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Capítulo 63

El diabólico plan del General Obregón y la astucia del Primer Jefe, don Venustiano Carranza.

Las circunstancias y los móviles de la fuga precipitada del General Eulalio Gutiérrez permanecieron durante muchos años en el mayor de los misterios. Sabíase ciertamente que él tenía negociaciones entabladas con varios Generales, entre ellos don Alvaro Obregón, para que reconocieran a su Gobierno, pero se ignoraban detalles y motivos. Muchas veces, cuando el General Gutiérrez y el que esto escribe, representamos al Estado de Coahuila en el Senado de la República, y después cuando estuvimos en íntimo contacto en el destierro, traté de averiguar cuáles fueron las causas por las que tuvo que salir precipitadamente de la capital.

Eulalio siempre eludía en forma socarrona, satisfacer mi curiosidad. Alguna vez, un poco irritado, dijo:

Te ruego no vuelvas a hablarme de ese asunto. Cuando lo recuerdo, se me enchina el cuerpo.

Ahora teniendo a la vista una copiosa documentación, puede saberse a ciencia cierta, los engaños de que fue víctima el General Gutiérrez. Con ellos el General Obregón obtuvo la más espléndida de todas sus victorias.

La habilidad del General Obregón.

Algo pudo barruntarse cuando se publicó en 1917 la obra del General Obregón que tiene el bizarro titulo: Ocho Mil Kilómetros en Campaña. El 12 de diciembre de 1914, el caudillo sonorense dirigió desde Veracruz, una carta al General Gutiérrez en la que lo incitaba a desconocer a Villa.

Eulalio mordió el anzuelo. Con fecha 7 de enero de 1915, dirigió una carta a los Generales Alvaro Obregón y Cándido Aguilar, en que les decía:

Por acuerdo tomado entre los Generales J. Isabel Robles, Ministro de la Guerra; Lucio Blanco, Ministro de Gobernación; Eugenio Aguirre Benavides, Subsecretario de Guerra, y yo, hemos creído patriótico y honrado, dirigirnos a ustedes, para indicarles la conveniencia de suspender su avance hacia esta capital, mientras nosotros seguimos dándole forma al plan de campaña que pretendemos dirigir contra el General Francisco Villa, a quien siempre hemos tenido la intención de separarlo en lo absoluto del Ejército Constitucionalista, y hasta de toda clase de asuntos políticos de nuestro pais ...

Agregaba el General Gutiérrez que había tenido pláticas con comisionados de Tamaulipas, Coahuila, Nuevo León y San Luis Potosí y que éstos le manifestaron que las fuerzas que operaban en dichos Estados están enteramente de acuerdo en secundar la actitud que asumirá el Gobierno contra el referido Villa y los pocos secuaces que lo secundan en su conducta de bandidaje y desolación ...

A esta carta de Eulalio, demasiado franca y excesivamente comprometedora para él, contestó Obregón con una epístola untuosa y habilísima, fechada en Puebla el 12 de enero. Decía que se había enterado con satisfacción de que Eulalio y sus compañeros hubieran comprendido la justificación de la lucha emprendida por ellos contra el villismo. Le informaba que no podía suspender ninguna de las operaciones militares, porque ello equivaldría a traicionar a sus correligionarios. Y agregó:

Cuando ustedes, con hechos, declaren la guerra a Villa y sus secuaces, poniéndose en el lugar que corresponde en estos momentos a todo mexicano honrado, pondré todo lo que esté de mi parte, sin omitir esfuerzo alguno, como ya en otras veces lo he hecho, para que se suspenda el derramamiento de sangre y se restablezca la paz en nuestra pobre República, digna de mejor suerte; pero si continúan ustedes en su política ambigua de vacilaciones y debilidades, permitiendo que el país sea arrastrado a la desolación y la ruina, no creo que deba contenerse la lucha, cuando se trata nada menos que de intereses de nuestra Patria, ante los cuales nuestras vidas simplifican bien poco, máxime si se lleva la conciencia del deber cumplido.

Espero que, convencidos ustedes del error cometido, como su carta lo deja ver, no vacilarán en tomar la determinación que la honradez les exige; permitiéndome advertirles que no contestaré ninguna nueva comunicación de ustedes mientras continúen ligados con el villismo.

Terminaba con un cariñoso abrazo y con muchos afectuosos recuerdos.

La trampa de un empalagoso pliego.

La carta de Obregón, como puede apreciarse por la lectura de su texto, ofrecía mucho pero en realidad, no se comprometía a nada. El General Gutiérrez era excesivamente desconfiado y astuto para confiar en promesas ambiguas y vagas. ¿El portador del pliego llevaba algunos recados confidenciales de Obregón? No hay ningún recado escrito, pero es verosímil que así haya sucedido.

