Indice de Entrevista al C. General de brigada Nicolás Fernández Carrillo por Píndaro Urióstegui Miranda Por qué adoptó el nombre de Francisco Villa Carranza frena a VillaBiblioteca Virtual Antorcha

ENTREVISTA
AL GENERAL DE BRIGADA
NICOLÁS FERNÁNDEZ CARRILLO

Píndaro Urióstegui Miranda


RELACIONES DE VILLA CON MADERO Y CARRANZA.
EN CAMPAÑA

PREGUNTA
¿Señor general, recuerda usted cómo se conocieron Villa y Madero?

RESPUESTA
Por conducto de Don Abraham González.

PREGUNTA
¿Y cómo entró en contacto Pancho Villa con don Venustiano Carranza?

RESPUESTA
Mire, don Venustiano era Gobernador de Coahuila de donde también era Madero.

Desde que Madero inicia la Revolución, Carranza está a su lado.

Cuando Villa llega ante Madero, entre otras gentes conoce y empieza a tratar a don Venustiano. Luego si don Venustiano siguió o no siendo leal a Madero ya es otra cosa, el caso es que a la muerte de Madero, Pancho Villa reconoce a Carranza como Primer Jefe del Ejército Constitucionalista y juntos pelearon contra Victoriano Huerta.

Ya iniciada la bola dura, Villa comenzó a moverse más rápido por lo que don Venustiano empezó a desconfiarle.

A Villa no hubo quien le diera un cartucho, ni una carabina, él y sus jefes se los proporcionaban sacándoles dinero a los terratenientes. Agarraban a cuatro o cinco hombres de mucho dinero y les pedían cien mil pesos y con eso se sostenían y había también un poquito de pasadas de contrabando de parque y armas.

Con todo esto se fueron formando y organizándose en la Sierra de La Molar. Y como le digo, de ahí se dividieron: Tomás Urbina se fue por órdenes de Madero a Parral y Santa Bárbara para auxiliar a Guillermo Baca, mientras Villa se fue con el resto de la gente a la hacienda de Bustillos.

PREGUNTA
¿Cómo se iniciaron las actividades militares de Villa al lado de don Venuestiano Carranza?

RESPUESTA
Ahora verá.

Tomás Urbina, Maclovio Herrera y Manuel M. Chao, se levantaron en contra del gobierno de esa época que estaba en poder de VÍctoriano Huerta.

Tomás Urbina con su gente tomó Ciudad Jiménez, mientras que Maclovio Herrera y Manuel M. Chao hacían lo propio en Camargo y Parral.

En esos combates cuando se tomó Camargo, surgió un general, don Rosalío Hernández, que tenía mucha gente y al ocurrir el levantamiento lo hallaron firme allí.

Entonces nombraron una comisión, al mando de un capitán Juan Mora Salcido, con veinte hombres que fue a buscar a don Venustiano Carranza para ponerse a sus órdenes, pero no lo encontraron porque don Venustiano se encontraba en Sierra Mojada.

Juan Mora Salcido y sus hombres sc metieron a Sierra Mojada pero se encontraron con unos cien rurales con los que trabaron combate, perdiendo Mora Salcido todos sus hombres por lo que tuvo que devolverse sin poder cumplir la comisión.

En aquellos días llegó Villa, con nueve hombres, procedente de Estados Unidos; acababa de fugarse de la penitenciaría.

En cuanto llegó a Camargo don Rosalío Hernández, se le presentó con ochocientos soldados; ya Villa traía el nombramiento de general firmado por don Venustiano Carranza.

Inmediatamente mandó a hablarles a Maclovio Herrera y a Manuel M. Chao a Parral, pero éstos se negaron no queriendo reconocerlo.

Entonces Villa les habló fuerte y les dijo: ya les mandé la copia que manda el primer jefe -así se le decía a don Venustiano-, si ustedes no vienen a estas conferencias voy a comenzar con ustedes.

Luego Urbina y Chao se fueron a Camargo y se pusieron a sus órdenes.

Cuando don Venustiano desconoció a Victoriano Huerta, él peleó, pelearon sus tropas al mando de un general Pancho Coss que fue el más activo de Saltillo. Así ya se fueron a la hacienda de Guadalupe y firmaron el Plan de Guadalupe. De ese lugar don Venustiano mandó a Breceda a buscar al general Villa que se encontraba en Rosario. Se presentó Villa y firmó para desconocer al gobierno espurio de Huerta y así fue la cosa.

