Índice de Autobiografía de la Revolución Mexicana de Emilio Portes GilCAPÍTULO IV - Se inicia la Revolución - Gira del señor Madero por la RepúblicaCAPÍTULO IV - Se inicia la Revolución - Entrada del señor Madero a la ciudad de MéxicoBiblioteca Virtual Antorcha

AUTOBIOGRAFÍA DE LA
REVOLUCIÓN MEXICANA

Emilio Portes Gil

CAPÍTULO CUARTO

SE INICIA LA REVOLUCIÓN Y ES DETENIDA EN SU NACIMIENTO

TRATADOS DE CIUDAD JUÁREZ.
Objeciones del Dr. Vázquez Gómez para que se firmara el documento sin la previa renuncia del General Díaz. Declaraciones del señor Carranza sobre lo inconveniente de los Tratados.


El distanciamiento entre el señor Madero y el grupo de revolucionarios que habían tomado las armas a fin de que se realizara el programa social en beneficio del pueblo, se inició desde los famosos Tratados de Ciudad Juárez.

El Dr. Vázquez Gómez, su hermano don Emilio, don Venustiano Carranza, don Luis Cabrera, entre los civiles; Pascual Orozco, Zapata, Almazán, Rómulo Figueroa y otros, entre los militares, deseaban a toda costa evitar que la revolución fracasara, con la transacción que se hizo en Ciudad Juárez al firmarse la paz con el gobierno de la dictadura.

Ante las vacilaciones del señor Madero para que se exigiera la renuncia del general Díaz, Juan Sánchez Azcona dirigió al Dr. Vázquez Gómez, a Washington, el siguiente mensaje, fechado en El Paso, Tex., el 25 de abril de 1911.

Urge venga luego para contrarrestar influencias contrarias. Peligro mucha prolongación armisticio, pues gente impaciente desertándose.

Don Oscar Braniff y don Toribio Esquivel Obregón, comisionados por el Gobierno, en documento fehaciente, expresaron:

Antes de la llegada de Vázquez Gómez, quisimos celebrar una conferencia con todos los maderistas recién llegados quienes por de pronto no concurrieron a la cita con diversos pretextos, disculpándose más tarde con que no querían comprometerse antes, si no era después de haber celebrado con el Dr. Vázquez Gómez todos los acuerdos conducentes.

Los mismos señores Braniff y Esquivel Obregón manifestaron:

Al día siguiente de la llegada de Vázquez Gómez, 30 de abril ... manifestó cierta acritud y altivez de que ya teníamos buena prueba en Washington: Se oponía a todo arreglo que no tuviera por base la separación del general Díaz de la presidencia, trayendo a colación el argumento de que el general Díaz era capaz de engañar a la Revolución y de destruir su obra, cualesquiera que fuesen las seguridades que se dieran.

El licenciado Esquivel Obregón agrega:

Yo le expliqué que tuviese en consideración, que por grande que fuera en el presidente el deseo de burlar a los revolucionarios, éstos nada tendrían que temer si eran debidamente garantizados ... Vázquez Gómez se sintió con esto contrariado, y seguramente bajo la influencia de esa contrariedad sin preámbulos ni rodeos, nos dijo que ellos tenían asuntos de más gravedad que tratar y el tiempo les era muy valioso.

En la conferencia que celebró el licenciado Francisco Carbajal, representante del general Díaz, con el señor Madero, al salir éste de la entrevista expresó a los señores Braniff y Esquivel Obregón:

No puede ser mayor mi optimismo: Madero no había insistido, como nosotros temíamos, en presentar la proposición de que se retirase el general Díaz. Hablamos después con Madero y nos aseguró, igualmente, que él tenía la convicción de que la paz era un hecho.

En la entrevista que celebraron los delegados de ambos grupos, dicen Esquivel Obregón y Braniff:

Vázquez Gómez se mostró ignorante de todo lo que había hablado Carbajal con el señor Madero, y al comenzar la conferencia manifestó a Carbajal que antes de entrar a una discusión de las bases del arreglo, le dijera si estaba dispuesto a aceptar como la primera y fundamental la de que el general Díaz se retiraría del gobierno y que lo expresaría así al pueblo en un manifiesto. Carbajal quedó sorprendido de tal exigencia y manifestó que el gobierno lo había nombrado delegado para tratar sobre las bases del 22 de abril, y que carecía de instrucciones para tratar el punto.

En carta que don Rafael Hernández, comisionado también para las negociaciones de paz, dirigió con fecha 12 de mayo de 1911, a don José Ives Limantour, secretario de Hacienda y Crédito Público, le expresa:

Hoy hice último esfuerzo en favor de la paz celebrando con Madero larga conferencia, e insistí en conveniencia de no pretender separación inmediata del señor Presidente, que se efectuará, según él lo ha aprobado, más tarde, al establecerse la paz que se celebrará sujeta a las siguientes bases:

Primera: nombramiento de catorce gobernadores por la revolución.

Segunda: resto gobernadores se nombrará de común acuerdo, siguiendo la misma tendencia democrática.