He aquí la versión del General Obregón:

El día 13, en la noche, llegó a mi Cuartel General una comisión integrada por el ingeniero Rodríguez Cabo, el Teniente Coronel Aguirre Escobar y tres personas más, que de México habían salido con instrucciones del General Eulalio Gutiérrez, para conferenciar conmigo. De esto di parte al Primer Jefe, quien me ordenó remitir a los comisionados a Veracruz, como lo hice en seguida, marchando yo con ellos.

La comisión enviada ante mí por Gutiérrez, tenia por objeto exponerme de viva voz, los proyectos de éste y de algunos de los miembros de su gabinete, de abrir una campaña contra Villa, lanzando previamente un Manifiesto a la Nación, en el que se denunciaría la conducta arbitraria de Villa para con el llamado Gobierno de la Convención, así como los innumerables e inauditos atentados que el mismo jefe había perpetrado en la ciudad de México y en otros lugares que estaban bajo el dominio de sus fuerzas, a despecho del mismo Gobierno de Gutiérrez, y sin hacer caso de la pretendida autoridad de éste. Para esos planes, pretendían Gutiérrez y los suyos contar con mi adhesión y la de algunos otros jefes del constitucionalismo, enviándome una copia de su proyectado Manifesto a la Nación.

Los comisionados quedaron en Veracruz, a disposición de la Primera Jefatura, y yo regresé a Puebla, para seguir preparando nuestro avance sobre la ciudad de México ... El día 16, recibí un telegrama del Primer Jefe, en el que me comunicaba que se habían recibido noticias de México, dando a saber que el General Gutiérrez y los suyos habían salido de la capital con rumbo a San Luis Potosí, y que Roque González Garza había sido declarado Presidente Provisional de la República, por los restos de la llamada Convención. En el mismo mensaje me ordenaba el Primer Jefe, que activara ml avance sobre México ...

Un telegrama no publicado por el General Obregón.

Pero el General Obregón no reprodujo en su citada obra otro telegrama que inserta el General Juan Barragán en su libro Historia del Ejército y de la Revolución Constitucionalista. Segunda Epoca, publicado en 1946. Con la salvedad de que la fecha del mismo mensaje es evidentemente errada, su contenido proyecta grave claridad sobre las negociaciones de Obregón. En las páginas 203 y 204 del mencionado libro, puede leerse:

El día 15 (sic, probablemente en vez de 16), se supo en Veracruz, que el llamado Gobierno de la Convención había huido de la ciudad de México, rumbo al Estado de Hidalgo, cuya noticia confirmó el General Obregón por medio de este telegrama:

Irolo, via Apizaco, 15 (sic), de enero de 1915. Primer Jefe del Ejército Constitucionalista Veracruz. Por conducto del General Medina, que a su vez lo recibió del General Esteban Márquez, he recibido la siguiente comunicación, firmada por el General Eulalio Gutiérrez: Comunicación recibida por la línea telefónica y transmitida por la oficina de Pachuca. Acabo de tener conocimiento de que las fuerzas villistas que ocupaban la ciudad de México, han salido rumbo al Norte de la República. Confiado en el patriotismo de usted de que ha dado tantas pruebas, con mi carácter de Presidente Provisional de la República, pido a usted que se sirva avanzar con sus fuerzas a ocupar la capital de la República en nombre de este Gobierno que usted ha manifestado estar dispuesto a obedecer tan luego como retirase el mando al General Villa. A la vez que ocupe la ciudad de México, es conveniente que haga usted avanzar sus fuerzas hacia el Norte, a fin de cooperar con nosotros en la campaña que bajo la dirección del Ministro de la Guerra, señor General José Isabel Robles, vamos a emprender contra el mismo General Villa. Nuestro plan de campaña consiste en no presentarle batalla formal, sino hostilizarlo sin cesar y cortarle las vías de comunicación. El Gobierno procurará hacerse fuerte en San Luis Potosí, donde organizará todas las fuerzas leales y procurará arrojar a Villa hasta el Norte de Torreón. Le ruego me participe los pasos que tome y procure estar en comunicación constante conmigo, en la inteligencia de que puede usted telegrafiarme a Pachuca, por conducto del General Salazar y que espero llegar a San Luis dentro de seis o siete días. Lo saludo afectuosamente y le protesto mi atenta consideración.

Constitución y Reformas.

El Presidente Provisional de los Estados Unidos Mexicanos.

General de Brigada Eulalio Gutiérrez.

