Indice de El congreso constitutivo de la Confederación Nacional del Trabajo Primera sesión Tercera sesión Biblioteca Virtual Antorcha

EL CONGRESO CONSTITUTIVO DE LA
CONFEDERACIÓN NACIONAL DEL TRABAJO

Autores varios

SEGUNDA SESIÓN


Da comienzo ésta a las nueve y media de la noche, presidiendo el compañero Avila, de los Aserradores y Cajonistas de La Coruña, y actuando de secretarios los compañeros Bueso, Graña, Ferroni y Plaza. El compañero presidente saluda a todos los delegados que han concurrido al Congreso; dice que de sus deliberaciones espera la clase obrera organizada un sinfín de mejoras para su emancipación económica y social, recomendando a todos los delegados serenidad y energía en sus decisiones. Seguidamente se da lectura al acta de la Comisión revisora de representaciones, que es como sigue:

La Ponencia revisora de credenciales del Segundo Congreso de Solidaridad Obrera, tiene a bien presentar el siguiente dictamen con relación a los de las Sociedades de Obreros Tipógrafos y Obreros Mecánicos. Cumpliendo el acuerdo del primer Congreso Regional de Solidaridad Obrera, que dice:

que a partir de la fecha del acuerdo no puede la Confederación Regional reconocer personalidad a ninguna entidad de las que se formen habiendo ya otras del mismo oficio; teniendo en cuenta que en las dos Sociedades objeto del presente dictamen concurre esta circunstancia y considerando, por último, que no hay motivos para rectificar dicho acuerdo, procede la no admisión en el presente Congreso de dichas entidades.

Barcelona, 30 de octubre de 1910.
Vicente Plaza, Encuadernadores y Similares.
Rafael Bernabeu, Arte Textil de Alcoy.
Pedro Martí, Sindicato de Obreros de Joyería y Platería.
Juan Bautista Esteva, Centro Obrero de Bujalance.
Timoteo Ferrer, Oficiales y Tapiceros.
Tomás Sala, Peluqueros El Progreso.
Julián Esteban, Albañiles de Barcelona.

Después de ligera discusión en la que tomaron parte los compañeros Plaza, Mañé, Bueso y otros, es aprobada. Acto seguido se procede a la lectura de la comunicación que envían el Ateneo Sindicalista y que es escuchada con gran atención por los congregantes, se acordó publicarla en Solidaridad Obrera.

He aquí la comunicación:

AL SEGUNDO CONGRESO DE LA FEDERACIÓN REGIONAL OBRERA

Deseoso el Ateneo Sindicalista de contribuir en la medida de sus fuerzas en las tareas del segundo Congreso de la Federación Regional Obrera, aporta con estas líneas su adhesión entusiasta y espera que sus resultados no defraudarán las esperanzas proletarias.

Nuestra adhesión no debe interpretarse como un acto de intrusora imposición ni como intención de señalamientos del deber que ha de ser única y exclusivamente resultado de las libres deliberaciones de esta asamblea proletaria. Nuestra entidad, compuesta de proletarios como vosotros y como vosotros víctimas de las injusticias sociales encarnadas en los diversos regímenes político-económicos vigentes, ha hecho, no obstante, sus particulares observaciones sobre el desarrollo y funcionamiento del movimiento sindicalista mundial, y estas observaciones nos han sugerido el propósito de dirigir breves palabras a este Congreso, seguros de que serán escuchadas con aquella benevolencia y tolerancia que se concede a toda intención generosa y desinteresada.

El movimiento sindicalista se desarrolla presentemente, a pesar de todos los adelantos que la marcha progresiva de los tiempos le ha hecho adquirir, entre un ambiente de doble hostilidad que dificulta su marcha.

Esta doble hostilidad es burguesa y es obrera. Luchamos con la enemiga solapada o declarada de todas las clases burguesas interesadas en que el obrero no se emancipe de la esclavitud del salario, y luchamos con la indiferencia de una gran masa obrera resignada y pasiva que muchas veces se trueca en enemiga en los conflictos que surgen entre el Trabajo y el Capital.

La enemiga de las clases burguesas se exterioriza de diversos modos. Desde la autoridad que coarta todas nuestras' acciones con pretextos de una legalidad impuesta unas veces, sancionada otras por las mismas prácticas democráticas hábilmente sugeridas al pueblo para que con ellas se esclavice él mismo nuevamente pasando por todas las habilidades proselíticas de la retórica de los políticos empeñados en desvirtuar el fin Y el medio revolucionarios de un ideal de emancipación que, llevado a la masa, les anularía los programas de sus partidos, y hasta la miseria adredemente provocada por la clase patronal para abatir nuestros entusiasmos y llevar el desaliento a nuestra voluntad, tropezamos con toda una serie de obstáculos que muchas veces suelen atenuar y aun desviar la acción sindical por caminos negativos.

