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Los movimientos anarquistas y sindicalistas en Holanda y en los paises escandinavos.

En mis libros o más bien en los manuscritos inéditos, he procurado esbozar los orígenes anarquistas de un gran número de países y naciones, pero aquí no puedo más que resumir los resultados en el sentido de lo que esos países han dado en ideas e iniciativas generales al movimiento internacional. Sin duda, allí donde se ha sido puramente receptivo e imitativo se ha influenciado también la corriente internacional agregando fuerza o durabilidad a las ideas así recibidas, cuando se ven aceptadas así en otras partes sin contradicción y sin modificaciones importantes. Sólo que, desde el punto de vista crítico, el que una idea que se ha desarrollado en tal lugar naturalmente y es aceptada en otra parte de lleno, por su prestigio, sin examinar, no es prueba de que corresponda a las disposiciones locales. Mecanismos, máquinas, pueden ser generalizadas así, o plantas en invernáculos, pero un organismo viviente, la planta, el animal, el hombre y su producto más delicado, la idea, se modifican según su ambiente. Hemos comentado bastante la importación ficticia del marxismo en todos los países, y pienso que, con el mismo derecho, se puede poner en duda el que, por la traducción de algunos folletos de Kropotkin, Grave y otros camaradas en una fecha accidental, dependiente de las circunstancias personales en algunos hombres abnegados, por la fundación de un periódico que tomó por modelo la Révolte y algunas otras publicaciones recibidas en cambio, se hayan implantado las ideas anarquistas en un país bajo esa forma, que correspondería mejor a la disposición de los hombres de ese país. Son esas localizaciones las que han faltado demasiado, sea por falta de medios de acción, para el estudio y la experiencia, sea por el entusiasmo de los iniciadores que no querían cambiar nada en la buena nueva, en el evangelio nuevo que llevaban a sus connacionales. En ese terreno queda pues mucho que hacer, y no hay que dejarse engañar por las unificaciones en procedimientos industriales, comerciales, financieros de nuestros días para creer que eso nivelará también las mentalidades humanas. En tanto que las nivela, las liga al autoritarismo capitalista y bolchevista que nos arruina. No es tampoco el nacionalismo de nuestros días, las nacionalidades encerradas en jaulas - Estados, la que salvará a esos hombres; esperamos que será un socialismo libertario internacional con todos los matices locales, que le darían las disposiciones locales. Es ese el anarquismo de todos los países, y los programas anarquistas y sindicalistas crudos les son tan indigeribles, como el marxismo crudo. Es así como la diferenciación anarquista deberá eludir la unificación bolchevista y asegurar el porvenir de un verdadero socialismo integral.

En Holanda las ideas socialistas fueron muy raramente expresadas en los siglos pasados - aunque se encuentra mucho sentimiento social en la vida de sectas religiosas (v. el libro La Paix créatrice, París, 1934, de B. de Ligt). Y también el socialismo francés e inglés y la crítica filosófica radical alemana de la primera mitad del siglo XIX no hallan una repercusión más que en algunos intelectuales y libre - pensadores. Es la pérdida total de la independencia nacional por las guerras de la revolución francesa, la pérdida de Bélgica desde 1930 por la política y el ejército de Francia y el consentimiento de las grandes potencias, que han aislado así a Holanda; ¿o eran las condiciones económicas, el rico comercio y los campesinos satisfechos, quiénes retardaron las colisiones de los intereses sociales? Tampoco la Internacional fue introducida sino tardíamente, y entonces las ideas anarquistas formadas en Bélgica fueron propagadas sobre todo en 1870 - 72, pero languidecieron poco tiempo, pocos meses, se diría, después, y no hubo más que reformismo y socialdemocracia incolora hasta 1878 - 79, cuando un pastor protestante, Ferdinand Domela Nieuwenhuis (1846 - 13 de noviembre de 1919) se separó de la iglesia y se entregó en los cuarenta años siguientes enteramente a la obra socialista, más tarde anarquista. El terreno era bueno; un gran movimiento que en sus ramificaciones dura todavía, fue creado pronto y las cuestiones por qué no se hizo eso antes, por qué Domela, que vio a los veinticuatro años la Comuna de París, que leía la Freiheit de Most con atención desde 1879 y aprovechó sus advertencias, no se desarrolló más rápidamente, son ociosas ... Si, he de acentuar que hasta durante mi período socialdemócrata fue la Freiheit la que me movió a preservar el movimiento obrero holandés de convertirse en un rebaño de masas obreras bien disciplinadas y organizadas siguiendo ciegamente al rabadán por todas partes (3 de diciembre de 1903; Freiheit, 26 de diciembre de 1903).

