

A fines de noviembre hubo un conflicto entre el gobernador de Oaxaca don Miguel Castro y la legislatura, la cual se dividió una parte en favor del señor Castro y otra en contra. Habiendo ocurrido las dos autoridades a la Federación, el gobierno se inclinó a favor de la fracción de la legislatura contraria a Castro, y el resultado fue su separación del gobierno y el posterior nombramiento de don José Esperón para gobernador. Este suceso, de que apenas se habló en el público de México y pronto lo olvidó, dio más tarde un resultado funesto para la paz de la República, y del cual hablaremos en su lugar.

En Yucatán hubo algunos disturbios locales que terminaron con la intervención de la Federación y que no fueron de trascendencia para el resto del país.

- ¿Qué otra cosa de interés puede referirse?

- Pueden considerarse de grande interés en el orden civil, las reformas constitucionales. Desde que gobernaba el señor Juárez se inició la creación del Senado como cuerpo morigerador o regulador de las decisiones de la Cámara popular. En 13 de noviembre de 1874 se publicó el decreto estableciendo el Senado, cuya reforma fue aprobada por la mayoría de las legislaturas de los Estados. Los senadores fueron electos a su tiempo según la ley de convocatoria, y este cuerpo se instaló y comenzó a funcionar en septiembre de 1875.

A esta ley siguió la publicación, en 14 de diciembre del mismo año de 1874, de las leyes de Reforma elevadas al rango de leyes constitucionales. Las Hermanas de la Caridad quedaron suprimidas, y como había esparcidas más de trescientas en los hospitales y casas de beneficencia de la República, causó gran sensación, generalmente hablando, pero con particularidad entre el partido conservador.

Con este motivo, varias señoras hicieron en la capital una representación en favor de las hermanas, y fue propagándose lo que pudo llamarse moda entre el bello sexo, de firmar esta clase de peticiones procedentes de diversos puntos de la República. Los periódicos conservadores publicaron durante semanas enteras las representaciones y las firmas. Los periódicos liberales sostenían que muchas de las firmas eran supuestas. De aquí se pasó a una polémica religiosa, agria en demasía, y más que agria, inútil. Sin embargo de todo esto, las hermanas entregaron los hospitales, y en el curso de enero y febrero de 1875 salieron de la República.

Este suceso resucitó pasiones que se creían ya amortiguadas, y dio pábulo a la guerra de Michoacán de que ya hemos hablado.

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