La inconsciente enemiga de la masa obrera indiferente a nuestra propaganda, es producto, en parte, de su ignorancia, y en parte de la sugestión periodística burguesa. Nuestras ansias de liberación no han llegado aún al fondo ni de su corazón ni de su cerebro, amodorrados por las ptomesas ilusorias de los políticos. Es necesario reconocer esto, que da pie a nuestros adversarios para decir, todas las veces que intentamos un movimiento y no es secundado con aquella unanimidad que desearíamos, que los mismos obreros .rechazan la voz de la utopía y de la exaltación, queriendo con estas palabras significar e insinuar en el ánimo de la masa obrera que nos asiste la razón y el derecho. Es necesario que nos penetremos bien de la verdad de esta obsetVación para que en nuestras luchas no demos al propio y natural entusiasmo una extensión, que no tiene en la colectividad, engañándonos sobre nuestra fuerza real.

Nos movemos dificultosamente en este doble ambiente de hostilidad, porque nosotros mismos, que nos llamamos minoría consciente y militante, sufrimos, sin saberlo, la influencia de este ambiente cuya opresión nos oscurece casi siempre la visión del ideal que decimos perseguir haciéndonos desviar de la táctica que nos conduciría a su realización.

Queremos emanciparnos del salario, queremos emanciparnos del yugo capitalista, y muchas veces, llevados por el espíritu mezquino y egoísta de las conveniencias del momento que nos arrastran a componendas humillantes, nosotros mismos remachamos aquella cadena y reforzamos este yugo dando oídos a los consejos de quienes salen en defensa del capitalismo predicándonos que el Capital es indispensable para el funcionamiento de la sociedad y que sin su defensor el Estado la vida social sería imposible.

Queremos revolucionar el mundo, queremos crear una sociedad nueva, y las predicaciones de los malos pastores, interesados en hacer perdurar la presente, nos llevan por el camino de un híbrido reformismo político-económico que por el mero hecho de ser reformismo es negación de toda creación.

Nos llamamos autónomos en nuestros movimientos y lo somos únicamente hasta cierto punto, puesto que varias veces nuestros acuerdos y actos son hijos de una oculta dirección burguesa que, filtrándose solapadamente en nuestras filas, anula la enérgica acción directa que preconizamos. Tenemos, en suma, todavía un oído atento a los rutinarismos del pasado y otro atento a las nefastas predicaciones burguesas presentes, y la vista muy poco fija en el porvenir. Y así no se anda; asi se dan vueltas eternas dentro de un círculo vicioso.

De hierro es el que nos tiene aprisionados la burguesía. No lo romperemos dejándonós llevar de la mano por la retórica política que quisiera encarrilar el movimiento obrero por las sendas del viejo legalismo o de otro nuevo con el que sancionaríamos nosotros mismos futuras esclavitudes. No lo romperemos si nos prestamos a ser, al propio tiempo que carne de taller, came jugosa para el nutrimiento del profesionaIismo político que con disfraz de obrero hace el juego a la burguesía. No lo romperemos si no nos hacemos el firme propósito de emanciparnos nosotros mismos y únicamente con nuestros propios medios del Capitalismo que nos estruja y del Estado que por mil medios facilita esta explotación. No lo romperemos si no rompemos antes con dos sugestiones a cuál más nefasta: la de creer que para nosotros puede haber un progreso real y duradero dentro del marco democrático de la sociedad burguesa recurriendo al expediente de este pordiosero que un día se llama cooperativismo y al siguiente acción legal y la de creer de que quieren y pueden ayudar a emanciparnos integralmente todos estos señores que primero piensan en su posición y vanidad burguesas antes que en los intereses de los cándidos que les encumbran con los aplausos y con sus votos.

Nada absolutamente nada, podemos esperar de la burguesía. Sus hombres nos engañan cuando nos aconsejan acatamiento a tales o cuales cosas del presente estado social. La clase burguesa no va a suicidarse tontamente ella misma desprendiéndose de sus privilegios y concediendo a la clase obrera su emancipación integral. Todo lo más que puede hacer es atarnos nuevamente con componendas y transacciones que la favorecerán, simulando protecciones desinteresadas y sacrificios enormes.

La emancipación de la clase obrera ha de ser obra de ella misma. Tan axiomático es esto, que por instinto, ya que no por clarividencia, deberíamos desconfiar de las predicaciones burguesas a que fácilmente suelen dar oídos muchos de los nuestros. Es tan irreductible la enemiga entre el interés proletario y el interés burgués que no desaparecerá sino con la desaparición de ambas clases y con la formación de una sociedad compuesta únicamente de productores libres e iguales en derechos y en deberes.