Es así como después de diez años de actividad socialdemócrata en un partido del que fue el principal fundador, propagandista de la socialdemocracia alemana, expresada en varios estudios socialistas internacionales, recibió la impulsión final para la crítica de la scoialdemocracia alemana, expresada en varios estudios de vigor ascendente (Les divers courants de la démocratie socialiste allemande, marzo de 1892; Le socialisme en danger, mayo de 1894; Socialisme libertaire et socialisme autoritaire, sept.-nov., 1895; esos escritos y otros forman el libro Le socialisme en danger, París, 1897, XI, 321 págs., en 18o, con un prefacio de Eliseo Reclus) ; La Débacle du Marxisme, apareció en junio de 1900 y concluye esa serie. Domela había llegado a ver que lo que había censurado en la socialdemocracia alemana era común al marxismo entero y a todo socialismo autoritario, y le opuso su concepción de un socialismo libertario.

Mientras que Domela comprendía cada vez más la necesidad de despertar en la conciencia de los hombres el sentimiento libertario, su interés en la organización de los trabajadores disminuía, sobre ese punto su opinión no fue compartida por Chrístían Cornelíssen (nacido en 1864) , desde 1892 su joven coredactor en el periódico Recht voor Allen, antiguo maestro, que participó de su actitud crítica contra el socialismo parlamentario. Cornelissen se dedicó pronto a organizar sindicatos y a federarlos (Nationaal Arbeids-Secretariaat, 1893). Recomendó a los anarquistas en 1892 que se atuvieran a la crítica hecha por Merlino en Nécessíté et Bases d'un entente, y ha criticado mucho La conquista del pan, en 1903. Sus opiniones han sido formuladas en Les díverses tendances du Partí ouvríer ínternational (1893), en Le Communísme révolutionnaíre. Projet pour une entente et pour l' action commune de socialístes révolutíonnaíres et communístes anarchistes (1896); en holandés: Het revolutionaíre Kommunisme, zíjn begínselen en zíjn taktiek (1897, 68 págs. in-gr. 8o). Sus iniciativas y opiniones están reunidas en el libro En marche vers la socíeté nouvelle (París, 1900, 322 págs. in-18o). En segunda edición el escrito holandés de 1897 se llama Revolutionaír Kommunistisch Manífest (1905).