PREGUNTA
¿Cómo se fue realizando la campaña propiamente de Villa en el lapso desde que Carranza se levanta hasta ue entra a la ciudad de México?

RESPUESTA
Mire usted, el general Francisco Villa dominó la situación durante toda la campaña.

Habia limpiado desde Ciudad Juárez, todo Chihuahua, Durango y Coahuila y ya habiendo dominado todo, se trajo a don Venustiano Carranza y lo puso en el gobierno de Coahuila.

El señor Carranza provocó una entrevista entre el general Villa y un general Scott en el puente internacional. Yo fui acompañando a Villa con la mitad de los hombres más o menos, pero eso solamente fue un pretexto de Carranza para alejar a Villa de Torreón, porque durante la ausencia del general Villa, Carranza pasó a Durango y le mandó a hablar a Pánfilo Natera a Zacatecas y a los hermanos Arrieta para completar entre las dos divisiones ocho mil hombres sin gran cosa de parque y sin artillería.

Su idea era la de ocupar Zacatecas e impedir que Villa avanzara más.

La plaza de Zacatecas estaba ocupada por un general Medina Barrón con dieciocho mil hombres y tenía bastantes cañones y ametralladoras.

Panfilo Natera y los Arrieta atacaron pero fueron rechazados sufriendo bastantes bajas por lo que tuvieron que retirarse.

Como usted sabe, la ciudad de Zacatecas se encuentra en el pozo de unos cerros.

Al conocer Carranza la derrota de las tropas de Natera y los Arrieta, le ordenó a Villa, que ya se encontraba en Saltillo, que mandara al general J. Isabel Robles con diez mil hombres y que le diera los sesenta cañones que tenía, a lo que Villa contestó que no podía mandar a J. Isabel Robles porque se encontraba herido de un brazo y de una pierna.

Nuevamente Carranza ordenó en esta vez que fuera Tomás Urbina, pero éste dijo: hombre, dígale usted a Carranza que yo no puedo tomar ese mando, porque me expongo a que me pase lo mismo que a Natera y a lo mejor nos quitan la artillería que tantos sacrificios nos ha costado hacernos de ella, ¡yo no voy, y rotundamente me niego a ir!.

Todos los jefes con mando de tropa nos encontrábamos en un hotel y ahí llegó la orden de Carranza diciendo: que vaya Maclovio Herrera.

Maclovio Herrera era sordo y cuando empezaron a hablar por la hebra, seguramente se enojó porque dijo que Carranza era un hijo de una mala madre por no decir tal como se dice de la madre.

Entonces Carranza dijo: que vaya pues Villa, pero han de saber que viene un tren cargado de parque para la División del Norte, ya viene de Tampico y no lo voy a dejar pasar; tampoco cuenten con el carbón de las minas de Rosita, Coahuila; a ver si puede ir Villa con toda su División.

Inmeditamente Pancho convocó a una junta de generales allí mismo, entre los que se encontraba Felipe Angeles.

Habló con todos los jefes que tenían mando de tropa y ellos le contestaron que fuera él quien nombrara a los que iban a ir a ponerle sitio a Zacatecas, a lo que Villa respondió: que vaya el general Angeles y Tomás Urbina y que se lleven todas las tropas.

Urbina preguntó: ¿con qué carbón vamos a mover las máquinas?

Con leña las movemos, dijo Villa y empezaron a traer leña de todas partes.

Villa se quedó en Saltillo con todos los Dorados, mientras que el general Angeles y Tomás Urbina echaron a caminar las máquinas con leña y se trasladaron a Zacatecas con toda la tropa y le pusieron sitio.

El general Barrón del ejército federal tenía dominado un cerro llamado La Bufa, así como el Cerro del Río que está al norte de La Bufa.

En ese Cerro del Río tenían cuatro cañones y diez ametralladoras, lo cual impedía los movimientos de Urbina y Angeles.

Avisaron por telégrafo a Villa que ya tenían puesto el sitio y entonces éste se arrancó de aquí con todos los Dorados y a su retaguardia traía al general Chao con cinco mil hombres de Chihuahua.