Ahora bien; penetrado el Ateneo Sindicalista de esta verdad, ha querido exponer al Congreso la conveniencia de que preste atención a una urgente necesidad: la organización societaria. El ideal concreto, claro, preciso, está ya en los libros y folletos numerosamente editados y que sólo esperan una mayor difusión entre la masa obrera. No tenemos que insistir sobre este punto. Si no lo conocemos con aquella claridad y precisión necesarias, torpeza nuestra es que contribuye a atarnos las voluntades. Si vacilamos es porque absorbidos casi siempre por luchas sin finalidad idealística descuidamos difundirlo entre la masa obrera. Si tropezamos en nuestras luchas es porque no acudimos a vigorizar nuestra acción sindical bebiendo en la fuente del ideal que nos aclararía nuestras dudas. Si nuestra acción sindical es débil, lo es, en suma, por pereza mental.

Pero la organización, nuestra organización sindical, que se resiente de nuestras ignorancias, sí que debemos robustecerla preferentemente a todos los problemas. No se ganan batallas sin soldados y, como al principio indicamos, somos pocos en número. Es necesario organizamos seriamente, lo más numéricamente posible, y no dudamos que el Congreso consagrará a esta necesidad todas sus preferencias arbitrando aquellos medios que crea adecuados. La burguesía es fuerte porque, además de ser inteligente, tiene en las filas de sus partidos políticos los soldados, que deberían estar en el gran partido del Trabajo. La multiplicidad de estos partidos políticos lleva al nuestro hondas desviaciones, discrepancias y apasionamientos que aseguran el triunfo burgués en casi todas las luchas que emprendemos. Mientras nuestros hombres, mientras nuestros sindicalistas sean preferentemente esto, aquello o lo de más allá con que les etiqueta la predicación burguesa, el Sindicalismo revolucionario no será tal porque fluctuará en el maremágnum de todos los ilogismos y de todas las contradicciones.

Se impone, consiguientemente, una seria e incesante propaganda de ideas y de organización en nuestro campo obrero, y esta necesidad es la que sometemos a la consideración del Congreso. Creemos tan urgente esta propaganda de ideas y estos trabajos de organización, que no titubeamos en vaticinar seguros fracasos si el Congreso no logra dar con el medio de intensificarla. Si no se da con este medio, nuestra acción sindical quedaría absorbida en breve por la acción política. No faltan políticos que ya se vanagiorian de haberlo conseguido, buscando así el agradecimiento de las clases burguesas en el mismo instante que dicen defender al proletariado. Queremos esperar que la labor de este Congreso desmentirá aquel propósito burgués, labor que desplegará en todos nuestros sucesivos actos aquella orientación y actividad que puedan anularlo.

Expuestas estas ligeras observaciones, no le queda al Ateneo Sindicalista más deber que el de saludar a los compañeros congresistas deseándoles acierto en sus deliberaciones.

Por la Junta:
El secretario general, José Fontfreda.
El secretario segundo, Pedro Cusco.

Terminada la lectura de este hermoso trabajo, el compañero Herreros propone y así se acuerda por el Congreso que se publique en Solidaridad Obrera. También se dio lectura al siguiente saludo del compañero Anselmo Lorenzo:

AL CONGRESO DE SOLIDARIDAD OBRERA

Compañeros:

Elegidos por la confianza de vuestros compañeros asociados, cada uno sois la expresión del pensamiento de vuestros representados y eco también de las aspiraciones del proletariado en general. Vais a celebrar un pacto destinado a influir en la marcha siempre progresiva de la humanidad. Ante vosotros el libro de la historia presenta una página en blanco; preparáos a llenarla con honra para vosotros, con provecho para todos, presentes y futuros.

Habéis aprendido sociología en las tristes aulas de la explotación del salario, resumen de la esclavitud y de la servidumbre. Cada uno de vuestros conocimientos experimentales es resultado de un dolor. Vuestra ciencia no es toda adaptación del pensamiento ajeno esparcido por la imprenta, es en gran parte rebeldía enérgica contra ese abominable derecho de accesión otorgado hace siglos por el legislador romano a los propietarios, a los usurpadores de la riqueza natural y social. Sabéis, no por ejercicio de la memoria, sino por excitaciones del látigo capitalista, que os acosa, haciéndoos tropezar con la dureza autoritaria, con la codicia agiotista y con todas las plagas de la miseria. Sois, no ya el cuarto estado que quedó irredento en 1789 y al que pretende aburguesar la democracia social y el radicalismo político; sois menos todavía para la sociedad presente, aunque seáis mucho para la sociedad futura; sois los obreros despojados del relativamente noble carácter de artesanos, convertidos en peones, en restos de la antigua industria que se transforma sucesivamente en accesorios de la máquina y en unemployed, obreros desocupados, sin jornal, sin pan, sin hogar, sin amor, sin tierra que pisar, que sobran, que estorban, que mueren en un rincón, en un transatlántico o en el campo yermo de una colonia lejana.