Cornelissen era uno de los preparadores públicos e íntimos del esfuerzo para oponer a los marxistas en el cbngreso internacional de Londres un frente anti-parlainentario, sindicalista y anarquista y cooperó en ese objetivo con Fernand Pelloutíer, Hamon, Pouget, Malatesta, Landauer y otros y el congreso de Londres mostró ese frente minoritario que fue apoyado también por ingleses a quienes interesó Kropotkin y todos entonces, a excepción de los amorfistas. Pero de ahí a un acercamiento en ideas y a lazos en organización con los anarquistas (que no los tenían) , se estaba lejos, y ese paso no se dio, ni siquiera se comenzó, salvo por Merlino en su nueva concepción (a partir de 1896), que fue aprobada en Francia por Bernard Lazare y tal vez por nadie más fuera de él. Cornelissen comprendió todo eso y no veía fuerza organizada libertaria con la cual pudiese cooperar; sólo los sindicalistas, a quienes conoció a fondo en París, cuando fue a vivir allí en 1898 ó 1899, precisamente por incompatibilidad en concepciones, criterios y caracteres con Domela y para evitar una ruptura abierta en Holanda. Domela escribió en 1907: Pero yo ante todo soy anarquista y luego sindicalista, y creo que muchos otros primero son sindicalistas y luego anarquistas. Hay una gran diferencia ... El culto a los sindicatos es tan nocivo como el del Estado, pero existe y amenaza ser más grande cada vez. Parece que los hombres no pueden vivir sin dioses, y apenas han derribado una divinidad cuando ya surge otra nueva. Si la divinidad de los socialdemócratas en el Estado, la divinidad de los socialistas libertarios parece ser el sindicato. (Cartas al Dr. Brupbacher, publicadas en 1928). Dice aún: El sindicalismo sólo no me satisfaría, pues sin ser inspirado por el ideal es la lucha por más salario y menos trabajo, que no menosprecio, por razones prácticas, pero no me parece digna de tanto esfuerzo. Esto resume el punto de vista de Nieuwenhuis durante los largos años hasta su muerte; quería ante todo libertar a los hombres intelectualmente y moralmente - de ahí su gran interés en la educación libre de los niños y en esa educación primaria moral de los adultos que les hace olvidarse de odiarse y matarse mutuamente (antimilitarismo), y en su emancipación intelectual (libre - pensamiento). Cornelissen, que conocía las imperfecciones y la inexperiencia en cooperación social eficaz de los trabajadores, quiere ante todo educarlos en y por sus medios de convivencia, el sindicato, la fábrica, el trabajo mismo, puesto que hasta aquí el trabajo forzado en interés patronal no les interesa y eso impide que formen hábitos de verdadero trabajo social.

Puedo pasarme sin discutir ampliamente esas dos concepciones y también numerosas ideas y doctrinas intermediarias en el movimiento holandés, que se escisionó a menudo y francamente; todos esos matices no se estiman sin duda, pierden esfuerzos en polémica interna, pero esas disputas no adquieren la ferocidad y el salvajismo que tienen a veces en otros países. Cornelissen ha removido más que nadie en nuestros medios las doctrinas económicas y de ahí llegó a las observaciones económicas tomadas de lo vivo y a un estudio especial de las modalidades del trabajo mismo; véanse sus libros de la Théorie de la valeur (1903), Théorie du Salaire et du Travail salarié (1908), la Théorie du Capital et du Profit (1926) y la de la Rente fonciére (1929), el todo en las últimas ediciones de un gran Traité général de Science économique - trabajos que superan mi poca competencia. Ha observado también los movimientos sindicalistas del día, en sus escritos en los periódicos y principalmente en su Bulletin international du Mouvement syndicaliste, poligrafiado, comenzado en 1907. Véase también de él en el Mouvement socialiste (París, 15 de julio de 1905; págs. 392 - 400) el artículo sobre la evolución del anarquismo en el movimiento obrero holandés.

Como otros militantes holandeses, no mencionó más que a los primeros comunistas anarquistas, que hicieron propaganda mucho antes de que Domela se acercarse a la anarquía; pero no hicieron más que reiterar lo que encontraban en las publicaciones alemanas (Die Autonomie) y francesas (La Révolte, etc.) ; hubo así J. Methófer y B. P. van der Voo. Por el anarquismo francés de Félix Féneon en Emile Henry fue temporalmente influenciado Alexander Cohen (De Paradox, La Haya, 1897 - 98 y escritos en francés). Maurits Wagenvcort hizo aparecer la novela De Droomers (Los soñadores; Amsterdam, 1900). Se aproximaba al individualismo y al naturismo en Licht en Waarheld y An-archie de Amsterdam (1894 - 95; 96 - 1902). Hojas de propaganda anarquista directa son menos numerosas que las hojas más grandes socialistas revolucionarias y de otros matices, todos libertarios, pero más de actualidad obrera que ideales. Domela publicó De Vrije Socialist, desde 1898 en adelante. Habría preferido que se llamase a las ideas Sociaal - Anarchie, lo que recuerda el socialismo anárquico, de Malatesta.

