Indice de Entrevista al Licenciado y General Aarón Saenz por Píndaro Urióstegui Miranda Nuevamente en campaña presidencialBiblioteca Virtual Antorcha

ENTREVISTA
AL LICENCIADO Y GENERAL AARÓN SAENZ

Píndaro Urióstegui Miranda


LA BOMBILLA

PREGUNTA
¿Usted estuvo junto al general Obregón el día de su muerte verdad? ¿cómo recuerda ese incidente?

RESPUESTA
El general Obregón había sido electo ya presidente, entonces había delegaciones estatales muy numerosas que eran casi en su totalidad definitivamente obregonistas, entre ellas estaba la delegación de Guanajuato, que estaba presidida en ese momento por Federico Medrano; éstos habían invitado al general Obregón a una comida, después de que habían pasado las elecciones, la que el general Obregón había aceptado.

Pero visto que las cosas se habían agitado con aquella pretensión intervencionista, Obregón consideraba que la solución vendría a complicarse por la actitud de la Liga de la Defensa Religiosa, al no haberse resuelto el problema religioso durante el gobierno del general Calles y porque la reelección había venido a provocar más efervescencia; entonces todo parecía que estaba en calma, excepto que el general Obregón consideraba que tenían que tomarse determinadas medidas, porque en el fondo del asunto había una opinión generalizada de que a pesar de haber ganado las elecciones no llegaría a tomar posesión el primero de diciembre; se logró localizar que la oposición más fuerte era de la Liga de la Defensa Religiosa, dado que temían no al presidente que salía, sino al que entraba y que además se tenía como un antecedente el haberse solidarizado el general Obregón con la política del general Calles frente al conflicto religioso y tantas otras cosas que son imponderables fueron creando un estado por el cual se acentuó aquella campaña sorda; había ciertos elementos interesados en que la elección del general Obregón se frustrara o no se consumara, desgraciadamente el temor vino a confirmarse; entonces de todo el expediente de la investigación hecha por órdenes del general Calles al dejar la inspección de policía y todas las autoridades policíacas en manos del obregonismo para que investigara las causas que determinaron su muerte, se llegó a la conclusión de que había sido un magnicidio que por influencias religiosas -hasta en el proceso que se siguió y que hace poco lo repitió la madre Conchita- decía que la bala que matara a Obregón salvaría a la iglesia: cuando supo el general Obregón que podía haber atentados en contra de su vida, comentó: es muy difícil cuidarse uno de quien va a atentar contra su vida, sobre todo cuando se llega a estas alturas, porque tan sólo basta que haya un decidido que quiera cambiar su vida por la mía.

PREGUNTA
En una de las fotografías que se tomaron ese día se ve usted platicando en forma muy risueña con el general Obregón, ¿de qué estaban platicando licenciado?

RESPUESTA
Pues mire usted, estábamos comentando que el general Obregón había tenido una serie de juntas con algunos elementos que estaban preparando, entre otras cosas, alguna reforma constitucional con relación a la Suprema Corte y otras más en las que tenía mucho interés el general Obregón.

Una vez él había expresado que el presidente de la República en un período de cuatro años, como ya lo dije hace un momento, era imposible hacer una labor constructiva y de programación por lo que era necesario ampliar el período a seis años.

En la ocasión que usted me indica habíamos estado hablando de la última junta que había tenido el general Obregón en el Centro Obregonista, con el licenciado Julio Garcia; entonces después de la comida de ese día trágico en que por cierto el general Obregón no se acordaha que también tenía concertada una cita con el general Calles para comer con él en casa de Fernando Torreblanca, pero dijo: tengo este asunto y es la última convivialidad política que aceptaré.

Toral primero intentó matarlo a su llegada el domingo quince de julio en la estación.

Ahí entre otras providencias que había tomado el general Roberto Cruz, como inspector de policía, fue la de encargarse, por instrucciones del general Calles, de la vigilancia del general Obregón.

Como usted recordará, en las fotografías que se tomaron en esa ocasión está el general Obregón, no recuerdo si cargado a la derecha del camión de redilas, Fernando Torreblanca está en el centro, luego seguía yo y en seguida Roberto Cruz en el extremo izquierdo.

Reflexionando y pensando, yo creo después de cuarenta y dos años de muerto el general Obregón, pues un poco en esta cosa que no es ciertamente el fatalismo, sino un designio de la vida de los hombres que está señalado por algo que uno no puede entender.

A propósito de esto alguien me decía ye iba a hacer un vuelo: hombre, a mi me da mucho miedo subirme en uno de esos aviones.

No hombre -le contesté-, no te preocupes, uno tiene vida hasta que se le llegue la rayita

Y otro más contestó: ¿Y si le llega al piloto que va manejando el avión?

PREGUNTA
¿Y usted vio cuando se acercó León Toral?

RESPUESTA
¡Claro, lo hizo varias veces!, contó los pasos y empezó a dibujar a otras personas, todo lo hacía para ir midiendo y tomando la distancia para ver donde debía colocarse; en la mesa estaba el general Obregón, a su derecha Federico Medrano y a la izquierda yo; Toral entró por atrás y primero le enseñó la caricatura que le acababa de hacer, pero al mismo tiempo le disparó al general Obregón, cayendo las balas para donde estaba yo; entonces el general Obregón cayó muerto con nueve balazos, sin embargo no nos dimos cuenta sino de un disparo.

Atrás de la mesa donde nos encontrábamos estaba tocando una banda de música una melodía llamada: El limoncito, que iba acompañaba con unos tambores, por eso el ruido de los disparos nos hizo pensar que eran los mismos tambores.

PREGUNTA
¿Y en qué momento se dio usted cuenta que habían asesinado al general Obregón?

RESPUESTA
Cuando cayó de bruces sobre la mesa, entonces las primeras providencias fueron levantarlo y ver si podíamos localizar al doctor 0sornio que era su médico y que yo sabía en qué lugar podríamos encontrarlo, pero se vino el momento en que pretendieron linchar a León Toral, fue cuando intervino Aurelio Manrique diciendo: no lo matéis chiquitines, porque entonces perdemos la huella de quién es la mano criminal que ha segado la vida del general Obregón.

Y así fue como contuvo ese asunto; para entonces el general Obregón estaba muerto, uno de los balazos le había destrozado la aorta.

Ya cargamos su cuerpo inerme, lo subimos a mi coche y lo llevamos a su casa en la avenida Jalisco 195.

Después la autopsia se la hizo el doctor 0sornio. Era el 17 de julio de 1928.

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