Sois, pues, lo que se llama la más baja capa social, la que sustenta todas las restantes. cada una de las cuales participa relativa y proporcionalmente del privilegio. Por lo mismo estáis excepcionalmente capacitados para la gran obra humana: la reorganización de la sociedad sobre la base de la participación de todos en el patrimonio universal, la contribución de todos a la producción y la distribución racional de los productos; porque si es verdad, juzgando al hombre que donde está su tesoro está su corazón, vosotros, cuyo positivo bien está en lo porvenir, que no explotáis a nadie, que a nadie engañáis, que no dejáis a vuestro paso víctima alguna, que no tenéis la menor ventaja en el antagonismo general de intereses que caracteriza la sociedad y que practicáis la asociación para fines redentores, podéis sentar las bases de la sociedad definitiva.

Libertad: el individuo, en la plenitud de su conciencia y de su sentimiento, libres el corazón y la cabeza para la determinación racional y potencial de la voluntad; los individuos capacitados para ejercer voliciones racionales y eficaces, unidos en libre pacto para llevar su pensamiento, su voluntad y su acción a los últimos límites de lo posible; eso es el sindicalismo; eso habéis de ser vosotros; eso debe ser vuestro congreso, para que de él brote la luz y la fuerza que eleve al proletariado, en recompensa de tantos siglos de tiranía, a la condición de salvador y regenerador de la humanidad.

Así como el átomo o la parte invisible de un cuerpo tiene su vida, su autonomía y su regularidad, y de las de todos ellos resulta la normalidad de un ser, así también la sociedad ha de reflejar la satisfacción de cada infante, de cada hombre, de cada mujer, de cada anciano como grandioso resumen de bondad y de belleza en este mundo que habitamos.

Atreveos a manifestar vuestra verdad a los privilegiados del mundo, puesto que todos ellos, sin distinción de color, creencia ni nacionalidad, por lejos que se hallen y a pesar de las fronteras y de los mares, impone a cada uno de nosotros su socaliña rentística en los materiales, en los transportes, en las aduanas, en el cambio, puesto que son amos de parcelas del mundo, y, por derecho de accesión, de los frutos naturales, de los frutos industriales y de los frutos civiles. Decidles, para que a la vez se enteren todos los trabajadores que aún vegetan en la insolidaridad, que queréis ser hombres en la amplitud que la naturaleza y la sociedad pueden desarrollar el tipo humano; que el Sindicalismo, la fuerza económica, ha de reemplazar a la fuerza política y autoritaria de los Estados; que la humanidad ha entrado en nueva vía; que la sociedad ha de conformarse con el hombre, no el hombre con la sociedad, y que se aproxima el día en que el derecho se reconozca con la sola presencia del individuo y no con la inscripción en el Registro de la Propiedad.

Inspirados en el más puro criterio, con la mira puesta en el ideal de unidad y de integridad humana, resolved los asuntos a la orden del día del congreso; cread una organización extensa y poderosa que recoja todas las iniciativas individuales y reúna la fuerza y la inteligencia del número, y mereceréis la aprobación y el aprecio frateral de vuestros compañeros.

Salud.

Anselmo Lorenzo.

Se leyó también la siguiente comunicación del compañero V. García:

A LOS DELEGADOS

Compañeros:

Vosotros habéis venido al Congreso porque sentís la necesidad de una unión de fuerzas proletarias, decididas a luchar para mejorar la suerte. No es una unión de carneros lo que venís a hacer, que caminan por donde el pastor los dirige; es una unión de energías y voluntades; es una unión de vida y orientación, que dará luz y energía a los espíritus oscuros y timoratos y reforzará los espíritus fuertes.

No es la castración de los cerebros y las voluntades la obra que venís a hacer sino la de la liberación de todos. No buscáis las cotizaciones, puesto que sabéis que nunca el céntimo del obrero formará el montón necesario a derribar el millón burgués. Buscáis la unión que hace la fuerza y la ley; buscáis la instrucción que hará perfecta y sólida la unión, y que llevará a los obreros a la conquista de su emancipación.

Lo que vale la unión lo habéis visto en julio de 1909. Cataluña organizada se levanta contra el monstruo infame de la guerra, y si no venció es porque el enemigo contaba con fuerzas en el resto de España, que envió a sofocar el grandioso movimiento. ¿Se hubiera conseguido ese movimiento sin esa organización del obrero catalán? Seguro estoy que no.

Por ilustrado que uno sea por solidario que se crea, el individuo sin organización es cobarde, no puede contar más que con él solo, no intentará nada grande en sentido de lucha, y si lo intenta, será estrujado antes de reunir a su alrededor los elementos necesarios para hacerse respetar. No sucede así al hombre organizado, sabe que tiene a su lado quien le defienda, conoce su estado intelectual, material, su intención, sensibilidad; marca de antemano de forma matemática la fuerza con que cuenta.