Las ideas de Tolstoi, la negativa individual a hacer el servicio militar, el colectivismo agrario y la vida en comunidad inspiran a grupos de propagandistas y de práctica libre de hombres que aceptaban las creencias religiosas. Fueron los Christen - Anarchisten; recuerdo a Felix Ortt; la colonia de la lnternationale Broederschap en Blaricum, destruida en las Pascuas de 1903, por campesinos católicos, visitada por los hermanos Reclus; los escritos de T. Luitjes; a alguna distancia de ese grupo estuvo Frederik van Eeden, autor no del todo libertario y más tarde alejado de sus ideas sociales. En Holanda, socialistas religiosos han sabido abstenerse de tendencias clericales, como antes también en Inglaterra, en los Estados Unidos y en otras partes, y todavía en 1920 comenzó a aparecer en Utrecht De Vrije Communist. Orgaan van religieuse anarcho-communisten, hoja que marchaba a la par con las otras publicaciones libertarias del país. También B. de Ligt fue pastor y se convirtió en anarquista independiente y antimilitarista. Véase el periódico Bevrijding etc.

Domela Nieuwenhuis, que en 1870, bajo la impresión de la guerra, había hecho un llamamiento en favor de una asociación pro paz, trató de hacer aceptar la huelga general en caso de guerra por el congreso internacional de Bruselas de 1891, como la había votado el congreso de la Internacional celebrado en 1868 en la misma ciudad.

Fue tratado de loco por la socialdemocracia, que vivía de los votos de los electores y no quería perder votantes patriotas. Después hubo esa inmensa agitación contra la mentalidad militar durante el affaire Dreyfus, y cinco franceses - Laurent Tailhade, Malato, Gastan Lhermitte, Janvion y Charles Vallier - hicieron hacia fines de 1902 un llamamiento para un congreso antimilitarista internacional. De allí salió al fin el congreso celebrado en Amsterdam en junio de 1904 y una organización, la Asociación Internacional Antimilitarista. Ese congreso y ese medio fueron invalidados por la incompatibilidad de la tendencia tolerante que quería englobar todos los esfuerzos antiguerreros de resistencia a la fuerza, por tanto también a los tolstoianos, a los Christen-Anarchisten, etc., y la tendencia vehemente que creyó hacer bien al hacer triunfar el antimilitarismo revolucionario sindicalista y anarquista y enviar a paseo a todos los demás elementos antiguerreros. Por ese exclusivismo, aisló el movimiento que pronto tomó en Francia formas ruidosas a causa de la actitud de Almereyda, de las salidas estrambóticas de Hervé, la acción perseverante de los sindicalistas con los números famosos de La Voix du Peuple anuales por Pouget, el Nuevo Manual del Soldado, por Yvetot (ya aparecido en 1902), el Céntimo del soldado, etc., que tuvo también una cierta repercusión en Italia, pero que no tenía un verdadero fondo y se desvaneció como briznas de paja dispersadas por el viento, en los unos, como en Hervé años antes de la guerra de 1914; en otros, como Yvetot mismo, bajo la impresión del atiborramiento de cráneos, durante la guerra, o incluso al primer sonido del clarín de la guerra. Por fondo quiero decir o bien un fondo moral, un sentido de solidaridad humana, que los tolstoianos y algunos otros le daban - una repugnancia absoluta a ser asesino por orden superior -; o bien un fondo intelectual, conocimientos serios, que hacen comprender las verdaderas causas de las guerras, sus promotores, sus aprovechadores y que hace estimar a todos los pueblos de los cuales cada uno, a excepción de esos elementos rapaces y feroces, quiere vivir a su modo y en paz: entonces se está inmunizado contra el atiborramiento de cráneos, como en los primeros casos se está inmunizado contra las incitaciones al asesinato de hombres - hermanos. El esfuerzo moral de los tolstoianos fue más bien menospreciado por todos los demás, que tenían, como veremos más adelante, una impresión no enteramente exacta del tolstoismo. El esfuerzo intelectual se hizo raramente y fue sofocado en nosotros mismos por animosidades y prevenciones nacionales; porque insensiblemente las mentalidades también de los revolucionarios se adaptaban en los años de preparación general de la guerra que estalló en 1914, a la mentalidad de las naciones respectivas y la polémica anarquista contra Marx, sindicalista contra los centralizadores alemanes como Legien, hizo cada vez más apelación a los argumentos de raza latina y germánica, exactamente como se hizo en toda otra polémica de esos años. No han faltado sin duda esfuerzos de superación, pero fueron demasiado aislados. Los dos volúmenes que producen materiales recogidos por Temps Nouveaux: Guerre - Militarisme (París), 1902, XV, 406 págs. y Patrie et Colonisation (1903, VI, 442 págs.; prefacio de Eliseo Reclus) , son un bello esfuerzo para obrar en el terreno moral e intelectual, pero habría sido preciso hacer mucho más. Se especializó la propaganda sobre el mal en el cuartel o en los infiernos militares de Africa, lo que podía conducir a que uno se hiciese refractario o desertor o a que se deseasen reformas; pero no informaba eso nada sobre los factores que al mismo tiempo preparaban todo para hacer inevitable la guerra y pusieron de repente a los pueblos ante un hecho consumado.

