Índice de Historia de la Nación Chichimeca de Fernando de Alva IxtlilxochitlCapítulo LIICapítulo LIVBiblioteca Virtual Antorcha

CAPÍTULO LIII

Que trata de algunas guerras y conquistas que hicieron las tres cabezas del imperio, Axayacatzin rey de México, Nezahualpiltzintli de Tetzcuco y Chimalpopocatzin de Tlacopan, y muerte de Xihuitltémoc señor de Xochimilco

Entre los señores que ayudaron al rey Axayacatzin contra el de Tlatelulco y sus aliados, fue uno de ellos Xihuitltémoc, señor de la ciudad de Xochimilco, valerosísimo capitán y muy diestro jugador de pelota, de donde le vino su daño; porque después de hecha la guerra atrás referida, quiso el rey Axayacatzin hacer fiestas a sus valedores, y entre los regocijos que hubo fue uno el del juego de la pelota, de que el rey se preciaba mucho, aunque Xihuitltémoc le competía en mayor destreza; y así metido en cólera el rey, viendo que perdía muchas rayas, echó el resto y apostó el mercado y la laguna de la ciudad de México contra un jardín que Xihuitltémoc tenía en la de Xochimilco, el cual no advirtiendo la hazaña y cólera del rey, admitió luego el convite, y a pocos lances le ganó, de que quedó escocido y entre sí fraguando el modo que tendría para ejecutar su ira; y fue que habiéndose ido Xihuitltémoc a su ciudad, otro día después fueron cierta cantidad de soldados de la guardia con voz de que lo iban a visitar y darle alguna parte de las rentas de la laguna y el mercado, y al tiempo que lo saludaron y dieron sus presentes, le echaron un collar de flores al cuello en que iba oculta una soga por cierto artificio y traza que dieron algunos caballeros de la misma ciudad; le dieron garrote y lo mataron sin tener lugar de poderse escapar. Esta severidad fue causa para que de allí en adelante, los otros señores procuraran no burlarse, no ponerse con su rey en semejantes lances. Los tres reyes, habiendo juntado sus gentes, fueron contra los de la provincia de Matlaltzinco y los vencieron, y con los cautivos poblaron el pueblo de Xalatlahuco, y luego fueron contra los de Tzinacantépec, contra los ocuiltecas, Malacatépec y Coatépec, y contra los chichimecas y otomíes de todas las provincias que contienen tres naciones, que son otomíes, mazahuas y matlatzincas, cuyos pueblos son Xiquipilco, Xocotitlan, Xilotépec, Teuhtenanco, Tlacotépec, Callimayan, Amatépec, Zimatépec y Tolocan. Aunque fue trabajoso el sujetar estas tres naciones por ser gente belicosísima, en donde más se trabajó y corrió riesgo el rey Axayacatzin, fue en Xiquipilco, porque Tlilcuezpali, señor de aquella provincia y muy valeroso capitán, le estrechó en tanta manera, que demás de haberle dado un golpe en un muslo de que quedó muy mal herido el rey, y dádole muchas heridas, le tuvo rendido y casi para acabarlo de matar, y pasara muy adelante su osadía y coraje, si no fuera por Quetzalmamalitzin, uno de los catorce grandes y capitán general del reino de Tetzcuco, que con su gran valor se metió entre los enemigos y con gran animo y osadía liberó al rey mexicano, y fue preso y cautivo Tlilcuezpali con otros muchos capitanes de su valía. Fueron de los contrarios, cautivos más de doce mil personas, y de los del imperio no llegaron a mil los que en estas batallas murieron. El rey Axayacatzin quedó lisiado de la pierna, aunque sanó de las heridas y habiendo repartido las tierras de los conquistados entre las tres cabezas, hicieron mercedes a todos los señores que fueron en su defensa, dándoles pueblos y lugares en estas provincias, entre los cuales los que más se aventajaron fueron Quetzalmamalitzin señor de Teotihuacan, que era el capitán general y uno de los grandes del reino de Tetzcuco, y así los tres reyes le dieron por su divisa y armas una pierna de un rey, que del muslo le salían llamas de fuego, por la hazaña que hizo en librar al rey de México. Acapioltzin, coadjutor del rey de Tetzcuco, que se le dieron por sus armas y divisa tres pendones de oro y plumería con tres cabezas de lo mismo, y Mocahuhqui que hicieron señor de Xalatlauhco. Otros muchos señores fueron premiados y se les dieron sus armas y divisas conforme a sus hechos y hazañas. Después de haber puesto sus presidios y gente de guarnición en lo más necesario de estas provincias, se volvieron a sus tierras, y llegados a la ciudad de México fueron sacrificados en el templo mayor todos los cautivos habidos en estas guerras. Cúpole al rey de Tetzcuco de parte del valle de Toluca, Maxtlacan, Coquitzinco y otros lugares, en donde le fueron señalados de tributos en cada año ochocientos ochenta fardos de mantas finas, labradas y veteadas de diversos colores de pelo de conejo; otros trescientos sesenta fardos de otras mantas con sus cenefas de lo propio, y cuarenta fardos más siete de otras mantas de pluma que servían de sobrecamas, que por todas venían a ser veinticinco mil seiscientas siete mantas sin las preseas de joyas de oro, aderezos y divisas de plumería fina, y en cada año y lugar una sementera de maíz, en donde se cogía gran cantidad de ello; y por mayordomo y cobrador de todo esto, puso a uno llamado Yáotl. Por el mismo modo y cantidad se les repartió al rey de México y al de Tlacopan cierta parte, que sería como la quinta, según por los padrones reales parece.

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