Llegamos a una estación que se llama Calera y ahí desembarcamos; ya estaban esperándonos Tomás Urbina y Felipe Angeles.

Entonces esa misma noche el general Villa ordenó que saliéramos junto con veinticinco hombres, el general Angeles, Urbina y su servidor, a fin de reconocer los alrededores de Zacatecas para ver dónde estaba la clave.

Vio el general Villa como estaba todo y nos dijo: que comience el fuego a las seis de la mañana, la parte del cerro del Padre me la dejan a mí -el Cerro del Río era el sostén de La Bufa-.

Entonces me dijo el general Villa que bajara con mis hombres a una quebradita que hay allí, con Rosalío Hernández y su gente a mi derecha. En eso llegó el general Angeles y le dijo a Villa que le habían desmontado dos cañones, pero que ya había escondido la artillería en donde no la viera el enemigo.

Medina Barrón estaba bombardeando desde Zacatecas, pero no sabía donde estaba la artillería del general Angeles.

Nos falta nada más quien va a tomar el Cerro del Río, dijo Villa y luego agregó: ¡Lo va a tomar aquí el coronel Nicolás Fernández con los Dorados! ¿quién es el segundo de él? replicó Villa, alguien le contestó: Rodolfo Fierro y José Ruiz Nuñez.

¡Muy bien!

Luego Villa me habló y me dijo: póngase usted a las órdenes del general Angeles. Así lo hice y entonces Angeles me dijo: mire coronel, cuando yo de el primer cañonazo usted pone el pie en el estribo; al segundo usted se monta y al tercero usted se arranca a todo lo que corran sus caballos sin hacer caso del que muera. A su derecha va a ir Rosalío Hernández, porque si usted no toma el cerro lo toma él.

Y así fue señor.

Cuando escuché el último cañonazo, salí a todo galope con mi gente hasta los fortines de los federales que eran cercados de piedras con tierra. Dominé la situación y puse la bandera de los Dorados.

Al ver eso el general Angeles empezó a disparar contra el cerro de La Bufa y me dijo: como a mil metros dentro de Zacatecas hay una l1andera blanca, nomás llegue hasta ahí y ordene a Rosalío Hernández que levante el campo del Cerro del Río.

Así lo hice cuando vi que bombardeaban el cerro de la Bufa y la misma ciudad de Zacatecas, le entregué a don Rosalío el Cerro del Río y me dejé ir para adentro, bajamos a una casa muy grande, como bodega, muy alta, de pura cantera.

En ese lugar los federales habían enterrado unas minas porque creían que nos íbamos a meter allí y creo que por eso mandó poner el general Angeles esa bandera blanca para que no me metiera, pero tuve que entrar para sacar de ahí a nuestra gente que ya había entrado y la eché para afuera. Apenas nos habíamos retirado tres cuadras cuando estallaron las minas y mataron a los que todavía quedaban ahí, tanto soldados federales como gente pacífica.

A Urbina le tocó la parte del sur, o sea la hacienda de Guadalupe y le ahorcó las ametralladoras a Medina Barrón en el arroyo de Guadalupe.

Ese arroyo de Zacatecas a Guadalupe tiene una extensión de unos cinco kilómetros. En el arroyo no corría agua ¡corría sangre, señor!

De ahí salió Argumedo con sólo cincuenta hombres, Marcelo Caraveo con doce y Pascual Orozco con dos; a Medina Barrón le mataron el caballo y salió huyendo herido.

Un minero adelante de Guadalupe, Zac., lo encondió en una mina y ahí se favoreció. Entonces ya Argumedo se fue hasta México junto con Caraveo y se presentaron al gobierno de la Convención que ya estaba en Cuernavaca y los admitieron, mientras que Pascual Orozco dio media vuelta, pero en Parras de la Fuente le quitaron los caballos y se tuvo que ir a pie desde aquí hasta los Estados Unidos. Ahí se acabó Pascual Orozco.

Esa fue cosa de Villa a las órdenes de Don Venustiano Carranza (Al final de la narración, esto es, cuando el señor general Nicolás Fernández Carrillo hace mención de Argumedo, todo se vuelve un auténtico galamatías. Quizá, y tal es nuestra interpretación, la avanzada edad del general Nicolás Fernández Carrillo, le jugo una mala pasada revolviendo todo en su mente. Precisión de Chantal López y Omar Cortés).

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