Domela ha debido tener una concepción más profunda; véase su Proyecto de propaganda antimilitarista (de 1907; 15 págs., escrito en ocasión del congreso de 1907), pero tampoco él ha entrado en el fondo de las cosas, lo que hicieron, por ejemplo, bajo algunos aspectos, Francis Delaisi (La Guerre qui vient, 1911), Marcel Sembat y algunos otros. Domela, decepcionado sobre muchos hombres y cosas, sosteniendo hasta el fin un anarquismo sin compromisos, atenuaciones y adaptaciones que le fue caro, permanece una figura patética, apasionada, muy personal, que fue cada vez menos comprendido y secundado en su obra durante sus últimos veinte años, aunque la apreciación y el elogio sumarios, en bloque, no le han faltado. Ha descrito los comienzos de su desarrollo en Van Christen tot Anarchist (De cristiano a anarquista; Amsterdam, 1911, 600 págs. en 8o) .Los escritos de Multatuli (Eduard Douwes Dekker, 1820 - 1887) y de S. E. W. Roorda van Eysinga (muerto en 1887; el padre de Henri Roorda) le han sido familiares; por el segundo conoció a Elíseo Reclus en Clarens (Suiza) cuando él mismo era una personalidad socialdemócrata. Ha conocido probablemente a Kropotkin antes de 1896 en Londres.

Su obra se ha extinguido casi con él; sus escritos innumerables no se han concentrado en algunos textos comprensivos, y así quedan de él solamente su ejemplo y su intrepidez moral, que le hace sostener el principio anarquista a pesar de todo, en todas las situaciones, desde que lo reconoció. Algo semejante ha pasado con muchos camaradas holandeses que se agrupan o se aislan por matices según las convicciones de cada uno. Pero Domela tenía otra cosa aun, un ímpetu, un vigor, una tenacidad irresistibles; en eso nadie lo ha alcanzado todavía: su voz sabía hacerse escuchar; la de todos los demás apenas se oye y raramente fuera de su país y de su idioma. Son muy activos con todo esto.

En los países escandinavos, en Dinamarca, había un matiz socialista revolucionario en 1881, expresado por Harold Brix, fallecido el mismo año, y el semanario Nye Tid en Chicago siguió en esos años la evolución revolucionaria. de la Arbeiter-Zeitung redactada por Spies: movimiento de ideas suscitado sobre todo por la Freiheit de Most. A partir de 1889 en Arbejderen (Copenhague) un socialismo menos reformista, pero marxista, fue propagado, como desde 1887 en la Volkstribune de Berlín. En 1896 hubo la primera hoja comunista anarquista, Proletaren, suprimida por una persecución. Después hubo, a partir de 1904 una hoja Nye Túl de matiz del joven socialismo sueco. En fin el autor noruego Hans Jaeger (1854 - 1910), novelista realista muy conocido, publicó el libro Anarkiets Bibel (la Biblia de la anarquía; 1906, 489 págs.) y el periódico de combate Skorpionen (1907), continuando después de un intervalo por Revolten (1907 - 08).

I. I. Ipsen, que colaboró ya con Hans Jaeger y el doctor Rolf Hammer, muerto algunos años antes de 1914, son los camaradas más conocidos entonces. Hubo algunos otros periódicos entonces (Anarkisten; Frihet), algunas publicaciones muy individualistas (lndividet, 1908), algunos individualistas y sindicalistas y una publicación del mínimo de Estado y del máximo de autonomía, Samstyre (autogobierno) comenzada en 1908 y continuada largo tiempo.