¿Es posible llegar a una huelga general sin organización obrera? Luego, ¿cómo es posible que persona sensata combata la organización?

Que la organización actual es defectuosa conforme; pero combatamos sus defectos, subsanémoslos, vayamos camino de su perfección, pero no de su destrucción. El hombre que combate la organizaCión obrera o es un monstruo o es enemigo del obrero. Pueden las minorías imponerse; una parte del pueblo organizado puede arrastrar al resto según la ocasión o el asunto que apasione; pero esas minorías no son el individuo aislado. El obrero aislado, por fuerte que se crea, es una débil paja en esta organización de explotación que juega a impulso del soplo burgués.

¿Por qué Cataluña quedó sola en la lucha en julio de 1909? Porque las otras provincias no tenían organización obrera y la que había no tenía conexión. ¿Es que se rechaza aquel glorioso movimiento? Si se aprueba, y si no se siguió, débese únicamente a la falta de organización y de orientación proletaria.

Cierto que en España hay una organización proletaria, pero si creyéramos que esa organización respondía a las circunstancias, si supiéramos que con nuestro aumento respondería, yo creo que haríamos una mala obra haciendo otra. Pero es mi opinión que haciendo la Confederación que este Congreso realizará, es el único medio de llegar a la unión, porque viendo que la mayoría proletaria que milita no la sigue, progresará, nos hallaremos en la lucha y nos daremos el abrazo que sembrará el terror en la burguesía.

Votaría por una sola organización obrera, si esto es factible, sin detrimento de nadie, pero jamás por ninguna otra organización. Os haré una confesión: no he visto a los que os predican que la organización es mala para hacer nada grande, digno de rebeldes; pero los he visto someterse a inicuas explotaciones que no lo hubieran hecho otros con menos pretensiones, pero organizados. Y ya con la pluma en la mano, permitidme mi opinión sobre la labor del Congreso. Los temas son muchos para tres días y casi todos de secundaria importancia. Si pudiera encerrar las opiniones de todos, los limitaría a dos o tres, que son bastante para un primer Congreso, dejando los demás para que, estudiados por las sociedades, dieran sus dictámenes en un tiempo determinado a una comisión nombrada con tal objeto, y ésta lo procurase poner en práctica.

1° Constitución de la Confederación. Sociedades que la componen. Relaciones y medios.

2° Propaganda: el órgano forzoso a todo sindicato y recomendado el todo sindicado, en el que se insertarán todas las convocatorias, dando al efecto seis u ocho páginas, sin aumento de precio, sufragado por los sindicatos a razón de sus sindicados.

3° Creación de escuelas racionalistas.

Estos temas tienen sus adiciones. Al primero, entre otras, ésta: No pertenecerá más que una sociedad del mismo oficio de una localidad, y ésta, si hay federación en su oficio y pertenece a la Confederación, deberá estar federada. Al segundo: Todo colaborador deberá pertenecer a alguna sociedad, si la hubiere de su oficio en el pueblo que resida, que esté adherida a la Confederación en España, y fuera de la nación que resida. La creación de comisiones organizadoras en todas las localidades y de excursiones para organizar los campesinos, mineros, etc. Al tercero: Comisión encargada de organizar escuelas que obren de acuerdo con la Liga de Enseñanza Racionalista, que podrá facilitar profesores y orientar sobre las condiciones y medios.

Otras más observaciones haría si no tuviera confianza en que no os son necesarias y temiese el que, mal interpretadas, supusierais pretendía rebajar vuestros conocimientos en estos asuntos, que no dudo serán superiores a los míos, que jamás acudí como delegado a ningún Congreso y que abrigo la idea de no acudir para guardar mi independencia.

Fuera animosidades y procúrese con serenidad y fijos los ojos, y sintiendo el corazón en el bien común, hágase algo práctico que haga digno al proletario español de conservar las simpatías internacionales que el proletariado catalán ganó la semana gloriosa que marcó el 26 de julio de 1909. Que las lecciones de las Federaciones fracasadas, por querer ir más lejos de lo que la intelectualidad proletaria permitía, sean guías para hacer, si no una obra perfecta, que lejos estoy de creer, por lo menos obra práctica y sólida.

Téngase en cuenta que la ciencia hace inservible hoy lo útil de ayer; que la moderna industria exige modernos métodos de lucha; que si la política es perjudicial al proletariado la huelga suele serlo también, y que si de ella no puede prescindirse; sí, por el contrario, generalizada, será nuestra salvación; antes que ese ventUroso día llegue, la evolución de la sociedad burguesa, para sostenerse a flote de la sociedad, exige una evolución en la lucha, en la propia huelga, que el progreso proletario está lejos hoy de poder practicar con éxito.

