Índice de Historia de la Nación Chichimeca de Fernando de Alva IxtlilxochitlCapítulo IIICapítulo VBiblioteca Virtual Antorcha

CAPÍTULO IV

Que trata de la venida y población que hizo el gran chichimeca Xólotl en las tierras de los tultecas

Habían pasado cinco años que los tultecas se habían destruido y estaba la tierra despoblada, cuando vino a ella el gran chichimeca Xólotl a poblarla, teniendo noticia por sus exploradores de su destrucción, que fue en el año de 963 de la encarnación de Cristo nuestro señor que llaman macuili técpatl; el cual salió de hacia la parte septentrional y de la región y provincia que llaman Chicomóztoc, y habiendo entrado por los términos y tierra de los tultecas hasta llegar a la ciudad de Tolan, cabecera de su imperio, en donde halló muy grandes ruinas despobladas y sin gente, por lo que no quiso hacer asiento en Tula, sino que prosiguió con sus gentes enviando siempre exploradores por delante, para que viesen si hallaban alguna de la gente que hubiese escapado de la destrucción y calamidad de esta nación. El cual llegó a un lugar que se llama Tenayocan Oztopolco, lugar de muchas cuevas y cavernas, que era la principal habitación que esta nación tenía; de buen temple, aires y de buenas aguas, opuesta al nacimiento del sol, cerca de la laguna que ahora se llama mexicana; que con su acuerdo y con el de los más principales de su ejercito, se fundó allí su corte y principal morada, y habiendo tomado la posesión quieta y pacífica sobre toda la tierra que contenía dentro de todos los términos del imperio de los tultecas, por su persona y por la de sus caudillos y capitanes (que los más principales de ellos eran seis señores que se llamaban Acatómatl, Quahuatlápal, Cozcaquauh, Mitlíztac, Tecpan, Iztacquauhtlila), pobló con las gentes de su ejército, que fue el mayor número que se halla en las historias haber tenido ningún príncipe de los más poderosos que hubo antes ni después en este nuevo mundo porque, según parece sin las mujeres y niños, era más de un millón, y las tierras que pobló este gran ejército en su primer asiento fueron todas las que caen de la parte de adentro de las sierras de Xocotitlan, Chiuhnauhtécatl, Malinalocan, Itzocan, Atlixcahuacan, Temalacatitlan, Poyauhtlan, Xiuhtecuhtitlan, Zacatlan, Tenamítec, Quauhchinanco, Tototépec, Meztitlan, Quachquetzaloyan, Atotonilco y Quahuacan, hasta tornar a dar con la sierra referida de Xocotitlan, que todo ello contiene más de doscientas leguas de circunferencia; y los pocos tultecas que habían escapado de su destrucción, les dejó vivir en los puertos y lugares en donde estaban reformados y poblados cada uno con su familia, que fue en Chapoltépec, Colhuacan, Tlatzalantepexoxoma, Totolapan, Quauhquecholan, y hasta la costa del Mar del Norte en Tozapan, Tochpan, Tziuhcóac y Xicotépec, y lo mismo en Chololan, aunque algunos de ellos no pararon hasta la tierra de Nicaragua a donde fueron a poblar, y a otras tierras remotas, en donde no llegó con tanta fuerza la seca y calamidad referida.

Este gran chichimécatl traía por mujer a la reina Tomyauh en quien tuvo al príncipe Nopaltzin, que ya era mancebo cuando vino a estas partes, y era uno de los más principales caudillos de su ejército; y asimismo tuvo otras dos hijas en ella que nacieron en Tenayocan en donde tenía corte, que fueron las infantas Cuetlaxxochitzin y Tzihuacxochitzin. El cual procedía del antiquísimo linaje de los reyes teochichimecas, cuyo imperio y señorío estaba debajo del septentrión, cuales fueron Nequámetl Namácuix y otros muchos, según parece por la historia de los reyes chichimecas, y lo declara el canto que compusieron los infantes de México, Xiuhcozcatzin y Izcoatzin, que se intitula canto de la historia de los reyes chichimecas. Y este apellido y nombre de chichimeca lo tuvieron desde su origen, que es vocablo propio de esta nación, que quiere decir los águilas, y no lo que suena en la lengua mexicana, ni la interpretación bárbara que le quieren dar por las pinturas y caracteres, porque allí no significa los mamones, sino los hijos de los chichimecas habidos en las mujeres tultecas; aprovechándose los históricos de los labios que concluyen la partícula te para poder pronunciar tepilhuan.

Había poco más de veinte años que este gran poblador estaba poblando, cuando comenzaron a venir otros seis caudillos de su misma nación, también con cantidad de gente, que venían en su seguimiento, entrando cada caudillo un año tras otro; el primero de los cuales se llamaba Xiyotecua; el segundo Xiyotzoncua; el tercero Zacatitechcochi; el cuarto Huihuaxtzin; el quinto Tepotzoteaca; el sexto y último Itzcuintecua: a los cuales recibió y mandó poblar en las tierras y términos de Tepetlaóztoc. Y habiéndose reformado los tultecas que habían escapado de su destrucción y calamidad, y teniendo por su cabeza principal a Nauhyotzin, que residía en Culhuacan, suegro que vino a ser del príncipe Póchotl, acordó el gran chichimeca Xólotl de pedirles le diesen un cierto tributo y reconocimiento como a supremo y universal señor que era de esta tierra de Anáhuac. Nauhyotzin en nombre de todos los demás de su nación respondió: que la tierra la habían poseído sus mayores a quienes pertenecía; y que jamás ellos reconocieron ni pagaron tributo a ningún señor extraño, y que así ellos, aunque eran pocos y estaban acabados, pretendían guardar su libertad y no reconocer a nadie, sino tan solamente al sol y a los demás sus dioses. Y vista por Xólotl su determinación y que por medios de paz no habían querido allanarse, lo remitió a las armas; y así despachó al príncipe Nopaltzin su hijo con razonable ejército, que fue menester poca gente, porque sus contrarios, aunque juntaron toda la más que pudieron, no eran tan aventajados en la milicia como los chichimecas. Diose la batalla en la laguna y carrizales de Colhuacan; y aunque los culhuas tenían el campo aventajado para pelear en canoas, en pocos lances fueron vencidos y desbaratados por el príncipe Nopaltzin; y habiéndolos sojuzgado restituyó en el señorío de los culhuas a Achichómetl (que a esta sazón se llamaban así los del linaje de los tultecas), con cierto reconocimiento que diesen en cada año al gran chichimécatl Xólotl su padre. Esto acaeció en el año de 984 de la encarnación de Cristo nuestro señor y en el que llaman 13 calli.

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