Hubo en Dinamarca durante cincuenta años y más la influencia intelectual de George Brandes, el hombre que sabía reconocer bien las aspiraciones humanas, sociales y libertarias, que estuvo en relación con Ibsen, Nietzsche, Kropotkin y Clemenceau, y que fue él mismo, tal me ha parecido siempre, frío, no social, burgués en el fondo. Hay también desde hace más de sesenta años el periódico Socialdemokraten, desde hace generaciones un cotidiano, siempre reformista. En este ambiente, verdaderamente, Hans Jaeger, I. I. Ipsen y algunos trabajadores militantes y el doctor Rolf Hammer parecen haber sido los únicos libertarios.

En Noruega está Henrik Ibsen (1828 - 1906), ya discutido en un capítulo anterior, que interpretó no como individualista antisocial, sino como comprendiendo el autoritarismo y la servidumbre voluntaria, la estupidez de casi todos, lo que hacía que no creyese ya en acciones revolucionarias colectivas, que ha sostenido en su juventud en los tiempos de Marcus Thrane (1817 - 1890), que estuvo encarcelado desde 1851 a 1858 por el movimiento de los años precedentes. Ibsen preconizó, pues, la elevación del individuo por sí mismo hasta perder, más tarde, también esa fe, probablemente, y dejarse reabsorber por la masa como todo el mundo.

Arne Garborg (1851 - 1924), mencionado más arriba, idealizó la autonomía de la vida campesina en Noruega y el periódico Fredaheimen, escrito en la lengua local, redactado por Ivar Mortensen entre 1888 y su fin en 1891, enarboló el comunismo anarquista; Arne Dybfest, que conoció las ideas en los Estados Unidos y en París y que correspondía con Kropotkin, y Rasmus Steinsvik fueron los militantes más salientes, pero en 1892 ya el movimiento pareció desaparecer, seguido en 1897 - 1898 por algunas publicaciones atenuadas de Ivar Mortensen. Arne Garborg ha acabado por adherirse a la tendencia del Estado mínimo, preconizada en Dinamarca.

Un solo camarada excelente, Kristofer Hansteen (1865 - 1906) en Cristianía (Oslo) hizo por su perseverancia un periódico Anarkisten, continuando con el nombre Til Frihet y una traducción de las Palabras de un rebelde, el todo desde 1898 a 1904, moribundo ya. Voltairine de Cleyre ha visitado Noruega en 1903 y ha conservado la memoria de Hansteen, a quien he conocido también, por una bella descripción. Desde ese tiempo A. Hazeland ha publicado otras traducciones de Kropotkin. Hay, siguiendo el ejemplo de Suecia, un movimiento joven - socialista (Ung-Socialism; a partir de 1906), un movimiento sindicalista- (Direkte Aktion; 1912-18; Alarm, a partir de 1919) y uno de esos órganos, Revolt, joven - socialista, 1914, publicado hasta 1927, fue al menos en los últimos años claramente anarquista; cambió en junio de 1927 su título por Fritt Samfund, órgano de la Federación social anarquista; desapareció, que yo sepa, en 1928.

En Suecia, Nils Herman Quiding (1808 - 1886), ya mencionado, en su libro aparecido en 1871 - 73 se manifiesta federalista y autonomista, pero ¿ha superado verdaderamente el Estado mínimo, cuya afirmación marca precisamente una falta de confianza en la libertad, por tanto una ausencia de sentimiento anarquista?