La intelectUalidad proletaria deja mucho que desear, y he aquí que el mejor paso que puede darse es la creación de escuelas racionalistas en todos los sindicatos. Sobre la facilidad de realización tendremos ocasión de discutir.

Un apretón de manos.

V. García.

También se dio lectura a la adjunta comunicación del grupo Esperanto:

AL CONGRESO OBRERO ESPAÑOL

Aprovechando la circunstancia de estar reunidos en este Congreso representantes de todo el obrerismo español, nosotros, partidarios de una lengua universal, nos hemos creído en la ineludible necesidad de que el proletariado español oiga nuestra voz vibrante en estos momentos de lucha; hermosa y grande al fin que se dedica.

Todos los obreros del mundo, todas las víctimas del salario luchan en una u otra forma para su emancipación. Siendo unas las aspiraciones de todos, es inútil querer prescindir de una fórmula que establezca el contacto moral de todos los explotados del orbe. La lengua internacional Esperanto aporta este fin. La lengua internacional Esperanto viene a los hombres, a los explotados, a los parias todos del universo, para que en la pura comprensión de las ideas y en la fraternización de los espíritus, se establezca la lucha para que el mantel de la victoria cubra a todos los luchadores. La lengua internacional Esperanto viene a colocar a todos los pueblos que por la ignominiosa actual ley humana están distanciados, colocados en comunicación directa.

Negar la necesidad de una lengua internacional es negar el progreso y la civilización moderna. Si hoy que se han acortado las distancias de tal manera, que por medio del ferrocarril, el automóvil, los grandes navíos y los modernos sistemas de navegación aérea, nos vemos transportados en un breve espacio de tiempo a diversos países, ¿por qué en esta acción material de aproximación no se ha de establecer la moral para que así inutilice y haga desaparecer los límites de los pueblos, negadores del avance progresivo humano, estableciendo la hermosa finalidad de un pueblo y una familia?

Es el molde de la tradición de los hombres. Son los crímenes de todas las épocas que bajo la ficción de una raza diferente de la otra, y de un nefasto amor a un pedazo de tierra han hecho estallar sangrientas guerras en que se han aniquilado y destruido mutuamente pueblos entre pueblos y hombres entre hombres; creando por todas partes el odio más execrable, enaltecido y manifestado en diferentes enseñas y haciéndoles servir de símbolos para que así se perpetúen las tiranías de los pueblos.

Todo se desenvuelve y desarrolla creando y evolucionando hacia un estado de relativa perfección. Lo que más ha quedado estancado y sumido en la humanidad ha sido la filología. Casi todos los filólogos no han tenido otra preocupación, otra idea que la de estudiar a fondo las lenguas muertas; lenguas que se hablaron en antiguos pueblos de civilizaciones pasadas. Lenguas que murieron con sus pueblos para no renacer jamás. En algo nuevo, en algo práctico; en crear y desarrollar la filología para que evolucionare al igual que las otras ciencias tenían que haberse preocupado estos hombres, que conociendo a fondo semejante ciencia hubieran podido aportar algo beneficioso.

Pero todo ha resurgido, todo se ha hallado. La humanidad tendría que haber entonado una melódica consonancia al hosana de la fraternidad, el canto de amor de los hombres. Un hombre en las miserias y en los odios de su pueblo, halló la idea que antes de desarrollarse era solamente una esfinge, una sombra, un sueño de realidad. Cuando más grandes son las dificultades para la realización de tan magna obra, más intenso y vivo es nuestro entusiasmo para propagada. No nos acobardamos nunca: no nos rendimos para nada; no lo abandonamos; vamos siguiendo siempre fuertes y decisivos, altivos y potentes; erguidos con alta frente vamos propagando y sembrando la hermosa, la buena y fructífera semilla, que creciendo rápidamente, engrandeciéndose por momentos; siendo inútil ya aventurar su muerte o su desaparición. Muy al contrario, vedla cómo vive, cómo crece, cómo sube hermosa y' fresca, no tardando mucho en alcanzar la cima de la realidad, sentando sus dominios en el mundo.

Por esto, compañeros, nos dirigimos a vosotros, a todos los obreros, a todos los que sufren el yugo de la esclavitud de los modernos tiempos, para que capacitéis y meditéis esta obra humana, percatándoos del inmenso valor que representa para el proletariado la adquisición de la lengua internacional.

