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LIBRO TERCERO

PERSONIFICACIONES DE LA DESESPERACIÓN

Abstractamente es posible separar las diversas personificaciones de la desesperación, escrutando los factores de esa síntesis que es el yo. El yo está formado de finito e infinito. Pero su síntesis es una relación que, aunque derivada, se refiere a sí misma, lo que es la libertad. El yo es libertad. Pero la libertad es la dialéctica de dos categorías, de lo posible y de lo necesario.

No por eso hay que considerar menos a la desesperación, sobre todo desde el punto de vista de la categoría de la conciencia: si es o no consciente, difiere de naturaleza. Ateniéndose al concepto, claro está que siempre es desesperación; pero de aquí no se deduce que el individuo a quien habita la desesperación y a quien en principio, pues, se debería llamar desesperado, tenga conciencia de estarlo. De este modo la conciencia, la conciencia íntima, es el factor decisivo. Decisivo siempre y cuando se trate del yo. Ella da la medida. Cuanto más conciencia hay, mayor es el yo; pues más crece ella, más crece la voluntad; y cuanto mi voluntad existe, más yo hay. En un hombre sin voluntad no existe el yo; pero cuanta más hay en él, también tiene más conciencia de sí mismo.


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