Había un grupo escandinavo en Londres, que publicó algunos manifiestos en 1886 y 1887, La ley y la autoridad, por Kropotkin (1888), y algunos anarquistas trabajaban en Suecia con los socialistas que les eliminaron de su ambiente en 1891, después de lo cual Hinke Bergegren hizo aparecer entonces Under Rott Flagg (Bajo la bandera roja), el primer órgano anarquista en Stokholm. Ese matiz sufrió la influencia de los independientes de Berlín en su crítica a la socialdemocracia y la influencia de los actos violentos y del ilegalismo que se manifestaban entonces en el movimiento francés. Uno de los más militantes; Gustav Henriksson-Holmberg (1865 - 1929) conoció al dühringiano Friedländer en Berlín y también a Reclus y a Kropotkin. Este último vio en Harrow desde 1890 ó 1891 casi todos los días al joven químico sueco Gustaf F. Steffen, que no compartió nunca sus opiniones, pero que ha podido ser un lazo en esas interrelaciones, cuando los autoritarios y los libertarios no se habían separado tanto como lo estuvieron pronto en todas partes.

Los partidarios de Bergegren fueron ante todo socialistas opuestos al reformismo. Forman en noviembre de 1892 el Club de juventud socialdemócrata de Stockholm; una vez publican un periódico Anarkus, otra vez, en 1896 aun, envían felicitaciones a Liebknecht en su 70 aniversario. Forman clubs de juventud en provincias que se federan en 1897 y el periódico Brand aparece en 1898 y desde entonces sigue publicándose. La Conquista del Pan es publicada en 1898 - 1900 y un anarquista redacta Brand en 1901. Comienzan la propaganda antimilitarista (1901) y antirreligiosa (1903). Entonces todavía grupos se separan y se organizan. En 1908, por un atentado en un barco donde hay rompehuelgas, hay tres condenados a muerte; los condenados quedan en la cárcel hasta 1917. Forman en 1908 el Partido joven socialista de Suecia para la conquista del poder económico por la huelga general y la cooperación efectiva como los medios más eficaces. Desde entonces se prepara una organización sindicalista revolucionaria, que fue formada en junio de 1910, las Sverges Arbetares Centralorganisation. Hay así el partido joven - socialista ( órgano Brand) y la organización central sindicalista, que publica Syndikalisten (en Malmo, a partir de 1911) seguido del diario Arbetaren (en Stockholm, a partir de enero de 1922) que sigue publicándose. Albert Jensen fue el alma de todos esos movimientos.

El programa del partido, tal como lo aceptó el congreso de 1918, es el de un partido de propaganda y acción revolucionaria socialista, que reconoce el punto de vista anarquista, tomando también en consideración las tareas más inmediatas. Dice aún: El medio de la clase obrera para alcanzar un objetivo final, la sociedad libre fundada por todos los hombres, y también sus armas de ataque y de defensa en la lucha cotidiana, son sus organizaciones económicas, formadas sobre principios sindicalistas con la intención de que sean en el futuro las organizaciones de la producción

Dicen de igual modo que las organizaciones cooperativas deben ser construidas sobre bases socialistas con la visión no sólo del presente, sino también del futuro.

Rechazan la táctica parlamentaria, pero admiten en algunas situaciones una cooperación con los partidos socialistas. El partido ha publicado una cantidad de literatura anarquista comunista en traducciones y muy pocos escritos originales que superen una propaganda elemental, a excepción del estudio de C. J. Björklund sobre Quiding y las publicaciones de Henriksson - Holmberg, como Anarkismen. Des grund text (Stockholm, 1928, 144 págs.), un libro que no permite ver otras actividades anarquistas notables en Suecia más que las resumidas aquí.

Ese joven - socialismo es de un eclecticismo singular, que no corta las prolongaciones en ninguna dirección. Por las publicaciones que conozco, me parece que se desliza en todos los problemas que nos ocupan en los otros países muy vagamente. No confundo esa literatura con la de la organización sindicalista, que es muy seria, demasiado seria y estrictamente metódica, de suerte que sus cualidades libertarias son difíciles de reconocer, mientras que las afirmaciones de federación y la práctica de la acción directa y del antiparlamentarismo la distinguen bien de las organizaciones socialdemócratas y comunistas. En qué es libertario es difícil decirlo - y si ese sistema fuese ya el de la sociedad del porvenir, aparte de la ausencia de la explotación capitalista habría cambiado muy poco. Las articulaciones materiales serían perfectas; pero el verdadero Ibsen sería considerado siempre en Folkefiende, un enemigo del pueblo.


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