¡Obreros, compañeros de trabajo! A vosotros que reunidos en magna asamblea vais a discutir grandes temas, vais a sentar el camino a seguir marcando orientaciones firmes y de provecho para el obrero español, nosotros os dedicamos este pequeño trabajo para que os compenetréis de lo que en él va expuesto, y siendo como es una lengua fácil en su estructura y para los que nos dedicamos a un trabajo manual y no tenemos el tiempo suficiente para estudiar, que no dejéis caer en el vado uno de los ramos que el sindicalismo necesita para hacer factible la internacional obrera y llegar a las célebres frases de trabajadores del mundo, uníos, y con una lengua universal y común a todos los pueblos y razas llegaremos en apretado conjunto a la emancipación humana.

El Grupo Esperantista Libero.

PRIMERA PONENCIA
TEMA 3° ¿Es de necesidad o conveniencia para el sindicalismo que la Solidaridad Obrera pase a ser una Confederación Nacional?

DICTAMEN:

Que se constituya una Confederación General del Trabajo Española, integrándola temporalmente todas aquellas Sociedades no adheridas a la U.G.T. en la condición de que una vez constituida la C. G. del Trabajo Española, se procure llegar a un acuerdo entre las dos Federaciones, a fin de unir toda la clase obrera en una sola organización.

Barcelona, 30 de octubre de 1910.
José Carreras, Peluqueros de San Martín.
Jerónimo Farré, Arte de Elaborar Madera de Tarrasa.
Joaquín Zuferri, Federación Obrera y Sociedad de Obreros en Madera de Zaragoza.
José Belis, Obreros Varios de Badalona.
Juan Cuscó. Carpinteros de Barcelona.

A este dictamen acompaña el voto particular de los ponentes que representan a las Sociedades de Agricultores de Sitges y Unión de Grabadores en Cilindros de ésta que es como sigue:

Que la Confederación Regional de Sociedades Obreras que constituye Solidaridad Obrera continúe siendo Regional con la inteligencia de procurar ponerse inmediatamente en relación con la Unión General de Trabajadores de España para procurar una Unión entre las demás Federaciones y con el fin de federar a cuantas no estén actualmente ni en uno ni en otro organismo.

Barcelona, 30 de octubre 1910.
Juan Durán.
Jacinto Puig.

Se abre discusión sobre este tema, a cuyo efecto la asamblea abre tres turnos en pro y tres en contra, usando de la palabra en primer término el compañero Farré, de Tarrasa, el cual dice, que no se tome el dictamen de mayoría como odio hacia la Unión General de Trabajadores, sino que, por el contrario, al discutirse el tema de una Confederación Nacional Obrera, es con el fin de agrupar en una Federación a las Sociedades que viven fuera de la Unión General de Trabajadores.

El compañero Puig, de los Grabadores en Cilindros, usa de la palabra para defender el voto de minoría. Alega en su apoyo que la Unión General de Trabajadores admitiría en su seno a la Federación Obrera Catalana, y en su consecuencia pide sea aprobado el voto de minoría y rechazado el de mayoría. A más, dice que de ser declarada nacional la Federación Solidaridad Obrera sería caliñcada de amarilla.

Usa de la palabra el compañero Negre, el cual empieza . rogando a todos los delegados no se apasionen en las discusiones, pues aquí -dice- no se busca la desunión, sino que por el contrario, se busca luz y armonía entre todos los explotados. Agrega que la iniciativa de convertir Solidaridad Obrera en Confederación española partió, no de está misma Confederación sino de muchas entidades de fuera de Cataluña, que ávidas de solidarizarse con las Sociedades que hoy no se hallan dentro de la Unión General de Trabajadores en cambio ven con simpatía los medios de la lucha directa. Agrega que la fundación de una Confederación Regional española no implica el que exista la Unión General de Trabajadores, pues la Confederación nunca se pondría frente a aquélla, sino que la apoyaría en todas sus luchas. Indica además, que fundada la Federación Obrera Española se verá cuál de los medios es más práctico, si el empleado por una u otra Federación. Rebate lo dicho por el compañero Puig, diciendo que desde los pasados sucesos de julio a la fecha, han integrado a Solidaridad Obrera más de veinte Sociedades, prueba palpable de la labor fructífera empleada por la misma. Termina diciendo que si la clase obrera de otras regiones hubiera estado agrupada en los sucesos de julio otro hubiera sido el fin de los mismos, y no se hubiera dado lugar a las brutales represiones que tuvieron efecto en Cataluña y en otras regiones españolas.

El compañero Salas, de los Peluqueros, se pronuncia en favor del voto de minoría, alegando para ello que la creación de una Confederación Obrera Española sería la división del proletariado.

El compañero Álvarez, representante de las Sociedades Obreras de Gijón, habla para apoyar la creación de la Federación Obrera Nacional. Aduce para ello infinidad de datos estadísticos en los cuales se manifiesta que hay fuera de la Unión General de Trabajadores muchas más Sociedades de las que integran a dicha Unión; dice que la prueba palpable del deseo que existe para la creación de la Confederación Española es el gran número de Sociedades que asisten al presente Congreso; además agrega que la táctica hasta hoy empleada por la Unión General de Trabajadores no satisface las aspiraciones del proletariado consciente. Termina diciendo que las Sociedades por él representadas están en un todo conformes con la creación de la ya mentada Confederación Nacional Obrera.

