Índice de De la brevedad de la vida de SénecaPrimera parteBiblioteca Virtual Antorcha

De la brevedad de la vida

Séneca

Presentación


El ensayo corto que aquí publicamos, De la brevedad de la vida, del notable filósofo romano, Séneca, resulta ser un excelente paliativo para estos tiempos de angustia e incertidumbre en que nos encontramos entrampados.

Tiempos en los que la sensación de desamparo, de temor, si no es que de auténtico pánico al futuro, parece invadir nuestros días, escritos como De la brevedad de la vida, se convierten en guías del buen vivir. Porque, como sabiamente señala Séneca: a vivir hay que aprender durante toda la vida, y a vivir se aprende viviendo, actuando, riendo, llorando, gozando y sufriendo. Cada segundo lo vivimos aunque, para desgracia nuestra, poca conciencia tengamos de ello.

Cada una de nuestras acciones u omisiones conforman lo que se conoce como nuestra vida, contando con una relativa libertad de movimiento que podemos ensanchar, pero ... también estrechar. Y así, si presos de nuestras preocupaciones por el futuro, dilapidamos nuestro presente en la inacción, el pánico o la inmovilización, lógico resulta que acortamos nuestra vida, porque no hay nada más precioso, en opinión de Séneca, que el tiempo que vivimos, por lo que no podemos darnos el lujo de perderlo en titubeos.

Vivir cada segundo, cada fracción de segundo, aprovechando al máximo nuestras potencialidades, nos conlleva a darnos cuenta de la falsedad que representa la errónea idea de que la vida es muy breve, aclarándonos el panorama para que nos percatemos de que lo que realmente ocurre es que perdemos o dejamos pasar la mayor parte de nuestra vida hundidos en nuestros miedos y pavores o ilusionados en tonterías y frusilerías que nos son impuestas o nos imponemos a nosotros mismos; en pocas palabras: porque deambulamos por el mundo enajenados, perdidos, hipnotizados, embrutecidos.

Este ensayo, De la brevedad de la vida, puede proporcionar a quien lo lea algunas guías de superación que le hagan reflexionar sobre su propia vida porque, como sabiamente precisa Séneca, está en nuestro albedrío nacer a nosotros mismos.

Chantal López y Omar Cortés

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