Tercera: designación de cuatro ministros por parte de la revolución, que serían los de Guerra, Gobernación, Justicia e Instrucción Pública. Queda entendido que el general Reyes no formará parte del gabinete, excluyéndose igualmente al señor Robles Domínguez.

Cuarta: evacuación, por las fuerzas federales, de los Estados de Chihuahua, Coahuila y Sonora y no aumentar por ahora efectivo fuerzas federales.

Quinta: renuncia del señor Corral.

Sexta: al firmarse los tratados el señor Presidente lanzará un manifiesto diciendo: Considero que arreglos celebrados aseguran definitivamente el restablecimiento de la paz en el país, y por tal motivo, de acuerdo con mi manifiesto anterior, ME CONFIRMO EN MIS PROPOSITOS DE RETIRARME tan pronto como se hayan llevado a la práctica los cambios que se ha creído conveniente hacer en los gobiernos de los Estados y que son los que de hecho nos aseguran contra la anarquía que hasta ahora he temido pudiera ser la consecuencia inmediata de mi separación, etc., etc.

Séptima: quedan en pie demás proposiciones cambiadas con ustedes a raíz iniciación negociaciones.

MADERO ME INFORMA QUE VERIA CON SUMO AGRADO LA PERMANENCIA DE USTED (LIMANTOUR) EN LA SECRETARIA DE HACIENDA. Confírmase permanencia De la Barra Secretaría de Relaciones.

Personalmente creo que las proposiciones anteriores serían las únicas que podrían traer el restablecimiento de la paz en la República. Y AUNQUE SON RADICALES (?) ABRIGO LA CONVICCION DE QUE LOS CONSEJEROS DE MADERO SON MAS RADICALES E INTRANSIGENTES QUE EL MISMO y están completamente envanecidos por la toma de Ciudad Juárez, que les ha procurado valioso contingente militar y político ...

Como puede verse en la carta preinserta, el señor Limantour ejercía influencia decisiva en el ánimo del señor Madero, que inclusive deseaba que el dicho señor Limantour continuara al frente de la Secretaría de Hacienda en el nuevo régimen. Asimismo en el propio documento se revela que ya no se exigía la renuncia del general Díaz, sino solamente la del señor Corral.

Todavía don Venustiano Carranza, ante las indecisiones del jefe de la Revolución, y lo manifestado por el licenciado don Rafael Hernández, en el sentido de que era mucho pedir de parte de los revolucionarios la renuncia del general Díaz, expresó:

Si nosotros no queremos ministros ni gobernadores sino que se cumpla la soberana voluntad de la nación. Revolución que transa es revolución perdida.

Y entrando al fondo del problema, agregó:

Con las renuncias de Díaz y Corral, quedarán sus amigos en el poder, quedará el sistema corrompido que hoy combatimos. El interinato será una prolongación viciosa, anémica y estéril de la dictadura. Al lado de esa rama podrida, el elemento sano se contaminará. Sobrevendrán días de luto y miseria para la República y el pueblo nos maldecirá, por un humanismo enfermizo, por ahorrar unas cuantas gotas de sangre culpable, habremos malogrado el resultado de tantos esfuerzos y de tantos sacrificios.

Terminando con estas palabras:

Revolución que transa se suicida.

Esta opinión del señor Carranza no fue tomada en consideración por el señor Madero, procediéndose a firmar los Tratados de Ciudad Juárez.

¡Cuánta razón tenía don Venustiano Carranza cuando en aquella memorable ocasión se mostró intransigente para aceptar la transacción que proponían los representantes de la dictadura; pues, en efecto, el 9 de febrero de 1913, cuando estalló el cuartelazo de la Ciudadela, se confirmaron sus proféticas palabras!

¡Cuán caro pagó el señor Madero aquella transacción que significaba la derrota de la Revolución!

Pero no obstante aquellas observaciones tan bien fundadas del señor Carranza y del Dr. Vázquez Gómez, y como resultado de las pláticas entabladas, se firmaron los Tratados de Ciudad Juárez en los cuales sólo se expresaba que el señor general Díaz había manifestado su decisión de renunciar a la presidencia de la República antes de que terminara el mes de la firma.

Los Tratados de Ciudad Juárez dicen textualmente lo siguiente:

En Ciudad Juárez, a los veintiún días del mes de mayo de mil novecientos once, reunidos en el edificio de la Aduana Fronteriza los señores licenciado Francisco S. Carbajal, representante del gobierno del señor general Porfirio Díaz, doctor don Francisco Vázquez Gómez, Francisco Madero y licenciado don José María Pino Suárez, como representantes los tres últimos de la revolución, para tratar sobre el modo de hacer cesar las hostilidades en todo el territorio nacional, y considerando:

I.- Que el señor general Porfirio Díaz ha manifestado su resolución de renunciar a la Presidencia de la República antes de que termine el mes en curso;

II.- Que se tienen noticias fidedignas de que el señor Ramón Corral renunciará Igualmente a la Vicepresidencia de la República dentro del mismo plazo;

III.- Que por ministerio de la ley el señor licenciado don Francisco León de la Barra, actual secretario de Relaciones Exteriores del gobierno del señor general Díaz, se encargará interinamente del Poder Ejecutivo de la Unión y convocará a elecciones generales dentro de los términos de la Constitución;

IV.- Que el nuevo gobierno estudiará las condiciones de la opinión pública en la actualidad para satisfacerlas en cada Estado dentro del orden constitucional y acordará lo conducente a indemnización de los perjuicios causados directamente por la revolución.