El compañero Cabaña, delegado de los Ebanistas, después de saludar a los congresistas hace algunas manifestaciones con objeto concreto de combatir el dictamen de mayoría. Dice que aunque su Sindicato no pertenece a la Unión General de Trabajadores ve con simpatía dicho organismo y propone continúe Solidaridad Obrera siendo Confederación Regional.

El compañero Farré hace uso de la palabra para rectificar. Dice que los Sindicatos de Tarrasa son contrarios en un todo a la táctica seguida hasta hoy día por la Unión General de Trabajadores y por tanto partidarios de la creación de la Federación Española.

El compañero Puig, de los Grabadores, dice que no le han convencido ninguno de los argumentos expuestos por sus contrincantes, y termina diciendo que la Unión General de Trabajadores modificaría su táctica si en ella ingresara la Federación Catalana.

El compañero Negre se levanta para rectificar y dice que no se apasionen los compañeros en la discusión y que después de escuchar a los que han hablado en pro y en contra de la creación de una Federación Obrera Nacional juzguen con su voto la necesidad o no de la creación de la mentada Federación. Insiste en sus anteriores manifestaciones poniendo de relieve la suma necesidad que hay para la creación de esta Federación Nacional. Dice que las persecuciones que a diario sufren los obreros afiliados a Solidaridad Obrera demuestran palpablemente la labor emancipadora que realiza esta Federación y el terror que la burguesía siente al solo anuncio de cualquier lucha económica; añade que esta Federación Nacional no fracasará, pues han de integrarla obreros conscientes y decididos. Se ha dicho para combatir a esta Federación que está compuesta sola y exclusivamente de anarquistas, no siendo esto cierto, pues en las decisiones de las Sociedades se observa la más estricta neutralidad, integrándola obreros de todos los matices. Termina diciendo que los que en momentos difíciles para Solidaridad Obrera la difamaron en vez de defenderla como era su deber, son dignos de ser despreciados.

Hace uso de la palabra el compañero Sala: empieza manifestando que tanto Solidaridad Obrera como otro organismo de carácter local debe lógicamente fundirse en una sola entidad, la cual sea nacional. Parece que hay interés marcado en poner a Barcelona sobre el nivel de las demás regiones, sin tener en cuenta que Cataluña se realzó gracias al impulso de los demás obreros del resto de España y no, como aquí se trata de demostrar, por propio esfuerzo. No quiere esto decir que yo niegue que ha sido mucho lo que los obreros catalanes han luchado para su educación, pero siempre con la ayuda eficaz del resto de los obreros de las otras regiones.

Sierra Álvarez dice le causa gran extrañeza que algunos compañeros hagan uso de la palabra en contra de nuestros argumentos, queriéndonos demostrar las bondades de la Unión General de Trabajadores, olvidándose por completo de los hechos punibles llevados a efecto por esta entidad, hechos que podían lograr la derrota de compañeros nuestros que se hallaban en huelga; y en demostración de esta afirmación, recuérdese la actitud de esta entidad en 1902, con motivo de la huelga general de los obreros metalúrgicos de Barcelona. Asimismo se afirma por los que me han precedido en el uso de la palabra, que al pasar a ser nacional la Federación Regional de Soliduidad Obrera, y estando constituida otra Federación Nacional sería aquélla declarada amarilla. Y yo he de presentar tres hechos concretos que nos prueban nos debe tener sin cuidado el dictado que quieran darnos: la Confederación General del Trabajo conceptuó como amarilla a la Federación Nacional Bonaerense y a pesar de ello era más fuerte que la federada; igual caso se repitió en Bélgica, y para terminar habré de citar el caso de que en Vigo existe una Sociedad compuesta de once individuos, la cual pertenece a la Unión General de Trabajadores, en tanto existe otra del mismo oficio, no federada, que cuenta con un número de 86 individuos, que es la que ha merecido el dictado de amarilla, siendo la que cuenta más fuerza.

El delegado de los Ebanistas cree que aquí ya se han manifestado suficientemente las dos tendencias e insiste en lo que ya manifestó anteriormente.

A propuesta de la presidencia se da de nuevo lectura al dictamen y al voto particular. Seguidamente se pasa a votación, la cual da el siguiente resultado: 84 votos en pro, 14 en contra, 3 abstenidos.

A la una y media se levanta la sesión, quedando constituida la mesa para la siguiente en esta forma:

Presidente, Sierra Alvarez; secretarios, Ferré, Salud y Herreros.
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