He contestado lo siguiente:

Enterado de su atenta comunicación que me fue transmitida por telégrafo. Desde que usted nombró a Villa Jefe de las Fuerzas Convencionalistas y violando con esto el acuerdo de la Convención que decretaba su separación, sin tomar en cuenta las repetidas protestas que por este hecho hiciéramos quizás los más bienintencionados convencionalistas que previmos el desastre a que se pretendía arrastrarnos, haciéndonos pactar con la traición y el crimen, características de Francisco Villa, me consideré relevado de toda obligación contraída con dicha Convención, continuando en el Ejército Constitucionalista sin reconocer más autoridad que su Primer Jefe, el C. Venustiano Carranza, pero fiel a mis principios de patriotismo, últimamente ofrecí a usted, que haría todo esfuerzo porque cesara la lucha entre nosotros, cuando ustedes con hechos, declararan la guerra al villismo y fiel también a este ofrecimiento, estoy dispuesto a influir en el ánimo del señor Carranza, cuando ustedes procuren el acercamiento de su ejército al nuestro. Respetuosamente.

El General en Jefe, Alvaro Obregón.

Habían jugado con el General Gutiérrez como si se tratara de un niño de teta.

Las andanzas de los comisionados de Gutiérrez.

Estimé necesario aclarar todo lo anterior con el General de Brigada Juan Aguirre Escobar, uno de los comisionados de Eulalio. Soldado de la Revolución, de aventajada estatura, erguido a pesar de los 76 años que lleva a cuestas, bigote y cabeza canos, ojos claros, es el tipo del veterano fronterizo del Norte. Fue miembro de la Convención y después diputado constituyente. Interrogado sobre el particular, amablemente me informó lo que sigue:

El 12 de enero de 1915, el Presidente Gutiérrez nombró una comisión integrada por el ingeniero José Rodríguez Cabo, el Teniente Coronel Felipe Contreras y yo para que marcháramos a Puebla a entrevistar al General Alvaro Obregón. Ibamos provistos con un salvoconducto expedido por el General José Isabel Robles y además, yo logré que el Comandante Militar, Mateo Almanza, me expidiera otro especial en cuya cabeza tenía impresa el águila de las armas nacionales. Nuestra misión consistía en presentar al General Obregón el manifiesto, convenido de antemano, por el cual Gutiérrez desconocía a Villa y a Zapata, firmado por el mismo Presidente, y obtener del propio Obregón que suspendiera su avance sobre la plaza de México para dar tiempo al gobierno convencionista de evacuarla y lanzar el manifiesto del que se le mandaba copia.

El mismo día llegamos en automóvil a Apam y de allí seguimos a San Martín Texmelucan, en donde encontramos fuerzas zapatistas. Mostramos el salvoconducto expedido por Robles y los soldados surianos se retiraron aparentemente satisfechos, pero poco después apareció un pelotón encabezado por cuatro jefes, quienes nos dijeron que nos iban a fusilar. En aquellos apuros -agrega Aguirre Escobar-, yo mostré el salvoconducto de Almanza, y al ver el águila, el principal de aquellos jefes, que quizás ni siquiera sabía leer, expresó que ese documento, con la pájara, sí valía, y nos dejaron pasar.

El día siguiente nos dirigimos a la Estación de Guadalupe. Allí encontramos un destacamento constitucionalista, el cual tenía orden de aprehendernos y llevarnos a Puebla. Obregón nos recibió y la misma noche fuimos conducidos por el General mencionado a Veracruz, adonde llegamos el día 14 a las 11 de la mañana, llevándonos presos a la Jefatura de la Guarnición de la Plaza. Nos trataron muy bien y hasta nos llevaron excelente coñac y buenos puros.

El ingeniero Rodríguez Cabo confirma los datos de Aguirre Escobar. Agrega que seguramente don Venustiano Carranza interceptó alguno de los mensajes cambiados entre Obregón y Eulalio Gutiérrez y conocedor de las negociaciones entre ambos, ordenó al primero que los comisionados del segundo fueran llevados a Veracruz.

El Primer Jefe, Carranza, dio a conocer la noticia de esta aprehensión y de los documentos que llevaban los comisionados. Los corresponsales de los periódicos extranjeros la enviaron por telégrafo a los Estados Unidos. Y la noticia publicada por los diarios de El Paso, Texas, fue conocida por el General Villa en la tarde del 15 de enero. El mensaje que dirigió al General José Isabel Robles el mismo día, hizo que el General Gutiérrez, José Isabel Robles, Mateo Almanza, José Vasconcelos y otros, salieran de la capital como ratas por tirante. Su marcha hacia el Norte del país constituyó una odisea, magistralmente cantada por el licenciado Vasconcelos, como lógica consecuencia del manifiesto enviado a Obregón, que fue obra del mismo filósofo. Pero de esto hablaremos en otros artículos.


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