Las dos partes representadas en esta conferencia, por las anteriores consideraciones, han acordado formalizar el presente:

CONVENIO

UNICA. Desde hoy cesarán en todo el territorio de la República las hostilidades que han existido entre las fuerzas del gobierno del general Diaz y las de la revolución, debiendo éstas ser licenciadas a medida que en cada Estado se vayan dando los pasos necesarios para restablecer y garantizar la tranquilidad y el orden públicos.

TRANSITORIO. Se procederá desde luego a la reconstrucción o reparación de las vías telegráficas y ferrocarrileras que hoy se encuentran interrumpidas. El presente convenio se firma por duplicado.

Francisco S. Carbajal. Rúbrica.
F. Vázquez Gómez. Rúbrica.
Fco. Madero. Rúbrica.
J. M. Pino Suárez. Rúbrica.

Entre tanto, en la ciudad de México, al conocerse la condición impuesta al general Díaz y a don Ramón Corral para que renunciaran sus altos puestos, el entusiasmo popular no tuvo límites habiéndose reunido miles de ciudadanos frente a la Cámara de Diputados, donde se dijo que el día 24 de mayo se presentarían las renuncias, que no llegaron. La manifestación, indignada, recorrió las calles de la capital, lanzando vivas al señor Madero y mueras al general Díaz, dirigiéndose a su residencia en las calles de Cadena. La casa estaba resguardada por gendarmes de la montada.

De allí el pueblo se fue a Palacio, y en el zócalo, los manifestantes fueron recibidos a tiros, habiendo resultado 12 personas muertas y muchas heridas.

Por fin, el 25 de mayo se recibieron en la Cámara de Diputados las renuncias del Presidente y Vicepresidente de la República, saliendo esa misma noche el general Díaz rumbo al Puerto de Veracruz, lugar en que seis días después se embarcó rumbo a Europa en el vapor alemán Ipiranga.

Desde el momento de la renuncia, el presidente Díaz sintió la amargura de su derrumbe. Ninguno de sus colaboradores lo acompañó en su caída. Salió rodeado de su familia. El teniente coronel Manuel González, hijo del expresidente, quien desde hacía veinticinco años estaba distanciado del Presidente, en los momentos que salía de su casa lo visitó, poniéndose a sus órdenes, y cuando en un lugar del Estado de Tlaxcala un grupo de rebeldes atacó el convoy presidencial, colaboró con el general Victoriano Huerta para repeler el ataque de los asaltantes. Persona que estuvo acompañando al general Díaz en el Ipiranga, recogió las últimas palabras del caudillo, quien expresó: Yo logré cerrar la jaula de los leones. Ya les abrieron la puerta. ¿Quién volverá a encerrarlos?

La prensa metropolitana, abusando de la libertad de que gozaba, que nunca antes había tenido, inició una campaña tenaz, de oposición al régimen, llegando hasta inventar toda clase de intrigas para desprestigiar al señor Madero y a los hombres que habían colaborado con él.

El Partido Católico, que surgió el 11 de mayo de 1911, con un programa francamente reaccionario, fue uno de los opositores al gobierno maderista. Su órgano de publicidad fue el diario El País, dirigido por don Trinidad Sánchez Santos, periodista, batallador y de indiscutible capacidad en el ramo.

Ese periódico, junto con El Imparcial, que había quedado en manos de los mismos porfiristas, y El Tiempo que durante la dictadura fue dirigido por Victoriano Agüeros, de filiación católica, hacían la campaña más terrible ridiculizando a los nuevos hombres de la administración.

Los periódicos de caricaturas -El Multicolor entre ellos- publicaban las más insolentes, no sólo del señor Madero, sino de su dignísima esposa, doña Sara Pérez de Madero.

Las víctimas de esos ataques tan tremendos fueron principalmente: el señor Madero; don Abraham González, a quien le decían cochero de Chihuahua, habiéndole puesto ñor Abraham; don Gustavo Madero, que en poco tiempo se hizo impopular, pues se le achacaba haber recibido $700,000.00. como indemnización por supuestos daños que la Revolución había causado a su familia, se le titulaba Ojo Parado.

Otra víctima de esos periódicos fue don Manuel Bonilla, secretario de Comunicaciones y Obras Públicas. A don Manuel, que era hombre honesto, culto y buen revolucionario, se le inventaron chistes deprimentes que se llamaron bonilladas.

En los teatros era terrible la sátira. Todo esto causaba gran desprestigio a la Administración Maderista.

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